Partida Rol por web

Puede que el examen de matemáticas no fuera como te habría gustado, ¡pero eso ya no importaba! ¡Las clases habían terminado! ¡Por fin eras libre! Libre de ir al club junto a Wiru-kun y después tener tu maravillosa primera cita con los hombres de tus sueños. Buf… Estabas empezando a ponerte tan nervioso que tus piernas empezaban a convertirse en mantequilla derretida. Menos mal que tu clase estaba muy cerca de la de Wilhelm y con suerte él te distraería lo justo para no acabar derretido en el suelo.

Con su mochila al hombro, el muchacho alemán esperaba en la puerta de su clase. En cuanto te vio aparecer se acercó hacia ti mientras su expresión se iluminaba.

 -Eh, Fujimoto-kun, aquí.

Se puso a tu lado y esperó a que empezaras a caminar hacia el club de arquería.

 -¿Qué tal las clases y eso?

No puedo evitar sonreír al ver a Wiru-kun acercándose, contento de verdad de llevar a un amigo a probar el tiro con arco por primera vez. ¡Es una experiencia única! Todo el mundo debería tirar con arco al menos una vez en la vida.

Al alcanzarle me doy cuenta de su pose de chico guay, con la mochila al hombro y todo. Me da un poco la risa, porque cuando lo intento hacer yo, la mochila pesa tanto por la cantidad de libros que tengo que estar todo el rato cambiándome la mochila de hombro para evitar hacerme daño. Al final, creo que paso de aparentar y simplemente llevo la mochila como debe hacerse. Pero me pregunto cómo lo hará él. ¿Será que casi no lleva libros?

...Oh, Wiru-kun... ¿tenías que recordarme el simulacro de examen de matemáticas? El aire alegre que hace unos segundos me envolvía se vuelve espeso y deprimente. Tuerzo el gesto en una mueca.

— Parece que este año las clases serán muy duras. Voy a tener que esforzarme como nunca si quiero sacar buenas notas... —murmuro irritado. Sacudo la cabeza. ¡Nononono! Basta de pensar en negativo, a partir de ahora todo va a ir a mejor. Tengo que poner buena cara y sonreír: — ¿Qué clases te han tocado a ti? ¿Han sido interesantes?

De alguna manera, el camino hacia el club se me hace corto. Que agradable es pasar el tiempo con Wiru-kun.

 -Eres un chico listo, seguro que te sacas todo con matrículas.

Juntos comenzasteis a ir hacia la sala del club de arquería.

 -Yo he tenido física y química a quinta y lengua a última hora. El profesor Kurosawa nos ha puesto una especie de mini examen para asegurarse de nuestro nivel. Creo que me ha salido bien, pero con este tío nunca se sabe. Física y química ha estado bien, eso sí. El profesor Hirôka es majo.

El camino hacia la sala del club de arquería, localizada en el edificio accesorio al gimnasio, fue más breve de lo que pensabais, llegando casi en seguida a vuestro destino. En la puerta pudisteis ver a la capitana del club, Sayumi Sakakibara, famosa por haber participado en torneos regionales de arquería habiendo ganado varios trofeos para la vitrina del instituto.

En cuanto te vio, te saludó con amabilidad.

 -Fujimoto-kun, qué bien volver a tenerte por aquí. ¿Has venido a practicar hoy? Justo estábamos preparándonos para irnos al campo de tiro.

El comentario de Wiru-kun de que seguro que sacaré varias matrículas me hace reír por lo bajo. No es que me ría de él, sino que me hace gracia la fé que tiene en mí. Ni siquiera estoy seguro de si este año podré mantener la beca, si sigo como hoy. ¡Tengo que ponerle más empeño en los estudios!

— Parece que a Wiru-kun no le intimida Kurosawa-sensei. —comento, mirándole con cierto deje de admiración.

Voy a decir algo más cuando la famosa y hermosa capitana, Sayumi-senpai, aparece ante mis ojos. La saludo con una enorme sonrisa, adelantándome a Wiru-kun.

