Partida Rol por web

Las recientes muertes de inocentes aldeanos habían ensalzado aún más las suspicacias. El vagabundo se había ofrecido para dirigir la taberna mientras estuviesen aislados, con el fin de brindar refugio a los aldeanos en sus futuros consejos. Pero a nadie contentaba especialmente la idea. Su nuevo punto de reunión sería el ayuntamiento. Allí debaten lo sucedido antes del inicio del próximo consejo.

A la mañana siguiente, no hubo leche para el cura. Tan sólo una nota en papel de estraza que decía:
"siento mucho no haber podido colmar sus expectativas. Estoy preparando una botella de leche acorde a sus gustos. La tendrá en su puerta mañana a la hora de siempre.

Carmina, con unas ojeras que la hacían parecer un zombie, terminó el reparto y se dirigió al Ayuntamiento.

Al amanecer casi no se había atrevido a sacar las vacas al pasto. Pero al final, con VictorManuel, su mastín del Pirineo, pegado a sus talones, se había atrevido a salir de la granja y bajar al pueblo.

Llegó al Ayuntamiento con el perrazo al lado. Echando miradas suspicaces a diestro y siniestro. Tanta violencia le estaba afectando mucho.

El cura abrió la puerta de la iglesia y se encontró con una nota de la lechera, pero... en serio voy a poder beber leche? desde hace cuanto no bebía leche? el pobre cura esta algo ido ya porque lleva dos noches sin dormir, el suicido de su amigo Manolo, de esa muerte tan extraña del Proxeneta, y la imagen vista de una inocente colgada le desbordaba, se dirigió al ayuntamiento para discutir junto al resto de aldeanos y asesinos lo que estaba pasando...nada más llegar se encuentra a la lechera, la saluda friamente y le agradece lo de la nota, acaricia a su perro, están los dos solos en la puerta del ayuntamiento, callados, sabiendo ambos lo que piensan el uno sobre el otro...esperan la llegada de más aldeanos.

El perro enseña los dientes y gruñe cuando el cura se acerca a acariciarlo.

-VictorManuel le observa. Igual que Dios, Padre.- dice Carmina con acidez, mirándole con los ojos entrecerrados.

Por un momento olvida lo que está viviendo y sonríe con malicia, pensando en el cancarro de leche que ha dejado cociendose al frío sol del invierno. ¿Leche fresca? La próxima corre por cuenta de la casa.

El vagabundo pasó en vela toda la noche, y ahora se preparaba para un nuevo día. Los gritos de la enfermera("Se equivocan, soy inocente!"), resistiéndose a su ejecución lo habían perturbado en sobremanera, y también esa forma despiadada en que los aldeanos habían condenado a una persona a morir. No vió sus reacciones, solo estuvo concentrado en las suyas. La impotencia, la incredulidad, la culpabilidad...

Por ahora, todo había terminado, y ella era inocente, al igual que el tabernero y el proxeneta; habían cometido un grave error. Alguien le había encargado la administración de la taberna, creía recordar que había sido el Policía, pero no estaba seguro, todo estaba confuso aún.

Al menos ahora ya saben que ni yo ni el tabernero tuvimos algo que ver con la muerte de la niña, como muchos creían-pensó.

Un gran cansancio pesaba sobre sus hombros. Había intentado dormir, pero no lo había conseguido, y ahora su aspecto era lamentable. Y no habría descanso, otro día de pesadilla le aguardaba. Los aldeanos habían decidido reunirse de nuevo, ahora en el ayuntamiento. Salió del ambiente cálido de la taberna hacía el frio del exterior mientras se arrebujaba en su abrigo y se encaminaba a su destino, agobiado como pocas veces había estado en su vida.

La modista se sentia terriblemente angustiada, el peso de la culpa no la dejaba respirar. Se dio cuenta de que habia cometido un gravisimo error acusando a la enfermera. No sabia que pensar, no sabia por donde tirar, estaba perdida, si la logica y la razon no sirven para guiarse durante este procedimiento acusatorio, que criterio va a utilizar?. Quizas sea mas prudente no intervenir, dejar que otros hablen primero, esperar a emitir mi voto como hacen algunos aldeanos. La prudencia es una virtud. Al menos asi evitare volver a cometer el mismo error. Si tomo partido otra vez y me decanto por acusar a una persona que despunte por tener un puñado de votos, (aun siendo una acusacion aparentemente logica) puedo volver a errar.

