Partida Rol por web

A diferencia de lo que esperabas, la princesa se dejó cargar hasta su cama sin quejarse de ninguna forma, escuchando lo que tenías para decir mientras te miraba tumbada.

-No te preocupes, Baeric... Deja a los demás hacer su trabajo. Ve a descansar... -con las fuerzas que tenía, alcanzó a levantar su mano hasta tu rostro para acariciarte suavemente la mejilla, mostrándote una dulce sonrisa que combinaba con la luz de la luna que iluminaba la habitación a través del balcón...

En la sorpresa de haber encontrado aquel arma de tan alto valor tu madre no se percató de la carta ni lo que hiciste con ella, y es que su sorpresa fue aún mayor cuando le dijiste que querías guardarla.

-¡¿Qué?! -se sobresalto, más fue capaz de escuchar tus motivos, empezando a calmarse poco a poco. -. Cierto... Con esto de que eres Caballera Real, seguramente tienes autoridad para guardar esas cosas... ¿Pero por qué de pronto? Digo, me sorprende que con todo el alboroto la preocupación de alguien sea una espada... -sin darle muchas vueltas, tu madre suspiró, volvió a sonreír y dejó caer una de sus manos sobre uno de tus hombros. -. No importa. Eso solo significa lo importante que eres para el reino y para mi. Vamos, te ayudaré a guardar esta cosa -concluyó con esa expresión con la que te recibió al llegar a la tienda, como si todos los males hubiesen pasado de un momento a otro...

Tras aquella gran batalla la ciudad había recibido un golpe muy fuerte: Unos disfrutaban del tiempo con sus seres queridos, otros compartían el dolor de haberlos perdidos, algunos guardaban silencio en compañía de aquellos a quienes no podían confesar sus sentimientos, pero todos habían sido victimas de una u otra forma de lo sucedido. Hoy más que nunca la ciudad era un remolino de emociones, en su mayoría negativas.

Finalmente, tras un par de horas más, a solo algunas horas del amanecer, se llevó a cabo la reunión con el rey. Todos los Caballeros Reales de rango Diamante y Diamante rojo asistieron, a excepción únicamente de aquellos cuyo estado físico les impidiese dejar la enfermería, pues aunque muchos perdieron amigos y familiares, era el trabajo de los Caballeros Reales mantenerse en pie aunque su mente estuviese rota.

Toda la familia real esperaba en sus tronos correspondientes, observando como los caballeros iban llegando y se iban ordenando; también estaba presente el amigo del príncipe, Mark, quién se mantenía de pie junto al trono de su amigo como un tipo de consejero. Por su parte, Muramasa y Eldruin se mantenían al fondo en silencio. Alessandro, como caballero diamante rojo que era, se mantenía al frente, más con la cabeza agachada y un aura depresiva; junto al lancero también se encontraba el ex-diamante rojo y aún nigromante, Glaius, aunque esté no portaba ninguna insignia de Caballero Real para que se considerase uno oficialmente.

-...Demos comienzo a la reunión -declaró Marshall una vez estuviesen todos.

El silencio fue duradero. Se sentía el aire pesado y todos esperaban a las palabras del rey, las cuales no se hicieron tardar.

-Caballeros... Hoy no solo la ciudad, si no todo el reino, ha ganado una nueva batalla contra las amenazas que desean acabar con la paz que tanto defendemos. Todos recordarán a quienes cayeron hoy defendiendo orgullosamente a sus amigos, seres queridos, a sus vecinos y compañeros... Podemos decir con seguridad que hoy hemos ganado: Siempre que podamos respirar, que podamos arrastrarnos, que podamos avanzar... Siempre que podamos seguir evolucionando, podremos considerar que vamos ganando -tras aquellas palabras, la mirada del rey pasó por el líder de los mayordomos Marshall, por el nigromante Glaius, y luego por su propia familia. Terminó volviendo nuevamente a ustedes, los caballeros, para proseguir con un nuevo tema. -. Estamos en una situación delicada... Ciertamente, estaba preparado para enfrentar las calamidades en invierno, pero muchas amenazas se han puesto en nuestra contra... Además, a llegado a mis oídos el rumor de... Traidores, en el castillo -el rey entonces empezó a acaricia su barba, pensativo. -. No se equivoquen: los consideró a todos parte de mi familia, y no quiero que mi familia se mate entre ellos... Vuestro trabajo les obliga a sospechar y ser desconfiado, pero por favor: no hagáis de esto una cacería entre caballeros. Actuad con prudencia, respeto, pero un ojo abierto...

