Partida Rol por web

Lo más inquietante de estos lugares es el silencio. Por lo demás no es tan diferente a una base militar. No nos revisan al ingresar. Eso es lo que más nerviosa me pone, significa que va a ser muy difícil salir a los tiros. Lo más peligroso suele ser lo que no se ve. Finalmente llegamos frente a El Sacerdote, el tipo sólo nos mira, no habla. Me entrego al juego de sostener la mirada con actitud recia a través de la máscara. De todas formas seguramente ya estamos rodeados.

Las goletas son naves ligeras y rápidas, concebidas cómo "flechas", aunque de gran tamaño con respecto a los cazas y otras naves monotripuladas. Esto les permite transportar algunos contenedores a la vez que escapar rápidamente de emboscadas o por el contrario hostigar fácilmente a naves mayores y más pesadas. Las particularidades respecto al pilotaje tienen que ver con esto. Son naves rápidas y ágiles, sobretodo en las atmósferas de los planetas, dónde el rozamiento con los gases sobre la superficie las hace muy útiles. Normalmente van en convoyes o escuadras, sirviendo como naves de apoyo, avanzadilla o enlace, aunque también puede navegar en solitario.

Las "modificaciones" de Knox con la grasa sobre la nave son mínimas. La Kamal II sigue siendo igual de reconocible, aunque más sucia. Pero es lo único que podéis hacer en este sentido, ya que no hay pintura ni tenéis tiempo para modificar el chasis o la carrocería añadiendo o quitando elementos.

-A ver, muchachuela, no estoy muy seguro. La grasa solo te ha tapado a ti, y eso no es bueno, no. ¿Tú crees que si le disparasemos un poco con la pistola láser quedaría mejor tuneada? La pistola no sería potente como para hacerle daño, pero quizás si la manche, y eso la camufle. Pero vamos, ir así por ahí es casi como decir "Aquí va el Agapito más bonito, meterlo en vuestro localizadorcito". -Dije, mientras me estiraba y retorcía uno de los bigotes, y miraba qué cosas podía hacer la nave. Parecía una verdadera goleta de las más nuevas, y bueno, aunque se movía bien, no me convencían las líneas. Pfff, tan curvadas, alas móviles... En los buenos tiempos esas cosas eran diferentes. Bah.

-¿No tardan mucho esos dos? Seguro que meh, los pillaron, y ya tendremos que piajjjj, ir a salvarlos. No no. Que mal. ¿Crees que hay algo que hacer?- Miró a Knox y le habló con cierta preocupación, oculta por las protestas. No veía nada que hacer, y solo pensaba que tendrían que esperar

¿Qué sitio es éste? y ¿qué clase de trabajo le puede pedir alguien así a unos piratas? 

Es de los sitios más misteriosos y con gente más extraña de los que he podido ver nunca.

Cuando el sacerdote nos mira no sé muy bien si tengo que hablar o esperar. Opto por la segunda opción, me quedo mirándolo y esperando.

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La voz suena mecánica, como si saliese de un droide o una grabadora, no es fácil de comprender. A decir verdad esa máscara distorsiona bastante el sonido, ¿o quizá la máquina materializa los pensamientos del Sacerdote? ¿O quizá el Sacerdote es un droide?

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Entre cada frase hay tensos y dilatados silencios, su tono no parece amigable.

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Mira a una de las mujeres, que se incorpora con movimientos sensuales y deliciosos.

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Tras esta orden el Sacedote vuelve a enfrascarse en el estudio del antiguo manuscrito y no os vuelve a prestar atención.

La mujer atraviesa la sala, moviendo las caderas a cada paso, y os señala dos cajas metálicas. Dos cajas de entre un centenar de cajas iguales, apiladas en un rincón de cualquier modo, rodeadas de velas encendidas, pergaminos y tubos que chorrean aceite de motor. Cada uno podéis cargar con una de ellas sin problema, aunque son pesadas.

Una vez el botín en nuestro poder, la duda me puede más que a nada. Y dirigiéndome a la mujer que nos lleva hasta las cajas le pregunto -Disculpe pero, ¿Qué es lo que estudiáis aquí?-

¿Disparar? ¿Después de todo el aceite que había puesto por encima?

—¡Ni se te ocurra, viejo! —le contesté—. ¿Estás loco? ¡Como la dañes, la vas a arreglar tú...!

Que seguro que luego le hacía un agujero y, claro... ¡cómo aquí la mecánica no era él...! En fin, pero yendo a lo importante: cuando Hub mencionó a nuestros compañeros, yo también empecé a preocuparme.

—No sé, ¿crees que deberíamos ir a echar un vistazo? —aunque, tan pronto como lo dije, negué con la cabeza—. ¡No, no! Creo que lo mejor será tener paciencia y esperar, Hub. Gustav dijo que esperáramos aquí, además... si hubieran tenido problemas, lo habríamos sabido ya...

