Partida Rol por web

Leanan estaba recogiendo el campamente (carne, agua y cualquier cosa que sirviera) cuando una columna de polvo se dejó ver en la lejanía "¿Qué será eso?" Finalmente divisaron el grueso de los soldados lunares, eso hizo que se medio escondiera detrás de Lezmar, "Cada vez vienen más... Canela, vete para allá que me descubren" le dijo a su jugueton perro.

A las petición de una explicación por parte de Devirius la joven se mantuvo muy atenta a las polabras de Magner. No entendía qué significaba "Talgor" hasta que salió a la luz como el verdadero título de Argos "Ya lo decía, es un poco mentiroso. Ahora resulta que es un Duque, claro Canela, claro... Oye, no te dije que te fueras allí, vete con Calcetines, fusfus..."

- Oye Lezmar, pregunta si saben por qué lado huyeron. Con la misma también están en el desierto... -le dijo en bajito.

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Los viajeros permanecen inbdecisos mientras el tiempo pasa en su contra y se separan de sus amigos que van hacia la cueva.

Argos se lo pensó unos momentos antes de responder. Bien, creo que deberíamos intentar dar alcance a nuestros compañeros, aunque es peligroso no lo es tanto como esperar en este desierto a que vengan a por nosotros, en cuanto baje un poco la temperatura deberíamos proseguir.

Creo que será lo mejor. Los soldados podemos hacerles de señuelo, podemos despistar al ejército de Jar-Eel, yendo hacia el sur. Pero que Talgor nuestro señor quien decida.

Sargento, tu vendrás con nosotros, debes poner al mando al mejor de tus soldados y el guiará a los demás hacia el sur.

Lo que ordene mi señor.

El sargento se gira hacia uno de los soldados que reconoce Devirius.

¿Cómo están sus heridas? Cuando descansen vayan al sur como si fuera una partida de viajeros pero no muy deprisa, no interesa que Jar-Eel sepa del engaño muy pronto, cuando lleguen allí pónganse a las órdenes de nuestra general hasta que Talgor asuma el poder.

A sus ordenes mi sargento. Partiremos al alba. Mis heridas van mejor y veo que las suyas también. Sin duda Lord Devirius hace honor a su fama de gran guerrero.

La noche se acerca y los viajeros cargan comida en el carro, los soldados les proporcionan comida y odres donde guardar el agua.

Todo está listo para marchar. Sólo falta que se pongan en movimiento. El sargento se prepara para la partida y guiar a los viajeros.

creo que se acerca la hora de partir, Devirius mira hacia el horizonte unos segundos.

Sargento no nos podrían facilitar al menos otro caballo, para así darle mas autonomia al que valla de observador.

Leanan observa atenta la escena, y no era para menos ya que no había visto a tanta gente junta en su vida. "¡Puaj! Tanta rectitud es... es... mmm... da igual", se dijo cuando no encontró palabras que lo describieran.

Como brizna que mece el viento la joven se dispuso a preparar lo necesario para la partida. Todo aquel rato estuvo sola, meditando y evitando hablar con nadie. Sólo sus dos fieles amigos estaban a su lado ajenos a los pensamientos de Leanan. Se encontraba muy tensa... "¡Me cachis! Nos reuniremos con más, y encima son de otras razas. ¡Jo! ¿Y si no les caigo bien como no me cae bien Argos? ¡Bah! Eso es imposible. Soy más simpática, más guapa, más amable y alegre...", se dijo convencida y sonrió ampliamente.

¡Por supuesto Lord Devirius!

Uno de lso soldados se acercaron al jefe de la guardia dragonut con un hermoso caballo.

Como el soldado que regresó a por ayuda os vió que caminábais a pie. Pensó, correctamente, que os faltaban monturas. Así trajo 2 corceles y se los entregó a Devirius y Talgor.

Espero quye les sirvan bien. Le dijo a Devirius cuando se lo entregó.

Los caballos son ambos noteados de alta cruceta y fuerte grupa. Las crines lacias los revelan como rápidos equinos, así como sus patas fuertes y ligeras.

hermosa montura
Dice Devirius mientras monta el caballo y acaricia sus crines.

bien mientras mas rápido salgamos mejor.

mira al resto del grupo y sin esperar aprobación alguna comienza a marchar.

¡Eh! Espéranos. Argos subió a su montura recién adquirida. Sargento, usted irá en la otra bestia que montaba yo, pero, cada uno de los caballos deberá llevar a dos personas, Leanan, ya que no confías en nosotros solo puedes ir con Devirius, Lezmar, ¿quieres venir conmigo?

Lezmar extrañada se queda perpleja.

Argos o Talgor o como te llames. ¿No ves que somos 6 ahora y tan solo tenemos 4 caballos?

¿Que tal si engancharamos los cuatro al carro? iriamos más rápidos y cómodos.

Sigue llamándome como antes, que tenga un título no significa que haya cambiado, y si queremos pasar desapercibidos lo mejor sería ir 6 en tres de los caballos, abulta menos que un carro, y pueden soportar perfectamente a 2 personas cada uno, no veo el inconveniente.

No se, pero creo que tu hermana no busca un carromato, podemos aparentar ser comerciantes, llegado el caso. Pero Devirius es el que tiene la última palabra.

Lezmar baja la mirada en señal de respeto a Argos y mira a Devirius.

Lo que el señor de los Dragonuts diga, lo acataré de buen grado.

no se al resto pero me gusto la idea de Lezmar ademas no sabemos cuanto durara el viaje y el carro es mas cómodo. sin embargo creo que tal vez el sargento podría ir mas adelante como observador y prevenirnos de cualquier peligro.

de ser así iríamos los cinco en la carreta con tres caballos y el sargento en su propio caballo.

Estan de acuerdo todos?.

Si creo que sería mejor atar los caballos al carro.
Y si alguien preguntase, hablaría yo, como comerciante que soy.

Después de todo una historia no es difícil de inventar: mi guardia personal que proteje una preciada carga de escasas pieles de galjas

La comitiva parte pues con el sargento sobre el caballo t Talgor sobre el otro, mientras los otros 4 miembros de la caravana van sobre el carro tirado por los otros dos caballos el ritmo del paso de las monturas es vivo y con los víveres que llevan consigo, no tardarán en llegar al barranco del que les hablaron.

Los perros de Leanan avanzan delante, como sabiendo ya que olor han de seguir, olfateando el terreno.

La pata de calcetines parece casi totalmente curada del ataque de las galjas.

La noche no tarda en llegar, poco después de que vean como una cortina de polvo se aleja hacia el sur. Dan por sentado que es la columna de los fieles a Talgor.

Acampan y no tarda en llegar la mañana sin sobresaltos en las guardias, excepto alguna galja perdida y chacales.

No llega el sol a su cenit cuando llegan a un campamento militar abandonado. El sargento les comenta que se trata del lugar donde sus amigos huyeron con ayuda de unos salvajes cavernícolas de la férrea captura de Jar-Eel.

Siguen lsa hueyas de un enorme ejército a caballo hasta lo que queda de un puente de madera calcinado, y las huellas se dirigen al sur.