Nuevamente, el silencio cubrió el salón del trono. A pesar de verse relativamente bien, el rey no parecía muy a gusto hablando; nadie lo estaría luego de lo sucedido, mucho menos siendo sus palabras de las que dependería el futuro de la ciudad, y es que a pesar de siempre mirar al frente sin dejarse tirar por los problemas, incluso el mayor rey tenía sus momentos de debilidad. Al percatarse de esto, Marshall intervino.

-Caballeros, ¿tenéis algo que queráis reportar al rey? -ciertamente, más de uno tenía cosas que seria vital que el rey supiese o considerase, pero... ¿Era seguro comentarlo entre los presentes?

Al llegar junto a Alessandro, la escena no podría ser más desalentadora. Aquel caballero risueño y positivo que siempre veiamos por los pasillos del castillo, estaba ahora en un estado deprimente que casi se contagiaba. Tirando aún de la mano de mi hermano levemente, lo acerqué conmigo junto a el, sintiendo como la tristeza se me pegaba tanto que ya iba a llorar.

El destino había sido cruel con tan buen caballero que apenas se me ocurría que poder hacer para recobrar su felicidad. - Ojalá tuviera más poder para cambiar el destino a bien... - pero no lo tenía.

Sus últimas palabras se lanzaron de una manera que a mi me atraparon. Con ello apreté la mano de mi hermanito y correspondí con el brazo faltante al abrazo de Alessandro - Nunca Alessandro. Jamás le dejaremos solo. Nos tendrá aquí para lo que necesite, como sus amigos más fieles... Como una segunda familia - sabía que la palabra de familia podía doler en ese momento, pero igual hacía el efecto deseado, esperando que Fio también reaccionara, aunque de una manera más ligera

Alanís fue de las primeras en tomar asiento en la sala, aprovechando el tiempo que tomaba el resto en reunirse para reposar en el asiento. Contrario a usualmente, estaba un tanto más sonriente de lo usual, como si algo bueno hubiese pasado previo a la reunión. Escuchó en respetuoso silencio, como todos, los estatutos iniciales del rey en esa ocasión. Dudaba que nadie estuviese lo suficientemente loco como para interrumpirle realmente. Cuando dio la palabra al resto de la sala, asintió y tomó la palabra.

-Luego de derrotar al dragón que fue la amenaza inicial, del núcleo destruido del mismo emergió este...ser. Su forma de hablar y algo en su aspecto lo hacían parecer angelical, pero definitivamente no era un ángel. No está en mi campo juzgar que era exactamente, por lo cual solo puedo ofrecer mis interpretaciones personales. Se me antojó que era un...semi dragón, reanimado por energía nigromántica o bien corrupto de alguna forma. Poseía cuernos, alas que exhibían hueso donde no estaban cubiertas de plumaje, y parecía que parte de su cuerpo estaba reconstruido con metal. También emergió del mencionado núcleo, que pertenecía a un dragón de hielo reanimado.

Inclinó la cabeza a un lado levemente, reminiscente.

-En ese momento los gemelos Edrielle escucharon mi petición de que se concentraran en defender el castillo luego de que Alessandro partiera. El enemigo probó alguien que llamaría un igual en términos de poderío, usando ensambles de fragmentos de hueso y fuerza física para combatir luego de iniciar con un conjuro para mejorar algún atributo imagino. En un punto lo agarré de una de las alas y se la arrancó antes de ser dañado por mi maniobra...de alguna forma parecía que dañarse así era más aceptable que ser empalado por su propia arma. Diría que el ala podría ser examinada, pero se convirtió en polvo y tierra apenas estuvo separada de él. Habló muy poco...pidió que no me contuviera y solo respondió cuando lo cuestioné sobre sus motivos que lo enviaba "La Salvación", sin dar más detalles... Cuando la situación del castillo se volvió el peligro principal, Alessandro vino por mi y llegué al hall justo cuando Zedron salía con su majestad. El enemigo emprendió retirada, pudiendo volar aún sin una de sus alas, y a pesar de estar maltrecho no le costó moverse. A ese punto le había destrozado un brazo y hecho otras heridas.

Al fin fue la reunión con la realeza. Entre ellos, y algunos otros caballeros de más rango, estabamos nosotros dos allí. Yo aún cogiendo de la mano a mi hermanito con una sensación mezcla de tristeza y felicidad, tristeza por lo ya sabido, pero felicidad por tener aún a mi hermanito cerca.