Con lo ligero que tenía Dallas el gatillo, se hubiera escuchado jaleo... Pero, siendo sincera, era un rollo esperar sin hacer nada.

—¿Por qué no me imitas un poco a Gustav, viejo? —sonreí de manera juguetona y le di un pequeño codazo de complicidad. Luego puse voz de niña buena, y le agarré del brazo—. ¡Vamos, porfi~! ¡Qué sé que se te da bien imitar~! Ejem, y ahora no está Gustav para verte...

- Vale, vale, no te pongas así, si no tienes ideas, pues me callo, hmmfffff, las mías. Y ya nos verán, nos pillarán y ala, a las letrinas otra vez. Ya verás... - Parecía que estaba algo preocupado por volver a ser atrapado, y con algo de miedo. La verdad, no me había gustado no ser libre en aquellos dos años. Así que me volví, me crucé de brazos y me puse como enfadado. No era verdad, pero quería hacerlo. 

- Yo me quedaría quieto. Sólo faltaría que fuésemos, y que ellos volvieran durante nuestra ausencia. No no. lo que faltaba. Yo me quedo. Y si quieres, jugamos a las cartas. Tiene que haber algo de esa importancia aqui... - Dije, mientras ojeaba en el típico lugar en que un piloto guardaría algo tan importante, localizando unas tan cochambrosas que daban penas. - Bueno, efectivamente, quizás sea mejor que imite a Gustav. Pero no lo digas por ahí. 

Comencé una imitación de Gustav, estirado negociando, poniendo la voz bastante parecida, y haciendo sus gestos más clásicos... imitando que estaba comprando un poco de comida basura, y negociando que llevase menos salsa de Kerbojh y más sal. Eso siempre le hacía gracia a Knox. Pero... ¿estarían bien?

- ¿Estudiar? -pregunta con una media sonrisa- Buscar. Qué buscamos. -te corrige, y se acerca a ti, juguetona- En los límites del universo habita un gran poder. -te rodea con sus brazos, puedes oler su cuerpo- El Sacerdote lo ha visto. -acaricia tu brazo mecanizado, sonriendo- Duerme, descansa, esperando el momento para volver. -besa el parche de tu cara- Le traeremos de vuelta, y seremos sus siervos o sus esclavos. Devorará todo a su regreso. -se separa de ti- Él nos mueve con su infinita voluntad, a través de los sueños.

Cuando separa su cuerpo del tuyo notas que ha hecho algo en ti, algo que no podrías describir. Pero ha cambiado algo, algo en tu interior, en tu mente. Ha introducido una sombra, un ojo, una inquietud.

Aunque la mujer rodea a Gustav y le abraza a él, sientes como si te hablara a ti, como si se dirigiese a ti, y en cierto modo también notas sus caricias sobre tu piel, aunque no te esté tocando. Cuando se aleja notas que ha hecho algo en ti, algo que no podrías describir fácilmente. Ha cambiado algo, algo que notas en tu cuerpo, en tus músculos. Ha introducido una fuerza, una energía sombría, algo poderoso, algo también inquietante.

Abandonan el lugar con una caja cada uno. 

El silencioso camino de regreso a la nave, no hace más que aumentar las palabras de aquella mujer, las repito una y otra vez, mentalmente, como si quisiese memorizarlas. 

...un gran poder...esperando el momento para volver...devorará todo a su regreso... a través de los sueños.

 La curiosidad mezclada con la fascinación se van apoderando de mis pensamientos. 

Dallas y Gustav vuelven a la plataforma donde Hub y Knox les esperan. Cargan cada uno con una gran caja metálica muy pesada, aunque mucho menor que un contenedor comercial estándar. La Kamal parece algo cambiada, como más sucia.

Todo lo religioso tarde o temprano se vuelve espeluznante, el momento llega cuando a Gustav se le ocurre socializar con esos extraños personajes. Con lo bien que venía todo. Las palabras de la mujer me revuelven las tripas en formas que no había experimentado. La verdad que ya tuve suficiente servidumbre y esclavitud para mis próximas dos décadas. Regreso unos pasos atrás para llegar a Gustav. – Sergei, sabes que a Hover no le gusta esperar. – Luego retomo mi rumbo hacia Kamal II rogando por dentro que el negociador me siguiera.

Una vez abandonamos ese tétrico lugar mi preocupación cambia. ¿En qué quilombo se habrán metido el viejo y la desquiciada mientras no estábamos? Entrar en la nave y ver que todo está más o menos como lo dejamos me sorprende para bien, pero no se los voy a dejar notar. - ¿Cómo consiguieron ensuciar TODA la nave en menos de media hora?-