Partida Rol por web

El ataque sorpresa fue exitoso y logramos abatir a ese orco. Pero no me encuentro para nada satisfecho, ya que logró golpear a Sammy. Sin dudarlo me acerco a la bardo para interesarme por ella.

- ¿Te encuentras bien? Ha sido mi culpa que lograra golpearte, debería habérmelo cargado con el primer golpe - le digo en voz baja para no alertar a nadie más.

Una vez Sammy responde le echo un vistazo a la zona, viendo que es una explanada. Más adelante hay una cresta por la que podemos ascender, pero sería un lugar perfecto para una emboscada o simplemente defender bien. Trato de buscar en la parte de arriba si hay orcos vigilando la cresta y dónde.

Estaba inclinada, apoyada sobre sus rodillas. El golpe había picado. Hizo un gesto a Trece para tranquilizarle. 

-Estoy bien. No ha sido para tanto- Respondió aun algo agobiada. -Los golpes en el estómago son lo peor. Darme un momento para recuperarme- 

Mientras esperan, Trece aprovecha para examinar la cresta. Puede Ver que hay algunos orcos marcados con una mano blanca en la cara*

- Menos mal - murmuro aliviado.

Tal y como temía, hay algunos orcos vigilando la cresta. Resulta curioso que tienen marcada la cara con una mano blanca. ¿Será que son de la guardia personal del orco albino? Espero a que Sammy se recupere para informar.

- Hay más orcos vigilando la cresta. Tienen marcas de una mano blanca en la cara - les aviso en voz baja, señalando con la mano su posición mientras que con la otra indico que guarden silencio.

En la explanada, el aire soplaba con cierta fuerza. En la altura, y sin nada que ofreciera cobertura, la corriente se dejaba notar. De vez en cuando se hacían pequeños remolinos de polvo, que se desvanecían a los pocos segundos. Las ramas de los pocos árboles se mecían con relativa fuerza. El agua de los charcos ondeaba. El viento, además, arrastraba la humedad de las lluvias del día anterior. 

Sammy ya se había recuperado del golpe. El grupo estaba por proceder con cautela a la cresta cuando un grupo de tres orcos apareció por la boca de esta. Sin duda atraídos por el grito del que acababan de matar. 

Rápidamente, los orcos adoptaron una formación de combate.

Apenas se había recuperado, un grupo de tres orcos apareció. En esa ocasión, no pensaba jugársela en el combate físico. Se quedó detrás, preparándose para lanzar otra salva de proyectiles mágicos.

Como contra el oso, extendió la palma de la mano hacía los orcos. -Proyectil mágico- Tras pronunciarlo, tres de sus dedos brillaron. Lanzado tres volutas de magia hacia su objetivo. 

3 orcos se acercan a nuestra posición. Toca combatir otra vez, y en esta ocasión debo hacer mi trabajo a la perfección. Por ello echo mano de mi escudo y avanzo hacia los orcos para contenerlos adoptando una postura defensiva total, para que así mis compañeras puedan acabar con algunos de ellos.

Los orcos abrieron el combate. El primero de ellos cargó directamente hacia Trece, quien se defendió sin problemas de este, frustrando su intento. De los dos restantes, uno decidió ir a por Silmeria.

El orco logró golpearla. A pesar del dolor, pudo arreglárselas para contraatacar, disparando a bocajarro su arco, clavando la flecha en una zona bastante crítica. Bramó dolorido, mirando a la arquera con los ojos inyectados en sangre. Sin embargo, su furia no duró demasiado, pues los tres proyectiles de Sammy le alcanzaron, acabando con su vida al instante. 

Logro contener a uno de los orcos, pero los otros dos logran pasarme. Mientras me defiendo del que me ataca, puedo ver de reojo cómo otro de ellos lograr herir a Sil antes de caer abatido.

- ¡Sil, aguanta!

Me giro enfurecido hacia el orco que tengo enfrente, pues quiero eliminarlo cuanto antes para ir a por el que queda y ayudar a mi amiga.

Uno menos. Quedaban dos. Aun así, Sammy no pensaba bajar la guardia. 

Aun tenía el brazo extendido por el último hechizo. Sus dedos volvieron a brillar. -Proyectil mágico- Y otra andanada salió de sus dedos

Uno de los orcos volvió a atacar, de nuevo, a Silmeria. Pero la qamur esquivó el ataque con gran gracilidad. 