Las palabras de su majestad no me pasaron indiferentes, pero tanto era lo que decía, y lo que significaba por detrás, que tuve que contenerme haciendo ver que parecía que no prestara atención, aunque realmente solo mi hermanito sabría lo que realmente pensaba y sentía, y no solo por apretar su mano - No hemos ganado, se han perdido muchas vidas... Deberiamos de haber protegido más... Tendriamos que haberdado más de nosotros. ¿Quiene es capaz de matar tanta gente inocente?

Lo del topo quizás explicara el como entraron sin darnos cuenta, o el como nos distrajeron tanto, incluso con aquel hada de fuego. Igual debimos haber estado desde ese momento con la defensa muy alta para que no hubiera ocurrido esto. Pero ya daba igual, todo estaba perdido, ganaramos o no, ya era diferente y no podiamos cambiarlo de nuevo. Tan solo podiamos aceptarlo, guardar luto por los caidos y procurar que no vuelva a pasar...

Por eso, es por lo que cuando el rey terminó de hablar y preguntaron sobre si queriamos preguntar algo, tras el informe de situación de Alanis, miré a Glaius desde mi posición, y luego a Fio, antes de levantar la mano - Esto... S-su majestad yo...

Tenía que quitarme ese miedo del cuerpo, esa sensación de que estaba demás simplemente por mi raza, aquella conversación escuchada de la princesa a uno de nosotros. Tenía que mantener mi temple, pues mi objetivo era ayudar a todos - Se que... es un poco tarde, pero nunca hubieramos esperado un ataque de tal escala, y actualmente el reino necesita reposar, serenarse y descansar. Recuperar fuerzas para lo que tenga que venir, así como para evitar más daños si es que el ejercito enemigo quiere seguir asediandonos... - Di entonces un paso hacia adelante.

-Por ello su majestad, había pensado que igual podriamos recurrir a un hechizo de las hadas reales, para proteger todo el reino durante un tiempo. - acabé mencionando mi idea antes de mirar a Glaius - Lo estuve hablando en la enfermería con Glaius y... Es un hechizo bastante poderoso, pero eso nor permitiría tener el tiempo suficiente para recuperarnos y guardar luto a los caidos. El único inconveniente es que... Deberiamos reunir a las hadas hijas de la reina Levia. - Agarré entonces la mano de mi hermanito con fuerza - Nuestra madre.

-Le ruego su majestad, sopese esta posible idea, y en caso de aceptarla, me comprometo personalmente de traer a todas las hadas necesarias al reino. - No estaba en posición de exigir, pero si de suplicar. Nunca dicho hechizo salió de Edrielle, y el simple hecho de que una hada lo ofrezca podría ser motivo de un ligero milagro ¿Pero por cuanto tiempo?

Arrastrando los pies llegaron ambos hermanos allí donde se encontraba Alessandro, cogidos de las manos y en el caso de Fío se podían ver aún las marcas de agua dejadas por sus lágrimas a través de sus mejillas y barbilla. La profundidad de los surcos en sus ojeras indicaba un cansancio extremo y posiblemente no se tratara solo del físico. En silencio se acercaron al hombre, viéndolo llorar... Solo en el momento de abrazarlo soltó la mano de su hermana para poder darle calor al hombre que lo había perdido todo o casi todo. - No le fallaste a nadie, los... Apoyaste hasta el final, los criaste, protegiste... El abrazo definitivamente le hacía daño pero no se quejaba, tampoco había peligro de que les rompiera nada porque ese hombre conocía mejor que muchos el límite que tenían las hadas. -Definitivamente... Fuiste el único que podría haberse llamado jamás su padre. Porque tuvieron tu amor hasta el final. Se quedaron abrazados a el, en puro silencio dejando que todo el dolor de Alessandro se dispersara lo máximo posible, pero fueron llamados al cabo de un tiempo por lo que se despidieron del hombre no sin antes Fío besarle la frente. - Siento mucho, no haber sido capaz... De protegerle. 

Llegó junto a su hermana, sin volar, iban ambos andando pues tampoco tenían demasiada fuerza como para lo contrario. Se posicionaron como debían y quedaron en silencio mientras el rey hablaba, sus palabras eran cuchillos afilados para el hada, posiblemente para su hermana sería lo mismo... Todos los que allí moraban habían sido vistos crecer por ambas, si bien no se acercaban animicamente a muchos caballeros y solo unos pocos tenían la oportunidad, para el hada eran su familia ahora. Que hubiera traidores entre ellos le provocaba urticaria prácticamente. 

