Partida Rol por web

Olía a mierda, mierda de la buena... es decir, a algo raro; el instinto le decía que allí podía haber algo que, quizá, no tuviese que ser visto por un pimpollo como él... Cuanto menos, seguro, era algo extraño; quizá un nuevo modelo de cocina de campaña, o algo así en plan super secreto; en todo caso... desechó la idea de colarse; si se trataba de algo secreto, era probable que hubiese tipos con gatillo fácil atentos a mirones indiscretos.

No le hizo gracia, pues ya se veía medio colándose y buscando algo de papeo... pero el sentido común le decía que se largase; le tocaría dar un rodeo -oootro más- para dejar una distancia segura con el sitio ese, y seguir hacia el suroeste.

Se puso manos a la obra, procurando no quedar a la vista de esa base misteriosa; le quedaban horas por delante, un hambre que no se le escapaba de la mente, y pocas ganas de terminar de otro modo que no fuese cumpliendo la misión y comiendo algo caliente. No debían quedar muchas millas por delante, y aunque el terreno no fuese llano.... tampoco tendría que llevarle todo el santo día

Te desvías hacia la ruta que deseabas. Mantienes un poco a la vista el lugar, para tenerlo controlado. Era como si esperases que un dragón se levantase de allí y quisieras tenerlo a la vista para saber que hacer (Vamos, es Gales y lo Dragones son de aquí)

27 de marzo de 1938. Martes. 12:22. Nublado. 4ºC. Para el viento y el agua. Oeste del rio Usk a la altura del paralelo de la ciudad homónima (BRYNBUGA en gaélico). (Al noreste de Newport). Pero realmente la ubicación en concreto es desconocida.

Tras alejarte un poco del lugar y orientarte como realmente querías, te das cuenta que ha parado tanto el viento como el agua, pero sigue totalmente encapotado. Esto te da un respiro, pero piensas que tras este momento de aire y aliento, va a venir un chaparrón mucho peor.

- Joder con la primavera de aquí.

Entonces ves un edificio lujoso, que se abre ante el bosquecillo que acabas de dejar atrás. Tras este un gran lago que te maravilla, pero lo que más gracia te hace es que muchas personas acaban, como caracoles, sacar sus cuernos al sol ... bueno a las nubes, con sus bosas de cadi y bastones de golf.

En un lateral del edificio, más ocultu que otra cosa unos muchacos, vestidos como cantineros y cocineros descargan un camioncito que conduce un tipo con sombrero de lugareños y ropas típicas de hace ... siglos. - Vamos, no parece un escocés. pero casi.

Dejó atrás la misteriosa base; desde luego, allí lo más probable es que encontrase problemas antes que cualquier otra cosa, y siguió con su agradable paseo por las suaves colinas galesas; agradable para las ovejas, claro. Por ventura, en un momento determinado, el agua dejó de caer, y ello implicó que, al menos por un rato, solo tendría que preocuparse por el que pisaba, pues el terreno estaba realmente empapado.

Al cabo de un rato... demonios... ¿Que hacía esa gente?... tras unos momentos de observación, dedujo que se trataba de un campo de golf... uno de esos juegos a los que se dedicaba la gente ociosa, que podía permitirse tirarse todo el santo día dándole con un palo a una pelota..., en lugar de jugar a algo más varonil, como el rugby. Pero en fín... sus costumbres... Tal vez no estuviese familiarizado con ese juego, pues su región australiana de proveniencia era bastante árida... nada de colinas de césped finamente cortado. De todos modos, era una oportunidad; para algo, aun no sabía para qué, pero una oportunidad.

... De modo que decidió intentar aprovecharla, escuchando a su actual mejor amigo y consejero, si estómago, que le decía "veee haciaaaa allíiiii!", con voz de fantasma... y allá que se dirigió; pudo ver como gente de servicio descargaba...  demonios... personal de servicio... cocineros... comida... joder!!!

