Partida Rol por web

Rennor avanza tras los otros desenfundando su espada larga ya que el arco va a ser complicado de usar en esos espacios reducidos pero incluso la espada es complicada de manejar

Con rapidez el grupo acaba con los dos sorprendidos canijos, los cuales apenas tienen tiempo para reaccionar antes de que Nakpik y Rennor acaben rápidamente con sus vidas. 

La zona a excepción de las pequeñas herramientas y pequeños artilugios fabricados en hueso y madera, la zona no parece tener nada mas de interés. Las posibilidades de avanzar eran, volver por el mismo camino por el que habíais entrado y avanzar por el otro túnel que había en dirección noreste. La otra opción era descender por un hueco que había en el otro extremo de la sala, parecían haber unos 30 pies (9 m) de caída, pero no parecía ser demasiado complicado el descender por el hueco, ya que la pared estaba plagada de raíces que facilitaban el descenso...

Al ver con la rapidez que habíamos acabado con los dos canijos, asiento para mi misma antes de acercarme a Nakpik y, llevándome una rodilla en tierra agarrarle por los hombros

Amigo mío, has demostrado mucha fuerza y valor, tanto al enfrentarte al jabalí como al acabar con este canijo. Ahora debes de asegurarte que, cuando acabemos, no tengamos problemas en salir de aquí, por lo que es de vital importancia que te quedes junto a la entrada y sirvas de unión con tus compañeros de arriba, de forma que puedas ayudarles bien a ellos, bien a nosotros en caso de necesitarlo ¿lo has entendido bien?, debes de ser quién mantenga la unión entre los dos grupos. Solo alguien listo, fuerte, valiente y alerte podría hacerlo, y ese eres tú, amigo mío. Le miro directamente a los ojos, asintiendo con la cabeza para enfatizar las palabras y que me entienda bien. Una vez que me he asegurado que me ha entendido y se quedará junto a la entrada, me vuelvo a levantar

Aunque parece que no es difícil bajar por ahí, digo señalando el túnel que había en dirección noreste, casi preferiría ir por el otro sitio, que parece algo más ancho. comento mirando hacia dicho pasillo esperando una respuesta.

Tras el rápido combate, si es que aquello podía llamarse así – para él no lo era ni de lejos –, se dedicó a revolver con la espada los restos de las pertenencias que había por la sala, más por entretenimiento que por esperar encontrar algo de valor, que por descontado no encontró. Se sentía algo frustrado de tener que limpiar aquella red de túneles como si fuera un simple exterminador de alimañas, pero parecía que no había más remedio, y tocaba seguir adelante. Eso, más o menos, es lo que estaban discutiendo los demás, o más bien por donde hacerlo, y en lo que él no se metió; le daba igual un lado que otro, pues tendrían que revisarlo todo y no dejar títere con cabeza. 

por supuesto, tampoco intervino cuando Shallana pidió al kobold que se quedara allí, vigilando la entrada. No solo no quería llevar la contraria a la celestial, con la que quería congraciarse, sino que por suerte – y sin que sirviera de precedente –, aquello le pareció buena idea. Así que se limitó a asentir y sonreír, mientras aguardaba divertido como se lo tomaría el valeroso Nakpik.

Cuando decidieran eso, tendrían también que decidir por donde avanzarían – elección que dejaba amablemente en manos de las compañeras –, y cómo lo harían. Eso era, sobre todo, lo más importante, más que nada porque aunque a él no le importaba ir delante y distraer a los moradores de aquellas cavernas con su más que innegable encanto personal, estaba seguro de que a los demás a lo mejor no les hacía gracia que les fueran esperando a cada paso que daban por culpa de que no supiera moverse en silencio cuando estaba bajo tierra. ni sobre ella, siendo sinceros.

- Para mí lo mejor es descender por la grieta pero entiendo que con vuestro equipo puede resultar complicado, dijo mirando a Shallana'ha y Mal'ak, así que optaría por el camino del noreste yendo delante con el arco y vosotros un poco más retrasados para moverme más sigilosamente ... pero, siempre hay un pero, necesito algo de luz por detrás porque esto es como la boca de un lobo.

No dijo nada de la posibilidad de que Nakpik se retirara, era a su tribu a la que estaba ayudando y ya había demostrado que sabía combatir.