Esperó a que su hermana hablara tras Alanís y entonces hizo lo propio. -Majestad, No solo atacaron... esas dos criaturas, iban acompañadas de un gran ejército de no muertos. Rompí ciertos hilos para evitar que llegara a nada pero... Quiere decir que tiene mucho poder sea quien sea y sobretodo... Se quedó en silencio unos segundos intentando ordenar lo mejor posible sus ideas. -Que tenía claro que de ese modo dividiría a los caballeros, debilitándonos para que algo más grande e inesperado fuera imposible de parar. 

Entonces miró a su hermana y luego al rey. - Mi señor, apoyo la propuesta de mi hermana, creo que es la mejor solución pues necesitamos que el reino descanse y se recupere, también... No podrá entrar ni salir nadie que no sea faérico de la barrera por lo que cualquier traidor que haya tendrá casi por imposible huir... Lo único que me preocupa es el hada de cabello de fuego, ella podría pasar por la barrera...  Respiró profundamente.

-También... Glaius, ¿Hay alguna clase de suero de la verdad que conozcas o puedas preparar? Propongo hacer pasar por una exhaustiva prueba a todos los caballeros desde el más alto rango al más bajo, al servicio real, los pajes, a todos incluida la familia real para de este modo evitar que la familia que somos se rompa. De este modo nadie tendrá que dudar de nadie pues todos pasaran por lo mismo y solo los traidores se revelarán ellos solos. Tengo fé en que se pueda hacer algo así. 

Fío no era el mismo, había terminado la guerra pero su tartamudeo y vergüenza no había regresado, los profundos surcos en sus oscuras ojeras podían hacer adivinar a cualquiera su pesar, había muerto alguien sumamente importante para el...

Baeric pudo descansar finalmente un par de horas antes del consejo, claro aquel “descanso” supuso hacer guardia frente a la puerta de la princesa, pero cuando le mandaron a buscar no dudó en presentarse junto a los demás, dando comienzo a aquella reunión sobre lo ocurrido en la ciudad.

Estaba claro de que había una gran tensión con todo lo ocurrido, habían ganado ese combate pero…¿y lo demás?, había fallecido gente durante el combate y desde luego la bestia había causado estragos en la ciudad, era una situación delicada y se tenía que tomar cartas en el asunto.

Otra noticia que no sorprendió a Baeric fue el hecho de que hubieran traidores en el castillo, ya tenía sus sospechas, pero claro…tampoco iba a montar una inquisición, aquello solo empeoraría más la situación. Era mejor relajarse y dejar pasar el chaparrón, el traidor ya saldría a la luz tarde o temprano, estaba seguro.

Finalmente cuando Marshall preguntó si tenían algo que reportar al rey, Baeric negó con la cabeza.-Por mi parte todo está relativamente tranquilo alteza…la princesa está a salvo y estoy seguro de que podremos reconstruir y volver a proporcionar seguridad a los ciudadanos, ahora más que nunca tienen que ver que pueden confiar en la corona y…que están a salvo bajo su protección.-Sentenció con calma mientras escuchaba las propuestas de las hadas y los demás reportes.

¿Suero de la verdad?, lo que necesitaba ahora mismo todo el mundo…empezar a señalarse con el dedo y sospechar de los demás a causa de esas pruebas. Si, cuando pasaran las pruebas todos volverían a estar relajados…o no, ¿y si alguno tenía la suficiente fuerza como pasar semejante prueba?, Baeric se limitó a suspirar y se cruzó de brazos, las cosas no podían ser tan sencillas.  

Lo primero que noté en la reunión... era los pocos que éramos comparados a la última reunión. Era sin duda una imagen que hacía recordar todas las vidas que se habían perdido durante el ataque... y también quienes nos habían traicionado por a saber que motivo mágico o personal... era triste... pero no era momento de llorar de nuevo.

Escuché con atención las palabras del rey una vez dio por comenzada la reunión... Si, podríamos haber ganado... pero a un precio muy grande. Al menos la familia real estaba bien, a salvo, y completas... al menos sus filas no se habían visto reducidas, si no contamos a Zedron el tullido. Empezó a hablar de las traiciones... y lo entendía, no había seguramente persona, tendera y caballera más desconfiada que yo... pero... -Cof... cof...- no pude evitar toser intencionalmente con leve enfado y desagrado cuando dijo lo de "actuar con un ojo abierto"... no se si él se había dado cuenta, pero la venda que cubría la mitad de mi mirada no lo hacía por moda ni estética.