Se estiró el traje, se sacudió el sombrero y se lo colocó lo más reglamentariamente posible... ya no pensaba sino en comer algo, de modo que se encaminó por el camino menos embarrado posible hacia el edificio, y más concretamente hacia el lugar donde estaban los cocineros, posiblemente descargando los ingredientes para la comida que tendrían que preparar.

-Hola! -Exclamó según se acercaba, al notar que alguno miraba en su dirección, pues evitaba hacer ver que intentaba no ser visto; ahora se trataba de echarle cara al asunto. - Perdonen; creo que me he desviado de la ruta que tenía que tomar. ¿Podrían ayudarme, por favor?

Los galeses no eran como los ingleses, estirados como un nudo de corbata. Esta gente era diferente. - ¡Hola! Saludaron los más jóvenes. - ¡Un soldado! Afirmaban sorprendidos, pero uno de ellos, preguntó: - ¿Tú no eres inglés, verdad?

Parecía que les habías dado una razón para tomarse un descanso, y eso te tranquilizó a ti también.

-No, no; vengo del otro lado -Señaló a su espalda, como si estuviese justo detrás..- de Australia... de Nueva Gales del Sur más concretamente... -añadió sonriendo- Justo justo al otro lado entonces, ya que estamos en Gales.

Clásica carcajada por la chorrada... ciertamente, lo pillaron al vuelo; Nueva Gales del Sur..., y ahora estaban en el Viejo Gales del Norte... Ya, no era suficiente como para considerarse parientes -ni tampoco es que tuviese que ser precisamente de esa Región-, pero era una forma de empezar a romper el hielo...

-Verán... y perdonen que les pida que me guarden un secreto...-Miró por encima del hombro, por si acaso- Me he perdido de mala manera, creo. Voy para Cardiff, y me han hecho patear media Inglaterra, y además sin rancho ni nada; ¿podrían decirme por donde cae, más o menos, y donde puedo conseguir aunque sea un mendrugo de pan que llevarme al estómago?

Uno de ellos salta y te dice. - Tengo que salir en 10 minutos hacia allí, que voy a la panadería. Y ofreció - Si se quiere venir, podemos char por el camino. E hizo un gesto apra que bordases ya el vehículo.

Otro, más adelante, sacaba una bandeja, con cosas que parecía que habían sido desechadas, por los ricachones, y que tenían destino a la basura. Miró hacia otro lado, y comentó: - Si gustas.

Había cosas mordisqueadas, había cosas sin tocar. Un sandwich en concreto estaba perfecto, si no fuera porque se había derramado vino encima de este ... y así varias cosas más. Unas dulces de desayuno, otras de al muerzo a media mañana. Incluso un pequeño ramillete de uvas, a medio saquear.

Un sonoro rugido... más largo de lo que cabría esperar, rompió el momentáneo silencio que siguió a la aparición de la comida; se diría que el estómago quería salir del cuerpo de Thomas para agarrar la comida y,... bueno, Thomas empezó a notar que salivaba...

-Muchas gracias, muchachos; no se como agradecéroslo -con un culatazo en la jeta si se la jugaban.. pero eso se lo ahorró, y a cambio mostró su mejor sonrisa- Espero que lo próximo que me manden no sea volverme a Australia andando...

Echó mano al papeo, sin remilgos... le daba igual que algo estuviese empezado; cuando hay hambre... y además, pensó, que en muchas tabernas había comido cosas peores, ante las que hasta los perros tenían sus dudas. El sandwich al vino tenía una pinta excelente, y dos excelentes bocados le duró; luego un poco de aquí y de allá... al ansia le podía, pero procuró no comportarse como un salvage... de hecho, logró contener algún eructo, de lo cual se mostró especialmente satusfecho.

