Partida Rol por web

- Todo vuestro. Nosotros vamos a tomarnos un descanso después del viaje en alguna posada, si conoce alguna recomendable. preguntándole a Floki, ya que estaba y parecía un hombre de experiencia en la aldea.

Khasar miraba al bandido de vez en cuando. - Cualquiera de nosotros puede pasarse después de un rato o unos días por el cuartel de la guardia o donde tengáis los calabozos, para lo de esa recompensa. mirando a su grupo, pensando en lo que había dicho anteriormente Floki sobre una recompensa.

Afvaldr pasó la mirada de Zeki a Floki y soltó una risilla casi inaudible. Si no fuera porque el pañuelo rojo que cubría su cara se había perdido después de vuestra pelea, no seríais capaces de percibirlo. Sin embargo, no respondió la pregunta de Zeki.

Floki miró ceñudo al prisionero, parecía realmente sorprendido por su comportamiento.

Si nos pone difícil el interrogatorio. Bueno... digamos que conozco a alguien con conocimientos mágicos suficientes para poder ayudarme a interrogarlo.- comentó dirigiéndose a Althea.- Y no te preocupes por la recompensa, semiorco. Helgi, Egil, sacad cuatro monedas de oro y luego escoltad al prisionero hasta los calabozos. Cuando vuelva por la medianoche le interrogaré personalmente.

Inmediatamente los soldados se acercan al carro, se meten dentro y oís como se abren las bisagras de un cofre. Al salir parecen un poco dudosos sobre a quién entregar las monedas pero acaban dándoselas al semiorco ya que parece que es el que lleva la voz cantante en esta conversación.

Sí buscáis descanso en una posada, tenéis La Pezuña Brillante. Además, la regenta uno de tu raza semiorco. Luego tenéis una taberna local por si queréis beber algo, se hace llamar La Villa Sonriente. Además, hace poco abrieron una sala de juegos en el pueblo. Podéis ir ahí si queréis algo de diversión, aunque juegos de azar se juegan en todos los lugares de Villa Arrollo. Ah, y claro, también está el lupanar. Está pegado a las murallas de la fortaleza, aunque ya le haya dicho a su maldito dueño que se vaya de ahí unas trescientas veces. Creo que con estas indicaciones estaréis servidos.- dijo el hombre mientras os señalaba desde la colina los distintos establecimientos. Los cuales, desde esa altura, se podían distinguir perfectamente.

Mientras, sus hombres, Helgi y Egil subían al prisionero a uno de los caballos y partían hacia el pueblo.

Si me disculpáis, tengo un largo trecho que recorrer y me gustaría estar lo antes posible en Villa Arroyo.

- Je, una grata bienvenida al pueblo, gracias, capitán. Khasar cogió las monedas de oro pero rápidamente repartió las cuatro entre su grupo equitativamente, aunque a Althaea se la lanzó como en un cara o cruz por las pícaras avaricias de la ladrona.

- Lo dejamos en sus manos, Floki. Vamos detrás de usted entonces, porque también vamos al pueblo. Ya luego de eso, Khasar dio por acabado todo lo que tenía que decirle al jefe de la guardia, esperando por si sus compañeros tenían alguna preferencia de a donde ir primero y claro, por poder, podían seguir hablando mientras caminaban de camino al pueblo.

Mmm... Me temo que no, amigo orco. Yo me dirijo a la ciudad de Vidser, que se encuentra cerca de aquí. Pero estaré, o eso espero, en Villa Arroyo al anochecer.- comentó con voz tranquila Floki - El nombre del posadero es Ogtbish, por cierto.

Zorpex estaba satisfecho. El bandido se encontraba en manos de la justicia, habían obtenido una pequeña recompensa inesperada y, lo que era mejor, pronto estarían en Villa Arroyo para disfrutar de ese ansiado descanso.

El gnomo sonrió a Khasar cuando le pasó su parte del botín, luego hizo una leve reverencia con la cabeza para despedirse de Floki, y acto seguido se preparó para continuar la marcha.

La hechicera miró de cogió de mala gana la pieza de oro que le alargó Khasar. Le pareció poco. Se sentía un poco estafada y lo peor, es que se iba a quedar sin averiguar lo que le pasaba al bandido.

Althaea escuchó con mucho interés las palabras de Floki, estando bastante segura de que sus ojos se abrieron ligeramente más de la cuenta cuando escuchó no solo que había una sala de juegos si no que era habitual que se jugase en cualquier sitio del pueblo. Su mente empezó a darle vueltas a las distintas posibilidades. Desde luego tendría que andar con ojo porque no era cuestión de liarla nada más llegar pero... algo tendría que hacer.

- Entonces quizás logréis sacarle algo -miró al bandido-, y gracias por toda la info, le daremos buen uso. -Contestó al soldado.

Cuando Khasar le lanzó la moneda, Althaea la cogió en el aire con gran destreza, guiñándole el ojo al semiorco nada más hacerlo.

Floki emprendió su marcha con un asentimiento, los jinetes no se despegaron de él y el carro que tan fuertemente custodiaban tampoco. Vosotros, por vuestra parte, seguisteis el camino hacia el pueblo. Conforme os acercáis veis como el ambiente es más festivo. Todo parece tranquilo, la armonía se respira en el lugar y el pueblo sigue con sus fiestas. Cuando estáis en las lindes del pueblo podéis oír música de alguna taberna, parece haber más establecimientos además de los mencionados por el justicia del lugar.