Partida Rol por web

Shiranai Toshi, la ciudad de la oscuridad. Bastión del Clan del León de la frontera oeste y ruta de comercio hacia el sur. La Fortaleza de la ciudad se alza sobre dos plantas de roca con el río de los tres bandos discurriendo al pie del castillo y a lo largo de toda la ciudad.
Diseñada para un asedio prolongado contra las fuerzas de las tierras sombrías si cayera la muralla del carpintero, en tiempos de paz es capaz de alojar a más de dos mil personas cómodamente.

Es ampliamente conocido que la familia Ikoma son los menos belicosos de los leones y bajo el mando de Ikoma Takaru, Daimio de Shiranai Toshi, muchos viajeros encuentran en la ciudad de la oscuridad una luz acogedora.

Es una ciudad agradable, tal vez demasiado bulliciosa comparada con las ciudades del clan cangrejo. Cae la tarde y el sol baña con su anaranjada luz las praderas del Unicornio hasta que cruza el río y llega a la ciudad. Al balcón donde estás observando los últimos quehaceres de los geinin. 
-La luz no entiende de fronteras, la luz no tiene fronteras.- Te dices mientras una mano amiga se posa sobre la baranda de madera pulida.
Es Kuni Tsuraemon, el cortesano que negociará con los león y a quién debes proteger. También se queda mirando como el sol se oculta en las montañas del espinazo del mundo.

Isawa Makuro desplegó el papel leyendo atentamente, en voz baja, el Haiku preparado para la ocasión. Después, levantó la vista y te vio observándolo con curiosidad.
-Cuando lleguemos a la muralla, si caigo en combate, debes llevarlo y leerlo ante nuestro Daimio y nuestro clan.-

Los ataques sobre la muralla del cangrejo se incrementaron en los últimos meses y los cangrejo se vieron obligados a pedir ayuda. Por decreto imperial el clan Fénix debía, este año, mandar una fuerza Shugenja cada mes en la medida de lo posible. Ese mes solo pudo mandar dos.

Las personas comenzaron a recoger sus puestos y los artículos que vendían. El sol se estaba poniendo y los recuerdos asaltaron tu mente. ¿Cuántas veces tu hermano y tu habríais visto la puesta de sol sobre las montañas del espinazo del mundo? Detuviste tu paseo para observarlo, como si fuese la primera vez.
Una voz te sacó de tu ensueño. -Naoko.-

Reconocías esa voz, era la voz de tu padre. Los celos te asaltaron casi al instante. -¿Por qué a mi hermano le llama por el nombre familiar y a mi por mi nombre de pila, como si siguiera siendo una niña?- Piensas mientras recibes a tu padre con una reverencia.  

Mientras recorréis la ciudad el sol se pone bajo la sombra de las montañas del espinazo del mundo. Los geinin comienzan recoger sus artículos o llevarse los puestos enteros, aquellos que tienen ruedas. Veis como ha crecido en esplendor y comercio la ciudad desde que la familia Ikoma regenta la ciudad.

-Sin duda será una negociación provechosa para el clan.- Os dice Tamori Gayomi, una hábil cortesana de vuestro clan, encargada de dirigir las negociaciones y la persona a la que debéis proteger. -Es menester abrir una ruta de comercio con los león.-  

El castillo de la ciudad se ve simple, fortificado, inexpugnable, como cabría esperar de un león. Si abrieran un poco su mente podrían avanzar en espíritu.  

-Una ciudad demasiado grande para la poca agua que le rodea.-

El comentario de tu superior, Moshi Hohime, te pilló desprevenido. Te gusta esa ciudad a pesar del nombre que tiene y lo que más te gustaba era que no estaba rodeada de mar. El sol de la tarde golpeaba de lado con su luz la ciudad desde las montañas del oeste y toda la gente comenzaba a recogerse.

Como nobles samuráis el protocolo exigía presentaros ante el señor de la ciudad y él os daría cobijo esa noche para proseguir viaje al día siguiente. Tan solo esperáis causar buena impresión para que os den bien de cenar y un sitio cómodo donde dormir.    