Tautou no habia dormido nada en toda la noche. Su rostro estaba desfigurado por el cansancio y por las lagrimas vertidas. Tenia metida en la cabeza la imagen de la enfermera ahorcada desde un arbol. Ella habia contribuido con su voto a que aquello fuera asi. Su vida no podria volver a la normalidad en mucho tiempo, si es que salia viva de Castronegro. Se maquillo un poco para no tener tan mal aspecto, se vistio de negro para guardar respeto a la victima y a su enamorado el proxeneta. Enfermera, proxeneta, alli donde esteis, perdonarme. No obre con maldad.

Tautou se dirige al ayuntamiento, alli han quedado de verse todos los aldeanos para comentar los nuevos hechos acontecidos. La fatal muerte de la enfermera y su enamorado no quedaran impunes. Empieza el segundo consejo.

Al llegar encuentra al cura, al vagabundo y la lechera. -Les doy los buenos dias como puedo. No se como voy a encarar el proximo consejo, con que fuerzas, si me he quedado deshecha con lo que ha pasado. No puede hablar mas.

Este día no parece prometer nada bueno, piensa la maestra mientras se dirige hacia el ayuntamiento. Observa a lo lejos en la entrada del edificio a la modista. Se le notaba cansada y parecía cargar un gran peso encima. A la maestra le había costado cerrar lo ojos esa noche después del largo consejo, en donde, para desgracia de todos habían condenado erróneamente a la enfermera. Esa noche habían perdido tres inocentes pobladores, mientras que los cultistas se encontraban aún entre ellos, burlándose y jactándose de sus habilidades para soltar una que otra lágrima de cocodrilo y palabras de lamento por los difuntos.

Me arrepiento de haberme precipitado al señalar a la enfermera como culpable más no creo que sirva de mucho lamentarlo cuando todavía hay asesinos sueltos, necesito estar alerta y no dejar que más inocentes mueran. Se dispuso a entrar al ayuntamiento con la mente un poco más despejada que el día anterior.

-Buenos días a todos.- dijo en voz queda, al notar el reducido grupo que ahí se reunía. No pudo evitar sentir escalofríos al reconocer el peligro que todos corrían. Cada vez somos menos.

Estamos condenados, ¡condenados!-pensó el vagabundo al tiempo que rememoraba los hechos del día anterior en compañía de la profesora, la lechera, el cura y la modista en el ayuntamiento-. Ellos se conocen, y es muy posible que estén planeando otra muerte ahora mismo y esperan a que nosotros nos despedacemos mutuamente mientras a ellos nadie los toca.

El perro de la lechera se acercó a él. El vagabundo lo acaricio distraidamente.

-Escúchenme, amigos, tengo algo que decirles. Tenemos que actuar, comenzar a desentrañar esto si quieremos salir con vida. Temo no pasar la noche, y eso podría pasarle a cualquiera de nosotros.

Se hincó al tiempo que seguía acariciando al perro y alzaba la vista hacia los aldeanos.

-Ahora tenemos algun indicio. El comerciante...su voto fué el que inclinó la balanza hacia la enfermera. ¿Por qué motivo no habrá elegido al policía? Podría no ser nada, quizá simplemente lo hizo por simple azar, presionado para tomar un bando, pero no pueden negar que es algo muy sospechoso. ¿Serán él y el policía dos de los asesinos? En el caso de que me suceda algo, por favor, recuerden esto. Podría no significar nada, o podría significarlo todo.

De pronto Bruce entra al ayuntamiento y, sin detenerse a saludar a nadie, se acerca al vagabundo mientras le dice:

