Partida Rol por web

Sentir su mano en mi piel hizo que casi pegara un salto. Me puse tan nerviosa que tuve que sujetar con fuerza las botellas para que ninguna se deslizara. No recordaba cuanto hacía que alguien me tocaba pero estaba segura de que no me gustaba nada, al revés, mi piel se erizaba solo por el leve contacto. Me eché un poco hacía atrás instintivamente, aunque supiera que no me iba a hacer nada prefería mantener la distancia. Con más calma y enfriando mis nervios le dediqué una media sonrisa que me pareció bastante forzada, pero no podía conseguir nada mejor.

-Ayudar siempre hace sentir bien y así me mantengo ocupada samurai-sama, ahora iré a dejar las botellas en la cocina - le eché una mirada como pidiéndole permiso para retirarme esperando que no le hubiera molestado ni mis maneras ni mis palabras. Supongo que achacaría mis nervios a ser una niña y no a alguien que rehusaba el contacto con los demás.

-Cierto es que ayudar a otros es una tarea noble. Tal como el bushido indica en las referencias al Jin, la virtud de la benevolencia...

Se te aproxima al rostro, mirandote fijamente. Sus ojos son pequeños y oscuros, muy penetrantes.

-Cuando termines aqui, sin duda podras ayudarme con algo. Te esperare en mis aposentos. No me hagas esperar...+susurra+ Puedes retirarte.

Sus palabras llegaron a mi como un viento frío, más bien como una borrasca, que consiguieron erizarme el cabello de la nuca. No sé si tenía más ganas de salir corriendo o de caerme al suelo allí mismo. Quizás yo le interpreté mal o fue su tono el que enturbió mis pensamientos, no quería verme a solas con nadie, necesitaba distancia con las personas y no era extraño con todo lo que había pasado. Lo peor de todo es que sabía que no podía decirle que no. Quizás él no albergara las ideas que yo había puesto en su cabeza y en sus palabras pero parecía poder leerse entre lineas... ¿Que iba a querer si no?
Tragué saliva, nerviosa perdida e intente que no notara nada en mis ojos ni en mi expresión.
-Sí Samurai-sama - y diciendo esto me giré para ir directa a la cocina a dejar las botellas. Necesitaba un trago de agua y un dios que me protegiera por una vez... Mi estomago rugía de los nervios, mi pulso titubeaba mientras daba pasos lentos y poco firmes.

La chica que fuera contigo te acompaña de camino a la cocina, cargando un monton de cuencos y un par de bandejas bajo el brazo. Al mirarte de reojo nota tu estado perturbado, y frunce el ceño.

-Pasa algo, pequeña? Te sientes bien? +pregunta susurrante.

Intenté que mis pensamientos turbios no se reflejaran en mi mirada cuando fijé mis ojos en los de ella. Pero mis gestos daban a entender lo contrario.
-Oh nada, no pasa nada - ¿Qué le iba a decir? ¿Que me recomía el miedo? - Solo me encuentro un poco mal, eso es todo
Aparte mi mirada de la suya y seguí hacía delante tragándome para adentro todo lo que quería gritar en ese instante.

-Si no quieres continuar no hay problema. Solo dilo si? +te responde, mientras entran a la cocina. Alli de inmediato deja sus enseres junto a un barril con agua, donde los estan lavando, y se encara a la jefa de cocina, señalandote+ Okaasan, ella se siente algo mal...

Te mira con semblante preocupado.

-¿Que sucede pequeña? Te sento mal la comida?

-Es posible, solo tengo malestar - mentí - ¿Podría descansar un rato? Quizás el aire fresco me siente bien
Intenté parecer un poco más tranquila, esperando que no se lo tomaran a mal y no me preguntaran ninguna cosa más. Respiré hondo y les lancé una sonrisa que a mi me parecía una mala imitación pero bueno.

Si la mujer se da cuenta de tu mentira, tiene la amabilidad de no decir nada. Te indica en cambio el pasillo techado que corre fuera de la cocina, por todo el borde de la estructura.

-Sientate alli y toma aire, relaja tu mente... Tambien puedes ir al jardin posterior si lo deseas. Pero no te alejes demasiado, Kuni-sama puede volver en cualquier momento. 

Me alejé hacía el jardin posterior y cuando me vi fuera del alcance de cualquier mirada me dirigí a los aposentos del samurai, si veía que me quería retener demasiado tiempo simplemente le diría que Kuni-Sama requisaba de mi ayuda y que debía estar disponible y cerca por si me llamaba, me parecía un buen plan. Tragué saliva y cerré los puños con fuerza mientras andaba.