Akemi paseaba junto a Tamori, observando a los lados, con cierto aire de abstracción. Su misión era de proteger a la cortesana pero, ¿quién osaría intentar nada con la mera presencia del bushi? Así que se permitía respiros para curiosear las calles de la ciudad.

- ¿Tú crees, Tamori? Evidentemente hay muchas cosas que pueden ser provechosas para ambos, pero habrá que comprobar si los cambios son fáciles de llevar. Ya sabes lo mucho que les gusta a los León la tradición y cuán poco la novedad...

Con cautela, y casi entre dientes, Akemi sonríe. Esperaba no haber sido escuchado por nadie que no fueran sus compañeros.

-Una observación muy sagaz, Moshi-sama -digo haciendo una leve reverencia mientras le miro- Yo estaba deleitándome con las formas de la ciudad, no se me ocurrió evaluarlo desde vuestro punto de vista. Me inclino ante vuestra sabiduría.

¿Sería buena idea llevarle un regalo al señor de la ciudad? Se que solo pasaremos una noche el castillo, pero me parece un gesto correcto. 

Disculpa mi pregunta, Moshi-san, pero ¿Cuántos días estaremos en esta ciudad atendiendo los negocios del clan?

Padre? Respondió Naoko durante su tiempo haciendo la reverencia. Sabía porque era eso: porque ella no era todo lo que él era. Ella no había hecho nada propio de un León mas que recitar a sus ancestros. Él lo había hecho todo, todo y mas. Mientras que ella era tan débil, tan patética, que estar en este lugar, vindo el atardecer junto a él le había hecho temblar un poco las piernas. No de furia, al contrario.

Shiranai Toshi, la ciudad de la oscuridad. Bastión del Clan del León de la frontera oeste y ruta de comercio hacia el sur. El hogar de Naoko, el lugar donde sus padres se enamoraron y se casaron. La tierra donde se depositaron las cenizas de todos sus ancestros. Mientras ella la admiraba, mientras bebía con sus cenicientos ojos la tierra a la que pertenecía su cuerpo, Pasa algo? Preguntó. Era una cobarde.

Mis pasos avanzan por la ciudad junto con Tamori Gayomi y Mirumoto Akemi, mis compañeros de viaje del Clan Dragón. Mi misión es escoltar a Gayomi a la ciudad de la oscuridad, donde esperamos firmar buenos tratados diplomáticos que beneficien económicamente a nuestro Clan.

No entiendo mucho de eso y para mí el dinero y los bienes materiales son solo estorbos en el verdadero camino a la iluminación y superación espiritual. Como miembro del Clan, lo honro y haré lo que sea necesario para beneficiarle, pero como miembro de la Orden Togashi, considero irrelevantes los asuntos materiales.

Aun así, la ciudad es un bello lugar, con cierto encanto y diversión. Disfruto el paseo y miro lo pintoresco a mi alrededor, entre las construcciones y la gente. Sé que nadie querrá robar a los Dragones (pues somos los que menos dinero tenemos) y un buen Bushi como Akemi disuade a cualquier malintencionado. Además, un monje como yo es una imagen de paz y respeto, por lo que tampoco nadie querría dañarme.

Escucho las palabras de mis compañeros y simplemente asiento a ellas pues no es mucho lo que me importan aquellas negociaciones. Solo me animó la idea de salir un poco de nuestras tierras para conocer algo más. Dicen que debemos encontrar la sabiduría dentro de nosotros pero la verdad es que nosotros mismos también nos mimetizamos con lo que nos rodea y, en otras situaciones, vemos en nosotros mismos aspectos que no conocíamos. Por eso viajar siempre nos ayuda en el camino de la iluminación.

Continúo al paso mientras me apoyo en mi bo con mi mano derecha y mantengo la izquierda oculta en mi espalda, respirando el aire de la ciudad.

Después de haber andado por la zona y que todo el "mundo" se me quedara mirando, me arrimo a la barandilla y me quedo un rato como si estuviera mirando a la gente, pero en realidad estoy estudiando la zona en busca de peligros, cuando de repente veo una mano que se apoya en la barandilla y veo que es nuestro protegido que parece que ha salido a tomar un poco el aire y le saludo con un uummm  esperando de que no inicie una conversación, pero mi gesto ha sido amigable y me quedo mirandole

El muchacho asintió y tomo el papel, Isawa Makuro se había puesto trascendental otra vez, no es que fuera imposible que el poema acabara siendo de utilidad, pero no creía que un poderoso shugenja como el fuera a caer derrotado.

