Partida Rol por web

Llegáis a la lejana Tian-Xia, el continente más al este de Golarion. Tras varias semanas de viaje tras ser solicitados por el Decenvirato de La Gran Logia de Absalom para viajar al lejano este para buscar artefactos y pistas de este lejano continente, hasta hace muy poco desconocido para las gentes del Mar Interior.

En la sede de la Sociedad Pathfinder en Goka, en La Logia de la Linterna os esperan tras descansar del largo viaje por tierra y mar, sobre todo mar...

Una vez en la sede tras descansar y tomar comidas nutritivas y no sólo comida de viaje a bordo del barco que os trajo hasta aquí y tan diferente del resto de los que pudistéis ver en el puerto donde desembarcasteis. Sus gentes son esquivas y os miran con recelo, como si fueseis algo imposible, escondiendo a los niños y ocultando sus rostros de vuestras miradas.

Os convocan en el salón principal y sin más que vuestros calcetines (pues no se permite ir calzado en su interior) y vuestras ropas, ahora limpias. Allí os espera la capitana de expedición (Venture Captain) de Goka, Amara Li, una mujer de piel casi traslúcida y largo pelo negro como el ala de un cuervo.

Espera a que estéis todos y empieza a hablar sin miraros a la cara:

- La Sociedad Pathfinder ha puesto su atención en el Torneo del Fénix Rubí, un torneo de lucha con renombre en todo el mundo. Se celebra cada 10 años en Goka. La Sociedad está interesada realmente en...sus increíbles y preciados "honores" por resultar vencedor del mismo.- hace un largo silencio.

Muchas han sido las jornadas de viaje necesarias para responder al llamamiento recibido. Y sin embargo, el viaje por mar me ha resultado hasta relajante.
No es habitual para mi haberme limitado a ser pasajero. Mas aun cuando no ha habido ningún encuentro "alegre" en medio de las grandes aguas para amenizar el viaje.
En estas cosas y otras pienso mientras me adapto a mi nuevo entorno tras la travesía y desembarcar en una tierra exótica (si, si que lo es si ejem) sin duda alguna.
El recibimiento en la sede de la Logia es correcto sin duda.
Muy correcto.
Demasiado correcto tras semanas de travesía por mar y por tierra. Pero no digo nada pues de momento, no es que hayamos tenido mucho tiempo libre precisamente.
Somos convocados al gran salón de la sede para recibir, indudablemente, las instrucciones pertinentes.
Y ante nosotros se presenta una dama de negra cabellera y finas facciones extremadamente educada.
Vamos, educadisima desde mi punto de vista teniendo en cuenta a lo que estoy acostumbrado.
La dama habla y explica nuestro objetivo. Y yo, nada añado.
Un torneo. Y supongo que con reglas y demás. No, no va a ser el típico campo de batalla.
¿O si?.
Doy un paso al frente y tras cuadrarme, reminiscencias de mi entrenamiento, hablo sin alzar demasiado la voz, no vaya a ser que este cometiendo alguna incorrección.
Por mi parte, para eso estamos aquí. Para aceptar la misión encomendada. Ahora bien, ¿Normas de ese torneo y emplazamiento del enclave del mismo?. No quisiera extralimitarme o provocar nuestra descalificacion sin alcanzar el objetivo.

El viaje había sido ameno, las largas charlas con el capitán y el contramaestre me permitieron mejorar mis conocimientos maritimos, sobretodo como localizar mi posición exacta con las pocas referencias que da estar rodeados de agua.

Tampoco he hablado mucho con mis nuevos compañeros, un par de humanos, un par de tengus y un gnomo bastante peculiar, no dudo sin embargo que tendré ocasión de conocerlos mejor ahora que hemos llegado a nuestro destino, le entrego al capitán una copia de sus propios mapas con ligeros retoques, el hombre agradece el regalo al comprobar los cambios que recoge.

Es al desembarcar cuando empiezo a notar que algo no anda bien, casi parece que los nativos nos ven como un peligro en lugar de como visitantes ¿somos nosotros o es alguien que les amenaza si hablan con extranjeros? ¿cualquier extranjero o los miembros de la sociedad? unas cuantas preguntas a resolver, de momento hay tiempo.

Con apenas el tiempo justo de arreglarse y comer copiosamente somos convocados al  salón principal, nos indican que debemos ir descalzados, me resulta cómodo sentir la fría piedra en la planta de los pies notando cada rasgo particular del suelo, no puedo dejar de sonreír ante la idea de lo que representa ir descalzos para mis compañeros tengus, seguro que a los limpiadores tampoco les hará gracia descubrir que su laborioso cuidado no ha impedido algunos arañazos.