Marshall pidió un informe de todo lo que habíamos averiguado, nuestras sospechas y opiniones sobre todo lo que había ocurrido... yo sabía que tenía que decirle al Rey... pero esperaría a que todos hubieran dicho las cosas antes. Alanis comunicó básicamente como trascurrió la batalla fuera de la sala del trono y todo lo que vivieron con aquel dragón esquelético. Los gemelos feéricos hicieron un buen trabajo, lo reconozco... aunque no en voz alta. No sabía mucho de dragones salvo todas las propiedades que tienen el equipo hecho con sus restos... pero lo que decía, era bastante preocupante haber dejado escapar a ese sujeto... seguro no será la última vez que lo veamos.

Por su lado... con las hadas si que estaba todavía más perdida... no tenía ni más remota idea de a que hechizo se referían... pero supongo que mientras sea para proteger el reino mientras la ciudad se recuperaba, no sería mala idea... aunque no sabía que implicaba exactamente, aparte de tener que traer a la mismísima reina hada para llevarlo a cabo. Pero lo que Fio dijo, si que me crispó y me hizo fruncir el ceño -No me pienso someter a ninguna prueba de la verdad- dije de forma clara y concisa -He sacrificado mi ojo por defender al rey y luchado hasta el último aliento por el al igual que mucho de los presentes... eso debería ser prueba suficiente- dije de forma clara y tajante... a mi no me iban a hacer tragar suero de la verdad para sacarme trapos sucios... Solo yo decido quienes conocen mis secretos y quienes no; y ninguno atenta contra el rey.

Baeric no dijo nada relevante, todo fue tranquilo para él... así que ahora me tocaba hablar a mi, así que di un paso adelante y me apoyé sobre una rodilla mirando al trono, dejando a un lado de mi separadas mi hacha y mi bolsa -Yo tengo algo importante que comentar...- dije con voz seria, echando un vistazo al resto antes de volver a centrarme en Marshall y en el Rey -Pero solo se lo puedo comunicar al Rey y a Marshall... es un asunto relacionado con Zedron que he descubierto en mi tiempo de descanso- dije a los presentes -Me someteré a todas las medidas pertinentes para tener audiencia privada en estos momentos delicados en la que nuestra confianza esta en entredicho... pero es un asunto urgente Su Majestad y Consejero Real...- les terminé diciendo.

Comenzando por Alanís, su explicación fue completada por Fío para dar a todos un buen resumen de lo ocurrido y el enemigo al que se enfrentaban, siendo que Marshall tuvo que añadir:

-También cabe mencionar el secuestro de Zedron al rey, siendo que fue el responsable de destrozar la mayor parte del castillo. Ahora se encuentra sometido en los calabozos mientras realizamos una investigación mágica -con eso dicho, todos escucharon lo que el resto tenía para decir.

Baeric, al igual que Alanís, parecía conformes a escuchar lo que el resto tenía que opinar sin intervenir mucho en cuanto a ideas, y es que entonces las hadas saltaron con un plan de lo más delicado.

-Ciertamente, sus majestades... -intervino Glaius luego de que se mencionase su participación en la idea. -. Basta con reunir a las ocho hadas principales, o a ocho magos de igual poder, para imitar el poder que protege el bosque de las hadas.  Aún así, debo admitir mi preocupación respecto...

-¿A las hadas...? -le interrumpió Alessandro, dirigiendo una mirada fría al nigromante, quién hizo silencio al ver sus palabras arrebatadas de su boca. -. Se que uno de nuestros enemigos es un hada de gran poder, pero eso no tiene nada que ver con Faith y Fío... Los hermanos Edrielle pasaron por todas las pruebas para ser del rango que son ahora, y el rey les conoce mejor que nadie para asegurar que sus intenciones han sido puras siempre.

-Por supuesto, y precisamente por eso pensaba tomar la palabra de Faith y hacerme cargo yo de reunir a las hadas -explicó el nigromante. -. Llevó sirviendo a la familia real incluso más tiempo que ellas, y seguramente soy mejo que ambas tratando con temas delicados como la reunión de la familia Edrielle.

-Lo tendremos en cuenta... -anunció el rey, antes de ver como Cytla negaba rotundamente el ser parte de una prueba de la verdad.

Glaius intervino nuevamente.

-Claramente, una poción de la verdad facilitaría mucho las cosas, pero el simple hecho de pensar en usarla significa que desconfiamos de los demás, y es precisamente lo que el rey intenta evitar. No necesitamos pociones prohibidas como esa, basta con ser atentos y esta preparados para lo que sea...

