Partida Rol por web

Los impacto seguían repiqueteando en el metal del puente, y las detonaciones de los disparos rebotaban con un eco ensordecedor en tus sienes. No poder esponder al fuego te repateaba el hígado, pero los hombres aquellos seguían corriendo, los japoneses seguían disparando y los chicos, tus chicos cada vez estaban más nerviosos. Uno de los "visitantes" había caido a los pocos metros de salir de su escondite. Estaba tumbado sobre el raíl que estaba más hacia el mar. A la mitad del puente, cayó otro, y su cuerpo, inerte, se desplomó de la infraestructura, hundiéndose en el agua, y desapareciendo de la vista. Un tecero parece que fue herido en una pierna. Se arrastraba entre los railes y te miraba hacia los ojos directamente. Su mirada suplicaba ayuda. Necesitaban poder llegar o morirían por las balas japonesas, en el camino que tendría que recorrer un tren, por el llamado "Puente de la Concordia".

- Strashina, tenemos que hacer algo. Decía uno.
Otro seguia pidiendo permiso: - ¿Podemos disparar?
Un tercero preguntaba: - ¿Y a quién disparamos?

El ruido se amontonaba en tu cabeza, el tableteo en tus sienes, las vidas que se perdían o estaban a punto de perderse te martilleteaban el alma, y la inacción era lo peor que podía hacer un militar. Tenías que reaccionar. Algo tenías que hacer.

¿Haced por salvarles?
¿Declarar una guerra?
¿Dejadles morir y hacer oidos sordos a todo aquello?

....

Pero mientras decidías, todo aquello sucedía. Todo pasaba ante tus ojos...

- Cubranse y no hagan nada. Ordene.

Porque nada podiamos hacer. 

Los ojos se me llenaron de lagrimas, despues de todo era la primera ves que veia morir a alguien y menos con esas miradas suplicantes, pero si no lograban cruzar el puente no podiamos hacer nada. 

Con mis manos hizo gestos de que apurara el paso, de que se arrastrara, que lo esperabamos.

- Vamos, vamos, vamos......

Y aun asi ninguna bala llego hasta nosotros aunque si muy cerca. Eso al menos hubiese sido una justificaciones, pero nadie queria un altercado en este miserable puente.

Me prepare para halar de aquel hombre que podia ser que llegara a mi alcance y al menos salvarle la vida a uno. Podian ser criminales, podian ser muchas cosas, pero dudaba de que fuesen malas personas. 

No podia hacer nada.

Tienes que cruzar.... no te puedo ayudar....

- Angilav quiero que disparen si alguno de los japoneses pisa el puente. No disparen a matar solo disparen delante de ellos para que no avancen y se den cuenta que no les dejaremos pasar.

El del puente fue objetivo de la ametralladora de aquel vehículo, y al menos siete proyectiles llegaron a su cuerpo de manera imprevista. Tu mente se dijo a si misma: - El problema de haberse detenido.

Sólo uno llegó a salvo, y otro más herido, pero este, el herido, se desmayó al caer al lado de la trinchera. Cesaron las balas, pero, una ráfaga extra, terminó de rematar al "último de la Fila". El único que había llegado, tenía una mano en su hombro, y tenía una vengala verde en su mano, como la tuya, que no había sido usada. Entre jadeos, se presentó: - Soy el Teniente Kim Il-Sung....y escapábamos del Ejército Invasor por disidencia política. Su ruso era un petado, pero, aún así se hacía entender. Os cubrísteis, y tus hombres miraban vigilantes... e informaron que los japoneses se retiraban. El hombre vestía una bandera roja en la solapa del cuello. En la contraria de donde los galones se mostraban. Pero esa banderaroja disponía de una estrella roja dorada. - Un símbolo puramente comunista.

- Y yo amablemente los pongo bajo arresto. 

Viendo que la amenaza de los japoneses se retiraban ayudamos al hombre a ponerlo tras de nuestro campamento y posteriormente al herido, si es que no iba a morir aun, al menos tratariamos de hacerle un torniquete para llevarle a la base. 

