Partida Rol por web

Ya estaban llegando los que faltaban, no había más que verlo. Ahí estaba el artillero, que llegó saludando a todo el mundo, haciendo que la latina suspirara y dijera:

- Estoy por hacer que me sigaís llamando por mi nombre... No me acostumbro nada bien al cargo - confesó -. Y aunque nos intenten cebar, comamos a gusto. Ya hemos vuelto la mayoría de la Fox de situaciones que creíamos serían nuestro fin.

Pero lo mejor fue ver que llegaba Focker, el Sargento Mayor Gary Focker, que venía primero con una broma tras haber escuchado las protestas de la cabo con respecto al uniforme de gala, consiguiendo hacerla sonreir. E iba a responderle a eso y a la petición del mismo de sentarse con ellos cuando la interrumpieron dos cosas: el brindis con discurso y Mackeyn. Al primero lo siguió como tocaba y, al acabar, se fijó en el segundo con atención.

- Efectivamente, necesitamos carne de cañón. Lo malo es que debes de oler tan mal que ni los bichos te quieren. Y otra cosa: como sigas así, no verás a una mujer desnuda en tu vida. Ni pagando - sonrió maliciosa, antes de decir -. Pero, ya que el Sargento Mayor da permiso, al menos voy a desabrocharme esta chaqueta del carajo un poco más - y según lo dijo lo hizo, soltando un par de botones más, añadiendo -. Además, pasayo lo eres un rato, pero si esa es tu manera de seducir, mal futuro le veo a la familia Mackeyn.

Se fijó en que Brunette estaba demasiado callado, como si no tuviera nada que decir. ¿Sería así todo el rato o era por ser uno de los nuevos en un grupo de veteranos? Sólo el tiempo podría hablar ahí.

Después, otro novato. Un médico (que falta les hacía, aunque ella había salido ilesa siempre. Sí, no contaba la herida casi mortal que recibió cuando se estrellaron, le parecía vergonzoso haberla recibido), muy pasado ya de vueltas. Cierto que ahora era un momento apropiado para eso, pero, como alguien dijo, mejor que cuando le tocara trabajar estuviera sobrio.

El siguiente fue, por fin, Sonny. No le dijo nada, sólo le miró, ya tendrían tiempo luego para hablar. Sólo le contestó a lo que dijo con respecto a su ascenso.

- No mientas, te nombro soldado de primea el Sargento Mayor Focker cuando le ascendieron a él y, detrás, al Sargento Evans y a mí - "y aún me pregunto si estaré a la altura" -. Así que no inventes. Y trae más tarta.

Hablando de Patrick, Sonia rió a carcajadas cuando este le dijo a Dereck que era la chica del escuadrón, dando luego un buen trago a su cerveza, sin dejar de sonreir.

- Esa ha sido muy buena, Sargento.

La mesa no estaba completa, se veía, pues pronto se reunió con ellos alguien al que conocían en la Fox. Era el antiguo Sargento de la Infantería Ligera que estuvo luchando junto al escuadrón en el Fuerte. Y ahora se unía a ellos... Una buena adquisición, sin ninguna duda.

- Bienvenido a la Fox, como todos los demás - le dijo con una sonrisa -. Me alegro de volver a verle.

Antes de que la cosa siguiera, había algo que hacer. Y es que, tras el paso de la chica de la Eco por la mesa, saludando a Hightower, la cabo le miró, divertida, especialmente después de que hiciera un comentario, y le dijo:

- ¿Acaso tienes que ir por los otros escuadrones buscando amigas, Bockman? Vaya... - chasqueó la lengua, claramente de broma - Bueno, si es lo que te apetece, podrías ir tras ella, ¿no? Parece que os llevaís bien.

Evans propuso el brindis por el Sargento Mayor y la primera en levantar su jarra fue, sin dudarlo, Sonia.

- Por el Sargento Mayor. El cabrón más duro de todos y el que nos ha dirigido con tanto acierto en los peores momentos.

Levanto mi copa tras el discurso del Capitán Tsumina. Recuerdo con sus palabras todo el dolor que sufrió la Infantería Móvil en aquel lugar, mientras sus tropas eran diezmadas por hordas arácnidas. Desde el principio de toda la operación fueron subestimadas las fuerzas del Imperio Arácnido, pues lo que pensaba inteligencia que era una leve resistencia terminó acabando con casi todos los vehículos incluidos poderosos Marauders. Luego el Fuerte Helado, que no fue más que una tumba de hielo en la que muchas vidas fueron sepultadas a través del tiempo que duró nuestro control de la zona, el que fue arrebatado con muchas vidas que intentaron defenderlo y que son pérdidas terribles tanto en recursos como en hombres, recordándonos que la capacidad de pensar de la que tanto hacen alarde los científicos que aseguran nuestra superioridad no basta para vencer una guerra.