Tras aquella breve escaramuza observé a mis compañeros y me llevé una mano a los labios mientras escuchaba, meditando que podía aportar a aquella situación. Cuando las palabras de Rennor hicieron que mis neuronas se conectasen.

- Estoy de acuerdo con Rennor, es más, iré justo detrás de ti con el arco. Es más, puedo invocar una luz mágica que nos acompañe así que no tendríamos problemas de visión. Creo que así está el plan completo. Detrás nuestro que venga Shallana por si hay que entrar en combate, que esté cerca para avanzar a primera línea. -

El pequeño kobold alzo la cabeza hacia Shallana´ha mirándola con interés, mientras que esta le convencía para mantenerse en la entrada de la cueva. Tras la breve charla de la inquisidora con Nakpik, este asintió con vehemencia, mientras que hinchaba su pecho con orgullo. -¡No os preocupeis! Yo Nakpik de los Escamahollín mantendré libre el camino de regreso... ¡No dejare que esos canijos se acerquen a la entrada!

Tomando su pequeña lanza, el kobold os siguió por detrás mientras que avanzabais por el tunel hacia la siguiente zona, y al llegar a la zona por la que habíais entrado, el kobold se posiciono escondido entre algunas raíces para que cualquier canijo que se acercara, le recibiera un lanzazo del kobold...   

Con Mara y Rennor en cabeza, el grupo avanzo por el túnel dejando atrás a Nakpik y llegando a una caverna algo mas espaciosa que la primera en la que habíais entrado.

El suelo de esta caverna, que parece húmedo, esta entrecruzado por varias zanjas poco profundas, por cada una de las cuales corre un fluido de aspecto putrefacto. Esparcidos por la estancia hay seis fétidos montículos de abono y estiércol, y en cada uno de ellos hay semienterrados pequeños huevos esféricos.

En la sala divisais a un canijo (Aunque para aquellos que conocían la raza, veis que se trata de una hembra canijo) que esta de pie junto a un taburete y parece estar alerta mirando hacia ambas entradas de la cueva, sin saber muy bien de donde han venido los ruidos que ha escuchado. Ademas de la pequeña criatura, veis a tres cienpies gigantes alimentándose del cadaver de lo que diríais que una vez fue un kobold, las criaturas son casi tan altas como un humano cuando alzan sus cabezas siseando amenazadores percibiendo la tensión de su pequeña ama.

Al ver la situación, toco a Mara para que detenga a Rennor. Una vez que me están mirando, señalo a Rennor y, a continuación señalo a la canija. Por si no lo ha entendido, lo enfatizo poniendo la palma abierta de la mano hacia abajo, a la altura de mis rodillas.

Luego, toco a Mara y señalo a uno de los ciempies. Asiento para comprobar que me han entendido antes de volver a señalar a los dos y a sus dos objetivos y, sin dejar de mirarles, pongo el dedo índice y medio mirando hacia abajo, los muevo alternativamente varias veces para luego, con ambas manos hacer como si nadara a braza. Por último, me señalo yo, y al resto, y a nuestras armas.

Tras dejar finalmente al kobold dónde debía estar – lejos del peligro –, se resignó a caminar tras el resto del grupo, en una posición que, pese a que le habían dicho que serviría para cubrir la retaguardia, no era más que un castigo por hacer tanto ruido. Al menos desde el fondo no molestaba a nadie y como era cierto que podría proteger a los demás de un ataque por sorpresa, si es que había posibilidad de que eso pasara, pues no se quejó. Y lo que era más importante, no se llevó ningún sobresalto ni vio nada que le volviera a hacer reír. 

Al menos no hasta que Shallana detuvo a todo el mundo y empezó a gesticular. No es que le hiciera gracia, pero el sinsentido de aquellas señales era bastante notable en su rostro, desde el que miraba con una ceja – aunque recordemos que no tenía – enarcada, en una clara muestra de que no se estaba enterando. 

– Entonces... – carraspeó al darse cuenta de que estaba hablando demasiado alto y cualquier sonido podría correr por aquellos túneles como si de un grito se tratara –. Entonces, ¿el plan es entrar con todo y ya? – preguntó, esta vez en voz baja, o más que antes al menos, resumiendo aquél galimatias con una frase sencilla y rápida. No importaba, a él le parecía bien. 

Al oír a Malak, me giro con el ceño fruncido, clavándole una mirada de reproche y llevándome un dedo a la boca enérgicamente. Parece que lo que ocurrió a la entrada no fue algo casual, más bien que el infernal debe de tener algún problema mental. 

