Partida Rol por web

Una sacudida por todo el compartimento os advierte de que la nave acaba de salir del salto interespacial. Han sido dos semanas de viaje en las que no habéis hecho más que entrenamiento redundante y aburriros como una ostra, pero las flotas siempre tenían que moverse a la velocidad de la nave más lenta, o quedaría dispersa por todo el espacio. Y por fin ha llegado la hora.

Al principio no ocurre nada. De repente, la pantalla de vuestro camarote se enciende, mostrando una visión del planeta Nuevo Crisol, vuestro objetivo. Y en formación en su órbita, la Armada Imperial, llegáis a contar una docena de naves de guerra, tres cruceros y nueve fragatas. Tres Grupos de Batalla al completo. Desde luego, los imperiales están dispuestos a todo esta vez.

El espectáculo no tarda en empezar. La 2º Flota de la Federación se lanza al combate. Los misiles salen disparados de sus tubos, los proyectiles Gauss de las enormes baterías frontales recorren el espacio en milésimas de segundo, las aeronaves de combate salen de sus hangares y se enzarzan en feroces duelos en un intento de despejar un pasillo para los bombarderos.

Nada podéis hacer salvo observar a través de la pantalla. Vosotros estáis embarcados en un carguero, un gigantesco transporte de tropas, que en una batalla así solo es un blanco enorme al que se le podría disparar a ciegas. Por lo que de momento, solo podéis esperar. Pasa una hora. La batalla se recrudece, las primeras naves empiezan a estallar en pedazos o quedan tan dañadas que es imposible que sigan combatiendo. Pasa una hora más.

La naves federales no tienen tanto blindaje como las del Imperio, pero son más rápidas y maniobrables. Y, sobretodo, sus sistemas de armas son más modernos y eficaces. Al final del día, eso es lo que decide la contienda. La Armada Imperial se bate en retirada a los bordes del sistema, dejando cuatro fragatas en la liza y un crucero severamente dañado que apenas puede mantener el ritmo de las otras naves. La 2º Flota ha vencido y avanza para ocupar la órbita de Nuevo Crisol. Las pérdidas tampoco han sido pequeñas. Cualquier diría que la peor parte había pasado. Pero la realidad es que la parte difícil iba a empezar ahora.

Una alarma empieza a sonar por todas partes, la señal que estabais esperando para poneros vuestro equipo como una exhalación, comprobar el de un compañero al tiempo que otro os lo comprueba a vosotros para asegurarse de que todo funciona correctamente, coger vuestras armas y dirigiros al hangar de la nave. La visión que allí os espera es casi esplendorosa.

Un regimiento completo, diez compañías de marines con tres mil hombres en total, aguarda impaciente y en posición a que llegue la ansiada orden de embarcarse en las lanzaderas. Otros dos cargueros avanzan junto al vuestro, sumando así una fuerza de invasión de nueve mil marines con ganas de descargar la dos semanas que se han visto confinados entre aquellas estrechas paredes. 

(Música de ambiente)

Os mantenéis firmes, sin mover apenas un músculo. Tras unos minutos de espera, una puerta al fondo se abre y por ella entran los oficiales superiores. Toman posición frente a vosotros, y entonces un proyector holográfico muestra una imagen de vuestro Oficial en Jefe, el General Sebastián Castellanos.

- ¡Marines! Han sido dos semanas duras, y sé que muchos os estaréis muriendo de ganas de bajar ahí abajo y darles una buena a esos imperiales. Pues bien, dejad que os diga que será mejor que dejéis lo de moriros para otro día, ¿entendido? - una leve risa se alza por el hangar. Pero el General se pone serio inmediatamente - Somos lo mejor de lo mejor, y precisamente por eso no os voy a mentir en nada. Va a ser la operación, no, la campaña más peligrosa y arriesgada a la que nos hayamos enfrentado nunca. Esos cabrones han tenido dos semanas enteras para atrincherarse bien, y os puedo asegurar que las habrán aprovechado a consciencia.

Los vamos a echar de ahí, eso no lo dudo. Pero no quiero que eso nos cueste perdidas innecesarias. Podemos burlarnos todo lo que queramos de los legionarios, pero al final del día, hay que reconocerles que tienen casi tantos cojones como nosotros. Nada de heroísmos ahí abajo, cuidad los unos de los otros, y en un mes volveremos a estar de vuelta en casa. Oficiales, tienen sus órdenes. Buena suerte. Castellanos, corto.

