Partida Rol por web

Los días se habían pasado volando. El inicio del curso quedaba ya lejos en la memoria de los estudiantes, que se preparaban para el evento del año: ¡El viaje de fin de curso a la playa de Yonaha Maehama! Bueno, igual el inicio de curso tan lejos no estaba, que estaban en Julio. Y de fin de curso no era, más bien de fin de trimestre, ya que a la vuelta del viaje, los estudiantes podrían disfrutar de sus seis semanas de vacaciones de verano. ¡Pero eso daba igual, os ibais a la playa! Arena blanca, sol, aguas cristalinas, ¡y bikinis! La mejor de las razones para ir a la playa, especialmente cuando uno tenía un interés romántico con, probablemente, las pechugas más grandes del instituto.

Pero no todo era alegría viajera. Desgraciadamente, tu amigo Taka no había podido acudir al viaje debido a una lesión en la rodilla por jugar al baloncesto. No era grave, se recuperaría para continuar con la temporada al inicio del segundo trimestre, pero su fisio le había recomendado reposo absoluto durante diez días. Por suerte su novia, Kirei Osaka, al ser de un curso inferior no participaba en el viaje de fin de curso, así que al menos tu amigo estaría bien acompañado.

No tener que preocuparte por Taka te dejaba tiempo para pensar en tu otro problema: tu pasado traumático con las playas. Demasiadas relaciones que habías tenido habían terminado de mal a abismalmente fatal por culpa de ese escenario. Helga te había asegurado que no os pasaría a vosotros, pero tú aún no estabas seguro. ¡No obstante, estabas más que dispuesto a intentar que todo saliera bien! ¡Por Helga! ¡Por vuestro futuro juntos, boda, hijos, nietos y perro incluídos!

Aquel día os habíais levantado temprano todos, para ir al instituto donde os esperaban varios autobuses que os llevarían a un resort playero con albergue y actividades. No era lo más lujoso del mundo, pero para unos chavales como vosotros era perfecto. Por eso aguantasteis el largo viaje, lleno de horibles canciones en la radio del bus y de aire acondicionado que no funcionaba. El destino seguro que merecería la pena. Y no era sólo una suposición, que el director estaba viajando con vosotros. Supuestamente iba, junto con unos cuantos profesores, para supervisaros, pero como buenos veteranos que érais ya os imaginábais que la verdadera razón era que él también se venía a disfrutar del viaje. Que no era mal director, pero comodón y agarrado era un rato, así que un relativamente barato viaje escolar eran sus vacaciones idóneas.

Tras una larga jornada de viaje, al atardecer llegasteis al resort de Yonaha Maehama. Bajasteis del autobús con el equipaje, dispuestos a ir a vuestras habitaciones para refrescaros y luego disfrutar de la cena en el comedor del resort. Sin embargo, antes de entrar, el director se puso delante de todo el grupo para dirigiros unas palabras.

 -¡Bienvenidos al mejor resort, _{que pudimos pagar con el dinero recaudado} de toda Yonaha Maehama. Antes de que entréis a ocupar vuestras habitaciones, recordad que si queremos volver otro año se espera que nos comportemos como personas civilizadas, así que dad lo mejor de vosotros mismos, ¿de acuerdo? Bien, no os entretengo más, disfrutad del viaje y recordad que mañana tenéis día libre para descansar y relajaros. Ya hablaremos de excursiones y actividades programadas mañana.

Dicho lo cual el director entró en el edificio junto a los profesores, dándoos libertad para disfrutar de la tarde-noche.

El camino no había podido dormir, pues Tsuyoshi estaba nervioso por lo que le esperaba. Taka no había podido venir después de todo lo que había organizado, y eso por un lado le aliviaba pero por otro le hacía sentir mal, pues Taka había sido la persona que más apoyo le había dado siempre en el insti, y ahora se quedaba atrás. Miró alrededor y se quedó impresionado, pues todo lo que veía era muy bonito y veraniego, así que para empezar estaba bastante bien.

Tras el discurso del director, como siempre pesadamente instructivo había decidido ir a su habitación a dejar sus maletas y volver al lobby a ver si encontraba a alguien que le cayera medianamente bien para no estar completamente solo. Se encontraría con Helga más tarde, ahora tenía que ver cómo se desenvolvía en un ambiente nuevo para no cagarla demasiado pronto.

Cogiste el equipaje y te dirigiste derecho a tu cuarto. No era la habitación más grande del mundo, pero al menos eran individuales. Eso significaba que podías tomarte una ducha tranquila y relajarte un rato hasta la hora de la cena.

