Partida Rol por web

[Noche a las afueras del Shinomen, Saito y Rin toman té mientras charlan]

Ante la creciente desconfianza de la Dama Dragón el Monje sonrió con suavidad y cercanía tratando de calmarla. -"Disculpadme Kitsuki-sama, no era mi intención agitar vuestra esencia con mis pensamientos. Solamente quería saber vuestra impresión después de lo sucedido en la aldea. Después de todo, pudisteis adelantaros y ayudar a esa pobre gente. En mi caso, tras tratar de mantener dignamente la capilla del lugar a las Fortunas, apenas pude sacar nada de información al respecto del ataque y me concentré en evitar la cólera de las Fortunas por la profanación del lugar en la tierra donde se les rinde culto y caminan entre nosotros".

Saito recogió la taza de té entre sus fornidas manos sintiendo el calor de su contenido antes de darle un largo sorbo, saboreando su aroma en el paladar mientras calentaba su cuerpo de camino a su vientre. -"Lo que me pregunto es si ¿Encontrasteis algún indicio, que os hiciera sospechar de que no fueran realmente bandidos los causantes? Como que no robasen el grano y quemasen las casa en su lugar...De todos los que nos encontramos aquí sin duda vuestra habilidad para resolver enigmas mediante la investigación es la más capacitada". El cangrejo se postró entonces frente a la Dragón a modo de petición formal. -"Es por ello que os lo pregunto directamente, más que nada para dejar atrás sospechas y poder poner toda mi alma en otra cosa, más útil para nuestra empresa".

Rin puso una mano bajo el mentón, recordando lo que había visto buscando una respuesta para dar, ya que no estaba segura, no creía que los mismos aldeanos quisieran causar tal agravio a las fortunas, ahora que lo pensaba, no había hecho las preguntas correctas, y no había podido investigar a los aldeanos, entre todo el agetreo del fuego y el ayudar a los heimin a extinguirlo, no había hecho lo que debía, se mordió el labio inferior con frustración.

-¿Cree que el golpe pudo venir de adentro? ¿De una persona del mismo pueblo? No veo a alguien de la comunidad siendo cruel con su propia gente, no encontré ningún indicio, pero puedo interrogar a Renzo-san en la mañana, tal vez... Arroje un poco de luz en el asunto-

Bebió un sorbo de té, deslizando la taza entre sus delicadas manos, pensativa, haciendolo despacio y elegante, ya no lo podía disfrutar, ya no tenía ganas si quiera de bromear o de hacer algún comentario sugestivo, todo esto se había transformado en mal humor. 

El Cangrejo observó la reacción de la Dama Dragón, estaba claro que había dejado de estar cómoda con la conversación, puede que hubiera sido demasiado directo al presioarla de aquella forma, por lo que entendió que una disculpa a tiempo podría aligerar el malestar de su interlocutora. 

Saito se arrodilló frente a la nieta del Emperador y se inclinó hasta que su frente rozó el césped del claro. -"Ruego me disculpéis, Danna. En ningún momento he tratado de arruinaros la taza de té. Os pido humildemente que me perdonéis".

"Rei" la benevolencia, cortesía, un samurai es respetuoso incluso con sus enemigos, sin esta virtud, el ser humano, sin importar si es de los grandes clanes, de los pequeños, o un heimin cualquiera, no sería distinto de los animales, la chica volvió a sus cabales cuándo él Hiruma se disculpó tan enérgicamente, la culpa es de su desconfianza, no del hombre.

Estando frente a frente, su rostro cambió a uno relajado, mostrando una sonrisa cautivadora, delicada, haciendo un esfuerzo para sobreponerse a ellos con voluntad férrea, después de todo, el hombre solo quiso manifestar su preocupación.

Se inclinó hasta tomar la mano del cangrejo, que aún yacía con la cabeza sobre el césped, con delicadeza, haciendo un roce gentil para transmitirle tranquilidad. 

-No debe disculparse, Hiruma Saito-san, fui yo quien se comportó mal con su persona, no debe disculparse, transmitir sus preocupaciones es motivo de investigación, le pido que mañana me acompañe a interrogar a Renzo-san, y saber bien que es lo que ocurrió, le prometo que juntos averiguaremos el por qué de esta situación tan... Desfavorable-

Volvió sus manos a la taza de té, ahora podía volver a disfrutar el sabor del mismo. 