La imagen del General vuelve a desaparecer, y los oficiales se giran hacia las extensas formaciones. Frente a vosotros está el Comandante Rico, un veterano de tres campañas anti-piratería y el sofoco de media docena de revueltas. Se nota que es un tipo que sabe lo que hace.

- ¡Muy bien, muchachos! Ya habéis oído al general. Compañías Alfa y Charlie, seremos la punta de lanza. Nuestra misión es despejar y asegurar una zona de terreno que el Alto Mando ha elegido para establecer allí nuestra base principal. Es una misión vital para el éxito de la campaña, y esta acaba de empezar, así que no podemos permitirnos cagarla. Pero sé que no lo vamos a hacer, ¿Verdad, Marines? ¡A las lanzaderas!

¡Uh, ha! - respondéis todos a coro antes de correr hacia vuestro asiento en los transportes.

(Música de ambiente)

Una vez embarcados y asegurados en vuestros asientos por un arnés de seguridad, las compuertas exteriores del hangar se abren, y de ellas empiezan a salir lanzadera tras lanzadera. En cada una de ellas caben dos escuadrones y medio, veinticinco hombres. Vosotros sois el 1º Escuadrón de la Compañía Alfa, como evidencia el A-01 impreso en blanco sobre la coraza de vuestra Mark. II, y por lo tanto sois de los primeros en salir del carguero. 

Todavía os encontráis en órbita baja. Mirando por las estrechas escotillas en los laterales del transporte, podéis divisar los restos de la batalla que se había librado anteriormente. Planchas de blindaje ennegrecido y torcido, vigas de metal, cables y tubos, escombros fruto de las naves que allí se han quedado varadas, destruidas, a la espera de que la atmósfera las acabe de atraer a tierra. La flota remolcará aquellos enormes cadáveres de titanio y silicio y los alejará del planeta para que no sean un peligro. Ya darán cuenta de las las naves de reciclaje una vez la zona se asegura.

Las sacudidas os acompañan todo el viaje, alguien con menos entrenamiento probablemente habría acabado vomitando. El viento se mantiene fuerte y la lanzadera va dando bandazos, pero los arneses aguantan, están hechos para ello. Cuando la cosa se calma un poco, el Teniente Tony Daugherthy, al mando del pelotón del que formáis parte, se quita el arnés y se pone en pie.

- ¡Bien muchachos, esta es la nuestra! Somos la primera oleada, así que tocaremos a mas mierdecillas por cabeza. No se vosotros, pero a mí eso casi me suena a Navidad. En cuanto a la misión, nuestro pelotón se encargará del reconocimiento. Aterrizaremos a medio kilómetro del objetivo, y peinaremos toda la zona en un radio de dos clicks en todas direcciones, para asegurarnos de que la fuerza principal tiene una zona de aterrizaje segura y que puedan empezar a levantar la base. ¿Alguna pregunta? Bien, así me gusta.

¡Soldados! Ya habéis escuchado al teniente Daugherty. ¡Quiero un trabajo limpio ahí abajo!¡Nada de tonterías! Vamos a asegurar esta zona para que nuestra artillería pueda ser instalada y freír a esos hijos de puta del imperio. ¡Comprobad el equipo y vuestras armas! ¡Si joder, otra vez! - dije con voz enérgica y absoluta seriedad.

La mayoría de bajas siempre se producía en la primera toma de contacto. Cuando uno aún no sabe realmente a qué se está enfrentando. Pero yo sabía eso, no permitiría que mis hombres fueran los primeros en caer. Había llegado a sargento con el menor número de bajas de todo el regimiento y pensaba mantener esas estadísticas.

Apenas conocía a mi nuevo escuadrón. Dos semanas no eran suficientes para saber qué tipo de soldados eran pero mi primera impresión no había sido mala. Parecían disciplinados durante los entrenamientos y podría afirmar que alguno poseía cierto talento para el combate. Aunque bajo fuego enemigo ya veríamos. He visto mearse los pantalones a más de uno.