No era su maestro pero gozaba de gran respeto en la academia. Recuerda sus primeros días y como era fuente de inspiración para los jóvenes aspirantes. Tetsuo había llegado proveniente de la familia Asako, un Isawa peregrino había detectado en él un potencial inusitado con el mundo espiritual y sentía que iba a tener un destino relevante. Así pues dejó el mundo cortesano y pasó a ser un estudioso de la magia de los Kami, prosperando brillantemente en ello.

Quizás debido a que se estaba convirtiendo en un ratón de biblioteca, Tetsuo fue convocado a la tarea de la defensa de la gran muralla de Kaio, para probar sobre el terreno sus aptitudes demostradas sobre el papel.

-Muy cierto.- Dice Tamori. -Precisamente por eso hemos decidido comenzar unas negociaciones ahora que la familia Ikoma, los más abiertos del clan león, dirigen la ciudad.- Seguís acercándoos a la fortaleza por el camino que discurre a la orilla del río. Los pescadores recogen aparejos y atan sus botes hasta el día siguiente.

A las puertas de la fortaleza dos guardias armados con lanzas y armadura os detienen. Tras presentar el pertinente documento, un criado os lleva por el patio hasta el ala oeste, la zona de invitados, donde se os enseñan vuestros aposentos. El criado se despide de vosotros no sin antes aclararos que vendrá a buscaros en breve para llevaros ante él.

Antes de que pueda cerrar el shoji* del todo unos pasos apresurados llegan hasta vuestra puerta. Es otro criado que buscaba al que os ha traído. Hablan bajo pero Tamori hace gala de su experiencia y se coloca muy cerca para escuchar la conversación.

-¿Dios mío, otra vez en Hima?- Dice el criado que os condujo a la habitación.
-Esta vez ha sido una familia entera. Ese poblado está maldito te digo.- Dice el segundo criado que acababa de llegar.
-Cálmate.- y la conversación bajó de tono más aún. -¿Que ha dicho el señor?.-
-Quiere mandar a alguien a investigar el problema, pero no se decide puesto que los representantes cangrejo han venido para pedir ayuda contra la reciente invasión de monstruos que asolan sus tierras.-
-Eso será un problema.-

Después los dos criados se alejan impidiendo saber más, aunque los detalles principales han sido desvelados.
Tamori os cuenta todo lo oído y medita sobre la situación.
 

Hohime se encogió de hombros y miró los sacos de viaje. La comida era escasa y sin duda deberían reponerla antes de continuar viaje a tierras unicornio.

-Seguramente estemos aquí un par de días para comprar alimentos para el viaje y escuchar rumores y noticias.-

-Tenemos que ser muy cuidadosos Hida Kusonoki. Un león no se deshace tan fácilmente de sus cachorros. Solo si apelamos a su honor y a la gloria que conllevará para el clan y su familia, podremos convencerle.- Kuni se quedó mirando las sombras que avanzaban a medida que desaparecía la luz. -Si no conseguimos esa ayuda, nos veremos superados y tendremos que retroceder.- Dijo apesadumbrado.

Antes de que pudieras responder os llama la atención un pequeño grito de sorpresa. Veis a un samurái como arrastra de la mano a una joven por el jardín. Cuando pensabais intervenir por que iria a hacer algo deshonroso, se detienen debajo de vosotros y comienzan a hablar.

