Partida Rol por web

¡La bestia, al fin! ¡Hora de luchar! No estoy preparado para luchar en un espacio cerrado a caballo, así que primero disparo a pie. Apunto mi arco hacia la garganta del monstruo antes de soltar una flecha en su dirección. Parece que mi puntería no es certera, pero el viento la desvía hacia él, clavándose en su carne. Acto seguido monto en mi animal junto a mis compañeros rohirrim, que lanzan gritos de guerra. La sangre se despierta. La pasión del combate nace en mí junto a ellos. ¡Yo también estoy vivo!

- ¡Elendil! ¡Elendil! ¡Por la Torre Blanca!- Mi corcel se dirige a toda velocidad hacia el troll, pero mi golpe al pasar es tan débil y torpe que no le hace daño alguno. Maldigo entre dientes mientras me giro para volverlo a intentar.

Sin perder la oportunidad, tanto vosotros como los dunlendinos disparáis vuestras flechas o arrojáis vuestras lanzas pero pareciera que el viento está en vuestra contra ya que todos los ataques fallan, excepto los de Galadan y el segundo al mando de Imhar cuyos proyectiles se clavan en la dura piel del troll arrancándole un gruñido de dolor.

Sabiendo que la criatura no tardará en reaccionar e ir a por vosotros, azuzáis a vuestros caballos y os lanzáis a la carga, alcanzando a la criatura con vuestras armas y ocasionándole cortes de diversa gravedad pero sin ser suficiente como para abatirla. Viendo que no tenéis espacio para maniobrar, os dais cuenta de que no podéis volver a realizar otra carga y que es hora de enfrentarse al troll en el combate cercano.

Después de la carga de mis compañeros ha llegado el tiempo de la infanteria, reuno tomo el valor que hay en mi interior, empuño mi fiel lanza con toda la fuerza de mis brazos y gritando cargo contra la bestia. -¡¡¡Por Orome!!!

Tras haber impactado el primer golpe y al rebasar al troll, tomo las riendas de Arofot con fuerza para hacerlo girar. Cuando vuelvo a tener a la vista a la criatura, compruebo el poco espacio que queda para enfrentarse cuerpo a cuerpo al monstruo. Veo como varios de mis compañeros ya se están acercando al objetivo y calculo que poco o ningún espacio quedará si yo me sumo al combate cerrado también.

Vuelvo a cargar el arco y con la esperanza de acertar esta vez suelto la flecha.- No manejo el arco igual que la espada, pero no puedo quedarme sin hacer nada. No soy un cobarde.- Pienso segundos después de que el proyectil se aleje.

Esa maldita bestia no termina de sucumbir a nuestros ataques y ahora toca entrar en combate cercano, al menos la idea para sacarlo de la cueva tuvo éxito y nos podemos desenvolver mejor

Avanzo con mis compañeros, adoptando una posición más abierta para intentar alcanzarlo por el flanco, quizás su piel sea más débil justo a la altura de las costillas, avanzamos lanzandonos consignas que nos infundan valor y coraje ante el mal que se nos presenta

-Es hora de dar muerte a la bestia, por rohan! Por nuestro rey!

Grito mientras voy abriéndome hacia un lado de la formación, la suerte está echada...

Fallar es completamente vergonzoso. ¡No he venido hasta Rohan para permitir que un monstruo se coma a los granjeros y encima ponérselo fácil!

- ¡Adelante! ¡Nada de miedo! ¡Hasta la victoria!

Con muy poco control sobre la defensa, agarro mi espada con la mano diestra y empleo todo su peso para lanzar una fuerte estocada contra el troll.

Habiendo realizado la carga inicial, os distribuís en torno al troll y comenzáis a atacarle con vuestras armas. 
Aunque Barald, quien hasta el momento tuvo que mantenerse al margen debido a que no cuenta con una montura apta para el combate, falla por muy poco su ataque, sus compañeros de primera línea tienen mejor suerte ya que Aldor logra clavar su imponente hacha en el brazo del troll, Galadan le asesta una profunda estocada en las costillas y Heruwyn hunde media espada en el abdomen de la criatura haciendo que un borbotón de sangre negra cubra tanto su arma como su mano. Aún así, la formidable constitución del troll hace que todavía siga de pie a pesar de las heridas sufridas y que se muestre dispuesto a acabar con todos vosotros.
Por otra parte, tanto la estocada de la lanza de Harot como las flechas de Eothred y Dengal no llegan a su objetivo. De igual manera, los dunlendinos no consiguen hacer blanco y aunque el proyectil de Imhar falla por muy poco, los de sus compañeros pasan bastante lejos del troll.

De repente, el viento vuelve a soplar y todos comenzáis a oír de nuevo la voz del anciano pero esta vez no intenta tentaros sino que os desea la muerte y os insta a rendiros o a huir mientras podáis. Por lo visto, el troll también la escucha aunque en vez de desanimarle parece que le azuza a acabar con vosotros.
Tras miraros con los ojos llenos de odio y furia, el troll lanza sus garras contra Heruwyn y no solo logra herirle con ellas sino que también la agarra fuertemente con sus manos, de la misma forma que hizo anteriormente con Ulfúr, y la saca de lomos de su caballo.

