Partida Rol por web

Por lo menos, he acertado 2 de 3. Aunque la última flecha se ha clavado en la zona sin puntos de la diana... «Supongo que después de varios meses sin entrenar pasa factura...». Me giro sonriente al escuchar a Wiru-kun, sonrojándome ligeramente a pesar de que sólo lo dice para hacerme sentir bien.

Voy a responderle cuando escucho unos aplausos. Me giro para ver quién ha estado observando y ¡waah! ¡Los gemelos! Mi cara adquiere un tono rojo sangre al escuchar a ambos halagarme. Mi destreza con el tiro con arco de repente se convierte en torpeza multiplicado por 1000: me tropiezo con el arco y, al intentar no destrozarlo de un pisotón, pierdo el equilibrio y se me caen todas las flechas al suelo.

— Hmm... ahm... uh... —gimoteo, recogiendo las flechas rápidamente, nervioso perdido. ¿P-por qué están aquí tan pronto? N-no es que me parezca mal del todo... pero... ¡qué vergüenza! — N-no me importa... en absoluto... —balbuceo, con un hilillo de voz. Miro el reloj de la pared. — P-pero aún me queda un poco... ¿Os importa esperar diez minutos? A-ayudo a Wiru-kun y voy...

Intento ignorar su presencia, acercándome a Wiru-kun con la cara tan roja que emito calor a 2m a mi alrededor.

— Hmmm... esto... —le digo a mi amigo, tan desorientado que no sé por dónde empezar a enseñarle. — ¿P-por qué no intentas tirar, a ver cómo lo haces? —le digo, mirando furtivamente de reojo a los gemelos.

Wilhelm tenía clarísimo dónde quería disparar: directo a las insufribles caras de aquellos dos gemelos infernales. Pero también sabía que, desgraciadamente, tú te llevarías un disgusto, así que se conformó con gruñir un poco y apuntar al blanco con el arco, imitando lo que habías hecho tú previamente.

De las tres flechas que lanzó, sólo una se clavó en el blanco. Las otras dos fueron lanzadas una demasiado flojo y la otra demasiado desviada. El muchacho gruñó de nuevo.

 -¡Es muy difícil!

Tuvo que darle un pequeño codazo a su hermano, el cual había empezado a reírse de la actuación de Wilhelm.

 -Tal vez deberíamos esperar fuera a que terminéis. No queremos estorbarte, Fujimoto-san.

El primer lanzamiento de Wiru-kun se queda corto por falta de fuerza a la hora de tensar el arco, lo cual se traduce en un error de novato. Sin embargo, ¡es demasiado increíble! No sólo su segundo disparo acierta en la diana, sino que su postura es prácticamente perfecta y casi puedo ver cómo los músculos de su espalda se tensan antes de hacer volar la flecha hacia la diana. ¡Increible! ¡Wiru-kun es verdaderamente increible! No me extraña que Sakakibara-sempai comentase que podría ser un buen tirador.

La tercera flecha, sin embargo, se va bastante desviada. Por un rato miro con cierta emoción a Wiru-kun. ¡La última flecha la ha fallado por querer acertar en el centro! ¡Estoy seguro!

— ¡Wah! ¡Eres increíble, Wiru-kun! —le digo totalmente emocionado, olvidando por completo a los gemelos hasta que Demian-sempai me habla.

— Oh, bueno.... de acuerdo, no tardaré mucho. ¡En seguida voy! —les respondo con una sonrisa tímida y las mejillas ligeramente enrojecidas.

Entonces, vuelvo a centrarme en Wiru-kun.

— Wiru-kun, ¡de verdad! ¡De verdad que eres increíble! ¡Yo en mis primeros lanzamientos ni siquiera llegaba a la diana! —mi emoción es tal que olvido que soy un chico tímido y callado, alzando mi voz estridentemente. — ¡De verdad tienes talento! ¡No me extrañaría que el año que viene fueras el mejor del equipo!