-Tú, escuché lo que acabas de decir. Estás razonando como un necio, ¿qué rayos te pasa conmigo?- Levanta la voz. Se nota en el rostro del policía que tampoco logró dormir esa noche, y por su manera de actuar era evidente que ya no podía controlar sus nervios tan bien como antes -No hay ningún indicio real en nada de lo que estás diciendo. ¿Te crees que no me lamento por la muerte de la enfermera? Al menos no cargo en mi consciencia el haberla votado, pero eso no significa que los que lo hayan hecho lo hicieran por algún motivo más allá de la pura ignorancia. La actuación de la enfermera fue sospechosa hasta para mí, ciertamente no esperaba que resultara ser inocente. Pero forastero, ¿cómo es tan limitado tu razonar que crees que necesariamente uno de los dos, es decir la enfermera o yo, es un asesino? ¿Y qué tiene que ver que el voto del comerciante acabara por decidir la muerte de ella y alejado de mí la amenaza? ¿Acaso no estuvieron en mi defensa otros más que él? ¿Porque sea yo el que esté vivo entonces ya me hace sospechoso? ¡No seas imbécil!- Aprieta el puño. Se voltea mientras se lleva las manos a la cabeza, cabizbajo, y se dirige a una ventana. Bruce intentaba calmarse, no ayudaría en nada si dejaba que la presión de la situación acabara con él. Un puro mientras observaba la nieve caer le calmaría un poco.

Había pasado una noche horrible, todo el tiempo repasando una y otra vez los sucesos del día anterior; el cuerpo mutilado del pescador, las acusaciones, verse señalado y en peligro de muerte... la enfermera, un alma inocente a la que le quitaron la vida creyéndola culpable. Eso sin duda era lo peor. Y el proxeneta, que pese a que no le apreciaba en absoluto, había muerto por amor. Amor... esa era una palabra difícil para Bruce.

Durante poco más de media hora llegó a dormitar en el sofá, sólo para tener la peor pesadilla que había soñado en toda su vida. Los ojos perdidos en la nada de la niña, la horrible expresión en el rostro de la cabeza cercenada del pescador, la figura de la enfermera colgando de aquél árbol, la amigable sonrisa de Manuel el tabernero; la misma que la de días atrás cuando le dejaba su café y sus donas. El tabernero mantenía su sonrisa mientras se acercaba una escopeta al rostro, y se volaba la cabeza. Bruce se despertó gritando: "Manuel, ¡NO!", sudado y con el pulso acelerado. Después de eso, prefirió no volverse a dormir.

La impotencia que sentía era nueva para él. No solo que no era capaz de hacer nada para proteger a los inocentes que, como él, corrían peligro de muerte a manos de esa bestia infernal; sino que tampoco pudo evitar que ellos mismos se cobraran una vida inocente al intentar dar con los culpables. La situación lo sobrepasaba, eso estaba claro, pero no podía evitar ese amargo sentimiento de haberles fallado a todos los que creían en él como su protector. -Lo más terrible es que se pusieron en juego dos vidas inocentes; la de la enfermera, cuya inocencia hemos comprobado, y la mía- Pensó. -Yo puedo saberlo porque me sé libre de culpa, al igual que los propios asesinos. Han logrado confundirnos tanto que ni siquiera uno de ellos corrió peligro.

Le da una bocanada a su puro, y mientras observa los copos de nieve danzar con el viento a través de la ventana, continúa para sus adentros: -El temporal... Él no me acusó pese a que mi situación era ya comprometida. Podría haber intentado tomar revancha contra mí, aprovechando que tenía grandes chances de eliminarme, pero no lo hizo. ¿Le habré juzgado mal? Todo eso que dijo sobre sobrevivir a generaciones, sobre su nombre y demás rarezas en tono misterioso... Después de haber visto y oído a un fantasma, de enterarme de la existencia de una criatura sobrenatural... Después de todo eso, lo que dice bien podría ser posible...

Carmina se froto los ojos.

-Te estás precipitando-Dijo Carmina.- Después de lo que hicimos ayer, ¿No te da miedo equivocarte? Por lo que yo sé tú también podrías ser un asesino, y aprovechar el voto de un inocente para desviar la atención.

Carmina ya no sabía en quien confiar. Había esperado que VictorManuel le diera alguna pista, pero estaba echado con pachorra a sus pies.

El exabrupto del policía sorprendió a todos los presentes en el ayuntamiento. Parece tan sincero, quizá demasiado sincero-pensó el vagabundo.

Una vez que el policía se hubo calmado, el hombre del abrigo raído se dirigió hacia él.