Pero mientras caminabas hacia tu habitación, tuviste la ¿suerte? de encontrarte con el Capitán del equipo de fútbol americano del instituto: Takuma Yagami. Que en realidad tú no tenías problemas con él, pero él sí que los tenía con Taka. Aunque... Ahora que le mirabas, no veías su habitual expresión de chuleras ni su actitud de gallito. Parecía... Triste. Y eso, estando en el pedazo de viaje que estabais, era extraño.

En cuanto te vio, se acercó hacia ti sin mediar palabra, quedándose a menos de medio metro de distancia de ti.

 -Tsuyoshi-san. Tú y Taka Kirame sois muy buenos amigos, ¿verdad?

Estaba sonando amenazante, como si quisiera machacarte a cabezazos. Pero entonces sus ojos se cuajaron de lagrimones.

 -¡Mi queridísima Kirei está con él! ¡Intenté pedirle que saliera conmigo pero no me hizo ni caso! ¡Dijo que yo era un pringao al lado de su "Taka-kun"!

Te agarró de los hombros y empezó a sacudirte de atrás a alante.

 -¿Cuál es su secreto? ¡Cuéntamelo!- dejó de sacudirte para limpiarse las lágrimas -Necesito ayuda y tú eres el único que puede dármela. Por favor.

A Tsuyoshi le extrañó muchísimo que Takuma se le acercara sabiendo que era un gran amigo de Taka ¿Tan desesperado estaba, o era una estrategia para demostrarle lo mal amigo que era de Taka? La cuestión era que ahí lo tenía delante, llorando por la chica con la que Taka estaba, y Tsuyoshi podía ser muchas cosas pero no era mala persona, así que le puso una mano en el hombro para apaciguarlo y le dijo con tono amable.- Mira Takuma... eres un hombre fuerte... y hay cosas que hay que aceptar. No puedes controlar lo que piensen los demás, ese era un fallo mío y pagué sus consecuencias, precisamente en una playa parecida a esta, así que relájate y disfruta, seguro que encuentras a otra que te pueda llenar más que ella.- Con la mirada fija hacia el horizonte.- Creemos que sólo podemos amar a una persona, pero cuando el desengaño viene y otra persona maravillosa aparece esos esquemas se rompen.

El chico se sorbió la nariz ruidosamente mientras escuchaba lo que tenías que decirle. Era un gran consejo, de eso no cabía duda. Pero el chico estaba en esa fase de la decepción que los consejos buenos le parecían...

 -¡Pero es es largo, lento y complicado! Suena a lo que te dice tu abuelita cuando te deja la novia.

Takuma respiró hondo y sacó un pañuelo para limpiarse ojos y nariz.

 -A ver, no me malinterpretes, sé que es lo que tengo que hacer. Pero se hace muy cuesta arriba.

Otra honda respiración y el chaval se te acercó para agarrarte por los hombros de nuevo.

 -De todas maneras, gracias. Eres un tío legal. ¿Mañana tienes algo que hacer? Porque igual podemos ir a la playa y así me ayudas a buscar chicas solteras.

... Hablando de recuperaciones relámpago...

Me impresionó la capacidad que tenía de recuperarse.- A ver... yo tengo una cita que no puedo dejar... estoy conociendo a una chica y estaré con ella la mayor parte del día. Ella conoce a muchas chicas del club de lucha, no sé si te has fijado alguna vez en alguna de ellas, pero te podemos presentar a la que te guste.- Dije sonriendo.- Pero primero tienes que arreglar tus problemas con Taka, es un buen tío. Deberías de llamarlo y pedirle disculpas, seguro que os perdonáis y llegáis a ser buenos amigos, como yo y él.

Takuma se te quedó mirando como si de repente te hubieran brotado orejas de burro en la cabeza.

 -Tío... Todo el mundo sabe que estás camelándote a la capitana del equipo del club de lucha. Que no me extraña, porque tiene unos melones maduros que son el orgullo del instituto. Si a mí me fueran las pechugonas, le habría tirado la caña hace tiempo.

Se rió entre dientes un poco y luego fingió pensarse un poco tu oferta.

 -Hmm, vale. Creo que todos los clubs deportivos intentarán practicar por las mañanas. Mañana nos toca a los chicos primero y luego a las chicas. Así que puedo practicar con mi equipo y luego acompañarte a ver al club de lucha femenino. ¿Trato?