-Lo de acercarme, lo agradezco mucho también; no se el tiempo que estaré en Cardiff, pero si os veo en alguna taverna... una pinta de mi parte seguro que cae

La verdad, no tardó nada, y ya te tocó terminarte el almuerzo sentado en el vehículo. Conducía despacio. Aquello olía a dulce, a harina, a horno ... que era una maravilla. Luego te explico: - No, si nosotros no vamos para allá nunca. Vivimos todos cerca, e incluso yo vivo en el Club de Golf. Se acercó a ti un segundo para como confesarte algo: - Es que quiero ahorar para casarme. ¿Sabe usted?

- Este viaje es diario, para traer una bollas y unos panes para la comida, que son muy apreciados por los ricachones estos. Las palabras no eran de todo educadas, pero no había falta de respeto en como hablaba. El trayecto se hizo ameno. El muchacho era irlandés, y quería regresar a Dromineer. Un pueblito del interior de Irlanda, pegado a un lago. Este lugar le recordaba a su hogar, y por eso testaba bien. Una vez al mes telefoneaba a sus padres, y semanalmente se carteaba tanto con ellos como con su novia. - Algo había que hacer el día que tenía libre, que nunca era el mismo y había veces que se lo cambiaban el mimo momento de empezar a trabajaro o lo llamaban a su cuarto, cuando estaba empezando a escribirle.

27 de marzo de 1938. Martes. 13:47. Nublado y empezando a llover. 9ºC. Entrada de Cardiff (Noroest) Tonwinlais.

El horno estaba al caer de una extraña y escarpada colina que culminaba con un castillo. (CASTELL COCH) El lugar olía de maravilla y el sitio era tranquilo, pero el muchacho te pidió ayuda, llegaba tarde para lo de la comida y tenía que cargar el camión.

- ¿Me puede ayudar señor? Pidió el chico con visible aire de apurado.

-¡Faltaría más! -Respondió jovialmente; le había ahorrado una larga caminata, le habían dado de comer... ¿Qué menos que arrimar un poco el hombro?

-Desde luego, debe ser mareante trabajar con este olor tan rico alrededor... sería como... trabajar en la fábrica de cerveza. No quiero ni pensarlo...

Desde luego, se le hacía la boca agua solo con pensarlo, pero también tenía uqe tener los ojos más abiertos, era consciente de ello, cada vez que estuviese más cerca de su meta; había sido un viaje largo... Había perdido por el camino a Flann, y se sentía mal por ello, pero también sabía que la única manera de liberarlo del calabozo... habría sido a las bravas, y podía haber pasado algo muy malo en tal caso... algo catastrófico.

Se colocó bien el fusil y sus cosas, para poder ayudar sin dejar nada de lo suyo por ahí, que, conociéndose,... ya sería gracioso dejarse el arma en algún sitio y luego tener que voler para buscarlo. La mera idea le acojonaba, pero también le hacía reir.

El joven que le había traído, era majete, pensaba... un extranjero que había venido para buscarse la vida... Siendo Thomas de un país joven, de emigrantes, simpatizaba con él, pues la aventura de cruzar el canal de Irlanda, era la que habían vivido sus parientes hacía muchos años... pero a lo bruto. ¿Para qué cruzar un canal, pudiendo cruzar el mundo?. En todo caso, se puso a arrimar el hombro como el que más.

- Te contestó: - No te gustaría como huele una brewery. Te contesta simpático, y continúa: - Pero a esto te acostumbras. Además, anima a trabajar ... aunque abra el apetito. Entonces te diste cuenta que un par de Policías Militares aparecían por la esquina, como si vinieran del castillo y van hacia el sur ... o sea, más o menos, en la misma dirección que quieres ir tú.

Respondió con una sonrisa, que se le quedó como congelada cuando vio a los dos "monos" andando por allí.... Les siguió con la mirada, tomando buena nota del "donde" y el "hacia donde" de su movimiento.

-Oye -mientras seguía ayudando al muchado- En el castillo... ¿Que hay? ¿Un cuartel de la Poli Militar?, porque esos plastas son unas moscas cojoneras que no dejan tranquilos a los transeuntes como yo, siempre preguntándonos de donde a donde vamos, y queriendo meterse en nuestros asuntos.

