Partida Rol por web

La puerta se abre sin que podais explicaros que ha sucedido dado que Vaenon no habia practicamente hecho fuerza sobre ella. El interior de la estancia esta oscura y lobrega y no sentis o notais movimiento alguno en su interior.

La puerta se ha abierto de un modo extraño.... y la oscuridad que de ella escapa no presagia nada bueno. La joven está asustada, están enfrentándose a algo demasiado maligno, demasiado tenebroso como para que puedan vencerlo sólo con la fuerza de sus armas... y la de sus corazones empieza a flaquear...

Con la respiración acelerada, en silencio, se mantiene en su sitio, firme, pues sabe que es demasiado lo que está en juego, y no es valor lo que le falta. Espera a que los hombres tomen la iniciativa, y entren, de lo contrario lo hará ella. Sólo desearía ser más hábil, más poderosa, pero debe conformarse con su débil resolución...

busco por los alrededores una antorcha y entro en la sala armado con mi espada, nervioso ante lo que pueda acontecer en la misma...

calmaos mi señora y esperad acontecimientos, no os precipiteis...

Inquieto por lo que pueda haberle ocurrido a su hermano de armas entra desenfundando su espada sin importarle la oscuridad o el peligro y registra la estancia en busca de algun signo que le indique si esta alli o lo sucedido.

- ¡¡¡Dieter!!!

Salem, que había estado callado mientras ívan hasta la habiación de Dieter, no puede evitar sorprenderse al ver la habitación a oscuras. Le viene algo a la cabeza. Esta oscuridad... -piensa mientras entra detrás de Vaenon, con la vara presta- se parece a... No, solo es oscuridad, Dieter debe haber salido y apagó la luz al hacerlo.

Mientras reprime un escalofrío, Salem mira la estancia, buscando algo qe esté fuera de lugar. Sir, quedásteis con Dieter aquí, verdad? -pregunta, aunque sabe por la expresión de Vaenon que así es.

viendo a Sir Vaenon entrar en la estancia, sin pensármelo entro tras él con la espada desenvainada para poder protegerlo llegado el caso...

Uno tras otro, precedidos por Vaenon, los hombres entran en la oscuridad. Un estremecimiento recorre el cuerpo de la muchacha, no le gusta nada estar a ciegas, no es buena idea adelantarse a lo desconocido de este modo, pero, ¿qué otra cosas pueden hacer...?

Se acerca a la puerta, y prepara su espada, ahora está contenta de no haber cedido a las presiones del altivo cazador, mejor se siente con el acero en la mano que sin él. Aunque eso no quiere decir que esté tranquila. De ningún modo.

-¿Veis algo? ¿Qué ocurre...?

Bruce, el ultimo que entra en la sala, parece encontrar una palmatoria y alguna vela que hacen que la estancia se ilumine debilmente entre las penumbras que reinaban alli.

Delante de vosotros veis claros signos de lucha y el cuerpo inerte de Dieter en el suelo ahogado en un charco de sangre. Parece que fue atravesado por un arma, quiza una espada de tamaño medio como la que porta cualquiera de vosotros.

No parece haber nada mas en la estancia y, por lo que parece, Dieter no pudo defenderse mas que despues del tajo brutal que le costo la vida.

Sin duda esto os pone aun mas los pelos de punta...

Me acerco inquieto hasta mi hermano, mi amigo y lo recojo en mis brazos sin importarme su sangre. No puede evitar dejar escapar una lagrima en sus turbios ojos y, con las manos manchadas de sangre aun fresca, se levanta con gesto furioso y mira a los presentes.

- Dieter tenia algo muy importante que decirnos a todos, algo que me confeso antes de ir en vuestra busqueda y que yo no lo crei... que quiza fuera cierto - hace una pequeña pausa como pensativo, cogiendo aire y con su espada aun en la mano apuntando al suelo -me hablo del pasadizo y que descendio por el despacio pues escuchaba ruidos de canticos o algo similar y, alli, abajo, me perjuro que vio escondido como, en un altar sangriento y pagano, rodeado por un circulo de apocrifos de capuchas negras, se encontraba mi bienamada... Lady Celina, realizando un extraño ritual sobre una figura humana desnuda que se desangraba sobre el brutal altar de piedra.

Alza la espada señalando a Celina pues Woodfeather la corta la salida.

- Yo no quise creerle y me dije que debia de reuniros antes de tomar mi decision pe... pero ahora... ahora no veo en tus ojos, mi amada, mas que la locura de quien es capaz de invocar a un ser asi... ¡Dime que no es cierto! ¡Dime que no te vio alli!

