Partida Rol por web

Gandalf, anoche empezaste a contarme cosas extrañas sobre mi Anillo -dijo el joven Frodo Bolsón a Gandalf-, y en seguida callaste diciendo que tales asuntos era mejor ventilarlos a la luz del día. ¿No piensas que sería mejor terminar la conversación ahora? Me has dicho que el Anillo es peligroso; mucho más peligroso de lo que creo. ¿En qué sentido?

-En muchos sentidos -respondió el mago-. Es mucho más poderoso de lo que me atreví a pensar en un comienzo, tan poderoso que al fin puede llegar a dominar a cualquier mortal que lo posea. El Anillo lo poseería a él. En tiempos remotos fueron fabricados en Eregion muchos anillos de elfos, anillos mágicos como vosotros los llamáis; eran, por supuesto, de varias clases, algunos más poderosos y otros menos. Los menos poderosos fueron sólo ensayos, anteriores al perfeccionamiento de este arte: bagatelas para los herreros de los elfos, aunque a mi entender peligrosos para los mortales. Pero los realmente peligrosos eran los Grandes Anillos, los Anillos de Poder. 

Un mortal que conserve uno de los Grandes Anillos no muere, pero no crece ni adquiere más vida. Simplemente continúa hasta que al fin cada minuto es un agobio. Y si lo emplea a menudo para volverse invisible, se desvanecerá, se transformará al fin en un ser perpetuamente invisible que se paseará en el crepúsculo bajo la mirada del Poder Oscuro, que rige los Anillos. Sí, tarde o temprano (tarde, si es fuerte y honesto, pero ni la fortaleza ni los buenos propósitos duran siempre), tarde o temprano el Poder Oscuro lo devorará.

Sí, con estas palabras el joven hobbit empezó a descubrir la verdadera importancia del pequeño y en aparentemente inofensivo anillo que Bilbo le había dejado como herencia, y que al final, dirigiría los días que estaban por venir. 

No tuvo que pasar demasiado tiempo antes de que Frodo tuviera que partir de Bolsón Cerrado, en busca de un destino que no alcanzaban a distinguir, ni él, ni el mago, ni nadie en aquellas tierras. Pocos eran los que sospechaban de la enorme importancia que aquel hobbit iba a desempeñar en la historia de la Tierra Media... o de la guerra que iba a surgir entorno a aquella pequeña baratija dorada que llevaba en el bolsillo y con la cual jugueteaba a menudo.

El abismo de Helm está perfectamente preparado. Últimamente muchos rumores se escuchan de extraños movimientos tanto en las tierras de Mordor como en la zona de Enedwaith. Y esta me preocupa. El mago blanco se mueve, y eso puede ser peligroso.

Por fin estamos preparados para el retorno, y azuzo mi caballo. Es hora de regresar a Edoras, de volver al Paso de Rohan.

Pero me preocupa Fangorn. Muchas cosas se escuchan de él, demasiadas historias sobre árboles que se mueven y caminan. Tengo que controlar esa zona, quiero ver más de cerca esos árboles.

Grima está a mi lado, influyendo, diciendo. Es una molestia, en parte, pero también tiene razón en algunas de las cosas que dice. Así pues, sigo escuchándole, pese a las peticiones de que no lo haga.

El pueblo del Paso de Rohan no esperaba el ataque de los Rohirrim después de tantos años manteniendo la paz, pero se prepararon para la guerra con toda la rapidez que pudieron, entrando en una encarnizada batalla por el control del territorio.

Los guerreros del Paso de Rohan lucharon con fuerza y valentía, pero sin duda, era inferiores en número y también en empuje. No tardaron en rendirse y entregar su territorio al Rey Theoden.

El Rey Theoden entró en el Paso de Rohan como nuevo dominador del territorio. Sus ejércitos habían tomado un nuevo e importante lugar que sin duda le afianzaría en el control de la región y le prepararían ante los ejércitos de Sauron.

2 batallones desde rohan occidental a lo campos gladios

Se escuchaban muchos rumores del este, aunque nada de lo que pudiera salir del corazón de Mordor podría ya sorprender a un señor enano. Sauron empezaría a moverse, y también el resto de la Tierra Media, hombres, magos, elfos...

Las alianzas empezarían a gestarse, como ya se gestaron tiempo atrás. Podía imaginarme que los hombres se unirían entre sí, y tal vez con los elfos, o al menos eso sería lo más sensato si su intención fuera acabar con Sauron... pero la sensatez de los hombres, hace ya mucho que cayó en el olvido. Y de los elfos... que decir. Los enanos conocíamos muy bien el modo de pensar de los elfos, y no sería descabellado asegurar que no me fiaba de ellos. Tal vez Elrond de Rivendel fuera distinto a aquellos despreciables elfos de los bosques, pero no sería yo quien iniciara conversaciones con el objetivo de aliarse.

Sauron atacará, y los enanos seríamos los últimos en ser conquistados, por nuestra posición, tan al norte. Puede que, llegado el momento, alguien viniera a pedirnos ayuda, pero los objetivos inmediatos eran otros, atacar Forodwaith y recuperar Erebor.