-Es un punto de partida, policía. ¿O planeas seguir dando palos de ciego y acusando a personas que podrían ser inocentes sin ninguna evidencia, sin tener siquiera el más mínimo indicio? ¡Me acusas de razonar como un imbécil pero no aportas nada! ¿Donde estan tus cacareadas habilidades deductivas? Recuerda que los amos del monstruo saben bien quienes son los aldeanos, y no vacilarán a la hora de poder tomar ventaja sobre nosotros de cualquier manera. La actitud del comerciante me parece muy sospechosa...y también el hecho de que su decisión haya terminado con la muerte de una persona inocente.

Un nuevo pensamiento se formó en la mente del vagabundo.

¿Y que hay del barrendero? Su participación en el consejo fue la última y podría haber evitado un derramamiento de sangre, pero no lo hizo...¿Podría haber un motivo oculto tras esa acción?

Siguió cavilando esta nueva información.

Escucha las observaciones del vagabundo y medita en silencio. Hay algo extraño en la actitud del comerciante, quizas voto a la enfermera porque temio por su vida al no posicionarse a favor de ningun bando, pero... bien podria haber votado como la lechera, el cura o el temporal. Podria haber dejado intacto el empate y desviar su voto hacia otra persona. Por otro lado, mas sospechoso me parece la actitud del barrendero. Si realmente es un aldeano inocente y estaba viendo que muchos abogaron por el empate y otros que ya votaron tenian serias dudas de haberse equivocado con la enfermera y el policia, por que no busco el empate votando a Bruce?. La ultima decision estaba en sus manos. ¿Que necesidad de jugarsela si podia evitar una muerte y asi darnos mas tiempo para poder recaudar pruebas en el segundo consejo?. Lo mas gracioso es que aparentemente tendria buena coartada porque fue el comerciante quien desempato antes. No se que pensar dios mio.

A continuacion se dispone a hablar. -Vagabundo y policia, por favor, calmense, no lancen en el aire acusaciones sin fundamento. Estan dando palos de ciego y poniendonos a todos en peligro. Los cultistas pueden utilizar esa inquina personal que parecen tener ustedes dos para posicionarlos habilmente en su contra y confundirnos al resto. Si son inocentes, que confio que si, calmense.

Bien. Estoy de acuerdo con lo que dice el vagabundo, como no empecemos a actuar y a recaudar pruebas vamos a morir uno detras de otro. Los cultistas se conocen, pueden elaborar la estrategia que mas les convenga para inculpar a cualquier inocente. Es de vital importancia que dejen de jugar al escondite señores, hablen en alto, participen mas, razonen y argumenten sus sospechas si es que las tienen, compartanlas con los demas, es asi como entre todos llegaremos a la verdad.

La puta llora desconsolada la pérdida de su jefe. En el fondo ella le amaba. 

La idea de que dos inocentes hubieran muerto por un estúpido malentendido le carcomía por dentro.

Señores, esto se podría haber evitado. Por favor, no permitan que el miedo vuelva a nublar su juicio.

El barrendero estaba mal,un sentimiento de culpa lo reconcomia por dentro porque podria haber evitado que semejante atrocidad pasase y por culpa de su inseguridad ahora dos vidas inocentes pesan sobre su conciencia:

No,como he podido caer tan bajo?porque no he confiado en mi instinto?el barrendero miró hacia el cieloEmfermera,proxeneta perdonadmegolpea la paredA quien quiero engañar!?no soy más que un fracasado como bien me dicen mis hijos y mi mujer y la prueba de ello es lo que acaba de pasar.

El barrendero estaba derrumbado,sin embargo una idea se le paso en ese momento por la mente y se vio obligado a dirigirse al pueblo para exponerla:

Gente!!!esto demuestra que mi teoria de que los cultistas no van a ser tan estupidos de mostrarse con una indumentaria o actitud extrañas es cierta!!!Mirad sino los dos que han caido,una emfermera con actitudes dudosas y sin embargo los dos eran inocentes y el ha sacrificado su vida para salvar la de su amada.No,el cultista se mostrará más sutil y sobre todo fingira ser buena persona y culpará a aquellos que tengan un dudoso pasado porque son los objetivos perfectos para poner a los aldeanos de su parte y poder así tener su demencial masacre.

El barrendero se seca las lagrimas de sus ojos y pone una expresión serena algo muy poco frecuente en él:

Emfermera!!!Proxeneta!!!Vuestras muertes no serán en vano intentare atrapar a esos cultistas aunque me cueste la vida os lo debo!!!