-Nuevamente, Glaius, tienes razón -le apoyo su majestad Artorias. -. No pienso someter a mis mejores caballeros ni a los novatos emocionados a pruebas que pongan en riesgo su confianza en los demás. Tal vez, y solo tal vez, podamos someter a los afectados a una prueba de verdad hecha con la dicha poción, con el fin de intentar saber que tanto les afecta lo que sea que les haga actuar así -a la mayoría se les vino a la cabeza Zedron, cuyo estado mental era totalmente desconocido actualmente. -. Pero de otra forma, no apruebo el uso de una poción de la verdad.

Entonces, cuando la pelirroja finalmente encontró su momento para hablar, los presentes miraron su manera respetuosa de acercarse a declarar. Sus declaraciones dejaron en duda a más de uno, más Marshall simplemente dirigió una mirada al rey antes de que esté, con un gesto de mano, aprobase la petición de una reunión privada luego de la actual.

-Si no hay nada más que discutir, podéis retiraros: se harán turnos para que los caballeros reales apoyen la reforma de la ciudad y del castillo, así como la activa protección de las calles y los alrededores de la ciudad -anunció el rey.

-Solo quería añadir que en el momento de encontrar a la familia real, Pervecal evitó que un escombro cayera sobre la princesa inconsciente. Estoy consciente de que ha habido algunos problemas con él en el pasado, pero...honestamente estuvo solo con ellos lo suficiente para poder haber hecho lo que gustara si fuese alguien a desconfiar. Esa es mi opinión, cuanto menos.

Alanís cerró los ojos un momento.

-Sé que Su Majestad estará muy ocupado ahora, pero me gustaría solicitar unos minutos de su tiempo. Hay algunos detalles que quisiera tratar, prometo ser breve.

Glaius, Alessandro e incluso el rey terminaron interviniendo respecto a la sugerencia de las hadas y bueno…las palabras de Cytla. A Baeric no le hizo falta manifestar sus preocupaciones respecto a lo que pudiera acarrear el uso de semejantes “pruebas” para encontrar a  los traidores, estaba del lado de Cytla y claramente Glaius.

Aquello de la poción era más complicado de lo que decían las hadas, no había vuelta de hoja. Fuera como fuera, la reunión comenzaba a darse por finalizada y cuando dieron permiso para retirarse, Baeric no dudó en hacer una pequeña reverencia y hacer el ademán de irse, pero no sin antes detenerse para darle una palmadita en el hombro a Cytla.-Siento lo de tu ojo…pero si sirve de consuelo, el parche no te queda nada mal, te da un toque más atractivo.-No era más que una broma para animar a su compañera a fin de cuentas llevaban un día de lo más tensos entre ellos.

-Te invitaré a una cerveza, deja que al menos haga eso, al menos será una manera de desahogar nuestras penas…ya sabes, de tullido a tuerta.-Sonrío levemente haciendo alusión a que el mismo le faltaba un brazo. Fuera como fuera le dio otra palmadita y se retiró, necesitaba descansar y recuperarse un poco…había sido un día complicado.  

Me puse nerviosa tras los resumenes de lo ocurrido, al ver como mi hermanito proponía usar alguna poción de la verdad en todos los presentes y todos los no presentes - N-no creo que haga falta llegar a ese extremo ¿No? O-osea... Es una buena idea, para descubrir cuanto antes al traidor, pero expondriamos quizás lo más profundo de cada uno y... - No hacía falta añadir más, pues Cytla y el rey intervinieron dando su negativa ante exponerse y usar la poción de la verdad respectivamente. - Aunque no se descubra quien es el traidor de esa forma, hay que ir con pies de hierro y protegernos mutuamente - Propuse como solución alternativa - No estar solos nunca es otra forma de encontrar al traidor si lo hubiera, ya que con compañía no podría buscar la forma de comunicarse con los que esten fuera

Si sacar la verdad no era una opción viable, quizás evitar que se ejecutara, podria ser la buena.

Por otro lado Glaius hizo que subiera mi guardia cuando empezó a cuestionar mi idea. No obstante me puse entre Alessandro y el cuando el primero respondió - T-tranquilo Alessandro... E-es normal que haya u-un poco de desconfianza cuando hay un hada e-enemiga... No será la primera vez que noto dicha asertividad contra nosotras. N-no obstante Glaius, aunque quieras hacerte cargo, no será tan facil para ti como para nosotras. El conocimiento de dicho hechizo es solo uno de los pasos. Convencer a las hadas reales es más facil con una igual, y aún así complejo por la proposición que he dado... - Tanto Fio como yo sabiamos que nuestras hermanas tenía su vida, y sus responsabilidades, y que sería muy dificil después de lo acontecido hace tantos años, que colaborasen con los humanos a pesar de nuestra alianza.