Cuando la dama nos explica la razón de nuestro viaje y mi nuevo compañero, Tarcil si mal no recuerdo hace las pertinentes preguntas no puedo permanecer callado Capitana digo con una reverencia tal y como mi compañero ha remarcado sería de agradecer que se nos informara de las particularidades del torneo así como de cualquier otro dato de interés sobre el mismo que pueda ayudarnos o perjudicarnos ya sea por falta o desconocimiento las miradas de los aldeanos seguían impresas en mi memoria y no desperdicie la ocasión de disipar mis dudas sé que no corresponde a nuestra misión pero no he podido dejar de notar que los lugareños nos miraban rebusque en mi memoria una palabra mas propicia pero no fue posible, estaba claro lo que había en sus miradas, la pregunta era ¿porque? con miedo ¿sucede o ha sucedido algo que debamos saber? ¿es posible que podamos prestar nuestra ayuda en algo mas que la misión que nos encomiendan?

Espere a las posibles respuestas, cabía la posibilidad de que la sociedad ya estuviese encargándose del problema y solo estubiera siendo presuntuoso 

Waakiki echa una mirada de soslayo a Karasu, ese tipo de mirada entre compadres que viene a significar algo como "¿qué coño están haciendo estos? ¿Descalificación sin alcanzar el objetivo?".

Durante el viaje, el tengu había hecho buenas migas con su igual racial. Esto no era de extrañar, pues es bien sabido el arropo que se dan unos miembros de la avícola comunidad con otros. ¿Quién podría hacerlo si no lo hacen ellos mismos? Aunque tampoco era desdeñable alguna que otra charla que había tenido con el gnomo: Vaskalinvel, Vanskavelin, Vaskelnsvel, Vasvelkalines... Vas. Sí, al final le llamábamos Vas. El despreocupado y desprejuiciado espíritu de estos seres era un golpe de aire fresco. Sin duda, la reciente amistad con ellos fue lo mejor del viaje, pero... Waakiki no era un pájaro de mar. Los vaivenes de la embarcación le hacían regurgitar cada dos por tres, y a veces se postraba en su camastro sin atreverse a mover un músculo y completamente mareado.

Finalmente, allí estaban, en Tian-Xia. La acogida fue tal y como era de esperar: los humanos son adaptables, maleables y conjugables, pero en cualquier rincón del mundo se creen con derecho a mirarte por encima del hombro y a reclamar que esa tierra es suya y de nadie más. No obstante, lo que sí le llamó la atención, al margen de la arquitectura, fue que les pidieran que se quitarán el calzado. Los tengu, así como los monjes masoquistas, no usan calzado, pero fue un detalle interesante.

Entonces se inicio el parlamento y Waakiki se dispuso a intervenir:

- Capitana Amara Li, mi nombre es Waakiki y es un honor estar ante su presencia -se presenta haciendo una reverencia-. Permítame en nombre de La Gran Logía de Absalom, comentar que es todo un lujo poder encontrarnos aquí, en esta tierra fértil y hermosa donde se ve a primera vista que sus gentes son amables y rectas. Más, aún, y hablando personalmente, es un premio en sí mismo poder contemplar un evento histórico que sucede tan sólo cada 10 años. Jejeje, un miembro de mi especie es probable que muera antes de ver dos o tres veces el torneo, así que yo me siento muy afortunado -comenta haciéndose el remolón-. Y volviendo al tema de nuestro cometido, disculpe la impaciencia de mis compañeros, son jóvenes y parece que el tiempo se les escapa de las manos. Nos alojaremos allá donde nos recomiende y tomaremos buena nota de sus consejos y sugerencias a la hora de realizar el informe para la sociedad.

El viaje había sido algo novedoso: nunca había estado tanto tiempo rodeado de agua, y encima viviendo encima de un montón de tablas unidas por cuatro clavos de manera precaria. Sí, había sido una experiencia, pero no una que quisiera repetir pronto. Había descubierto que los barcos no eran de su agrado.

El grupo al que lo habían asignado en la Sociedad era uno de los más variopintos, sobre todo por los dos tengus. Era la primera vez que Vaskalinsvel veía a esa raza de pájaros andantes, y se había pasado el viaje hablando con ellos, parloteando sin parar y haciendo multitud de preguntas.

Al llegar a su destino, su contacto les contó que la Sociedad de Exploradores estaba muy interesada en algo llamado “el torneo del Fénix Rubí” y en los preciados honores que se otorgaban como premio.

Todos sus compañeros se pusieron a hablar y a hacer preguntas. Por una vez, el locuaz gnomo estaba callado, y mientras los demás hablaban se dedicó a deambular por la sala, mirando cada objeto de aquel lugar tan exótico.