Uno demuestra lo que vale en el campo de batalla

Una vez hubieron terminado de comprobar el equipo, di instrucciones a mi escuadrón:

¡Vale, cerrad el pico y escuchad! El cabo Mckiller y los soldados Lombardi, Rudin y Augusto serán los primeros en bajar. ¡Johanssen! Tú cúbrelos desde la lanzadera mientras bajan y observa los alrededores.- ordené haciéndole un gesto a Johanssen de apuntar.
¡Rudin y Lombardi! Una vez estéis los cuatro abajo avanzad respectivamente hacia las 3 y hacia las 9 unos diez metros para cubrir los flancos de la lanzadera. ¡Mckiller cubrirá a Rudin y Augusto a Lombardi en su avance conservando en todo momento su posición! - fui dando indicaciones.
El resto de soldados iréis bajando una vez las posiciones estén aseguradas y avanzaréis dos hasta alcanzar al soldado Lombardi y otros dos hacia el soldado Rudin.
Una vez bajemos el soldado Johanssen y yo, la lanzadera emprenderá el vuelo. Avanzaremos hacia las 12 lentamente. Mckiller y Augusto cubrirán la retaguardia. ¡Formación 3-4-3, como en la putas prácticas!

Finalmente me dirigí a mi superior.
¡Todo listo mi teniente!¡A su señal!

   Sonriendo con su cañon magnetico baja, practicamente emocionado, con los otros dos.

"Si el deber es mi deber, mi deber es exterminar....! Jaja!"

 Hace una risotada algo baja con su vozarron y hace un movimiento de de su cabeza mirando a los dos,  como seña de avance

"Tranquilos compañeros, si tienen temor puede ir tras mio! Disparen despues de mi, si quieren! todos somos heroes cuando otro lo hace... mmm?"

El sanguinario sentido del humor muestra sus intenciones de entrar en total accion, incluso aunque los demas ni quisieran hacerlo... Hace un movimiento con su cañon dando pasos hacia delante.

Tras una degradación, un consejo de guerra y una medalla, volvía a vestir el uniforme de los marines. Le recordaba a ese viejo chiste de la prisión o los marines; en su caso hoy habría sido su último desfile delante de un pelotón de fusilamiento de no haber elegido servir en el frente de Nuevo Crisol. Ahora, mientras se desplegaba, aún se preguntaba si al final del día desearía haber elegido el desfile. La caída desde el rango de Comandante hasta soldado era casi como la del legendario Icaro, pero no menos letal. Demonios, aún se esforzaba por no girar la cabeza cuando oía a alguien gritar "oficial". La única forma que tenía de dar en la cara a los carcamales del alto mando era el sobrevivir y escalar de nuevo posiciones. Y lo haría aunque fuese sobre los cadáveres de cada ser viviente amigo o enemigo de Nuevo Crisol.

Con movimientos precisos se aseguró de limpiar su fusil dos veces, sin contar la última que ordenó el Sargento antes de desplegar. Desde el tiempo desde que le volvieron a poner un fusil en las manos hasta ese desembarco, había revisado el maldito arma pieza a pieza, mejorado todo lo posible las piezas por recambio nuevos y optimizado las miras. Frío, eficiente, práctico y despiadado, ese era Iceman.

Cuando el Sargento dio la orden de desplegar asintió y solo abrió los labios para confirmar la orden con seriedad antes de ponerse a su lado a barrer la zona con su fusil.

"cuando leches disparo y mato, me da igual quien viva o muera en esta guerra, solo quiero saber a cuantos me acompañan al infierno a mi muerte" dijo el silencioso soldado, por fin y aunque le doliera enfrentarse a sus compatriotas, debía hacerlo, su padre se lo enseño, la lealtad incondicional a su superiores aunque fuesen su enemigos.

comprobó su fusil, no tenia mucha idea si algo que no disparase 700 balas por minuto pudiese matar algo, cogió su colgante, con el símbolo de la VII legión del imperio, la de su padre, antes de su muerte en la anterior guerra entre la federación y el imperio, no volvería al infierno de orfanato en el que estuvo, por lo menos no vivo.

"a la primera abro fuego, si os ponéis en medio, no llevare flores a la viuda" grito, listo para matar a todo, amigo o enemigo que se pusiera delante, comprobó los sensores de calor y munición de su traje, y que el dron de exploración para comprobar si algún cobarde o listo se escondía, fuese como fuese la batalla, hoy seria un gran día, por lo menos para el. 

—Entendido— Dice Rudin luego de jalar la manija de carga de su rifle hacia atrás.

—Recuerden no meterse en mi camino, o los derribare de la misma manera que derribaría a una sucia escoria imperial… Nah, solo bromeo, pero enserio tengan cuidado con el maldito fuego amigo, no quiero volver a casa en una bolsa porque alguno de ustedes se les escapo un tiro, en cuanto a una viuda, pues si yo muero, mi novia también muere, es más me acompaña a todos los combates, sí ya se, piensan que hablo de mi rifle seguro, pero en realidad me refiero a esta.— Señalo su mano derecha.