En el jardin posterior hay 3 estructuras. Una parece una casa de baños, esta del lado de las cocinas. Otra, al centro, tiene el aire de un dojo, y finalmente una tercera, redonda, con el tradicional arco de un templo. Los 3 son relativamente pequeños, probablemente solo para las necesidades del castillo, pero aun asi mas grandes que tu casa. Tu casa... Destellos de la cara de tu padre y tu hermano se cruzan por tu cabeza.

Casi estas llegando al otro lado del castillo, al pasillo de invitados donde despertaste, cuando notas que alli estan los dos Escorpion, junto a una sirvienta. El Kuni y el Grulla tambien se les estan acercando, proviniendo de la parte frontal. Todos lucen confusos y preocupados.

Me acerqué a la sirviente, intentando pasar desapercibida
-¿Tomodachi-san que ocurre? ¿Porque están todos así, tan preocupados? - susurré lo más bajo que pude. Vaya día... todo lo que ocurría a mi alrededor me parecía lejano y difuso como si andara en sueños sin saber donde estaba realmente.

- Estimo que si- sonrie mientras te observa – Ya que estamos todos aquí sería conveniente presentar lo que tenemos.

miro a la Sirvienta – Muchas gracias por su servicio – dijo en vos pausada dando a entender que los mismos no eran requeridos en aquel momento. Los ojos ocultos del Escorpión terminaron por posarce en el grupo allí presente

– Quiero decirles que de este lado, se alojan el Tsi con el Yasuki. Del otro, la joven Kakita con la shugenja Kitsune – Explico – Supongo que sería importante hablar con ellos para determinar horas y si vieron a nuestro compañero o actividad sospechosa

Solo te mira de reojo y luego te ignora, para hablar a sus compañeros

Es mejor dividirnos para ganar tiempo, pues sin importar lo que haya pasado o no con Iuchi-sama siempre es bueno actuar con celeridad a fin de evitar inconvenientes mayores- respondió a su compañero escorpión- si les parece voy en busca de las dos jóvenes( kakita y kitsune), pensó un momento antes de terminar de hablar, ¿siguen con la idea de ir al templo? podemos ir mientras buscamos a los otros huéspedes a ver que saben.

Me quedé en silencio y mi corazón dio un vuelco cuando escuché el nombre de mi protector. ¿Quién eran todas aquellas personas que habían nombrado? ¿Y esas muchachas? Me reconfortaba saber que al menos se interesaban por saber que le había ocurrido a Iuchi-sama y que estaban intentado echar atrás el humo que rodeaba todo aquel tema. Yo no tenía buenas vibraciones y sabía que nada bueno tener que ocurrir, sabía que seguramente no lo volvería a ver, ya no encontraba caras familiares en mi memoria, solo estragos y heridas además de muchas penumbras.
Miré a la sirviente y le pregunté si sabía algo de aquello, total no podría preguntarle a los samurais.
-¿Sabes quienes son la tal kakita y kitsune?

-Otras invitadas...+alcanza a susurrate, mientras hace una reverencia y se retira, por la orden del samurai tuerto. Quedas a solas con ellos...

- Yo ya pregunté al hijo del daymio Suzume. Tampoco parece saber nada al respecto. Tengo entendido que hay un miembro de la familia Ide entre los invitados, ¿no? Tal vez él sepa algo.

Aquello último llamó mi atención. ¿Familia Ide? ¿Sería pues Ide Otojiro? Me escabullí entre ellos y apresuré el paso para alcanzar a la sirviente.
-Perdona Tomodachi-san, una última cosa, ¿me podrías decir donde se hospeda el invitado de la familia Ide? Me ha mandado un recado pero no sé donde encontrarle y siento molestarte - le sonreí intentando no incordiarla, pero era a la única que podía dirigirme sin recibir preguntas a cambio.

-mmm +mira un momento las puertas de la galeria. Todas tienen pintados dos mon en las mismas. Te señala la segunda desde el inicio finalmente, al otro lado de donde estan los samurai amigos de Iuchi. En ella hay tanto una libelula, como una mano abierta en gesto amistoso+ Esa es su habitacion, Kawaii-chan. 

Casi enseguida, aparece al lado tuyo el escorpion.

-Que es lo que sucede Pequeña?- pregunto en voz amable – Recordaste algo que podría ser de ayuda?

-Kuni-San, podrías acompañarme tu al templo si no es mucha molestia, aun llama mi atención algo que faltaba en el equipaje de nuestro compañero -agrego tambien, girandose hacia el resto.