- ¿Y qué preciados honores son esos?- dijo simplemente, cuando tuvo la oportunidad de meterse en la conversación. Estaba jugueteando con un jarrón decorado con motivos de dragones, pasándoselo de mano en mano, y no miraba a la capitana Amara Li al hacer la pregunta.

En cuanto el gnomo hace esa pregunta la capitana alza su rostro y le mira diréctamente a los ojos:

- Menos mal que hay algún Pathfinder instruído. Veo que el resto da palos de ciego y no sabe mucho de que va todo esto. Tomad asiento- no hay silla sni nada parecido, pero ella está sentada al estilo japonés.

- Vayamos poco a poco y por el principio: No estáis aquí para participar en el torneo, al menos no de momento. La Sociedad Pathfinder, a la que todos pertenecemos, os ha enviado hasta aquí para que vayáis en busca de artefactos, objteos y conocimientos que nos puedan ayudar a ganar ese torneo.

Todos los pathfinders están en esa misión por todo el mundo. Ahí es donde entro yo y este llamamiento. He obtenido cierta información sobre uno de esos objetos. Cerca de aquí, en las montañas del Muro del Cielo, una reliquia del maestro de maestros, Irori, conocida como "La Trenza de Cién Maestros".

Según la información se encuentra en un monasterio, ahora abandonado, el Monasterio del Paso de las Nubes. En alta montaña en nieves perpetuas.

El viaje os llevará dos semanas hasta el campamento base. Adquirid todo lo que podáis necesitar para esa empresa, puede ser difícil encontrar suministros por el camino, y ya habéis visto como miran a los extranjeros estas gentes, y eso que viven en una gran ciudad como Goka.

Si, unos guías de confianza irán con vosotros.

¿Esta es la misión encomendada?. Acepto tal y como ya dije.
Replico mientras flexiono las rodillas y apoyo las palmas de mis manos sobre los muslos. No, no es la primera vez que me encuentro con seguidores de tan curiosa cultura.
Una vez acomodado, mas o menos, y deseando fervorosamente que no me sirvan un te añado.
Por mi parte, me limito a repetir lo ya dicho. Estoy aquí para cumplir con la misión. Consideraciones secundarias, no son de mi competencia.
Dicho esto inclino la cabeza ante nuestra interlocutora exactamente cuatro grados y la vuelvo a alzar manteniendo, que ya me conozco yo cierto protocolo, el rostro impasible.

El gnomo se había quedado de pie. Por una vez era interesante poder mirar a los humanos por encima del hombro, y no al revés.

Una sonrisa maliciosa cruzó su rostro al oir la explicación de la capitana, quien muy sutilmente había evitado responder a su pregunta. La sonrisa se transformó en un rictus de fastidio al oir las palabras “nieves perpetuas”.

- Pues menuda faena, ya veo que se me congelarán hasta las puntas del bigote.- dijo Vaskalinsvel, quien desconocía el significado de la palabra “etiqueta”.- ¿Y qué aspecto tiene ese artefacto que debemos encontrar? ¿Es una trenza de verdad, o eso es solamente un nombre bonito?

Con un gesto inquisitivo y altivo la capitana mueve su ojos hacia el gnomo:

- Recuerde ante quien está y el respeto que le debe a un superior. Por lo que sabemos es ciertamente eso, una trenza. No tenemos más datos: ni longitud, color, olor, peso, etc. Recuerden que la Sociedad está muy interesada en ganar el Torneo del Fénix Rubí y poder acceder a las legendarias cámaras de tesoros de Hao Jin, la gran hechicera coleccionista de artefactos y obras de arte. El vencedor puede entrar en ellas y elegir su premio.

Quién le iba a decir a Karasu que en su primera misión volvería a Tian-Xia. Se había unido a la Sociedad Pathfinder para explorar mundo, y el primer lugar al que viajaba era de nuevo a casa.

El viaje no le había resultado incómodo. Los miembros de la Sociedad Pathfinder solían ser más abiertos de mente que la mayoría de la gente, y sus compañeros no eran una excepción. De hecho, fue una sorpresa agradable no ser la única "rareza" del grupo. Waakiki era otro Tengu de Absalom con el que pronto hizo migas; había un refrán que decía "la mierda une", y en el caso de los Tengu era verdad incluso si la mierda estaba a centenares de millas de distancia. Vaskalinsvel el gnomo de lava (el primero al que conocía de esa raza), al que todo el mundo llamaba Vas también fue un compañero de viaje agradable, siempre diciendo lo que pensaba. Tuvieron alguna que otra charla interesante comparando la talla de las joyas con el modelado del cristal bajo el fuego. Quizá algún día con el tiempo le pediría que le enseñase su arte...