Luego de eso soltó una corta risa y coloco su rifle a la altura de su pecho, y comenzó a revisar su traje, el calibrado del HUD tardo unos segundos en cargar, todo parecía estar en orden, mostrando cuantos cartuchos de rifle tenia y cuantas granadas, vio al resto de los marines y luego estiro su cuello hombro contra hombro, coloco su rifle con la boquilla directa hacia el techo mientras lo sostenía con su mano derecha, y grito: —¡Es hora machacar un poco de carne imperial Marines!—

– Recibido sargento Bryant. – Dije con voz enérgica. El plan parecía sencillo. Correr, disparar y no morir en el proceso.  Por la estrecha escotilla podía ver otras lanzaderas que volaban cerca. ¿Cuál sería el porcentaje de muertos de esta batalla?¿Cómo aumentar mi probabilidad de salir vivo de esta? El traqueteo de la lanzadera me revolvía el estómago así que decidí repasar las palabras el sargento.

“Correr a las 9”, “3-4-3”, sonaba casi como una formación de ShockBall. Joder, las tardes que pase viendo esa mierda enganchado a la barra de un garrito mugriento. La tensión del partido, las apuestas, el dulce alcohol bajando por mi garganta… Joder como echaba eso de menos. Tenía que jugar bien mis cartas si no quería acabar frito por el fusil del enemigo... O del loco de detrás de mí.

Me coloque justo delante de la rampa de salida, preparado para salir corriendo y asegurar posición. McKiller les estaba diciendo no sé qué a sus dos compañeros. Esa sonrisa me daba escalofríos. De pronto note como me miraban los dos soldados que irían conmigo. Creo que buscaban un acto inspirador o alguna mierda así. Sus ojos parecían ansiar una frase que les dijera que todo saldría bien… No pude mentirles tan descaradamente. De nosotros 3 la probabilidad de que uno muriera era alta, incluso la de morir los 3. Me gire encarando la salida, esperando la orden.

Los nervios estan altos, se nota en los comentarios que hacen los soldados, impacientes por llegar a tierra y dar buen uso al equipo que llevan. A pesar de que ninguno es novato, una acción de esas características es algo que nunca se ha realizado, por lo que cualquier táctica ideada solo os suena bien y fácil en la teoria. En la práctica, ya se dice que ningún plan sobrevive al contacto con el enemigo.

El teniente Daugherty observa al Sargento Bryant repartir las órdenes a su escuadrón. El A-01 tiene una composición interesante, la mayoría de sus miembros pasan de las treinta bajas confirmadas, mientras que el Sargento está más por debajo de esa cifra. Pero bueno, no se asciende a Sargento por matar mucho sino por un buen ratio de bajas propias/objetivos cumplidos. Y de momento el líder del A-01 parece competente.

Las lanzaderas descieden varios cientos de metros más, podéis divisar la superfície del planeta, ahora mismo estáis sobrevolando un extenso bosque, con una cordillera montañosa de gran longitud cerca del mismo. Conforme os vais aproximando al objetivo, los diversos pelotones se van separando, cada pareja de lanzaderas dirigiéndose hacia su punto de inserción asignado.

Pasan unos minutos más en los que solo se oye el traqueteo del transporte y los murmullos de los pilotos haciendo su trabajo. De repente, por la radio se oye un grito cortado de imprevisto. Al instante oís una potente explosión y la lanzadera da una fuerte sacudida - ¡Antiaéreos! ¡El transporte dos ha sido alcanzado! - oís gritar al piloto por el comunicador. La velocidad aumenta, así como los bandazos. Se oyen más explosiones a vuestro alrededor, están atacando a toda la fuerza de choque. Por suerte os disparan con artillería y no con misiles, así que no os tenéis que preocupar por que alguien fije el blanco en vosotros.

Pero el bombardeo es incesante. Otras dos lanzaderas son alcanzadas, una recibe un impacto directo y se convierte en una bola de fuego que desciende a toda velocidad hasta estrellarse contra la espesura. La segunda echa fuego por uno de sus motores pero los pilotos consiguen mantenerla estable mientras descienden en picado. El choque es de todo menos bonito, pero al contrario que con la otra, es posible que haya supervivientes.