Acto seguido, Trece descargó un potente golpe contra el otro oponente. Tal fue la magnitud del tajo que partió al orco por la mitad, provocando que tanto la sangre como sus tripas saltaran por doquier. Sobra decir que murió al instante. 

Llegó la ocasión de Silmeria. Tensó el arco y disparó rápidamente. Quizás demasiado rápido. No tuvo tiempo de afinar el tiro y la flecha erró por mucho. 

Finalmente, Sammy lanzó su proyectil al orco restante, causándole bastante daño, pero no suficiente como para que cayera. 

Suelto un bramido y descargo con furia mi ataque sobre el orco que tenía frente a mí, con tal potencia que acabó partido por la mitad, de arriba a abajo. Acabo cubierto de la sangre de ese orco. Ahora mi mirada se centra en el que queda, quien también ataca a Sil.

Suelto el escudo, empuño mi espada con ambas manos y cargo sobre él con ímpetu. A éste también lo voy a partir en dos.

Aturdido por el golpe de los proyectiles, el orco no pudo reaccionar ante la nueva acometida de Trece, quien blandió su arma con incluso más fuerza que antes, acabando con el combate...

Se quedó mirando boquiabierta a Trece. El día anterior, cuando lo vio herido tras una pelea contra una fiera del bosque, pensó que sería poco más que un pelele con una espada muy grande.

Tras ver como prácticamente había despachado cuatro orcos casi sin ayuda no tuvo más remedio que cambiar de opinión. 

-¡Jo-der!- Exclamó incapaz de contener la emoción. -¿Desde cuando eres capaz de pelear así? ¿Por qué no luchaste igual de bien contra el oso? ¿Que narices piensa El Rector poniéndote a prueba? Esta claro que eres más que apto para la academia- 

Fue hasta el guerrero dando saltitos y se puso a palparle los brazos. -Ya verás cuando Ubbe y Himmund te vean... No se van a creer que haya alguien tan fuerte como ellos. ¡O incluso más! Puede que se pongan celosos y todo- 

Aturdido gracias a Sammy, cargo contra el arco y blando mi espada con una trayectoria descendente, empezando el tajo por la clavícula derecha y saliendo por el costado izquierdo, acabando con él instantáneamente. Sammy, visiblemente sorprendida, comienza a bombardearme a preguntas y a palparme el brazo. Recuerdo que mi maestro me dijo una vez que si una chica me palpaba el brazo, que "sacara bola" para enseñar más músculo. Aún no entiendo el motivo de ese consejo, pero hice caso y "saqué bola".

- Bueno, ésas son mis primeras batallas reales. Hasta ahora solo había entrenado y hecho algunos simulacros con mi maestro, al menos hasta que su enfermedad le debilitó mucho. No pude pelear así contra el oso porque ya estaba malherido por la pantera, pero créeme que esa bestia no acabó mucho mejor que este orco.

Me sonrojo cuando Sammy afirma que soy más que apto para ingresar en la Academia.

- Gracias, pero creo que deberíamos acabar con la misión antes de hablar de ello - comento con cautela - Pero antes de eso - me acerco a Sil - Oye, Sil, ¿cómo te encuentras?

-Estoy bien, tranquilo- Respondió a su amigo. -Pero tengo que estar más atenta, no me apetece llevarme más golpes. Tengo que estar a tope para las jarras que vamos a tomar cuando volvamos- 

Después de que Sammy hiciera un poco la tonta con el brazo de Trece, el grupo continuó la marcha. 

La cresta estaba despejada. Los guardias que vio el muchacho habían muerto por su espada. Aunque esto no hacía que la subida fuerza fácil.

Una rampa bastante empinada, con un recorrido en zig-zag. Al menos tenían la corriente a favor y habían algunos árboles en los que cobijarse para descansar de ser necesario. 

Tardaron más de lo que les habría gustado en llegar a la cima.

Allí, desde detrás de las rocas, vislumbraron una zona circular, más o menos llana. Tal y como había dicho Sammy, allí estaba la tienda del Albino: Una imponente tienda de campaña hecha con pieles y rodeada por una empalizada de madera. Estaba decorada con varias marcas tribales, todas ellas de color blanco.

Desde fuera no parecía haber vigilancia. Lo que hubiera en el interior era otra cosa...