Ahora no era momento para charlar, pero una vez que acabáramos con lo que teníamos delante le dedicaría unas palabras, pero ahora tenía otras cosas más importantes en que pensar, como es luchar contra unos ciempiés gigantes.

Volviendo mi atención a la sala, asiento a Rennor y Mara para que empiecen el ataque.

Una mueca de asco cruzó el rostro de Mara al entender la idea de Shallana. Era inteligente pero se trataba de que fuesen ellos dos los que se metiesen en aquel fluido asqueroso y repugnante. El color abandonó sus mejillas, pero en aquella situación la supervivencia estaba por encima de la limpieza así que tragó saliva y asintió. Tras eso tocó suavemente el hombro del explorador y señaló la zona para ver si estaba de acuerdo con el plan.

Entrecerró los ojos al notar la mirada de Shallana, pero finalmente simplemente tornó el agresivo gesto en uno que, más o menos, venía a significar "no sé porque te enfadas, yo no he hecho nada de nada", aderezado con un "la loca eres tú". Por supuesto, no dijo nada, no osó ni rechistar realmente, y simplemente se quedó en silencio dentro del túnel mientras eran los otros los que iniciaban el sigiloso ataque.

_^<<Que fastidio_^>>, pensó para sí mismo, mientras se apoyaba contra la rocosa pared de la caverna, ajeno a que las irregularidades de la piedra se le intentaban clavar en la espalda.

Teneis ya listo el mapa.

https://www.comunidadumbria.com/partida/kingmaker-...

Si quereis atacar por sorpresa, haced tirada de sigilo, en caso de que no lo intenteis, he tirado yo el turno de todos.

Rennor asoma la cabeza y sin que le vean lanza un flecha contra la canija de la sala que recibe el impacto del proyectil en el costado.

Al igual que Rennor, lanzo una flecha en silencio intentando pillarles por sorpresa. Desgraciadamente su puntería no es nada afinada, así que aprieta los labios con frustración hasta dejarlos blancos.

El sonido de la segunda cuerda al perder la tensión resonó en la cueva con un tono que pareció ambrosía para él. Era su señal, y no esperó más. Antes de que la saeta de Mara golpeara su objetivo – si su objetivo era la fría piedra de la pared del fondo –, él ya había empezado a correr con una ancha y terrible sonrisa que dejaba a la vista sus afilados colmillos, aunque no hubiera ningún ser con la inteligencia suficiente allí enfrente para asustarse por ello. 

Esquivó a sus compañeros con movimientos rápidos, y cargó* contra el más cercano de los gusanos, ignorando el líquido verdoso que pisó por el camino y centrado, únicamente, en cortar en dos a aquél bicho. Con un grito de rabia descargó su espada, sujeta con las dos manos, en un arco lateral. La magia de su interior se extendió a la hoja antes de impactar sobre el cienpiés, marcando sin duda alguna su final...

Antes de que la canijo y sus extrañas mascotas pudieran reaccionar, Rennor acaba con la vida de la canijo, mientras que la flecha de Mara falla por bastante en su ataque, y golpea inofensiva contra la pared de la cueva. 

Los tres ciempiés alzan al unisono sus cabezas mientras sisean enfurecidos, pero rápidamente el siseo se ve reducido a dos, ya que Mal´ak cansado de permanecer en la retaguardia se lanza con rapidez contra el insecto mas cercano a él y acaba con rapidez con él, propinándole un profundo tajo con su espada imbuida en magia arcana.  

La guerrera semi-elfa sigue el ejemplo de Mal´ak y empuñando su falcata, se lanza hacia el insecto mas cercano y ataca con toda su furia, la cual no es mucha, ya que apenas logra hacerle un pequeño corte al bicho gigante, el cual sisea furioso centrando su atención en la semi-elfa.

Al ver que el plan estaba saliendo como había planteado, sonrió al ver que el canijo había caído, los ciempiés eran el siguiente objetivo.

Khastal había atacado, aunque no había logrado eliminar a su ciempiés, no así Malak que había cortado por la mitad a uno de esos bichos. Ahora era mi turno, así que avance decidida con la espada agarrada con ambas manos, alzándola por encima de mi cabeza y descargando un terrible golpe sobre el otro monstruo que había.