Le extrañaba... que saliesen del Castillo. A los PM les veísas paseando sin rumbo, luciendo la placa por ahí, cerca de los pubs para practicar el cricket con sus porras, o en sus cuarteles planchando sus culos contra las sillas... y el Castillo, era extraño que fuese un cuartel de la PM... demasiado ostentoso... Cualquier coronel medianamente señoritingo, se lo habría apropiado para su Regimiento, y no se lo dejaría a esos monos inútiles... Por eso le extrañaba.

Miró sonriente y te contestó: - Hay un museo y dos escuelas de policía. Una, de policia normal y la otra de los militares. Estaba claro que hablaba como un profano, pero no como un idiota que no sabe lo que dice. El chico se reía por lo que comentabas, y añadió: - Esos dos irán a alguna parte, porque son alumnos. Señaló levemente y comentó: - Mira el cordón del pecho. Está demasiado blanco.c Igual era un profano, civil, que no sabía "de lo que pasa dentro" pero, estaba claro que tenía una vista y una perspicacia fijándose en las cosas que era pasmosa. Luego, restándole importancia añadió: - Pero el museo sólo abre los fines de semana, y hay armaduras, espadas, y cosas viejas de la historia.

-¿Alumnos? -... se quedó pensativo.... en la escala social... si él estaba abajo... demonios, que un triste alumno estaba aun por debajo, que ya es decir...

Se encogió de hombros... los PM, aun siendo aspirantes... cuanto más lejor, tanto mejor; al ser una mera escuela, podía descartar que Flann fuese "huesped", pues ya sería mala escuela si tuviese calabozos reales; en todo caso... joder, que tenía que evitar líos... que por no hacerlo, andaba en Inglaterra pasando frío.

-Bueno, pues gracias por la información; no soy mucho de museos, así que seguiré mi camino, dando un bonito paseo.

Y sí que estaba agradecido; tanto por el papeo, como por haberle acercado a su objetivo; ahora bien, todavía quedaba una caminata, pero a paso ágil, ahora que estaba alimentado, no debería ser un gran problema; el tema sería ir sin resaltar demasiado.

Vale, dime que haces, como hace y todo eso.

Por lo que tenía entendido, Maindy Barracks estaba al norte de Cardiff... eran unas señas un tanto escuetas, pero... tampoco era un trabajo inabarcable; solo tenía que encontrar un cuartel, y éstos tienen la buena costumbre de tener izada la Bandera, y suele haber tropas en la puerta... una buena pista.

Anduvo un rato, intentando siempre tener a Cardiff entre su posición y el mar, de modo que se aseguraba estar siempre al norte. Tampoco iba especialmente despreocupado, y cada vez que llegaba a algún árbol, resguardo de edificio o similar, procuraba observar el terreno antes de dar el siguiente paso, ya que no le interesaba cruzare con la PM... les había cogido, digamos, menos cariño del que ya tenía.

También tuvo buen cuidado a la hora de elegir a quien preguntarle por la situación del cuartel; prefería hacerlo a gente que parecía genuinamente ocupada en lo que hacía, no a alguien que pudiese estar "de palo" para que algún turista perdido (él) le preguntase. Ya iba estando resabido poco a poco, después de todo...

El ir paseando con un fusil, vestido de soldado, por los arrabales periféricos de una gran ciudad, no podría pasar 100% desapercivido. Y menos, si va, ocultándose.

Cundo te das cuenta, un coche frena a tu lado. 

Era imposible confundir al que conducía. Era el mayor de los primos de Flanny. El mayor en cuerpo, porque siempre pensaste que eran gemelos, mellizos o algo de eso.

- Hombre, que sopresa. Su voz no era ni lo que indicaba ni irónica. Parecía más bien protocolaria. - Anda, sube, que te esperan. Por la ventanilla pudiste ver una mano que abría la ventanilla y te ordenaba: - Suba cabo.

