Partida Rol por web

El objetivo estaba cumplido, Erebor había sido recuperado. Ahora tocaba hacerse fuerte en el norte, y ser capaz de defender las tierras que tanto costó recuperar.

La mayor amenaza venía de los bosques, de los elfos de los Lorien, y ese sería el objetivo por ahora. Más adelante, me preocuparía del resto de posibles amenazas de la Tierra Media.

Los enanos continuaron ampliando sus territorios hacia el norte, tomando el Rhun, pero sus ataques hacia el Sur se encontraron con una ferrea defensa que les costaría sobrepasar.

La guerra avanzaba y con ella la influencia de los elfos hacia el este, debía fortalecerme y para ello era necesario que afianzara mi control sobre la costa, asi que mis fuerzas marcharon hacia Harlidon con total ferocidad.

Sin embargo, de nada serviría asegurar Eriador, si Gondor y Rohan se unían contra mi, por lo que cerraría el paso de las fuerzas del reino sin rey y dejaría que este cayera en manos del Señor Oscuro, ya luego encararía esa lucha, pero por ahora me mantendría lejos de Sauron y sus huestes.

Mis Uruks marcharon sobre Lamedon como una marea de muerte y destrucción, lostos para someter a todos a su paso.

El mensajero llegó con gesto preocupado.

Señor, una hueste de orcos de la mano blanca está apostada en Enedwaith y la reclamas para sí.

Maldita sea dice Theoden, golpeando la mesa. Envía 9 batallones comandados por Éomer a aplastar a esos orcos.

Pero señor, la Ciénaga de los muertos...

Lo sé, pero debo correr el riesgo por nuestro pueblo.

Las fuerzas de Theoden se agolparon en el paso de Rohan esperando un victoria fácil, pero los insensatos cometieron dos errores, el primero de ellos guiarse por sus sentidos, olvidando así que enfrentaban a un mago.

El segundo, marchar de frente confiando en la fuerza de sus caballos, olvidando que la fuerza de Saruman no está en los números sino en su ingenio, ingenio que le permitió ocultar cuatro batallones enteros en las narices de su enemigo.

Y cual ejército fantasmal, los Uruks emergieron de la nada avasallando a los infames jinetes en una batalla, que siglos después, se conoció como la última cabalgata de los garañones.

Regresen a Rohan y díganle a su señor que no tiene nada que hacer en el norte, el sur Rohan es suyo para que lo gobierne como desee, pero el norte le pertenece a su excelentísima majestad el mago blanco.

Cualquier otro intento será castigado con la marcha de los Uruks sobre sus tierras, están advertidos Rohirrins -dijo el abanderado del ejército de Uruks mientra cortaba el cuello de uno de los últimos jinetes rezagados em la retirada.

Señor, hemos sido engañados. El mago blanco había escondido parte de sus tropas con su magia.

Maldita sea, haced a Éomer volver. Y mandad los hombres que nos quedan a Emyn Muil

Saruman extendió sus huestes hacia el norte y el este, intentando extender sus territorios sin aproximarse a Sauron, pero sus habitantes se aprestaron a la defensa con rapidez y rechazaron los ejércitos con eficacia. La batalla prometía ser dura y sangrienta.

Las fuerzas de Theoden, viendo la resistencia de Saruman, se desviaron hacia Emyn Muil, tomándolo por sorpresa y con rapidez. Theoden había actuado con inteligencia y habilidad.

Al ver la resistencia de Lamedon decido retirar mis tropas para reforsar el puerto, mientras que mis huestes continúan asediando Harlidon, pues las costas de Eriador eran de vital importancia para mi plan.

Finalmente, a base de empuje, Saruman logra hacerse con el territorio de Harlidon, llevando su reino más allá de Isengard.

Ráfagas luminosas iluminaban el cielo. Olor a muerte había en el amiente. La guerra avanzaba y mi pueblo cada vez estaba más debilitado, pero teníamos que seguir aguantando y evitar la exterminación de la raza.

Volvemos a organizarnos e intentar ser fuertes en los bosques, terrenos donde nos movemos de manera ventajosa, lo cuál podría ser beneficioso para nosotros.

Los elfos de Celeborn iniciaron el ataque para extenderse por los bosques. La proximidad de enanos, hombres y orcos, exigía medidas desesperadas para intentar ampliar las fronteras. Cayeron sobre el Valle de Anduin como una exhalación, aunque la batalla en el bosque negro fue dura y prosiguió durante varias jornadas, antes de lograr su objetivo.

Sauron no le gustaba que sus tropas estuviesen ociosas y era necesario fortalecer algunos puntos más vulnerables y determinadas fortalezas. Dando instrucciones a sus lugartenientes y capataces, empezó a desplazar sus ejércitos a través de las negras y cenizas llanuras de Mordor. De inmediato empezarían a construir máquinas de asedio y arietes para encaminarlos a Minas Tirith, fortificar la Puerta Negra y la fortaleza de Minas Morgul.

Tras hablar con Mithrandir, este accedió a ayudarle en los planes que tenía, uniéndose a su causa. Sus habilidades serían de gran ayuda en la guerra que se iba a librar.

Elrond, se mostró satisfecho y le dirigió órdenes precisas. El Istari sonrió y comprendió al instante que era lo que pretendía el Medioelfo.

Con un abrazo se despidieron y partió hacía su destino.

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Las tropas de Saruman continuaron extendiéndose hacia el norte, ampliando los territorios próximos a La Comarca y acercándose peligrosamente a los territorios de los elfos del señor Elrond.