- ¡No!- Grito. Bajo el ritmo del caballo hasta pasar a su lado a muy poca velocidad, para que pueda hacer lo que quiero hacer sin caerme: suelto las riendas y agarro mi espada con ambas manos.- ¡Suéltala!

Su compañera estaba en peligro, debía preparar su disparo consiente de que no podía fallar o el monstruo acabaría con su vida. Colocó la flecha en el arco y siguió los movimientos del troll esperando el momento justo para soltarla.

Después de ver como mi primer ataque falla por poco pero animado por el exito que han tenido mis compañeros hiriendo a la bestia, me recompongo y vuelvo a la carga.
Esta vez mi fiel lanza muerde profundamente la carne de mi enemigo, cuando noto que su piel cede empujo con más ahinco buscando algún organo importante para acabar con la vida del trol.

-Ahhhhh

Alcanza a gritar Heruwyn, mientras el Troll la toma y saca de su caballo.

Es este el final, así se termina todo? Pensaba mientras recordaba la muerte de Ulfur.

NO, este no será mi final no me iré así. Logrando quitarse los pensamientos que venían a su mente comenzó a analizar la situación, si quería apoyar a sus compañeros y eliminar al Troll lo primero que debería hacer era liberarse por lo que en lugar de realizar un ataque y viendo como sus compañeros preparaban un ataque a distancia, la joven jinete concentra todas sus fuerzas pese al cansancio que sentía para liberarse de la bestia.

Rodeamos al Troll atacándole sin descanso, con determinación y furia. Este encaja un golpe tras otro y su no fuera por su natural resistencia estaría ahora en el suelo, inerte y pétreo, y deberíamos entonces preocuparnos quizás de un problema aun mayor, el viejo  que lo azuza con su voz…. Detesto a los hechiceros, taimados y sibilinos.

No obstante el Troll aprisiona a la joven Heruwyn de la misma manera que lo hizo antes con Ulfur. Su vida se halla en grave peligro, así que la desafío para tratar de que abra sus defensas.

 ­-Suéltala criatura inmunda!! 

Aprovechando que Aldor ha distraído al troll hundiendo profundamente su hacha en las costillas del monstruo, Heruwyn logra zafarse de su agarre y caer al suelo aunque manteniéndose de pie gracias a su agilidad. Al ver que su compañera se ha liberado y sin darle oportunidad de contraatacar a la bestia, Galadan y Barald lanzan sus golpes y aunque la espada del gondoriano es esquivada por el troll, la lanza del beórnida le alcanza a la altura del corazón con tal fuerza que le atraviesa de lado a lado, hundiendo hasta media asta en su cuerpo. Con un fuerte gruñido de dolor que estremece hasta las montañas y hace que os tengáis que tapar los oídos, el troll se tambalea y finalmente se desploma sin vida contra el suelo.

-NOOOOooooo -grita la voz del Grimgelad aunque con la muerte de la bestia su tono va disminuyendo poco a poco hasta desaparecer por completo.

Viendo como habéis derrotado a la criatura, Imhar se cuelga su arco a la espalda y se acerca a vosotros.

-Hoy os habéis ganado la gratitud de mi pueblo, compañeros -os dice el cazador- Ahora nuestros difuntos podrán descansar en paz sabiendo que hemos vengado su muerte -acto seguido, el dunlendino adopta una postura pensativa y luego continúa- Se que queréis salir de este lugar maldito tanto como nosotros pero antes debemos asegurarnos de que el troll no compartía su cubil con otro miembro de su especie. Mientras mi gente y yo nos encargamos de apagar las bolsas y recuperar las antorchas vosotros tomaros un tiempo para recuperar el aliento y descansar, os lo merecéis. Una vez que el humo se haya despejado, os avisaré y nos encargaremos de revisar a fondo la cueva.

Inmediatamente, Imhar se marcha hacia donde se encuentra su gente y tras hablar con ellos en su idioma, él y tres más se cubren el rostro y se adentran en la cueva. Al poco tiempo, notáis que sale más humo de dentro del cubil del troll, lo que es señal inequívoca de que han apagado las bolsas, y luego veis como Imhar y sus hombres salen de la cueva llevando las antorchas aún encendidas pero también tosiendo y con los ojos rojos a causa del denso humo.

Bajo del caballo. El único daño que he recibido ha sido en mi orgullo, al no ser yo quien abatiera a la bestia. Pero la lanza de Barald había hecho el trabajo por nosotros. Le felicito dándole una palmada en el hombro.

- Buen trabajo, Viento de Lanza. ¡Qué buen nombre!- Río.

Pero de inmediato me dirijo hacia Heruwyn. Ella sí ha recibido daño.