Si se hubiese encontrado un canguro cagando en medio de la calle, su cara de sorpresa no lo sería ni la mitad de cuando se dio cuenta de que al volante iba el escocés ...  Bronn, Gronn o Tronn McStunt; no estaba claro cual de ellos era..., pero tampoco iba a hacerse de rogar ante la invitación a subir

Iba a responder con alguna especie de tontería de parroquiano de buena taberna cuando reparó en quien estaba ya en el coche.... dio un respingo, pero reaccionó rápido.

Realizó el saludo reglamentario, y tras un sucinto -¡A sus órdenes!- dio la vuelta al vehículo, para aposentarse en el asiento del copiloto, si estaba libre, pues inicialmente no había podido ver si había alguien a la derecha del conductor.

Se ahorró hacer comentarios sobre lo bonito que era el país para hacer excursiones...

El coche se internó en la ciudad. Estaba casi en el centro de la misma los cuarteles a los que os dirigíais. Ni carteles ni otras decoraciones indicaban que aquello fuera una instalación militar. Ni si quiera una bandera. - Tal vez, en un patio interno, tengan algo. Pensaste con paciencia, como decepcionado. Si no es porque una sección de soldados hacían instrucción de orden cerrado, con sus fusiles al hombro, bajo las órdenes de un aguerrido y veterano suboficial, esto hubiera pasado con un colegio o una universidad, o incluso el alojamiento de un noble y los esificios aledaños, las residencias del servicio y demás dependencias de apoyo.

Al pasar por el arco, como si hubieras accedido a un pequeño castillo, se abría un patio de armas bastante pequeño, pero muy acogedor, a pesar de que el edificio tenía mucho, pero que muchos años. Estaba bien mantenido y dentro si había una Union Jack y los diferentes pendones de las unidades allí estacionadas. Un coche blindado estaba aparcado en el centro del patio, sobre un pedestal de piedra, y sobre este, pintado como si hubieran usado un trapo con un palo se podía leer:"CUELLAR". En pintura blanca.

- Bueno, caballerete. Estaba claro que se estaba como pitorreando. - Con todo el revuelo, ruido y jaleo que ha montado, no se coom porras no le ha conseguido capturar nadie. Comentaba mientras accedíais a las instalaciones. Cuando bajábais del "transporte" te hizo un gesto par acceder a una sala. Allí estaban todos los alumnos, excepto el "cesado" ya que, tener al muerto allí no era buena idea, pero, en sustitución había una foto suya.

- Discurso del Coronel Jefe del las instalaciones militares de Cardiff.
- Comentarios del Capitán Instructor.

- Entrega de distintivos de uno en uno, en orden de ser "cazados" (Penúltimo Flanny y el último tú)

- Una mujer, de la nobleza, entra en el enorme salón, engalanado con banderas, pendones, tapices, y otros trofeos de antíguas batallas.

• Señores, se se que actividad es solitaria, penosa y en muchos casos peligrosa, pero sus balas pueden dterminar el resultado de una guerra o de una batalla, que que si "cazan" a un general enemigo, si consiguen destruir su cohesión, su material o hacer que se desmorone su moral, podremos subsistir, o al menos, sobrevivir, para poder luchar otro día. Desempeñen su labor con honor, con lealtad y con valor. 

- Al salir el himno del Reino Unido sonaba. Aquella jovencita no te sonaba de nada, pero, una chica, vestida con el uniforme de auxiliar, sin medallas ni distintivos te extrañó mucho.

- Os entreganos los paqutes de órdenes, y a cada uno lo mandaban de retorno a sus ejércitos, para que estos los destinasen en los lugares que consieraran oportunos.

Al terminar el acto se sirvió una merendola que incluso terminó con más de uno ... bastante perjudicado, ya que el alcohol, la comida y las risas corrieron como si fuera fin de año.