Bebo en silencio y despejo rápidamente mi mente de pensamientos funestos para seguir compartiendo con mis hombres. Me siento al lado del Sargento y veo al ahora soldado Wimger presentarse. Me pongo de pie y le saludo con un apretón de manos a la vez que hablo:

 - "No soy un miembro de la Fox ahora, pero creo que hablo por todos ellos al decir que es un honor realmente tenerlo entre sus filas. Sé que ya no es sargento pues la Infantería Pesada es muy distinto a la ligera, pero no es necesario tener el equipo que llevábamos para tener el coraje y la férrea determinación de que usted hizo gala en el campo de batalla. Estoy seguro de que es y será un valioso elemento dentro del escuadrón. Le felicito y le doy la bienvenida."

Luego le sirvo un trago a él y a mí, para luego sentarme a beber junto con ellos. Me río de la respuesta de Billy y alzo la copa en el honor de las chicas cuando se sacan un par de botones para alegrarnos la vista. Luego recibo al médico, quien no parece tener mucho carácter, pero me consuelo con el pensamiento de que en realidad no lo necesita para mantener al escuadrón vivo.

Me río de las palabras de Mackeyn y en medio de mi risa, dejo de hacerlo para ponerme serio, le doy un palmetazo en la cabeza y le increpo:

 - "¡Más respeto con tu Sargento, Soldado, o lavarás letrinas con la lengua!"-Digo para luego seguir riendo con el chiste que dijo minutos atrás.

Alzo mi copa y bebo junto con ellos, riéndome y recordando alegremente el formar parte del equipo. Ellos son mi familia, a pesar de que he visto muchas misiones y a algunos de ellos no los conozco de antes que del Fuerte, son la Fox y con eso basta para querer como hermano y cuidar como hijos, pues esa es nuestra familia ahora y lo será hasta que muera o mi servicio termine.

-Vaya ya ha llegado Wimger, me alegro de tenerle en el escuadrón.-Evans evitaba pronunciar "mi escuadrón" pues no sentía que fuera suyo, si no de Focker.-Créame que le recomendamos para un puesto mejor, haciendo la colada de las chicas de la flota, pero dijeron que era desperdiciar buen material. Siéntese y coma algo ya habrá tiempo de formalidades.-

James ha participado en todos los brindis, llenando su copa en cada uno de ellos. Ahora parece algo menos formal, se ríe solo y, como por arte de magia, le han salido arrugas en el traje.

Encantado de conocerles, James O'Flaggerty, para lo que haga falta. Puedo planchar un huevo o freír una corbata, lo que sea. Dice O'Flaggerty a los que van llegando. No diga dos veces eso de quitarse el uniforme, mi cabo, estos zapatos me están matando... quizá tenga aquí el arma definitiva. ¡Guerra química a los bichos! Hace clara referencia al más que posible aroma que llegarían a desprender sus pies en el caso de que se le ocurriera descalzarse.

-Flagrety,-quien coño le daría el apellido.-Deje de hacer el bobo. Tengo una misión importante entre manos y necesito que se porten bien. Hightower, atento al objetivo.- 

Oh, Dios... ¿tan pronto me quieren desplumar? Está bien señor, está bien, si es una orden... Poker a la vista.

Escucho hablar acerca de la partida de Póker y me animo. La verdad es que nunca he sido bueno bailando así que entretenerme en un juego de cartas y un poco de apuestas no parece un mal panorama para la velada. Le corrijo al Sargento Evans al hablar:

 - "No es Flagrety, es O'Flaggerty. Primera lección, Sargento Evans: Aprenda bien el nombre de sus hombres o no responderán cuando los necesite. Segunda lección: No deje fuera de las apuestas a alguien de rango mayor. Recuerde que la Federación me paga más que a ustedes así que pueden sacarme mucho más dinero con un par de malas manos."

Sonrío pues no me importa perderme un poco de sueldo en un divertido juego, mientras tenga un buen trago para pasar la mala suerte que siempre he tenido en las cartas. Miro hacía la mesa de la Eco, donde parece que se animan para apostar con nosotros al Póker.

- "Sargento Wimger, eh, Señor... Siento la indiscreción, pero... ¿Qué ha pasado con sus galones?" -

- "Bienvenidos todos los nuevos a la Fox. Yo mismo en realidad no soy más que un novato, pues solamente he compartido un descenso con este escuadrón." -

El alcohol empezaba a manar y los ánimos se aliviaban entre palmadas en el hombro y bromas subidas de tono. Sin embargo, Burnette no se había quitado ni un sólo botón, y su postura no había cambiado nada. Observaba a todos y cada uno de los miembros del escuadrón con ojos atentos, como si fuera un halcón que sobrevolara a su presa. Los había educados y malhablados, respetuosos y pendencieros, sobrios y alcohólicos... esa era la gente con la que lucharía codo con codo, y quería saber de qué pasta estaban hechos.