-Además... Es un hechizo de la realeza feerica. Es necesario pedir un pequeño permiso aunque sea a la reina para que los principes usemos dicho hechizo. - acabé bajando la cabeza levemente - Deberiamos ir nosotras también. - Acabé diciendo finalmente como resolución ante el tema, aunque era cierto que a diferencia de Fio, el hablar de la reina hada me provocaba cierto respeto y temor, totalmente contrario a como me mostraba quizás con el Rey del lugar. Obviamente por el pasado en común, y por ser también mi madre.

Se sonrojó un tanto, dándose cuenta de lo que había dicho. ¿Estaba eso provocado por...? Se agarró el pecho y respiró profundamente, necesitaba hacerlo. - Lo siento... Ha sido... Lo siento. Ni siquiera lo dijo, quería saber tan desesperadamente quien o quienes les habían quitado todo a otras personas que no pensó en sus palabras realmente.

Mentiría si dijera que le dio un vuelco el corazón cuando Glaius dijo aquellas palabras, su familia, más de siglo y medio sin verla... Y esta era su oportunidad, la oportunidad de ambas para reunirse con ellas. ¿Quizá estaba siendo egoísta? Podía ser, sí. Pero no perdería esta oportunidad.

-Somos 2 de las 8 hadas reales necesarias para dicho hechizo, somos hijos de la reina y aunque tengas más labia que nosotras... Seguimos unidos por un lazo de sangre. Apretó el puño. - Además... "Nos lo debe, nos envió aquí, tan lejos de nuestro hogar... Sin familia, sin amigos, sin nada. ¿Por la paz? Sí, pero no sin dolor." Se quedó en completo silencio, mordiéndose el labio. - Da igual. La cuestión es que iremos contigo. No parecía dispuesto a una negativa precisamente.

Me alegró saber que el rey y Gladius estaban de acuerdo conmigo en cuanto al tema del suero de la verdad... mejor así, no tendríamos que someternos a ella. Hasta el hada vio su error y empezó a disculparse por haber propuesto semejante tontería. Agradecí con una reverencia que tanto Marshall como el rey aceptasen mi reunión privada con ellos... bien, así que solo debía de esperar a que todos se marcharan ya.

Baeric se acercó a mi... hablando de mi ojo, lo cual agradecí la verdad y me hizo sonreír -Gracias...  aunque no te acostumbres al parche... ya tengo mis recursos de comerciante trabajando en encontrar un ojo postizo de calidad a buen precio- le dije a Baeric. Cuando me dijo lo de la cerveza sonreí más -Perfecto... la cerveza siempre sabe mejor con compañeros... y cuando es gratis- le dije, riendo, asintiendo y poniéndome un poco más seria luego -Gracias de verdad, te tomo la palabra... pero primero de todo hablaré con el rey...- le dije. Aunque su idea me gustase, el deber iría primero.

Alanis también pidio tiempo privado con los reyes... vale que ha dicho que son unos minutos, pero... -Yo voy primera- le dije a la semi-dragona... que por algo lo he pedido antes. Ya luego de hablar lo que debía, que ella hiciera lo mismo.

El resto de la familia real dirigió una mirada a la princesa Artanis, quién simplemente se cruzó de brazos sin mostrarse muy sorprendida ante la noticia de que Perceval le salvó la vida. Ante este hecho, el rey encontró oportuno responder:

-Considerando esa acción, se acelerará la investigación sobre Perceval con el fin de liberarlo cuanto antes. No hemos tenido más razones para sospechar de él desde aquella vez, y con lo sucedido hoy... Podemos darle una oportunidad nuevamente -concluyó su majestad. A un lado se pudo ver a la princesa sonreír levemente.

Alessandro se fue calmado cuando Faith intervino en su choque contra Glaius; ciertamente, el caballero no parecía estar en su mejor momento, pero no era del tipo de personas que armarían un escándalo, mucho menos delante de los reyes.

-Apreció vuestro interés... Pero gracias a la magia de los magos comunicadores del castillo cualquiera es capaz de contactar con las hadas en los otros reinos. ¿No lo sabían? -una ceja del nigromante se alzó hacia las hadas, suspirando pesadamente. -. Primero deberemos conseguir la aprobación de la reina hada... Luego ya podréis llamar uno a uno a vuestros hermanos sin mi requerimiento -añadió Glaius. -. Veréis: no es rentable que los caballeros diamante dejen la ciudad para intentar conseguir una defensa... ¿Quién defenderá entonces el castillo si nos vemos atacado de nuevo?