Tiempos de cambio e venían para Arda y era hora de empezar a tomar mis previsiones, Rohan era una amenaza grande para mi poder, Theoden contaba con sus poderosos caballos para desplazarse hacia donde quisiera en muy poco tiempo, por lo que era hora de moverme antes de que los Rohirrin pusieran en riesgo mis planes.

Mis Uruks debían tomar posición rápido pues sin importar el qué, debía tomar posesión de la gran torre de Isengard y eso es lo que haría, pero para ello debería desplazar mis huestes lo más pronto posible.

El ejército del Rey Theoden estaba desatado. Sus caballos cruzaron el Paso de Rohan con rapidez y atacaron por sorpresa los Campos Gladios, abatiendo cualquier resistencia que pudiera existir en la región. Un nuevo territorio caía bajo su poder.

Elrond envía a tres batallones y a su hija Arwen desde Rivendel a Colinas del tiempo.

El Señor Oscuro amenazaba de nuevo la Tierra Media, tras largos años de paz la guerra se avecinaba nuevamente y las alianzas entre hombres, elfos y enanos habían languidecido casi hasta extinguirse ¿de quién fiarse? acaso ¿podía hacerlo? yo, Denethor, Senescal de Gondor no iba a permitir que esa panda de bestias sin cerebro nos venciesen, las puertas de Minas Tirith no iban a ser derribadas por sus fuerzas y Saurón perecería bajo la espada de mi ejército. Preparé mis mejores batallones para la lucha y mir órdenes eran claras. Sin retira, era la victoria o la muerte.

Otra vez, no cabía ninguna duda para el Señor Oscuro de la Tierra Media, lo había sentido. Alguien había usado de nuevo el anillo único por un leve lapso de tiempo, pero insuficiente como para saber dónde se ubicaba con exactitud. Después de tanto tiempo buscando y rebuscando incansablemente el curso del río Anduin desde su nacimiento al sur de las Montañas Grises hasta su desembocadura, en la Bahía de Belfalas, al Gran Mar del Belegae, por ser el último lugar de dónde se tenía conocimiento de que Isildur había perdido el anillo de poder, al fin lograba nueva información de su paradero. Y todo encajaba con la reciente información obtenida por la criatura Gollum, un penoso engendro que tras capturarlo y torturarlo con sumo placer forzándolo a revelar el paradero del anillo, había nombrado dos palabras entre sufrimiento y dolor... "Comarca" y "Bolsón".

Sauron al fin podía empezar a movilizar sus ejércitos. Era consciente que si lograba hacerse con el anillo único sería imparable, pero ya gozaba de un poderoso contingente capaz de arrasar y subyugar a los insensatos que tratasen de hacerle frente. Gondor era una vieja gloria marchita de lo que antaño fue, y el señor oscuro lo sabía, las horas de ese viejo senescal estaban contadas. 

- Mi señor, todo está dispuesto. - Indicó el Rey Brujo de Angmar, lugarteniente de Sauron y señor de los Nazgûl. En cuanto lo ordene, movilizaré las huestes de orcos y trolls de las cavernas hacia la Puerta Negra, expulsaremos las alimañas ociosas de las llanuras de Gorgoroth y retomaremos la fortaleza de Barad-Dûr para su merced. En cuanto tenga bajo mi control Minas Morgul, atacaré y destruiré por completo al insolente senescal y sus hijos que se vanaglorian de haber tomado Osgiliath. 

- Tenéis mi permiso, Rey Brujo. No me decepcionéis... Y envía de inmediato a los Nazgûl hacia el Norte para encontrar el anillo ¡Buscad información sobre La Comarca y Bolsón. ¡En marcha! - ordenó Sauron con determinación y con mirada imperturbable hacia el Norte. El anillo debía ser encontrado y traído a su legítimo dueño y señor.

El ataque de Saruman sobre Enedwaith fue brutal, pero no por lo inesperado lograron su objetivo. Los habitantes de la región, a pesar de ser pocos, se prepararon rápidamente para la defensa y lograron contener a la horda de orcos que se les echó encima, al menos, por el momento.

Las huestes de Saruman se lanzaron hacia las Tierras Brunas, y esta vez, estaban preparados, por lo que lograron rechazar el ataque de los orcos, derrotando al enemigo con astucia y valentía.

El ataque desde Minas Tirith cogió a los orcos de  Ithilien desprevenidos y apenas pudieron hacer nada para resistirse. El ejército de Denethor había conseguido un importante territorio.

Sin embargo, Lebenin fue diferente. Advertidos por los movimientos de tropas desde la fortaleza, los orcos se resistieron con más fuerza y lograron detener el ataque inicial.

El señor oscuro, Sauron, lanzó sus huestes bajo su atenta mirada, y los campos del Valle de Udun se llenaron de sangre. Los orcos tomaron la región sin apenas oposición, extendiéndose hacia el Norte.

De igual manera, cayeron sobre Gorgoroth y pasaron por encima de cualquier que osara interponerse entre ellos y la conquista del territorio, que ampliaría sus horizontes y ayudaría a cerrar las fronteras de Mordor.