Con un pequeño sorbo, se mojó los labios de vino rosado y escuchó atentamente la conversación.

- Eso sí que me gustaría verlo.- dijo la cabo, sonriendo divertida, ante la "amenaza" de Focker a Mackeyn, verdaderamente cómoda en su asiento al haberse aflojado la chaqueta del traje de gala.

Mientras, unos pocos se preparaban para jugar una partida de póker con, como mínimo, la Eco. Partida a la que el Sargento Mayor parecía querer apuntarse.

- A mí me disculpareís de la misma, si no os importa - comentó la cabo, rellenándose la jarra de cerveza sin prisa -. Prefiero no arriesgar mi paga... aparte de que estareís más cómodos jugando vosotros con la Sargento y la otra chica de la Eco... ¿no? - bromeó con una amplia sonrisa.

La verdad era que tenía otros planes, pero no quería decirlo abiertamente, como es lógico.

- "¿La paga, Cabo? ¿En serio piensa que volveremos a tener ocasión de gastarla?" -

Dereck sonríe ante la contestación de Sonia- esta es mi cabo, sabiendo responder a la perfección. ¡Un brindis con ella!- dice alzando su copa y bebiendo de un golpe su contenido. Tras decir esto, recibe el "palmetazo" en la cabeza y oyó su comentario.

Uy- se quejó- si señor- dijo, serio pero aún sonriendo- está claro que hay una conspiración de los jefes contra mi. 

-¿Poker, eh? Está bien. En mis "vacaciones" no me dejaron acercarme a nada que cortara, ni siquiera al papel... Unas cartas siempre son bien recibidas-dijo Mkoll, antes de añadir-éso si, no pienso dejarme desplumar, independientemente del rango y/o sexo de mis contrincantes. Si se me acaban las balas allí abajo, siempre puedo intentar cargar el rifle con monedas...

-O con condones Mkoll, los de la ECO los regalan.-

- "Yo no jugaré. Nunca he creído demasiado en los juegos de azar, o, mejor dicho, en mi suerte." -

Ramírez miró a Gawain fijamente antes de responder con una seguridad completa.

- Por supuesto. Somos la Fox, ¿recuerdas? Volveremos de dónde nos manden con la cabeza bien alta.

Los demás seguían un poco a lo suyo, hablando sobre la inminente partida de póker. El técnico no estaba por la labor de apuntarse, mientras que Mkoll, repasando su ingreso hospitalario (que debió ser un auténtico coñazo, pero con sus heridas no hubo más remedio), concluyó que no le importaría jugar.

Y Dereck, en su línea.

- No hay ninguna conspiración, Mackeyn, simplemente es que te metes en problemas siempre tú sólo.

-Creo que podríamos decir que a Mackeyn le gustan los problemas... 

Observa como comienza a formarse una partida masiva de poker entre los diferentes escuadrones y la Fox no va a ser menos... ¿qué es un sueldo? Es lo que se va a ganar ella cuando acabe desplumando a los demás... para así gastárselo luego en lo que le salga de los mismísimos.

-Me parece que alguien debería darles una lección... pocas mujeres somos como para cagarnos. Así que me parece que tenemos que enseñar a estos hombres quien manda.

Se levanta y se acerca a la mesa donde se va a iniciar el juego.

-Pff... -Al llegar, y con cierta reticencia, le tiendo el pedazo de tarta secundario que me había agenciado, buen conocedor -aunque esperaba que no- de que alguien se le ocurriese pedir más mientras ya me estaba yendo. -Cabo, si come tanto se le va a acabar subiendo todo a... -y luego desvío la mirada, como quien no quiere la cosa. Y luego me siento y me pongo a comer tarta con una aparente conccentración superlativa, disimulando que prefiero comer a jugar una partida de cartas. Que haya mucha gente o poca me es ligeramente indiferente, aunque una alta concentración de jugadores significará barra libre de bebida para ellos, y de comida para el resto. Que vienen a ser yo, en lo que más me concierne.

-Suerte, Fox. Y Sargento Mayor... deles un repaso a todos esos novatos de nuestra parte. Yo mientras tanto... -echo una mano hacia un plato abandonado y sin tocar, que ahora tiene dueño y no durará mucho.

Dejando un par de dedos de excelente vino en su copa, Thomas la posó sobre la mesa mientras a su alrededor empezaba a subir el volumen de las conversaciones, se desabrochaban los botones y proliferaban las palmadas en la espalda. Con una ligera sonrisa que parecía ensayada una y mil veces, se incorporó de la mesa.

- Si me disculpáis, chicos - dijo, con su tono que recordaba a la vieja Europa, en la Tierra - Los juegos de azar no son lo mío.

Burnette no andaba, parecía deslizarse por el suelo mientras esquivaba los grupos de soldados que hablaban entre ellos. El sonido del chasquido de la puerta fue el indicativo de que el soldado había abandonado la sala.