-Creo que ya se lo dije, pero es agradable estar en su compañía, apuesto que su esposa disfruta su presencia-

El último comentario, solo estaba destinado a hacer saltar su picardia, esperando que muerda el anzuelo para molestarle inocentemente, mientras sonreía divertida. 

El Monje asintió ante las palabras de la Cortesana antes de dejar que terminase de hablar para contestarla. -"Será un honor acompañaros cuando se deba hablar con el muchacho".

La última aportación de la Kitsuki pilló por sorpresa al Cangrejo, que no esperaba para nada que utilizase ese tipo de juegos con él. Pues, después de todo; era un hombre de fe y ese tipo de deberes terrenales no eran de su interés. Sin embargo, accedió a seguir la estela indicada por su acompañante ofreciéndole una sonrisa antes de contestar. -"Lamento informaros Danna, de que el matrimonio se escapa de mis deberes como monje, por lo que podría decirse que todavía no he realizado mi Gempukku en esos aspectos de la vida Rokuganesa. Sin embargo, comparto vuestra impresión sobre vuestra compañía. Es agradable poder compartir una taza de té con vos". Concluyó con una amplia sonrisa acompañada de una reverencia de cabeza.

Escena de diálogo a la salida del Monasterio entre Iwao y Saito tras la visión de este.

El camino de regreso a la mansión del Daimio se tornó un laberinto debido a la visión que había tenido. Sin duda era una señal de los Kami pero qué podía representar. quizás se trataba de la identidad de aquel Ronin que hirió a Iwao-san en la emboscada del camino a la ciudad. O quizás un enemigo del pasado o un enemigo aun por descubrir. 

Por suerte, la máscara de Oni cubría la expresión facial de evidente preocupación del Monje. Sin embargo, las preguntas por parte de Iwao-san no tardaron en hacer acto de presencia, por lo que se vio obligado a tener que comentarle lo sucedido a su camarada. Asintió lentamente ante las dudas del Grulla a la vez que giraba su rostro tras de la máscara para posar sus ojos críticos sobre los de su interlocutor. Quizás, Iwao-san pudiera ofrecer algo más de información acerca del misterioso atacante de su visión, puede incluso que lo conociera y que fuera su enemigo de hacía tiempo. Fuere como fuera, debía informar al Grulla, pues aunque nadie más que los Kami conocían el destino de los hombres, solamente cada uno conocía sus propios secretos.

Saito se detuvo en la calle un instante para comentar con suavidad. -"Los Kami han vuelto a comunicarse conmigo como hicieron en las afueras del bosque de Shinomen-Mori". Tras esa proclama reanudó la marcha haciendo un gesto a su acompañante para que hiciera lo propio y no se detuviera, tratando de mantener las apariencias. -"En mi visión podía veros a vos con los ojos de las Fortunas, erais un hombre-pájaro de plumas grises majestuosas y un alma pura que rezumaba serenidad y honor". El Sohei calló un instante antes de continuar dejando claro el respeto que ya con anterioridad le tenía al duelista Kakita. -"Sin embargo, eso no fue todo, a vuestra espalda apareció un hombre-león de aspecto furioso y autoritario, cuya alma hacía que sintiera inquietud y una oscuridad tenebrosa. Ese hombre portaba varias sallas en su obi al lado de su daisho. ¿Os suena de algo alguien así?".

El Cangrejo calló otro instante sin dejar que el Grulla tomase la palabra, para continuar. -"Por desgracia, no poseo el don de la adivinación e interpretar las señales de los Kami es una ardua tarea que necesita de un gran conocimiento. Es por ello que es necesario explicarle la visión a Iwasa-sama, con el fin de saber si se trata de alguien de vuestro pasado, alguien de vuestro presente o alguien que aparecerá en un futuro. ¿Tengo vuestro permiso para contarles a todos lo mismo que acabo de deciros a vos?"

Saito prosiguió la marcha con las manos entrelazadas tras de sí metidas en las anchas mangas de su kimono negro azabache, una postura habitual en él, mientras paseaba con tranquilidad, dirección a la mansión del Daimio.