Le habría encantado mirar fatal a los gemelos mientras se iban, pero estaba demasiado ocupado poniéndose rojo gracias a los cumplidos que le dedicabas. Se rascó la nuca sintiéndose abrumado.

 -Yo no creo que sea para tanto, pero si tú lo dices me lo creeré.

 -Fujimoto-kun tiene razón, tienes verdadero talento.

La capitana del equipo se había acercado a vosotros dos tras ver vuestras actuaciones.

 -Lo supe en cuanto te vi, tienes brazos de arquero. El club ganaría mucho si te unieras. Y nosotros estaríamos encantados de tenerte como compañero.

Luego te miró directamente a ti.

 -Buen trabajo tú también. A pesar de las vacaciones veo que no te has oxidado demasiado. Unos cuantos entrenamientos y volverás a estar al 100%.

Estoy feliz, enormemente orgulloso y feliz, de que Sakakibara-senpai también crea que Wiru-kun tiene talento. Casi orgasmeo mientras lo alaba, como si fuese yo mismo quien estuviese recibiendo esas buenas críticas. En contra parte, cuando me felicita de verdad, mi rostro adquiere un tono rojizo y bajo la mirada tímidamente, sin ningún rastro de sonrisa o entusiasmo.

Siempre igual. De alguna manera siento que algo no está bien cuando me felicitan tan abiertamente. ¿Cuándo vendrá el "pero"? Tampoco tengo muy claro cómo actuar en estos casos, así que opto por mirarme las zapatillas.

— Capitana, aunque es muy pronto, ¿por qué no le enseña personalmente a Wiru-kun? —le pregunto rápidamente, cambiando de tema. — Si vosotros dos lanzáis juntos a un nivel más o menos balanceado, es muy probable que lleguemos a buen nivel en las nacionales.

Instintivamente lanzo una fugaz mirada hacia el reloj de la pared. No quiero hacer esperar más a los gemelos, así que me despido de ambos con un "¡perdonad, tengo cosas que hacer!" y me dirijo rápido a los vestuarios para cambiarme de ropa e ir a buscar a los gemelos.

 -La verdad es que, si todos damos nuestro mejor esfuerzo, podremos ganar el campeonato nacional este año. Cuento con todos, Fujimoto-kun. Tú también eres un valioso miembro de este equipo.

Y tras dedicarte aquellas palabras, volvió a centrarse en Wiru-kun.

 -Muy bien, practicamos un rato más y luego te acompaño para que rellenes la solicitud de ingreso en el club.

 -Claro.

Si el chico se había alegrado por su rápida aceptación en el club, tu repentina marcha le bajó los ánimos bastante.

 -Eh, ¡hasta mañana!

No intentó detenerte. Odiaba que estuvieras tan pendiente de esos gemelos, pero sabía que era inútil enfrentarse a ellos directamente a riesgo de que acabaras odiándole a él. Pero paciencia, ya llegaría su momento.

Saliste de la sala del club para encontrarte a los gemelos esperándote en el pasillo, charlando entre ellos mientras tanto. Estaban lo bastante concentrados en su conversación como para no haber reparado en tu presencia aún.

De nuevo vestido con mi uniforme escolar, salgo al encuentro de los dos gemelos casi esperando que no estuvieran ahí. Pero oh, milagro, sí están. Hablando entre ellos. Aaay, ¿es esto cierto? Ahora ni siquiera sé qué decir...

Tímidamente me acerco paso a paso, sin atreverme a llamarles. Me da miedo acercarme, pero ni de coña pienso irme. Mi estómago empieza a retorcerse como una serpiente encabritada y si os digo que me sudan las palmas de la mano de miedo, no estaría exagerando.

— Hmm... e-esto... di-disculpad... perdón por.... ^{_{haceros esperar....}} —balbuceo estúpidamente, bajando el tono de mi voz al final.