Mande a uno de los jovenes a que avisara a la base a ver si podian mandar un vehiculo por el herido y para trasladar al detenido. Estaba convencida de que lo iban a interrogar, pero aquello que pudiese decir poco o nada podia importarme ya que no era mi trabajo liberar China.

Asi que por lo pronto le dimos agua y tratamos sus heridas mientras uno de mis hombres estuviese siempre alerta ya que el que estaba ileso podia intentar alguna estupidez y esperabamos alguna respuesta de la base.

- Strashina, ... Informó tu soldado más avezado - ... este hombre ha muerto. El herido se había transformado en algo que ya no tenía remedio.

A los pocos minutos un motor se acercaba por el mismo camino que habíais llegado a vuestro puente.

Del coche bajó el soldado que mandaste y el propio jefe. - A ver, strashina, informe.

Parecía muy serio y casi enfadado el capitán. Habías servido ya algo de tiempo y ese era el caracter normal y la forma de ser de un "jefe" serio en un momento "serio".

El otro hombre habia muerto. No habia nada mas que hacer. 

Apartamos el cuerpo con cierto respeto a un costado del puente para luego comenzar a conversar con el recien llegado. Despues de todo venia de una nacion comunista, al igual que nosotros y era oprimido por un pais mucho mas pequeño e imperial. Una deshonra. 

Uno de mis hombres me aviso que se acercaba un vehiculo, y asegurandome que aun al menos dos estuviesen de guardia en el Puente fui al encuentro alegrandome de que fuese el Capitan.

- Señor! Siendo forma y manteniendo las formas.

- Un grupo de chinos al parecer huia de una patrulla japonesa. Trataron de cruzar el puente pero fueron heridos gravemente. Aquel que esta alla, ya murio por sus heridas y solo este hombre se salvo, al parecer habla algo de ruso y se le puede entender. 

- Por nuestras parte no se efectuo ningun disparo y los japoneses no trataron de cruzar el puente ni dispararon contra nosotros, solo en contra de los chinos, venian en un vehiculo blindado y ya se marcharon.

Lo lleve hasta el detenido para que hablara con el y decidiera que hacer.

- Un grupo de chinos...

Portestó vehementemente: - Soy coreano.

...al parecer huia de una patrulla japonesa. 

El oficial pasó a hablar con él. 

Priermo empezaron a habar de una manera, y luego, el capitán te miró, y cambiaron a otra.

Parecía que se entendían.

Tras esa charla el capitán te ordenó: - Continúen así, y si los japoneses les atacan, defiendan el puente con su vida. Tras eso, se subieron ambos en el coche. - Y entierren el cuerpo en algún lugar que no moleste.

Japoneses, chinos, coreanos... todos eran lo mismo, aunque al menos los chinos eran comunistas, pero nuestro prisionero era coreano. Sabia poco de la politica internacional, asi que al menos me alegre de que todo hubiese salido bien al menos para nosotros. 

Al no tener bajas, no podia quejarme.

Despedi al Capitan y luego ordene de que dispusieran del cuerpo bien alejado a un costado. 

- Revisalo bien primero, y si tiene algun objeto personal, algo que lo identifique o algo de valor traigamelo, despues entierren el cuerpo. 

Pude haberle preguntado al coreano el nombre de su amigo, pero ya no tenia caso.

Ahora solo quedaba seguir cuidando el puente.

- Angilav que te parece si quitamos dos filas de tablas del centro del puente, si acaso un vehiculo japones viniese no podia pasar porque se atascaria y teniendo las tablas de nuestro lado podria ponerlas de ser necesario. No iniciaremos una guerra verdad?

La verdad ya no daba nada por sentado.

Cada cierto tiempo o cuando me ponia nerviosa que era cada media hora mas o menos volvia a revisar el otro lado con la mira de mi rifle.