Después de encontrar al Cangrejo, se pusieron ambos compañeros en camino hacía el lugar de reunión. Al salir del monasterio, el Grulla colocó de nuevo sus armas a la izquierda, precavido ante cualquier posible amenaza atento a las respuestas que pudiera darle el Hiruma, un hombre mucho más versado en temas espirituales que él. El hecho de que los Kami volvieran a comunicarse con su compañero era una señal más de que era un hombre bendecido por las fortunas, pues estaba claro que contaba con su favor, una leve reverencia con la cabeza, fue el mudo símbolo de respeto que realizó a su compañero sin ánimo de interrumpir. La visión que explicó el monje era realmente confusa, no estaba seguro de saber a quien hacía referencia, tenía sus sospechas desde luego... Simplemente el recuerdo de aquel hombre provocó un cambio sutil pero drástico en el joven Grulla.

Su paso no había cambiado de ritmo, mantenía la misma calma en su caminar, sus manos no se habían acercado ni alejado un solo ápice de sus armas, era su mirada y la tensión de su rostro. Los ojos del Kakita se volvieron fríos y duros como el acero, de alguna manera, no eran los ojos de alguien tan joven, era una mirada cargada de dolor, un dolor del que podría hacer llorar a las piedras, un sufrimiento tan insondable que no se puede abarcar con palabras. La pregunta del Cangrejo quedó en el aire, desde luego no era algo de lo que deseara hablar, en caso de ser aquel en quien pensaba, meditó apenas unos segundos la respuesta - Las fortunas os han mostrado a vos ese mensaje pues confían en vuestro criterio. No está en mi mano hacer nada al respecto, pues la visión es vuestra. Conozco a alguien que quizás pueda ser, pero no lo puedo saber pues mi conocimiento en estos temas dista mucho del vuestro o el de nuestro compañero Isawa - Continuó caminando, levantando la vista a los cielos, para detenerse unos segundos más adelante y alargar la mano derecha en dirección a Saito sin llegar a tocarlo, entonces le habló, con una voz desapasionada, carente de tono y melodía, era una voz decidida, firme pero con un único propósito - Si es Él, morirá por mi mano... - Avanzó de nuevo tratando de mantener el control, pues aunque se mostraba controlado, por dentro la venganza rugía inagotable - Te vengaré hermano - Susurró mientras sujetaba con la mano izquierda la saya de la katana que en tiempos perteneció a su hermano mayor. 

Después de un gran esfuerzo por controlarse, unos pocos pasos más adelante antes de entrar en la casa se dirigió de nuevo al Cangrejo haciendo una reverencia más pronunciada de lo normal - Lo lamento si me he comportado inadecuadamente, confío en vos y vuestro criterio. Gracias por compartir el mensaje de los Kami conmigo - Su tono había regresado, su mirada tranquila y serena había vuelto como el cielo abierto después de una tormenta, los recuerdos habían sido escondidos donde se guardan las debilidades del corazón. Perdió a su amada, perdió a su hermano, por su mala cabeza y la traicionera mano de aquel que se hacía llamar samurai traicionando todo lo que el Bushido representa. Sólo le quedaba cumplir con su deber trayendo el honor que su hermano ya no podría traer a la familia y la venganza. 

El Cangrejo observó la reacción del honorable samirái ante lo acontecido en su sueño. Estaba claro que conocía a alguien que pudiera coincidir con la descripción que le había dado y quizás; una vez más su instinto no le engañó al pensar que ese hombre-león no era más que otro asesino enmascarando su visión del mundo bajo el manto de un honor que mucho distaba de los preceptos del bushido escrito por Akodo-Kamisama, tiempo atrás.

Saito se detuvo delante de su interlocutor y le ofreció una reverencia en señal de respeto. -"Os pido disculpas Kakita-sama si mis palabras no han sido adecuadas, pero eso fue lo que me mostraron los Kami. Viendo vuestra reacción entiendo que no es un tema que se deba tomar a la ligera y que debe de ser tratado con algo más de tacto y en privado. Es por ello que solicito vuestro permiso para compartirlo con Isawa-sama en privado. Desconozco si Las Fortunas se han comunicado con él también ofreciéndole imágenes diferentes o semejas, lo único que puedo deciros es que no estaba en la escena como la última vez estuvo Daidoji-sama. Además, necesito saber si esto podría afectar a nuestra tarea conjunta o no. Es por ello que os lo pido. Comprendo que será vuestra alma la que acabe con su existencia si así lo deseáis, pero no dejéis que esto nuble vuestro juicio, sois un hombre pulcro en creencias y acciones. Vuestro honor es innegable, pero los Kami nos ven y juzgan por nuestros actos".