En cuanto les hablaste, ambos hermanos interrumpieron su conversación para mirarte.

 -Ah, Funjimoto-san. -Demian Collingwood te dedicó una dulce sonrisa- Me alegra ver que ya has terminado. ¿Te parece que nos vayamos ahora?

 -Sí, la película no es que empiece dentro de poco, pero nosotros queremos pasar por ciertas tiendas del centro comercial. Y nos gustaría que nos acompañases.

Aunque te dedicaban sonrisas amables, algo en tu interior te decía que te ocultaban algo. Por suerte ese algo era acallado rápidamente por tu corazón joven y enamorado, deseoso de acompañarles en sus compras, ayudarles en lo que necesitaran y ser su esclavo personal para toda la vida.

Quizá por culpa de las exageradas preocupaciones de Wiru-kun, la "dulce" sonrisa de Demian-senpai me parece ligeramente sospechosa. ...Pero es tan ardiente y horriblemente elegante que siento un escalofrío que se lleva todas las sospechas. Ya cuando Chris-senpai es el que se dirige a mí, me hace palmas el corazón. De golpe y porrazo empiezo a sentir un calor sofocante que me seca la garganta y me impide pronunciar lo mucho que quiero ir. Aturdido, les miro hacia arriba como un cordero frente al matadero. Beee.

— C-c-claro. No hay problemaaa...

No solo he tartamudeado, sino que encima se me ha quebrado la voz al final. Únicamente diré que ojalá aparezca una raza alienígena que me desintegre lo suficientemente rápido como para no sentir dolor.

Empezó a reírse cuando te escuchó tartamudear.

 -¿Estás nervioso? ¡No te preocupes hombre! Sólo van a ser unas compras de nada.

 -Mi hermano tiene razón Fujimoto-san. Es un recado que tenemos que hacer por encargo de nuestros padres. Si re incomoda o no te apetece, siempre puedes esperarnos tomando un té.

Y mientras Demian hablaba, Chris te había pasado el brazo por encima de los hombros para hacerte caminar junto a él.

 -Exacto. Aunque si vienes el rollazo de las compras será menos.

Cualquier palabra que quisiera decir, Chris la mata en mi garganta al pasar el brazo por mis hombros. ¡¡TAN CERCA!!

«D-demasiado cerca»

Obviamente que me dejo arrastrar a donde quieran, con la cara roja y unos nervios que se notan incluso en el caminar. ¿Por qué Chris-senpai huele tan b...por qué está tan cerca? Supongo que ésta es la cercanía por amistad entre hombres o algo así... sumado a que en el fondo son extranjeros... ¿quizá?

— ¡N-no me importa! Y... hmm... pero... -dudo un poco, porque en el fondo esto es muy extraño. ¿Cómo que no tienen más amigos con los que ir? ¿Y la cantidad de chicas que matarían (literalmente) por ir con ellos? — No, no pasa nada... vayamos...

Trago saliva. No sé cómo comportarme cuando alguien pasa su brazo por tu hombro.

Juntos los tres caminasteis por los pasillos del instituto hasta salir por la puerta principal. Las chicas con las que os cruzabais al pasar se fijaban en los gemelos únicamente, dedicándoles miradas de fan hasta la médula y de amor yandere salvaje. A ti o bien no te veían o directamente habían decidido ignorarte. Después de todo eras un chico, ¡no suponías amenaza alguna para ellas (que ellas supieran, claro)!

Al salir a la calle, una elegante limusina os esperaba a los tres. Demian fue el primero en entrar tras dedicarle un educado buenas tardes al chofer que esperaba con la puerta del vehículo abierta. Chris fue menos discreto y casi te empujó para que entraras tú antes que él, quedando sentado en el medio, entre ambos gemelos.

 -Espero que estés cómodo, Fujimoto-san. Si tienes hambre o sed no dudes en decírnoslo.