El marinero fue con otro soldado, mientras un voluntario se dedicaba a revisar el cuerpo. Pudiste ver que se "agenció" un reloj de eso que cuelgan de una cadenita, mientras lo "pelaba".

Un pañuelo con unos garabatos quedó de mantel. Unos papeles en las mismas letras que la prenda fueron a parar junto a una cartera. Tenía más papeles. Un pin con el fondo rojo esmaltado y una estrella comunista en el centro, al igual que el que portaba el hombre que marchó con el capitán, una bandera blanca con un dibujo azul en el centro que no conocías, una pistola japonesa con el cargador que tiene puesto ... (Una Nambu14. Según el soldado sólo tiene 4 cartuchos) y unas fotos de una familia.

Al regresar comentó, mientras aún era "pelado" el muerto. - Strashina, ya lo hicimos antes.

Aquellos documentos me decian todo y nada a la vez, podrian ser recetas de cocinas o planes para conquistar el mundo aunque muy probablemente serian cartas personales y tal vez alguna propaganda politica. Mire luego el arma con cierta gracia. Parecia un diseño basico, pero efectivo. 

Yo no era ingeniera ni nada parecida, pero sabia disparar y era un arma ligera y rapida para apuntar, faltaba ver como serian al accionarla, entre el retroceso y su fiabilidad, asi como la facilidad para recargarla. Sacamos las municiones y le dije a Angilav para guardar los papeles y la extraña bandera en un paquete. Se lo daria luego al Capitan a ver si le encontraba sentido.

- Volvamos a la guardia. 

Esperaba que no hubiesen mas sorpresas el resto del dia.

22 de marzo de 1938. Martes. 09:00. Nueves y claros. Sin viento. Relente marino. 13ºC.  Jasán  [Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas]. Puente fronterizo entre Japón y Rusia (Japón continental - Al Norte de la península coreana).

Los tres siguientes días, habían transcurrido iguales ... o sea, aburridos. Pero el "carretillero", con su típico chirrido, hoy traía algo más. Una copia vieja del "Pravda". De acuerdo que es muy ... ¿Como llamarlo? ¿Comunista? Pero claro, era el periódico oficial, era parte de la herramienta propagandística del partido.

Nada más empezar a desayunar, por cierto, más pobre que lo habitual, el soldado te pasó el periódico.

Propaganda, la anexión de Austria por parte de Alemania, y poco más. Todos noticias malas, de las peleas entre los alemanes y el resto de europeos. Aunque parecía que España, Italia, Portugal y Hungría le barrían por donde pasaba a Hitler. Alzaste la mirada, y el marinero, tu marinero, estaba de guardia, vigilando el puente. Es como si hubieras querido comentarle algo o saber su parecer ... pero estaba de guardia en ese momento.

Si pasaban tres dias sin darme un baño como mandaba la Madre Patria, no seria necesario seguir cuidando el puente, nadie podria acercarse por el olor. 

Pero agradecia la llegada del aquel hombre con aquel periodico solo para salir del tedio de la rutina. 

- Nada interesante. Como semejante hombrecito puede hacer tanto. Dije para mi misma.

Hitler no era un hombre como Stalin, no señor. Ni siquiera tenia un bigote decente. 

Le di el peridico a los demas que descansaban y me acerque a Angilav que estaba de guardia.

- Alguna novedad? 

Su gesto no hacia falta ninguna respuesta. 

- Supiste que Austria ahora es de los alemanes, quisera pensar que se quedaran tranquilos, pero no creo que sea asi, tu que piensas?

Al menos hablar me sacaba del aburrimiento y Angilav habia demostrado ser el mas culto del grupo.

- Strashina, con esto ... Austria ya no existe. Parecía afectado, como si fuera algo que le sorprende de sobremanera o asusta. - Hitler se la ha ... "comido". Dicen los alemanes que son hermanos, la misma raza ....