La máscara del Cangrejo se posó un instante en la inmensidad del cielo sobre sus cabezas. -"Quiero que sepáis que estoy aquí para lo que necesitéis, pues aunque sea un cazador y escolta, soy monje ante de todo. Sabed que si está en mi mano ayudaros, lo haré. Y que si por voluntad de las Fortunas lo reconociera en algún momento, seríais el primero en saberlo".

Dicho eso retomó el paso cerrando un instante antes los ojos, exhalando aire profundamente y observando de nuevo el camino que se abría ante ellos. Sin duda los Kami era enigmáticos y conocían los secretos de cada uno de los hombres que les servían, solamente esperaba que pudiera dar solución a lo que le habían ofrecido antes de que Kakita-sama tomase una elección errónea que pudiera lacrar una vida dedicada a la servidumbre y a la pureza espiritual.

Durante la travesía hacia la mansión del sabio Katsuga, el Monje se mantuvo en una actitud muy relajada y distante. Absorto en sus pensamientos hasta que al pasar por delante de un puesto de máscaras de porcelana sus ojos se abrieron de repente observando todo a su alrededor, como si buscase algo.

Fue en ese momento cuando se adelantó para alcanzar la posición de Isawa Wataru, al que saludó con tono de voz calmado y esperó a que éste le respondiera para caminar a su lado y comentarle con suavidad. -"Si me lo permitís me gustaría caminar a vuestro lado hasta la mansión de Katsuga-sama. Hay un tema que me gustaría tratar con vos, pues su naturaleza resulta complicada".

Saito no miró a su acompañante, se limitó a colocar las manos entrelazadas dentro de las anchas mangas de su kimono negro mientras caminaba siguiendo a la comitiva. -"Esta mañana cuando Iwao-san vino a buscarme tuve una visión. Vi a nuestro camarada con la forma de un ave gloriosa y majestuosa, pero también vi a un enemigo. Un hombre león de furia siniestra y mirada paralizante, que portaba muchas vainas en su obi, al lado de su daisho. Cuando reparé en él, se lanzó ferozmente contra el Grulla y sombras aparecieron de todas partes para apoyarle. Yo sentí su ira en mi alma y me caí en las escaleras de la sala de meditación quedándome paralizado".

-"Quería compartir esto con vos antes de plantearme hacerlo con nuestro protegido Daidoji-sama o Daidoji Taiki-sama, porqué no sé si se trata de una visión que pueda afectar solamente a aquel que apareció en la visión o a todo el grupo. Los Kami me han hablado de nuevo, pero el don de la adivinación no me ha sido concedido, por lo que confío en vuestra sabiduría para que halléis un significado a todo esto. Solamente os pido discreción con el resto, si no veis indicios de que puedan afectar al grupo".

La inesperada confidencia del tsukai-sagasu arrancó a Wataru de su propio ensimismamiento. Su mente seguía atrapada en el misterio que rodeaba la singular reliquia que se hallaba en poder del grupo, y no podía evitar valorar los sagaces comentarios de sus compañeros desde todos los posibles puntos de vista.

una vez, vi a un mercader con algo en la cara que era remotamente similar, aunque eran dos e iban sujetos a su cabeza. No se me ocurrió deshonrarlo preguntando lo que no me concernía, pero tenía la impresión de que lo usaba para obviamente ver mejor.

Las palabras del ronin, Toshiro-san, habían calado profundamente en su interior. ¿Acaso el amuleto permitiría a su propietario ver con mayor claridad y nitidez? ¿O tal vez revelar algún misterio oculto a la vista humana? Quizá tenía que ver con el mensaje, y le hubiera gustado observar a través de él la misiva... o simplemente otear el entorno, tratando de elucidar el funcionamiento de aquel artefacto.

Desgraciadamente, la sucesión de desatinos protocolarios había dado al traste con aquellos propósitos. ¡Ni siquiera habían analizado el pergamino como es debido, y a nadie parecía importarle lo más mínimo! Echó profundamente de menos la serenidad de la Escuela, donde los acontecimientos se desarrollaban de manera mucho más pausada y ordenada, donde a cada asunto se le dedicaba su debido tiempo y cada decisión era cuidadosamente meditada y consultada con los maestros antes de actuar.