— ¡Sayumi-senpai! M-me alegra ver que estás tan bien como siempre. —exclamo con emoción, con las mejillas ligeramente sonrojadas por el sentimiento de felicidad/respeto al hablar con senpai. — He decidido volver al club, sí, pero no creo que hoy entrene mucho tiempo, porque tengo planes para después... ¡Pero venía a ver cómo están las cosas por aquí! Y enseñarle a Wiru-kun el club. —digo, presentando a mi amigo a mi capitana.

Echó un vistazo al chico que iba a tu lado y luego volvió a mirarte a ti.

 -Me parece bien. Enséñale primero si quieres la sala del club, donde hacemos las reuniones y guardamos el material. Luego ya podéis uniros al resto en el campo de tiro.

Antes de marcharse miró de nuevo a Wiru-kun.

 -Tienes buenos brazos. Si te decides a unirte al club seguro que podrás llegar a ser un gran tirador. ¡Os veo luego!

Y tras decir aquello, se marchó hacia el campo de tiro.

Se había quedado en silencio hasta que la capitana se marchó.

 -¿Ella es la capitana del club?

Porque si la propia capitana le había dicho que le veía los brazos fuertes… Eso significaba que a lo mejor tenía asegurado un club que compartir con Michi.

Me despido con una sonrisa de Sakakibara-senpai, mirando después a Wiru-kun con curiosidad por su pregunta.

— Sí, su nombre es Sayumi Sakakibara. ¿A que es linda? —le pregunto soltando una pequeña risita, pensando que Wiru-kun está interesado. — Es la que más talento tiene del club y ha ganado varias competiciones. ¡Y ella ha reconocido que podrías ser un gran tirador, Wiru-kun! Quizá tendrías una posibilidad con ella. —subo y bajo las cejas en un claro gesto de "♫ ¡fiu, fiiiuuuuu! tariru tariruuu ♫".

Bueno, no perdamos más tiempo. Cojo del brazo a Wiru-kun y lo arrastro hacia la sala del club. Decir que lo arrastro es un eufemismo, claro, ya que si él no quisiera venir no tendría manera de obligarle con la fuerza de mi cuerpo.

— En la sala del club nos reunimos todos cuando tenemos que comentar algo relacionado con el club, o si simplemente no tenemos nada que hacer y queremos venir aquí a pasar el rato, podemos siempre y cuando se deje todo recogido. —le explico mientras entramos.

Le hago una visita guiada, enseñándole el lugar donde guardamos el material con los arcos, flechas y demás equipo.

— Supongo que una vez te hagas miembro oficial, se te entregará una taquilla y un uniforme. —le explico brevemente, abriendo la mía donde está mi hakama y mi kimono. — Hay que vestir esto, tanto en los entrenamientos como en las competiciones. Y ¡ah!, deberás asegurarte también de conseguir un yugake (guante) que se adapte a ti, hay de dos tipos.

Le doy la espalda para quitarme el uniforme escolar y ponerme el kimono y el hakama. Luego, lo llevo hacia el campo de tiro después de coger sendos arcos y carcaj de flechas.

 -No es mi tipo.

La respuesta fue rápida y seca, indicando que o bien no estaba para nada interesado en ella o bien sabía disimularlo de forma excelente.

Wilhelm se dejó llevar mansamente por toda la sala del club, atendiendo a todas tus explicaciones.

 -Entiendo. ¿Puedo comprar el equipamiento en una tienda de depor… tes…

Y entonces habías comenzado a cambiarte de ropa y algo en el cerebro del muchacho rubio había hecho “paf”, obligándole a mirarte embobado. Cuando empezaste a caminar hacia el campo de tiro, te siguió como un zombi, intentando que la imagen de tu cuerpo cambiándose de ropa no se le fuera de la mente.

En el campo de tiro, la capitana estaba con varios de los miembros del club que recordabas del año pasado practicando el tiro a una distancia de 50 metros mientras que otros estaban haciendo estiramientos de brazos a modo de precalentamiento.

Cuando Sayumi te vio junto a Wilhelm, os invitó a acercaros

 -Fujimoto-san, veo que te has cambiado. Empieza con unos estiramientos y luego ya podrás ponerte a tirar. Tu amigo puede hacer lo mismo también si quiere probar.