-Tienes toda la razón, Glaius -le apoyo la reina, con una cálida sonrisa en sus labios. -. Faith, Fío, lamento que no puedan ir a ver a vuestra familia, pero les necesitamos aquí para estar preparados. Solo tendréis que esperar a que ellos lleguen: estoy seguro de que vuestra madre no se negará, y que sus hermanos también están ansiosos por verse de nuevo -dijo en un intento de subirle los ánimos a las hadas.

Con aquellos temas zanjados, todos empezaron a retirarse uno tras otros, siendo que Cytla se quedaría para su reunión con sus majestades; a Alanís le tocaría esperar afuera, más también tendría su encuentro solicitado.

Una vez todos se habían retirado, incluyendo a Glaius y al amigo del príncipe, pudiste tener su reunión con los reyes, los príncipes y Marshall.

-¿Que necesitas decirnos, Cytla? -te preguntó el rey, yendo directo al asunto de aquella petición de privacidad.

Mientras esperabas en las cercanías de la sala del trono, una mano se pozo sobre tu hombro izquierdo: a pesar de no sentir magia oscura ni nada por el estilo, no pudiste evitar sentir como todo tu cuerpo se paralizaba momentáneamente y tus nervios se disparaban, como si un dolor infernal se extendiese desde tu hombro por todo tu cuerpo por un breve instante. Al reaccionar y darte la vuelta preparada para enfrentar al causante de aquella sensación que por unos segundos te había devuelto a aquel recuerdo de como acabaste marcada...

-... -el nigromante se quedó completamente quieto e inmutable, siendo que no intentaría parar un ataque por reflejo si lo llevabas a cabo.

Hubiese recibido o no algún ataque, Glaius mantendría la compostura a la espera de que dijeses algo, teniendo que recuperarla en caso de haber salido volando por uno de tus ataques.* Una vez iniciases conversación, aunque parecía él quién quería tenerla, ignoraría lo que dijeses y diría unas palabras que te helarían momentáneamente la piel.

-Vaya terrible noche para estar maldita...

Cuando me quedé a solas con la familia real y con Marshall en la sala del trono... y al ver que los príncipes no se iban... me sonrojé y se me vio incómoda con su presencia -Su majestad... ¿deben estar los príncipes presentes?- le pregunté al rey desviando un poco la mirada -Es un asunto que... involucra mi pasado y... vos y Marshall sabéis que... no quiero que nadie lo conozca- fui diciendo, sin llegar a terminar la frase...

En fin... suspiré. No iba a echar a los príncipes... así que simplemente... no daría detalles de algunas cosas -Cof... sus majestades... hoy al llegar a mi tienda, me encontré un paquete de un viejo conocido... un mal bicho de los bajos fondos, su nombre es Jonathan Santa- les empecé a decir, dejando una leve pausa -Ese paquete... contenía la Rompe Tormentas, el arma de Zedron... esa que supuestamente tendría que estar resguardada de manos ajenas... como las mías por ejemplo, que no me llaman Buitre como cumplido... Pero sabéis que yo no he podido ser, estaba siendo atendida en la enfermería- les dije con seriedad a los reyes, dejando que procesaran lo que eso significaba -He guardado el arma en la caja fuerte de mi tienda... no hay lugar más seguro que él ahora mismo, viendo el estado del castillo. Pero desconozco muchas cosas... lo más principal y lo que me lleva a hablar con ustedes sobre ello: Como un despreciable hombre como Santa ha conseguido echar mano de tal arma cuando momentos antes Zedron la usaba para dejarme tuerta y fue custodiada aquí mientras se llevaban al caballero a la mazmorra. Tampoco se porque me la ha dado a mi... pero eso me es irrelevante ahora mismo- les fui explicando antes de decir lo que realmente sospechaba -Pienso... que tiene un topo en el castillo, que le da acceso tanto a información como a bienes del castillo. Y creédme... que no conviene que alguien como él tenga algo como eso. Ahora que sabemos que han habido traidores en nuestras filas... no lo veo descabellado, incluso diría que podría tener relación... por eso os pido que me dejéis investigarlo- le terminé pidiendo a sus majestades -Necesitaría saber quienes se encargaron del transporte del prisionero, y quienes tuvieron acceso a su equipamiento... ahora... son sospechosos...