Y ahora, durante este viaje, sus compañeros e incluso sus superiores habían acudido a él en alguna ocasión esperando de él la sabiduría de un verdadero maestro. Suponía, sin lugar a dudas, un alto honor, y verse en semejante tesitura le había hecho plenamente consciente de que en realidad llevaba tiempo albergando ese deseo. Sin embargo, al mismo tiempo había sentido por vez primera el enorme peso de la responsabilidad sobre sus hombros, y había aprendido a admirar la apacible serenidad y seguridad de sus maestros desde una nueva perspectiva.

-Ciertamente somos muy afortunados de que los kami os hayan bendecido con su advertencia, Saito-san, y os estoy profundamente agradecido de que hayáis decidido compartirla conmigo. Podéis, por supuesto, contar con mi más absoluta discreción.

Avanzó un par de pasos más, observando a su alrededor y meditando sobre las señales referidas por su compañero.

-Bien sabéis, amigo, que los mensajes divinos rara vez son sencillos de interpretar por nuestras humildes mentes -añadió con un suspiro-. Si queréis conocer mi opinión, diría que...

La interpretación de la visión del tsukai-sagasu era muy vaga, demasiado impregnada por las sensaciones y percepciones para poder entender qué intentaban decir los Kami. Las formas de los implicados como humanoides pero con rasgos animales quizás indicarían que tanto Iwao representado como un hombre pájaro, como su contrincante como un siniestro hombre león, representaban el apego al Clan y su esencia, teñida de oscuridad para el León y haciéndole dudar de si era un corrupto o un ronin de origen León. El hecho de que el Grulla estuviese de espaldas al León podía indicar que no era conocedor de su presencia. Del mismo modo, el hecho de que el León tuviese varias tsubas (El anillo que protege la mano) de katana, podría indicar a un duelista experto o a un hombre con capacidad de mando. Las sombras que acuden a su mando y se lanzan a por Iwao podrían representar fuerzas en la sombra o una maquinación violenta del León, que podía acabar con éste. No parecía una amenaza para todos más que por asociación con el noble Iwao... ¿Atacaría pronto ese siniestro enemigo?

Las predicciones sobre Kasuga Abusame se prestaron más nítidas, pero breves y no carentes de sombras. Percibía bondad, sabiduría y un deseo inequívoco de ayudar al pueblo llano del Imperio Esmeralda. Pero había aflicción, añoranza y una sensación de pérdida. Todo esto venía a Wataru mientras intentaba pensar en el Kasuga. De igual forma, una oscuridad muy similar a la que había sentido acechando a Iwao, acechaba al anciano. Wataru supo en ese instante, que los días del anciano no serían mucho más largos. Que algo conspiraba contra el anciano y contra los mismos Kami para negarle su destino. Las acciones de todo ser tienen siempre una respuesta, una acción de Abusame, realizada en el mejor de los intentos, había puesto en marcha una serie de sucesos que causan su aflicción, acabarán con sus días, y traerían una sombra sobre todos aquellos a los que una vez intentó salvar. Sin embargo, Wataru, como Shugenja del Ishiken, sabía que el destino no está escrito en materia sólida, y todo depende de las acciones. Las Fortunas favorecen al hombre mortal, por lo que quizás había esperanza para todos, incluso para el noble Kasuga Abusame. Una audiencia privada con el anciano favorecería mucho el intento de clarificar ésta predicción.

La mirada del shugenja se perdió en las nubes.

-No estoy seguro -añadió al cabo de un tiempo que se le antojó interminable al tsukai-sagasu-. Las palabras de los kami se entremezclan con vuestros sentimientos, así como con los míos al escucharos, y no me resulta fácil en absoluto dar con una clara interpretación de vuestra misión.

-La representación con formas animales, un hombre-pájaro enfrentado a un siniestro hombre-león -continuó en un susurro apenas audible-, manifiesta el apego al Clan y su esencia. Pero esta se encuentra teñida de oscuridad en el caso del León, lo que me hace plantearme si tal vez pudiera tratarse de un personaje corrupto o de un ronin de ese origen. El hecho de que el Grulla se encutre de espaldas al León podía indicar que no era conocedor de su presencia. Del mismo modo, el hecho de que el León tuviese varias tsubas de katana podría indicar a un duelista experto o a un hombre con capacidad de mando. Las sombras que acuden en su apoyo y se abalanzan sobre Iwao-san podrían representar fuerzas en la sombra, o tal vez una violenta maquinación por parte del León.

Wataru se mesó un par de veces la barbilla, como sopesando sus palabras antes de pronunciarlas.