En cuanto a lo de llamar a Taka... Tentado estuvo de ignorarte en ese respecto, pero te estabas portando bien con él, así que...

 -Bof, llamaré a Taka. E intentaré no ser un borde. Pero no mucho más.

Me quedé un poco pensativo, mientras me rascaba la cabeza por cómo trataba a las mujeres este compañero, hablando sobre "pechugonas" y "camelar".- Bueno, yo no diría "camelar", más bien nos gustamos y... nos estamos conociendo.- Me froté la cabeza con fuerza y sonreí amablemente.- Hay trato entonces.- Dije ofreciendo mi mano.- Pero arréglalo con Taka, no quiero malentendidos... me dolería mucho si nuestra amistad se acabara por juntarme con su "enemigo".

Contaba las horas para poder ver a mi querida "Pechugona" como vulgarmente se había referido mi nuevo compi.

Se te quedó mirando con cara de "pero qué me estás diciendo, tío".

 -Pues eso, lo que yo he dicho. Da igual, la cuestión es que tú y yo vamos a ser los mejores amigos durante este viaje. Y si para eso tengo que hablar con Taka y prometerle que dejaré de meterme con él, pues lo haré. Si un chico normalito como tú ha conseguido que la mismísima Helga Achanbach se interese en él, es que tienes que tener un talento innato con las damas.

Con una enorme sonrisa dibujada en la cara, el muchacho se acercó a ti y te dio una buena palmada en la espalda.

 -Venga, descansa. Mañana te veo colega.

Y feliz cual perdiz, el chico se marchó por el pasillo, dejándote vía libre para, esta vez sí, ir a tu cuarto.

Saludo con la mano y me dirijo a mi cuarto, pensando lo extraño que me parecía semejante personaje. De repente mi querida Helga apareció en mi cabeza, así que una imagen más agradable comenzó a inundar mi cabeza dirección a mi cuarto.

Al llegar a tu habitación, te encontraste con un pequeño paquete de bienvenida puesto sobre la cama. Era una cesta en la que había unas toallas limpias, unos botes de champú, gel y demás productos para el aseo, un albornoz, unas zapatillas y una bolsita con chocolatinas de varios colores. ¡El hotel ese sabía cómo atender a los huéspedes, desde luego!

Aparte del paquete de bienvenida, te fijaste en lo limpia y coqueta que era tu habitación. Era del tamaño ideal para una sola persona, con una cama en la que cabrían dos como tú con comodidad. Y había una bonita mancha de vaho en la ventana. Un momento... ¿Mancha de qué?

Al fijarte en la ventana, pudiste observar que tras la mancha de vaho habia una cara observándote. Una cara enmarcada en una larga melena oscura, que al ser consciente de que la estabas mirando, se retiró de la ventana con rapidez y desapareció en la noche. ¿Qué puñetas? ¿Era eso un espía?

Entré en la habitación y me deleité con la vista que tenía... lo tenía prácticamente todo, incluso ¡Un pack de bienvenida con chocolatinas! Desenvolví una mientras me la metía en la boca y miraba hacia la ventana, y entonces ocurrió: Una persona con una melena morena desapareció, me quedé mirando fijamente y parece que el tiempo pasó a cámara lenta... ¿Me sonaba esa cara? Dije pensativo ¿Quién iba a querer espiarme a mi? ¿Tenía un espía o era una espía? Todas estas preguntas vinieron fugazmente a mi cabeza mientras me tocaba la barbilla frente a la cama.

Por desgracia no conseguiste reaccionar a tiempo para poder averiguar quién era aquel misterioso individuo que te estaba espiando. Sólo sabías que era una figura humana (parecía humana al menos) con el pelo largo. Eso sólo te dejaba a la inmensa mayoría de la poblacion femenina, y parte de la masculina, del mundo.

Y ahora te enfrentabas a tomar una decisión. Podías salir corriendo para perseguir al espía o podías iniciar pesquisas al día siguiente, que la verdad ya era tarde. Claro, que siempre podías pasar absolutamente de todo y dedicarte a disfrutar del viaje, sin preouparte de espías ni de nada.

Me tumbé de un salto en la cama y me quedé pensando en quién podía ser esa persona... era extraño que alguien con buenas intenciones me espiara sin más, así que tenía que andar con cuidado. Aunque por otro lado nunca había tenido problemas serios con nadie, así que no sabía muy bien a qué se debía todo aquello. Entre mis pensamientos mis ojos se fueron cerrando lentamente sin quererlo... había sido una jornada agotadora.