- ¿Os encontráis bien?- Le pregunto con preocupación.

tras liberarse del Troll, apenas logro mantenerme de pie, para alcanzar a ver como mis compañeros atacan con toda su habildad a la bestia y una sonrisa se dibuja en mi rostro al ver la lanza de Barald atravesar al Troll acompañado de un grito de victoria.

-SIIII!

Despues de que la Bestia caigo suavemente sobre una rodilla a causa del cansancio y la herida en mi cuerpo, tras las palabras de Imhar, me pongo de pie para agradecer la cooperacion de los dunlendinos.

-Gracias Imhar pero teniamos que hacer lo necesario esa bestia había causado ya mucho dolor, nos encontramos tambien sumamente agradecidos sin duda pueden contar con nosotros y ahora sabemos que tenemos una poderosos aliados para el futuro.

Una vez que Imhar se retira con sus hombres Galadan da unas palabras al grupo y tras su pregunta contesto.

-si no se preocupen en muy superficial con un buen descanso estaré como nueva.

-gran trabajo chicos, hacemos un equipo formidable y un gran lanzamiento Barald, esa bestia no supo ni que paso, ahora descansemos un poco.

Miro fijamente mi lanza sobresalit del cadaver del monstruo, no me lo puedo creer que este muerto, le doy una patada para segurarme y viendo que no se mueve estraigo mi arma y la limpio cuidadosamente de su ponzoñosa sangre.

Exhausto busco un lugar para sentarme junto a mis compañeros y aliviado observo que ninguno tiene heridas graves.

-Gran combate amigos mios, hemos terminado con un gran peligro para todas las personas de bien. Respiro profundamente intentado recuperarme del cansancio de la batalla. -Pero me pregunto si hemos acabado con todo el peligro o todavía persiste en forma de ese viento maldito ¿creeis qué puede haber algún ser corrpto detrás de él? en ese caso creo que deberíamos intentar encontrarlo y expulsarlo de este mundo.

Saco mi gran hacha del cuerpo del troll mientras que trato de recobrar el aliento. Finalmente el lanzazo de Barald consigue abatir al maltrecho Troll. Heruwyn ha sido herida, pero gracias a los dioses, todo quedara en una bonita anecdota de taberna. Los dunlendinos han luchado bien, desde luego mejor que los hombres de Ulfur, cosa que me averguenza un poco, pero tampoco me va a quitar el sueno, hombres valientes, o cobardes, oque se les va la fuerza por la boca los hay en todos lados...

Los dunlendinos proceden a extraer las humeantes bolsas para que podamos registrar el cubil de la bestia y asegurarnos que no hay mas criaturas...

-Ahora ya sabemos porque dicen que este barranco esta maldito- contesto a Barald- A mi me dio la sensacion de que la misma voz que nosotros oimos, tambien hababla al Troll, como si lo comandase... si este es el caso, el Troll seria el autor material de las muertes y pillajes, y aquel detras de la maligna voz el autor material... Si quereis podemos investigar un poco mas por el barranco confiando en que podamos dar con el... pero puede que sea una maldicion antigua y que el hechicero que la conjuro haya desaparecido o ya no exista. Pero yo estoy siempre dispuesto a dar caza a un oscuro hechicero.

Cuando Imhar y sus hombres salen con las bolsas incendiarias me dirijo a el.

-Imhar to y tus hombres habeis luchado con honor y teson, juntos hemos acabado con el Troll y por tanto con los asesinatos y pillajes indiscriminados.- Hago una pausa y clavo mi mirada en sus ojos- No obstante, pareciera que algun oscuro maleficio pesa en este barranco, una oscura voz azuza a los corazones valientes, y durante el combate me parecio que pudiera estar gobernando la voluntad de la bestia tambien... Sabes algo al respecto? A mi personalmente no me importaria erradicar ese mal tambien.

Tras recuperarse del humo, Imhar escucha lo que le comenta Aldor y luego le responde.

-Por lo que hemos visto, esa voz solo tiene poder en este barranco así que más que controlar al troll yo diría que la azuzaba para que matara indiscriminadamente. Después de todo, también intentaba hacer lo mismo con nosotros ¿verdad? -comenta el cazador- No se que os habrá susurrado pero a pero a mí y a mi gente nos decía que vosotros nos traicionaríais como los Forgoil que sois y que debíamos matarlos antes de que nos atacarais por la espalda… -agrega el dunlendino moviendo los hombros, como restándole importancia a las palabras que les había dicho la voz- No se mucho más de la voz aunque se dice que en estas montañas moran espíritus malignos anteriores a vuestra llegada a estas tierras y también a la nuestra. Si queréis mi consejo, lo mejor sería que revisemos el cubil de la criatura y que luego informéis a vuestro Rey de lo que ha pasado aquí, ya se encargará él de decidir qué hacer a continuación. Por nuestra parte, os ayudaremos a examinar la cueva aunque una vez confirmemos que solo había un troll, regresaremos con nuestra gente. No tenemos problemas en enfrentarnos a un enemigo de carne y hueso pero preferiríamos no perturbar a los fantasmas, dudo que nuestras armas sirvan de mucho contra ellos.