-Respondiendo a vuestra pregunta concreta -concluyó-, no tengo la impresión de una amenaza para todos nosotros más que por asociación con el noble Iwao-san, pero me preocupa éste, y me pregunto hasta qué punto el ataque de este siniestro enemigo pueda ser inminente. ¿Habéis hablado con nuestro compañero al respecto? No veo razón alguna para no informar a nuestros superiores, pero tal vez sería prudente advertir en primer lugar al interesado y discutir el asunto con él antes de proceder.

-No es, en cualquier caso, un buen presagio -añadió, con el ceño fruncido-, y viene a sumarse a los signos de que otro peligro de naturaleza similar parece acechar a Kasuga-sama. No sé si puedan estar relacionados o no, pero al consultar a los kami sobre nuestro anciano anfitrión percibí bondad, sabiduría y un deseo inequívoco de ayudar al pueblo llano del Imperio Esmeralda... pero también aflicción, añoranza y una sensación de pérdida, así como una terrible amenaza. El destino no está escrito en materia sólida, sino que depende en gran medida de las acciones de los hombres mortales, pero siento el temor de que los días que le quedan en este mundo a  nuestro venerable anfitrión no sean demasiados.

Tras escuchar las palabras sobre un Ronin el Cangrejo se detuvo un instante antes de continuar caminando. -"¿Un Hombre-Ola decís? Creo recordar que uno de los samurai que nos emboscó desafió a Iwao-san y trató con él como si lo conociera de algún tiempo pasado, sin embargo; si se tratase de él lo hubiera reconocido, como lo hice con nuestro camarada".

La conversación continuó haciendo referencia al Grulla y las palabras del Shugenja de nuevo revolvieron algo en el interior del Sohei. -"Por supuesto, él fue el primero en conocer acerca de mi visión y me dio permiso para compartirla con vos en busca de un significado sencillo para poder ser comprendido por siervos humildes de los Kami. Aunque, he de confesaros, que creo que es un tema delicado para él, por lo que; si no es seguro que pueda ser algo que afecte a todo el grupo, creo que sería acertado ofrecer el conocimiento del tema a Daidoji Yoshiharu-sama en privado y os agradecería que me acompañaseis en la vista con él, para ofrecer vuestro sabio consejo".

El punto acerca de las cualidades del Tortuga hicieron que Saito frunciera el ceño tras de su máscara pensativo. -"Lo cierto es que apenas tengo conocimiento acerca de nuestro anfitrión, sin embargo, creo que si Hiruma-sama, nos ha recomendado visitarle es porque tendrá algo que ofrecernos, o por lo menos; algo más de lo que sabemos nosotros actualmente acerca de esa organización o del objeto..."

-"Con respecto al objeto, quisiera hacer algunas pruebas con él antes de que abandonemos la ciudad. Es un objeto de pureza excepcional y desconozco hasta qué punto es poderoso o cuales pueden ser sus utilidades, pero si estoy en lo cierto, podría ser un arma a nuestro servicio. Me refiero a que si sus cualidades son como mínimo parecidas a las del jade, podemos beneficiarnos de ello. Creo que podría protegernos de la mancha y sus efectos de una manera mayor de la que lo hace el jade. Pero creo que debemos estar seguros de que, como bien nos habéis avisado; no haya nadie mirando por otro lado. Como dije, quiero visitar al mayor Shugenja Kuni de la ciudad, pero agradecería que me acompañaseis a su encuentro, pues aunque compartamos Clan; no sé hasta qué punto puedo fiarme de nadie más que no sean los miembros de la comitiva en los asuntos que nos conciernen".

-Me honráis con vuestra confianza, Saito-san -manifestó Wataru, profundamente agradecido, acompañando sus palabras con una sincera inclinación de cabeza-. Solamente lamento que las circunstancias sean tan sombrías, pero espero que entre todos podamos contribuir a que esta empresa alcance el feliz desenlace al que está destinada.