-No vuelvas a hacer eso, puede haberlo oído alguien.- Dice el joven samurái.
-Lo siento.- se disculpa la joven. -No puedo creérmelo, pobre gente.- Dice apenada.
-El viejo no termina de tomar una decisión pero si no mandamos a alguien a Hima será el fin de ese pueblo.-
-¿Y qué se puede hacer?- Pregunta la sirvienta.
-Nada.- Dice el samurái. -Esta noche tiene que hablar con una delegación del cangrejo para escuchar sus argumentos. Quieren algunas tropas para defender la muralla.-
-Pero si acepta, entonces no podrá mandar a nadie a resolver el problema.- Dice la chica.
-Es posible que no.-el joven samurái se queda pensativo. -Voy a ver si se sabe algo más.-

Veis como antes de irse el joven samurái, mira a los lados y coge las manos de la joven sirvienta en un gesto de amor que la joven no rechaza. -Luego te veo.-

Los dos os quedáis mirándoos unos segundos.

El silencio era total. Pronto oís unos pasos que proceden del pasillo. Varias personas pasan, descorren el shoji* de al lado y se introducen en la habitación. Parece ser que mas invitados se han instalado al lado vuestro. Mientras continuais en silencio podéis oir una conversación. Parece ser que dos sirvientes hablan entre si en voz baja al lado de la puerta.

-¿Dios mío, otra vez en Hima?- Dice el criado que os condujo a la habitación.
-Esta vez ha sido una familia entera. Ese poblado está maldito te digo.- Dice el segundo criado que acababa de llegar.
-Cálmate.- y la conversación bajó de tono más aún. -¿Que ha dicho el señor?.-
-Quiere mandar a alguien a investigar el problema, pero no se decide puesto que los representantes cangrejo han venido para pedir ayuda contra la reciente invasión de monstruos que asolan sus tierras.-
-Eso será un problema.-

Después los dos criados se alejan impidiendo saber más, aunque los detalles principales han sido desvelados.

Makuro escuchó atentamente las palabras y cuando se fueron decidió hablar de otra cosa que no fuera su poema. -Una delegación del clan cangrejo está aquí y vienen a pedir ayuda. Parece que la situación es más desfavorable de lo esperado.- Se quedó mirando un momento al poema y luego a tí. -Sería preciso impresionar a los delegados del clan. Que no crean que los Fénix somos débiles.-

-Un mensajero ha llegado.- Dijo en tono seco mirando hacia las montañas como el sol se ocultaba lentamente. -Un mensajero de Hima.-

Hima era un poblado, no, mas bien una aldea situada a un par de días de distancia hacia el este. Una aldea de campesinos que cultivaban arroz en uno de los afluentes del rio de los tres bandos. Solo la conocías de nombre y por alguno de sus campesinos que vendían arroz en la ciudad pero jamás había ocurrido nada...hasta hace un mes, cuando encontraron el cuerpo desmembrado de un campesino. Se supuso que sería una bestia del lugar y se hizo una batida por el bosque para ahuyentarla, pero volvió a la semana. Esa vez solo encontraron la pierna derecha del campesino y mucha sangre salpicándolo todo a su alrededor. Y ahora otro mensajero....

-Una familia entera ha sido asesinada. Dentro del propio pueblo.- 

Nuestro camino nos hace entrar en la fortaleza de la familia Ikoma y somos muy bien recibidos por los sirvientes como los embajadores que somos. Todavía me sueña extraño saber que soy un dignatario cuando solo vivo para encontrar la iluminación y servir a mi clan como guía espiritual y filosófica, pero supongo que la voluntad de las Fortunas ven con buenos ojos que mis servicios cambien de naturaleza de tanto en tanto.

De pronto, unos ruidos alteran la paz del palacio y Tamori se pone a escuchar para luego comunicarnos sus pesquisas. Le miro con solemnidad y le respondo a su pregunta tácita:

 - "Si los miembros de la familia Ikoma pudiera ver en nosotros qué tan útil es tener de aliado al Clan del Dragón para cualquier clase de asuntos, estarían muy felices de firmar cualquier acuerdo. Si conseguimos resolver sus problemas, ellos resolverán los nuestros. Como el bambú protege al ratón de otros predadores y él le protege de las plagas, la colaboración debe ser la base de la alianza."

Me mantengo erguido con ambas manos en posición de suplicante mientras cierro los ojos para ver en mi interior aquella verdad que no se pasea frente a las miradas. Una pequeña sonrisa aparece pues sé que esta es la oportunidad perfecta para que nuestro clan obtenga sus objetivos y todos salgamos ganando.