Una vez en Tian-Xia los lugareños les dirigieron miradas de aprensión. Sus compañeros parecieron extrañados, no entendía que aquella gente no tolera muy bien a los que son extranjeros, o simplemente diferentes. Una vez en presencia de la capitana de expedición, Karasu permaneció en silencio mientras escuchaba las instrucciones. Sus compañeros no podían evitar interrumpir con preguntas, lógicas por otra parte, las palabras de la capitana. Parece que nadie les había explicado que aquí las normas de educación eran muy importantes. Las respuestas se daban cuando se consideraba conveniente.

Ante las respuestas de la capitana y la puntualización de Waakiki no pude menos que sentirme avergonzado, el ímpetu de mi juventud afloraba de nuevo tal y como dijo mi maestro, la sangre de la juventud os acompaña a los elfos durante varias vidas de otras razas y aquello, una vez mas, era un claro ejemplo de que la madurez aún no me había alcanzado en su plenitud.

Guardando un respetuoso silencio a pesar de las preguntas, ahora inadecuadas, espero a que la capitana nos despida, cuando lo hace y una vez fuera del salón me dirijo a mis compañeros voy a visitar la biblioteca de la ciudad para averiguar lo mas posible del monasterio al que vamos, si alguno o la dama digo dirigiendome a Durma quiere acompañarme lo agradecería.

Una vez acabada la reunión, Karasu se separó del grupo. A pesar de ser un Tengu, era de la zona y hablaba Tien, quizá tuviera más posibilidades de que los lugareños compartiesen información con él. Después acudiría a la biblioteca para reunirse con el resto del grupo.

He estado toda la reunion callada, me molesta estar aqui. Deberia estar haciendo algo mas interesante, pero  es lo que tengo de hacer.

Escucho mientras me mantengo  en pie, estoy mucho mas comoda. Los observo a todos, ya sabia yo que no teniamos que ir a ese torneo. No tendriamos ninguna oportunidad.

Hago una leve inclinacion de cabeza antes de salir de alli. Mucho dinero no tenemos, pero algo puede ser interesante. 

Miro al elfo y asiento. 

De acuerdo, te acompañare, pero no creo que sea de mucha ayuda, al menos dentro, fuera tal vez. 

Nada mas salir recojo el arma  que reposa en un lateral. Una tosca espada bastarda mas grande de lo habitual y que parece no haber sido echo para mi

Mientras la capitana habla, por mi mente pasa una descripccion mas adecuada sobre el lugar al que vamos, y sobre como vamos a acabar yendo.

Un frio alucinante y pateando montaña arriba, montaña abajo. Captado. Y de propina, no he visto ni una sola taberna en toda la ciudad esta.

No permito que se me mueva ni un solo musculo y cuando la dama en cuestión nos despide, me limito a ponerme en pie, en tres movimientos fluidos claro esta y tras cuadrarme, mostrando mi aceptación ante las ordenes recibidas, doy media vuelta y salgo acompañando a los míos.
Ya en el exterior, calzado con mis buenas botas de cuero, escucho a mi compañero elfo.
Ya somos tres. ¿Estas capacitado para hallar información en los archivos que sean?. Pues te agradecería que hallaras, ante todo, datos sobre posibles rutas de acceso, altitud a la que se pueda encontrar el monasterio este y ya que estamos, descripciones meteorológicas de la zona. Pues tengo la sensación, de que nos vamos a divertir con el paseo.
Y mientras me acomodo el escudo sobre el hombro izquierdo, miro hacia abajo y añado.
Vaska, recomiendo que te abrigues. Realmente, me parece a mi que esta recomendación la vamos a tener que seguir todos.

El gnomo contestó a la capitana con una sonrisa burlona y una reverencia.

- Claro, disculpe señora, no pretendía faltarle al respeto. Y una última pregunta, ¿la Sociedad ha destinado fondos para que podamos comprar cuerdas, equipo de escalada, y comida?

Poco después, cuando dejaron a la capitana Li, los miembros del equipo empezaron a repartirse las tareas. Vaskalinsvel miró a Tarcil y le contestó:

- Eso es lo que pienso hacer, voy a hacer algunas compras...

Intentáis acceder a la biblioteca deambulando por la ciudad, preguntáis a algunos lugareños, otros huyen o crren en cuento os acercáis u os dirigís hacia ellos.

Deambulas un poco por la ciudad paseándote. Parece que sin tus compañeros te es más fácil hablar con los lugareños, mucho más habituados a los de tu especie que los del Mar Interior, pues tú y los tuyos sóis habituales en este continente de Tian Xia, de donde sóis originarios.

No acabas de encontrar a nadie que puede proporcionarte la información que deseas.