-Por el momento, el primer aspecto que va a ocuparnos es ciertamente la visita a Kasuga-sama -murmuró, un poco para sí mismo-. Coincido con vos en que debe haber una razón para que nos hayan enviado a parlamentar con él. A decir verdad, yo tampoco tengo ninguna referencia directa, pero se trata de un samurai de renombre entre los exploradores y cartógrafos del Imperio. La Tortuga tiene patente imperial para tratar con el exterior y explorarlo en beneficio de la Dinastía Hantei, y nuestro próximo anfitrión ha pasado una buena parte de su larga vida capitaneando los barcos de su Clan. Si no recuerdo mal, su primera gran victoria consistió en la recuperación de unos textos de la Kami Shinjo junto a algunos de sus mapas; esa hazaña, al alcance de pocos, le granjeó la amistad del Daimyo Shinjo, un enlace con una joven Miya, y una plaza en la Corte de Otosan Uchi.

-La nueva etapa en la Corte no impidió que siguiese cosechando logros -prosiguió-, dirigiendo otras expediciones desde la distancia, e incluso capitaneando un par de misiones de investigación. Con los años, Kasuga-sama ha amasado una fortuna modesta, así como una serie de tierras y residencias en el territorio de varios clanes. Hasta donde sé, el sabio anciano es querido por aquellos poderosos que entienden el valor de sus conocimientos, o que al menos pretenden beneficiarse de ellos. Quise consultar a los espíritus para que me iluminaran con su visión, que va mucho más allá de nuestro alcance mortal, y en esencia no hubo nada que me hiciera desconfiar de la buena voluntad del explorador, sino que más bien el mayor motivo de preocupación estaría relacionado con la amenaza que se cierne sobre su vida. Es posible que pueda darnos algún detalle sobre la procedencia o la función del artefacto, o tal vez sobre el misterioso sello de la misiva. O, en cualquier caso, sobre el viaje en el que estamos a punto de, literalmente, embarcarnos.

-Espero con impaciencia la conversación -añadió finalmente, más animado- y confío en que no solo podamos corroborar esta primera impresión sobre su honradez y su valía sino que seamos también capaces de aprovechar cualquier oportunidad que los kami tengan a bien brindarnos para protegerle del mal que le acecha. Después de eso, pocas cosas podrían hacerme más feliz que acompañaros en vuestra visita al Shugenja Kuni. Como sabéis, mi campo de estudio es el Vacío, así que estoy más que encantado de aportar mi granito de arena y de que los expertos en el tenebroso mundo de las sombras me ilustréis con vuestra perspectiva. Tan solo tengo ciertas dudas sobre si esa visita debería tener lugar antes o después de informar a Daidoji-sama. Quiero convencerme a mí mismo de que es mi cabeza y no mi corazón quien me indica que probablemente tenga más sentido reunirnos con nuestros superiores una vez hayamos recabado toda la información, pero no termino de tenerlo claro.

El Cangrejo escuchó la información de su compañero sobre el Tortuga mientras asentía. Finalmente ante la misiva de avisar a Yoshiharu-sama antes o después, entendió que debían informarle, ya que podrían demorar la salida de la comitiva y ya sería la segunda vez que obraba sin avisarle, por lo que se lo transmitió al Fénix. -"Creo que Yoshiharu-sama debería estar al tanto de la reunión que pensamos tener en la ciudad, más que nada por si tiene pensado partir a una hora y nuestra visita demorase su voluntad de embarcarnos, como muy bien habéis apuntado con anterioridad".

-Mmm... yo más bien quería decir que mi inclinación era informar después de la reunión, aunque tenía mis reservas al respecto -comentó Wataru-, y la verdad es que estaba pensando en el Magistrado Daidoji Taiki para dar cuenta a nuestros superiores, antes incluso de importunar al honorable Daidoji Yoshiharu-sama.

-Con respecto al objeto que nos ocupa -agregó-, la verdad es que hay una prueba muy sencilla que me gustaría llevar a cabo. Teniendo en cuenta que claramente se trata de un artefacto relacionado con la percepción, me gustaría saber si produce algún efecto al observar la misiva a través de él.

Arata observo al shugeja Fenix un rato hasta que pudiese abordarle a solas, entonces se acercó para hablar con él.

—Disculpadme Wataru-sama, no quisiera importunaros, pero querría comentaros una cosa. No quiero meterme donde no me llaman, ni sonsacaros cosas que no deberían contarse, pero siendo shugenja estaréis de acuerdo en que el conocimiento puede ser un gran arma y parecéis ser el que más sabe de todo esto aparte del Kasuga Abusame-sama. ¿Podríais contarme algo sobre el problema que nos atañe? Solo tenemos una noche para buscar toda la información que podamos, pero si sabemos que debemos buscar la noche podría ser mucho mas fructífera.