Se saca el cinturón:

ESSSSSSSSSPARTACO!!!

Golpea el suelo fuertemente con su cinturón como declarandole la guerra a los cultistas...Pobres cultistas no saben lo que han hecho...

la doctora no ha salido en todo el dia de su consulta. esta sola en su despacho, con las luces apagadas y solo la luz q entra a traves de las persianas. ha estado bebiendo toda la mañana. no puede creer q se halla equivocado tanto con su compañera de trabajo, y q incluso la halla mandado al paredon. el comportamiento de la enfermera fue dudoso si, pero su razonamiento y su intuicion nunca le habia fallado, no tanto como ahora, no hasta este punto. por q salto a por el policia entonces? realmente solo le parecio injusto el ataque al temporal? como la ha podido juzgar tan mal.

ya no se fiara mas de su instinto, ya no le queda nada de ella de lo q fiarse. pero una cosa tiene clara, no volvera a precipitarse en su juicio, no va a sacrificar a nadie mas por eso, solo observara q es lo q ocurre y solo hablara cuando este segura de lo q ve.

El cura se quita el walkman y la horrible cinta que estaba escuchando, se dirigió hacia los presentes: Hemos errado a la hora de juzgar, o al menos unos cuantos (yo no la voté), los pocos aldeanos inocentes que estamos aquí, hemos de unirnos y ir a por una o uno, si cada uno decide por un aldeano diferente, tenemos el peligro de que los cultistas se abalancen sobre cualquiera, no podéis confiar absolutamente en mí, ni yo de ustedes, pero sólo os digo que en nombre de Dios, nos unamos, yo a partir del último consejo tengo muchas más sospechas, sobre todo de dos personas, una esta aquí y la otra no ha llegado.

- Doctora, está claro que todos nos dejamos llevar por los sucesos tan repentinos, pero espero que la muerte de la enfermera no haya sido en vano, y haya hecho recapacitar a los presentes de que el pasado de una persona no implica en el presente.

- Espero que tu voto fuera coherente, y que no tuviera nada que ver con quitarte a una compañera de trabajo de encima, la cual podría saber algo de ti.

- Por mi parte creo que es precipitado volver a acusar a alguien para ejecutarlo. Eso es justo lo que quieren esos asesinos, que nos matemos entre nosotros, para que cada vez seamos menos, y no podamos defendernos.  Esperemos a que se pronuncien todos los presentes

- eso pense yo, q fue coherente y q tenia la razon de mi lado. pero como viste estube totalmente equivocada. me equivoque por completo. mi instinto me fallo esta vez. 

- pero no volvera a pasar. no volvere a precipitarme en mi juicio, esperare a los acontecimientos y observare bien a los aldeanos, espero no equivocarme mas.

La discusión se ha alargado durante todo el día y toca ya intentar conciliar el sueño. Los aldeanos abandonan el ayuntamiento y se encierran en sus casas más desconfiados hoy que ayer, pero menos que mañana.

Amanece un nuevo día. Otra acerada discusión en el ayuntamiento espera. Pero, de camino a la reunión, varios aldeanos, al pasar por delante de la capilla, se encuentran destrozada la puerta de la misma. Temerosos acceden y es entonces cuando hallan el cadáver del cura horrendamente mutilado y lleno de sangre. Otro ataque de la bestia.

Tras examinar concienzudamente y hacerse cargo del cuerpo, los aldeanos se reúnen, como estaba previsto, en el ayuntamiento para dar comienzo al segundo consejo. No tardan en echar en falta al comerciante, sin embargo. En tropel inundan la casa de éste y lo encuentran tirado en el suelo vistiendo una extraña túnica. Su mono Amelio está junto a él, le zarandea y le grita, pero el comerciante no responde. Está muerto. Tras un breve examen la doctora determina que ha sido un ataque al corazón el que ha acabado con su vida.

Mientras unos aldeanos trasladan su cuerpo a la morgue, el resto investiga su hogar, hallando material más que suficiente que lo delata como cultista.

Horrorizados por todos los macabros hallazgos de la mañana, se concentran en el ayuntamiento todos los aldeanos con vida y da comienzo, al fin, el segundo consejo.