Te miró a los ojos y contestó: - Todos somos la misma raza. Todos somos personas .... Parecía que quería seguir, pero notaste que se cortó y comentó otra cosa:  - Pienso que esto es el principio de un "dar mordidas" por todo el alrededor ya que pueden considerar "la misma raza" a Polonia, Dinamarca los otros dos paises del oeste y la mitadde Checoslovaquia.

- Si tal vez tengas razon. Dije sin mucha esperanza.

Despues de todo apenas sabia donde quedaba Alemania y todo el disparate politico era demasiado para mi. Yo preferia la soledad de las montañas y tener un objetivo quieto en la mira de mi rifle... no necesitaba nada mas.

- Si fuese asi tarde o temprano tendremos que lidear con ellos y te aseguro que La Madre Patria no se doblegara como los europeos. Mi voz sonaba orgullosa.

Y no era para menos, aunque estabamos en medio de la nada y cuidando un puente que habia visto la misma accion que mi abuela sus ultimos 40 años de vida.

Casi podia suspirar a la esperar de que llegaran mas chinos o japoneses o lo que fuera para encargarme de ello, pero tambien sabia que la mejor manera de estar vivo era que no pasara nada.

- Alemania es pequeña comparada con toda Europa, no creo que se levante de nuevo para una nueva guerra, seria insensato y absurdo, solo un loco haria algo asi y peor aun aquellos que le sigan.

Me encogi de hombros y fue a dar una vuelta al perimetro, necesitaba caminar o hacer algo y mis inspecciones de la pradera al otro lado del rio ya eran rutina. Siempre me acompañaba algun soldado pero era yo quien miraba a traves de la mira de mi rifle.

Tal vez si tuviesemos mas municiones le enseñaria a disparar a algunos de ellos pero era mejor asi. Me hacia sentir especial ser la unica con un rifle como el mio.

Tras unos pasos te encuentras una mina mal enterrada. Está bastante limpia y dirías que hace muy, pero que muy poco que está allí. No sabes como ha llegado, pero, tiene el mismo color que los uniformes japoneses.

Pero que diabl......

Me quede atonita mirando aquella mina. Si bien se notaba que tenia poco tiempo alli, no tenia sentido fuera de la via principal y ademas lo que era mas seguro era que hubiesen mas. 

Maldicion... que carajo hace esto.....

Me gire alrededor mirando a ver si habia indicios de que hubiese alguna mas o pasos o rastros de algun tipo, todo sin moverme solo girando sobre mis propios pies.

Finalmente me gire hacia el campamento y comence a dar silbidos y hacer señas para que viniera algun compañero a acercase hasta donde pudiera escucharme bien.

- Para, para no sigas. He conseguido una mina semi enterrada. Vuelve por donde viniste y dile a Angilav que venga. 

Mientras el joven se devolvia un poco confundido de porque habia una mina alli busque una rama o una piedra lo suficientemente grande para marcar la posicion de la mina. Daba pasos con mucho cuidado como si pudiera sentir algo metalico con la punta de mis pies antes de adejar caer mi peso en la siguiente pisada, pero lo cierto era que estaba asustada.

Joder......

Depues de marcar la mina, volvi por mis pasos hasta sentirme segura mas cerca del campamento. Era imposible tener minas tan cerca. 

Tenia que mandar a alguien a la base para informar y mandaran un zapador, y asi se lo dije a Angilav para que escogiera el soldado mas rapido. Cuando regreso me encontro meditando mientras miraba el terreno. 

- Para que poner una mina que parece de Japon de este lado del rio y mas arriba del camino. Era una pregunta retorica. Alguien no nos queria alli. 

- Angilav alguna vez desarmaste una mina? Quieres probar? Dije con una sonrisa. 

La verdad que no tenia ganas de arriesgarme mas de lo necesario. Preferia esperar al zapador y no arriesgar a mis compañeros, no habia necesidad de ello. 

Al volver les di los detalles a los demas mostrandole la marca que habia dejado para que no pisaran mas alla, no fuese a volar por tontos o descuidados. Ahora habia que esperar y cuidar el condenado puente.