Por la radio suena la voz del comandante Rico, callando todas las demás - ¡Atención, que todos los transportes aterricen de inmediato! ¡Pelotones, una vez en tierra, reagrupaos en este cuadrante! - los pilotos obedecen y tratan de llevar a lo que queda del 1º Batallón a una zona segura. Notáis como vuestra lanzadera se inclina y aumenta la velocidad al máximo, acercándose cada vez más al suelo. Parece que lo vais a lograr, cuando de repente un proyectil choca contra el costado derecho de la nave.

La explosión arranca un pedazo del blindaje, dejando un agujero allí donde antes había dos asientos con sus respectivos marines del A-02 dentro - ¡Agarraos, muchachos! - grita Daugherty. La caída ya es incontrolable, pero por suerte ya estabais a menos de cien metros del suelo. El choque os sacude todo por dentro, dejandoos más de una magulladura. El transporte derribado recorre varias decenas de metros a causa de la inercia, derribando árboles y todo lo que se le pone por delante, pero finalmente se detiene.

Poco a poco, los supervivientes vais volviendo en vosotros mismos. El recuento de daños no pinta bien, los pilotos están muertos, el teniente está inconsciente y sangrando de una contusión en la cabeza, y los otros dos escuadrones han perdido a la mitad de sus hombres entre muertos y heridos. En total, debéis de quedar una quincena de marines en condiciones de combatir. Estáis en territorio hostil, rodeados de un espeso bosque, y la posibilidad de apoyo es más bien escasa mientras los antiaéreos enemigos controlen los cielos. En el mapa de vuestro HUD está marcada la posición a la que el comandante ha ordenado dirigirse.

Bienvenidos a Nuevo Crisol, A-01.

"bien, bien, ¿cuantos putos espejos os habéis cargado hoy? -pregunto con agresividad, luego me dirijo al sargento Bryant. "señor, si nadie se presenta a sustituir al teniente, esta usted al mando, ¿ahora que hacemos?

Tomo mi fusil y salgo a fuera de la destrozada nave, todavía le pitaban los oídos por el choque, pero observo fuera, "no hay moros o legionarios en la costa", la nave esta hecha pedazos, hay varios muertos, no conocía a nadie de ellos, por lo que no sufriría las bajas sufridas, "genial hoy iba ha ser un gran día, pero se ha trasformado en puñetera rutina, se acabo las vacaciones" pensó.

Rudin abrió los ojos, su vista estaba un poco borrosa y nublada, acompañado por el pitido de la explosión y el choque el cual seguía en sus oídos, puso su mano sobre su rostro tapándole la vista por unos segundos, se la quito de encima y vio a su alrededor, era obvio que nada pintaba bien, algún que otro cadáver de un marine en el piso, otros con la vista perdida hacia el piso desde atados por el arnés a sus asientos sin algún indicio de vida, las armas regadas por aquí y por allá, era un desastre.

Rudin intento levantarse pero el arnés del asiento se lo cedía, le dio un golpe en el centro de este para quedar libre, se levanto un poco adolorido, se flexiono y tomo su rifle, lo reviso, parecía seguir en orden, le quito el seguro y vio a los demás Marines que seguían vivos, vio al Teniente, no parecía estar en buen estado, vio a Bryant esperando ordenes, si el Teniente no podía hacer nada las ordenes ahora quedarían sobre él, salió de la lanzadera y vio a Augusto el cual hablaba sobre no haber muros en la costa, al menos por ahora. Llevo su rifle al hombro con la boquilla hacia arriba y dijo —Creo que nos han hecho… Mierda…— Suspiro con algo de dolor y poca dificultad para continuar hablando, se volteo viendo hacia la nave con los demás miembros del equipo adentro, y dijo; —Bien, Sargento.  ¿Vamos al punto de una vez o esperamos a que nos cojan los imperiales? No lo sé, solo digo que deberíamos mover el culo.— Estiro su cuello hombro contra hombro —Aunque a fin de cuentas, lo último que se pierde es la esperanza. ¿Cierto?— Tomo posición y se digno a vigilar el alrededor en caso de observar algo.

Me levanto apoyándome en los arneses que cuelgan del techo. – No podríamos haber tenido una entrada más triunfal. – Digo a regañadientes  y, casi instintivamente, salgo siguiendo a Publio.

Con el fusil en mano salgo fuera. “No nos están volando la tapa de los sesos por lo que, pese a todo, las cartas juegan a nuestro favor.”  Miro alrededor para comprobar la situación con un gesto de desagrado en la cara. La cabeza me da vueltas. Apoyo la rodilla en el suelo mientras no dejo de apuntar hacia la espesura del bosque esperando lo peor.