— No he podido evitarlo... —admito con una tímida sonrisa cuando senpai comenta mi cambio de vestuario. A pesar de que ella misma nos da el permiso para ir a calentar antes de ponernos a tirar, prefiero quedarme un rato con Wiru-kun a observar cómo tiran.

Mientras veo a los demás tirar al blanco, me entra una impaciencia brutal por ponerme yo también a probar. Es como que, repentinamente, necesito tensar el arco. Miro a Wiru-kun, super entusiasmado.

— ¿A que es genial?

Eso y una sonrisa como la de un niño pequeño, es mi increíble argumento para meterle a Wiru-kun el tiro con arco entre ceja y ceja.

— ¿Te gustaría probar? ¡Va! ¿Vamos a calentar?

De nuevo, cojo la manga de Wiru-kun para arrastrarlo conmigo hacia los compañeros que siguen calentando, uniéndonos en la parte de atrás de todo para observarles e imitarles. Obviamente, en los ejercicios de 2, me pongo con él.

Asintió y fue a precalentar contigo, imitando los movimientos que hacíais tú y tus compañeros. Cada vez que tenías que realizar un ejercicio en pareja, podías ver sus mejillas bastante sonrosadas, seguramente por el calor. Cuando finalizasteis el precalentamiento, fuisteis juntos hacia uno de los blancos para comenzar a tirar.

 -Empieza tú. Y así me enseñas.

— ¿Eh? ¿Yo? B-bueno...

Mi corazón empieza a latir con mucha fuerza a medida que me acerco a la línea de tiro. «¿Cuánto hace que no lo intento?» Los latidos suenan tan fuerte que me extraña que los demás no los escuchen. «Ah-ah, ¿qué voy a hacer? Me estoy poniendo nervivioso...». Me tomo mi tiempo en ponerme el guante en mi mano izquierda, intentando tranquilizarme pensando en los herm¡mala idea!

Busco el ángulo correcto del cuerpo respecto al blanco para alinearme con mecánica efectividad. Cierro los ojos e inhalo con fuerza. Exhalo..........

— ¡Pero no me miresss! —protesto de golpe, girándome para mirar a Wiru-kun con la cara roja como un tomate.

Ya sé que es ilógico lo que digo, ¿cómo va a aprender si no mira? P-pero de alguna manera siento la mirada fija de Wiru-kun y me pongo nervioso. Le doy la espalda y carraspeo, aquinohapasadonada. Repito la operación inhalar-exhalar una, dos, trescuatrocincoseis veces antes de estirar el brazo izquierdo, apuntando el arco mientras saco una flecha con el brazo derecho. «No pienses, sólo hazlo». Vuelvo a coger aire mientras tenso la cuerda y, fuuu, lo suelto a la vez que la flecha.

...es gratificante poder participar en un deporte donde no eres un peligro en potencia. «Irónico que sea en una modalidad donde sí tengo un arma en mis manos...». ¡Ah! El problema de no estar concentrado al tirar: he apuntado a la diana de otro. ¡Perdón, perdón! Me disculpo con varias reverencias y... fuuu... venga, va, que yo puedo. Tenso el arco por tercera vez y vuela la flecha.

Se había quedado mudo de admiración al ver cómo te desenvolvías con el arco.

 -Ha sido bastante impresionante. ¿Cuántos años dices que llevas haciendo esto?

De repente escuchaste aplausos que venían de algún lugar cerca de donde estabas. Al girarte para mirar, viste a los gemelos Collingwood allí de pie. A juzgar por su reacción, daba la impresión de que te habían estado viendo tirar con el arco.

 -¡Quién iba a decir que Michi-kun era tan bueno con el arco!

 -Espero que no te importe que hayamos venido un poco antes, Fujimoto-san. Hemos terminado con lo que teníamos que hacer antes de lo previsto.

En cuanto los gemelos aparecieron, el muchacho alemán puso bastante mala cara. Casi parecía que iba a morder al primero que se le pusiera delante.