Vaenon alza la voz casi en un grito, furioso quiza por la muerte de quien fue un hermano para el.

La acusación es tan horrible, tan brutal e incomprensible que Celina no acierta a responder. Por su mente aparecen como en un lienzo en movimiento las escenas del ritual macabro que su prometido acaba de describir. Comprende el sentimiento de Vaenon al tener el cuepo inerte de su amigo, de alguien a quien ha considerado siempre como un hermano. Pero eso no justifica sus palabras.

Finalmente, los ojos desorbitados, el gesto desencajado consigue balbucear.

-¿¡Cómo... cómo es posible que penséis... que creáis...!?

Siente como sus ojos se llenan de lágrimas, como su cerebro se ofusca por momentos, y debe luchar para mantenerse en pie, par no dejarse llevar por el vacío que la invade, que está a punto de sumirla en la inconsciencia.

Pero algo en su interior se rebela, grita, se deshace del peso de su miedo.

-¡No! ¡No me importa lo que penséis! Debo salvar a mi padre, creáis lo que creáis! ¿Dónde está ese pasadizo, Salem, Ricardo...? Quiensea esa mujer es un demonio, y no yo. Quizá algo como lo que ha sustituído al Duque, no lo sé. ¡Pero lo averiguaré!

me quedo perplejo ante la acusación de sir Vaenon y rápidamente me pongo delante de lady Celine protegiéndola

caballero, me hicisteis prometer que velaría por vuestra señora y por vos, y a su criada Letizia le hice la misma promesa con respecto a ella, no sé que os unía a sir Dieter, pero creo que esas acusaciones son infundadas, y que no ha sido ella sino el doppledanger haciéndose pasar por ella o por vuestro amigo el que os hace ver las cosas de una perspectiva diferente según creo

observa a Salem y al cazador...

mi señora, no creo que vos hicierais semejantes cosas, o eso o mi sentido me engaña, lo que está claro es que debemos actuar y rápido, pues cada vez se complica más la trama, y ya hemos llegado al extremo de acusarnos unos a otros cegados por la ira...

Aun colerico por la rabia que y la comprension de la verdad de esta sarta de mentiras, espiral de muerte y traicion desencadenada por la que decia ser su amada, su voz resuena firme y sin que pueda mediar excusa frente a ella... quiza las mentiras ya no hacen mella en su alma de cruzado.

- No permitire que abandoneis la sala, Celina; Bruce, vos hablasteis antes de este supuesto... ¿acaso lo sospechabais? ¡¡¡Ella es la conjuradora!!!

Alza su espada apuntando a Ricardo y le mira a los ojos.

- Ricardo. Vos y Salem me debeis vuestra libertad... y quiza vuestra vida; no caigais en los engaños de esta bruja o me vere obligado a actuar en consecuencia.

Al encenderse la luz y ver el cadaver, Salem tiene que reprimir una arcada. Un hombre brutalmente asesinado. Esto es lo que tenía delante. Cerrando los ojos y evitando mirar al cadaver, Salem eleva una pregaria a su Señor, para que acoja en su seno el alma de Dieter. Un inocente se ha visto envuelto en todo esto. Alguien sabe lo que estamos haciendo. Nos vigilan. -piensa al terminar de orar quedamente. Tras eso, Sir Vaenon estalla en cólera. Salem escucha sus frias acusaciones contra Lady Celina. Eso explicaría su asesinato -piensa, mientras Sir Vaenon continua. Pero hay algo que no encaja. Salem, que no termina de creerse lo que está oyendo, observa a Lady Celina. Esta parece mareada, como si hubiese recibido un golpe. Un golpe certero, dando de lleno en la confianza que Lady Celine tenía en ellos. Antes que su confianza se resquebraje, Salem no puede evitar estar callado.

Basta! -grita seriamente a Sir Vaenon- Sir, se que estais afectados por lo que ha pasado, per lo que decis es del todo cruel. No puedo... -dice ahora con menos reproche en su voz- No puedo creerme nada de lo que habeis dicho, es vuestra prometida! Vos la conoceis, como podeis decir todo esto sin tener ningun fundamento!

Al darse cuenta de lo que ha dicho, Salem desvia la mirada, visiblemente afectado por la muerte de Dieter y por la falta de respeto que ha demostrado a Sir Vaenon al reñirle de esa manera. Se dirije hacia la puerta, sin salir, y se coloca apoyado en el marco.