Se había quedado dormido y había soñado que aterrizaban bajo las órdenes de Bryat como una unidad eficiente aunque cargada del tópico de agresividad verbal para aumentar la moral. Joder, en ese sueño casi se sentía como cargado de esperanzas. La bala que había entrado pasando cerca suya y llevándose a dos pobres desgraciados de A-02 lo había traído de vuelta a la realidad. Durante el descenso cerró los ojos, dejándose enteramente en manos del destino. Cuando la nave desvencijada tocó tierra de cualquier forma, vio al Teniente fuera de combate, a Bryat intentando cubrir el puesto como un hombre hecho para liderar, supo qué habría elegido de vuelta en el consejo de guerra entre pared o este agujero... Se sorprendió eligiendo esto último. Se acercó al Sargento y habló en un tono para ellos dos:

- Señor, es usted el OAM de esta operación. No soy de muchas palabras, pero como ex-oficial me gustaría ofrecer toda el apoyo posible hasta que salgamos de este pozo de muerte con algunas sugerencias. ¿Afirmativo?

Todo sucedió muy deprisa. La explosión producida por los antiaéreos de la artillería enemiga había destrozado parte del lateral de la lanzadera y en consecuencia, ésta se precipitó impactando a gran velocidad arrancando árboles y rocas a su paso. Tras recuperarme del desconcierto inicial y analizar la situación observé que contábamos con unos 15 efectivos, varias de bajas y numerosos heridos, entre ellos el teniente Daugherty. Su situación no era crítica pero necesitaba ser atendido.

Siendo el siguiente en la cadena de mando, asumí el control de la situación, tratando de organizar lo mejor posible al resto de escuadrones A-2 y A-3, y dando instrucciones a mis hombres. Por alguna extraña casualidad todos estaban en perfectas condiciones salvo alguna que otra magulladura o contusión leve.

¡Ver para creer, estamos todo el escuadrón A-1 intacto!

¡Menuda putada! A esto yo lo llamo una entrada por todo lo alto.- dije mientras valoraba los daños. ¡Bien, escuchad! Dada la situación actual asumo el mando hasta que el teniente Daugherty recupere la conciencia. ¡Escuadrón A-2! Socorred a vuestros camaradas heridos, practicadles los primeros auxilios como viene en el jodido manual y activar el ELT. ¡ Si coño, la radiobaliza de emergencia de la aeronave! ¿¡Ninguno se ha leído el jodido manual!? - dije siendo claro pero tratando de levantarles el ánimo. Eran la unidad más castigada.

Están destrozados, vaya forma de empezar un misión

¡Escuadrón A-3! Cubriréis las entradas de la lanzadera, parapetaréis ese jodido agujero y ayudaréis a defender esta posición hasta que lleguen los refuerzos.¿Alguna pregunta? Así me gusta.

¡Bueno soldados! - me dirigí a mi escuadrón. ¡Nos toca la peor parte, como supongo que os imagináis! Aseguraremos el perímetro y nos dirigiremos al cuadrante que mencionó el comandante Rico. ¡No está muy alejado de nuestra posición y necesitamos tomarlo por la fuerza! ¡Si no cumplimos nuestro objetivo, toda la misión se irá al carajo!¿Alguna objeción? - dije siendo objetivo.

Se que el teniente actuaría de forma similar si la situación fuese a la inversa. Aún así, le practicaría en persona los primeros auxilios y contendría la hemorragia antes de partir. Era mi superior y yo un excelente médico. En otras circunstancias, con mi instrumental a disposición, esto sería una simple rutina. Pero haría acopio de lo que tenía a mano, que era mas bien poco.

¡Cabo McKiller! Organiza dos escuadras mientras trato rápidamente las heridas del teniente.¡Si hay enemigos cerca son tuyos!
¡Johanssen, Rudin! Explorad los alrededores, observad cualquier sombra que pueda parecer una amenaza, tratad de trazar la mejor ruta hacia nuestro objetivo y venid a informarme!

La situación era crítica y todos lo sabíamos. Pero íbamos a actuar en consecuencia. Éramos la mejor unidad y había que demostrarlo.

Acepto sus sugerencias Johanssen, permiso concedido para hablar

Johanssen asintió lentamente:

- Sargento, como sugerencia honesta, con los antiaéreos funcionando a todo trapo activar la baliza en la barcaza solo nos retrasará. 2 y 3 cuentan entre ambas con cinco hombres, deberían de simplemente recuperar el módulo ELT o caja negra y extraerlo, no es mayor que un maletín. Como ordenó, dos iremos a hacer el reconocimiento y trataremos de ganar tiempo. Si estoy en lo cierto, esos cabrones harán lo que llamo "el buitre y el ñu", vendrán a saquear la inteligencia que tengamos encima y acabar con los supervivientes y heridos. Usted o el Teniente casi con toda seguridad dispondrán de mapas de la zona. Mi propuesta es que usemos su táctica contra ellos. Sacar el maletín y ponerlo en una posición trampa, buscar una cueva donde asegurar a los heridos y al Teniente mientras el enemigo rastrea la baliza hasta la trampa. Eso nos daría el tiempo de que un equipo recon le echase huevos a encontrar y eliminar la posición antiaérea más cercana. Una vez hecho esto, podremos pedir evacuación y comenzar el trabajo de verdad con esa posición como cabeza de playa. Espero ser de utilidad, Sargento.

No había hablado tanto desde antes del Penal, pero qué cojones, si no lo hacía pondría vidas en riesgo. Le importaba poco las vidas si la misión lo exigía, pero detestaba muertes innecesarias o por incompetencia. Si no colaboraba con lo que pudiese aportar sería un incompetente. Revisó el arma mientras el Sargento Bryat deliberaba sobre sus palabras y revisando que llevaba encima lo necesario para la misión.

"señor" digo mientras me acerco a su posición, "soy un amante de los mapas y tengo un gran sentido de orientación , podría ayudar a buscar un sitio para tender una trampa al enemigo, también tengo un dron de exploración" mientras saco a "Everest" mi dron y compruebo su estado, parece que ha tenido mas suerte que varios de los tripulantes "o si quieres busco algo que matar, si alguien oye algo disparando como un loco, el que apueste que soy yo, se hara rico... , si sobreviven ambas partes claros" compruebo el estado de mi armadura, el sensor de enemigos y el contador de munición bien, la armadura tiene una esquirla de metal incrustada, pero no molesta. "espero su respuesta, señor" digo al llegar, "mejor que esperar a que lleguen los cabrones"  ,me giro a Johanssen "a Johan, tiene alguna idea de como silenciar de forma rápida y destructiva esos escupe mierda" señalo a los antiaéreo. 

Rudin podía escuchar con total claridad lo que Bryant dijo y luego de igual manera lo que  Johanssen decía, pues estaba a menos de un metro de la salida de la lanzadera, presto atención e asintió con la cabeza y entro a la lanzadera de nuevo, y dijo:

—Permiso para hablar señor, estoy de acuerdo con el plan de Johanssen, sin embargo agrego que tenemos las ordenes de Rico, seria desacato, pero al menos salvaríamos el culo a unos cuantos moribundos Marines, al él Teniente y el nosotros, claro, como el menciona los imperiales han de venir en camino.— Este escucho lo que Augusto dijo y continuo hablando.

—Sí es que no están llegando, una cosa que añadir a lo de la trampa, creo que también sería efectivo que coloquemos algún explosivo de control remoto si es que tenemos, para hacer un pequeño alboroto y retenerlos para ganar algo de tiempo.— Este suspiro. —luego de eso, con la trampa de la caja negra devolverles el favor por haber destruido nuestra lanzadera. Sin embargo, es solo una opinión, como sea, queda a sus ordenes Sargento.—  

Escuché atentamente al soldado Johanssen mientras atendía al teniente. No sin esfuerzo pude frenar la hemorragia y estabilizarlo. El golpe había sido durísimo ocasionándole un traumatismo cráneo encefálico por lo que tardaría en poder recuperar la consciencia unas horas, pero al menos su vida ya no corría peligro.

Soldado Johanssen, no soy como otros suboficiales que toman decisiones a la ligera poniendo en peligro a toda su unidad. Personalmente, me gusta tener distintos puntos de vista al abordar la multitud de situaciones que se puedan presentar, así que me alegra tener un ex oficial en mi equipo para ayudarme en esta labor. Desgraciadamente los planes nunca suelen salir como estaban previstos y hay que improvisar. Sin embargo, le recordaré que soy quien da las órdenes y quién asume al final toda responsabilidad. - le dije con sinceridad.

Dicho esto, me parece una gran idea aprovechar el hecho de que el enemigo probablemente vendrá hacia nuestra posición. Rescataremos el módulo ELT o al menos su memoria interna. Los mapas y órdenes del teniente los recuperaré en breves usando las claves del protocolo de emergencia dado que está inconsciente.- asentí.