Siento haber sido tan rudo... Pero lo que decis es imposible. -se disculpa, mirando hacia el pasillo. Entonces se gira y mira a Sir Vaenon.- Yo y Ricardo fuimos a ver a milady, después que Letizia curase mis heridas. La encontramos con Bruce, y al estar ocupados, quisimos volver donde me curaron. -entonces su voz se torna algo seria, afirmando lo que está a punto de decir.- Salimos y los dejamos a solas, entonces oímos el ruido en el pasillo. Si tal y como decís, sir, Dieter entró o salió de allí, pudo ser perseguido y asesinado después. Milady estuvo acompañada en todo momento por nosotros, antes de separarnos, y por Bruce mientras nosotros no estábamos! No puedo creer en lo que vió Dieter!

Tras decir esto, Salem se pone serio. Ya no sonríe como lo hizo al llegar a Rochester. Ya no cree en lo que creía antes. Su fe se ve doblegada por los acontecimientos. Acaso, mi Señor, nos estáis poniendo a prueba?

Serio y aun con la espada en mano contesta con voz fuerte como un trueno.

- Os equivocais Ricardo. Ella SOLA estuvo viendo a Greko y luego a su padre en el castillo para encotnrarnos cuando llegabamos a este desde vuestro cauteverio... hubo mas que tiempo suficiente... quien sabe si Greko ya lo habia planeado con ella o si fue todo un ardid. ¡¿No lo veis?!

Parece esperar el apoyo de aquel que era su "enemigo" incondicional en una conversacion anterior... el cazador de ese ser demoniaco.

- Quiza teneis razon en que ella no mataria a mi fiel hermano Dieter pero... ¿para que ensuciarse las manos si tiene bajo su mando a un ser como el demonio?. Teneis razon Ricardo, la he conocido brevemente y me ha engañado... ¡hasta ahora! ¡Al fin lo veo con claridad!

Bruce se queda en la puerta, el último, junto a la palmatoria. Con expresión fría y, al parecer acostumbrada, observa el cadáver. Y en contra de lo que se podría esperar, calla, sin hacer ningún comentario hiriente. Recuerdos pasados y dolorosos parecen velar sus ojos por unos instantes mientras ve como el caballero germano se inclina hacia el cuerpo bañado en sangre.

Cuando al fin el cabllero estalla en rabia y todos hablan, él aún calla. Sólo por unos instantes.

-Entiendo vuestra rabia, Sir Vaenon, pero para desenredar las anudadas hebras de este macabro complot deberéis tranquilizaros. ¿Vuestro amigo cuándo vio dicha escena de ritual pagano?

Salem se sorprende ante el razonamiento de Sir Vaenon. Deja su vara, que tenía fuertemente agarrada cuando entraron en la habitación, apoyada en la pared, cerca de la puerta. Se acerca a Sir Vaenon, hasta situarse al alcance de su espada desenvainada. Sir... No entiendo vuestros motivos. -empieza lentamente, para demostrar que está dispuesto a escucharle- Lo dije antes cuando Bruce acusó a milady, y lo vuelvo a decir ahora. Que motivos puede tener milady para hacer todo esto? Asesinar, extorsionar, invocar las fuerzas del mal... Que motivos puede tener? -continua, bastante confundido- Un trono que es suyo por derecho? Una relíquia guardada en su propio castillo?

Salem intenta hablar de forma suave, aunque está seguro que las dudas planeadas herirán a Lady Celine. Salem le dirije una larga mirada, intentando ver como reacciona a la situación.

continuo interpuesto entre Lady Celine y Sir Vaenon...

mi señor, ese es el amor que profesáis a vuestra prometida?, no tengo intención de apartarme de aquí,, recordad el juramento que nos hicisteis hacer, además si fuese una falsa Lady Celine, que hace aquí con nosotros? teniendo el colgante en su poder..., calmaos y no os dejéis llevar por impulsos mi señor, podré ser un simple mercenario, pero lo primero para mí es el amor a mis seres queridos y por ello hago esto, obrad como gustéis sir...

Celina está desencajada. La pena, y la impotencia, se suman a la indignación al sentirse objeto de tales acusaciones por parte de Vaenon. A pesar de ser defendida por los dos hombres, y de los argumentos de peso del sabio monje, que afortunadamente parece haber hilvanado con detalle los pasos de la dama, se siente ultrajada por la sospecha.

Su rostro, de pronto, se levanta hacia el hombre que hasta hace poco ha estado callando.

-La espada... la hoja de la espada... si uno de nosotros en un... demonio... no se verá reflejado en ella. ¿No es eso lo que decíais, Woodfeather? Pues me someteré a la prueba.

Se gira entonces con lágrimas en los ojos hacia el que es su prometido, hacia el que había empezado a aprender a considerar distinto.

-Y que él la haga también...