El plan será el siguiente. Cuando el enemigo llegue y parte de sus fuerzas entren en la aeronave la haremos volar. Permaneceremos escondidos y tras la explosión eliminaremos al resto. No creo que envíen un gran contingente para eliminar a los posibles supervivientes de una lanzadera. De no ser posible nos retiraremos a esa zona elevada y trataremos de emboscarlos usando la cobertura de los arboles y todo aquello que podamos usar en nuestro favor, la zona es elevada.- señalé en sentido Norte. Se que es arriesgado pero asumo el riesgo por el éxito de nuestra misión. Creo recordar que tenemos el suficiente explosivo en uno de los compartimentos de carga. No sé si alguno de nuestros hombres es especialista en explosivos pero necesito un buen trabajo manipulando y ocultando las cargas - dije pensativo.

El cabo McKiller conoce mejor estos hombres, le preguntaré personalmente

El soldado Augusto se acercó a nuestra posición y tras darle permiso para hablar reflexioné sobre el posible uso que podríamos darle a su dron. Analizando el mapa de la zona dictaminé lo siguiente.

El plan original sigue en pie, hay que llegar a la zona estipulada por el comandante. Es de vital importancia rastrear la ruta en ese sentido- indiqué trazando una línea hacia el Nord-este de nuestra posición.
Encontrar un punto a resguardo donde llevar a los heridos, observar si hay alguna batería antiaérea enemiga. Cualquier dato que sea de utilidad será bienvenido. ¡Puede poner en marcha su dron soldado! Si precisa desplazarse más allá de nuestra posición pídame permiso y le facilitaré un hombre.- le ordené e hice el gesto de que se retirara.

Al acercarse el soldado Rudin consideré su propuesta de cargar con explosivos la baliza con algún sistema a control remoto pero no sabía si disponíamos de ello. Sea como fuere no sería mala idea alejarla en otra dirección para hacernos ganar tiempo.

¡Johanssen! Esa posición elevada al Norte parece perfecta para preparar una emboscada si nos siguieran y además nos permitirá observar que hay más allá de nuestro trayecto. Tú y Rudin os haréis cargo. Cuento con vosotros, mantendremos comunicación por radio cambiando de frecuencia cada cierto tiempo. Te enviaré los datos y mapa de toda la zona en breves.

Buscaría un modo de ayudar a desplazar a los heridos una vez supiésemos que nos rodeaba. Di las instrucciones oportunas a las unidades 2 y 3 para extraer la caja negra e improvisar camillas con los restos del fuselaje de la lanzadera.

Cuando se acercó el cabo McKiller con las escuadras dispuestas lo puse al tanto de la misión y le ordené encontrar un especialista en explosivos (o en su defecto al más capacitado) para que se pusiera inmediatamente a ello. El tiempo corría en nuestra contra y había que prepararse rápidamente.

Consideró serio las palabras de Augusto:

- Debe ser sabotaje sutil, si entramos volando todo las otras baterías o sus exploradores se darán cuenta. Rápido y letal, pero sigiloso. Quizás divididos en dos: fuerza de asalto y fantasmas cazando patos. - Se encogió de hombros ante la mención de Rudin a Rico.- Si no solventamos el problema y creamos cabeza de playa, las órdenes serían papel mojado.
Y no dejamos a nadie atrás Rudin. - miró al Sargento.- Recibido y entendido Sargento, usted lidera esta operación. Como dije, todo por el cuerpo. Me dispongo a ir con Rudin, Señor.

 Ante los palabreria a la que llaman ordenes militares, Gregor sonrie nuevamente diciendo:

"Bueno.... los que esten dispuestos a disparar que se queden al lado mio..! Quienes seran esos seis?"

Mira hacia atras, dando por entenidor que solo quiere usar el cañon y ponerse a la accion cuanto antes

"Si no estan dispuestos a matar o morir, para que se alistan?

 "Yo al medio! 3 para la derecha! 3 para la izquierda! No se crucen si quieren evitar morir por los disparos de sus compañeros. Los francotiradores o algo asi pueden ponerse mas adealnte o atras, todo lo que sea para disparar a la porqueria humanoide sin estorbos, Estamos?"

 Explica con cierta molestia, moviendo sus brazos y haciendo un gesto de obviedad, prosigue con:  

"Tengo vision de rayos X en mi visor pero no les salvara la vida si no usan sus propios sentidos.... "