Partida Rol por web

La noche comienza con problemas desde el inicio pues sufro una aparatosa caída motivada por una extraña fuerza que no pude ver con mi ojos pero que me dejó con dudas y temores pues a lo único que temo realmente es a enfrentarme contra un enemigo que mis hachuelas no puedan cortar.

Pero pronto continúan los problemas, pues comienza el ataque de unos orcos a unos refugiados aldeanos que parecen haber encontrado nuestro campamento. Me pongo de pie rápidamente y saco mis hachuelas para atacar a los orcos y proteger a los aldeanos, cuando me doy cuenta que los orcos realmente no parecen estar ahí pues mis hachuelas solo cortan aire a pesar de que les veo ser impactado contra los filos.

Entonces escucho lo que otros dicen, de que son los fantasmas de las personas masacradas en el pueblo que vimos durante el día. Dejo caer mis hachuelas de las manos, que rebotan en el suelo mientras mi semblante se endurece. Veo a las madres, a los niños correr y rogar por ayuda, pero mi mente no está aquí pues estos fantasmas son solo el triste recuerdo de mis propios fantasmas, los que cada día vuelven para atormentarme, aunque jamás con la intensidad de ahora, cuando me dicen que los espíritus nunca abandonan este mundo y que aquellos que perdí, aunque no volvieron como caídos pues sus cuerpos fueron quemados, aún vagan como almas consumidas por la pena y la desesperación.

Rezo a mis ancestros para que jamás tenga que sufrir el calvario de toparme con aquellos seres amados y sentir su sufrimiento pues sé que ese día, muy probablemente, me uniré a ellos.

El súbito tumulto me saca de la tienda de campaña alerta aunque confusa, estamos rodeados de orcos.. ¿o no?, hay cosas que no cuadran, imagenes que cambian de lugar en un parpadeo. Pronto Pel lo explica y todo parece acabar, pero no estoy de acuerdo con eso.

-El espiritus no tan inofensivo, no solo susto. ¿Alguien siente algo raro antes?. Espiritus pueden intentar entrar en vivos, intentar robar cuerpo-

Miro con nerviosismo a todos mis compañeros, atenta por si distingo algún gesto extraño o algo delator

Madrugada del 18° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura   [Turno 12]

El caos fue inevitable entre los héroes, la llegada de aquellos aldeanos heridos que huían de un pequeño grupo de orcos, resultó en una confusa batalla, en la que era difícil saber que estaba pasando; pues como sabrían después, de cierto modo todo aquello no estaba ocurriendo, al menos no físicamente. Wendell vio pasar dos orcos cerca de él y no dudo en lanzarles rápidos puñetazos. Al primero no le impactó, juraría más tarde que aquel primer orco, o lo que fuese, le había visto y había girado el rostro para esquivarle en el último momento. Al segundo si que le impactó, pero su puño le atravesó como si fuera aire, e incluso, poco después, ese orco desapareció frente a sus ojos. Barich junto a Cuhrin fueron de los primeros en levantarse, el primero se precipitó por su arco y flechas, intentando encajar algunas cuentas en medio del caos, mientras que Cuhrin fue más sensato, y dio la alarma para que todos reaccionasen.

Fueron entonces las palabras iniciales de Dunkan, seguidas de la detalla explicación y recordatorio de Pel, las que hicieron que todo fuese cobrando sentido. Los héroes y compañía ya todos sabían todo esto, pero era muy raro presenciarlo a aquella escala. Y es que, si los espíritus atrapados eran algo común, tal manifestación no era algo que alguno, tal como Dunkan comentaría, habría vivido en su vida, ya no decir de una experiencia colectiva, quizá había algo más.

La imagen o más bien la presencia de aquellos espíritus, se fue difuminando al cabo de no más de 3 minutos. Los héroes vieron a algunos de los espíritus simplemente desaparecer huyendo en la oscuridad perpetua de la sombra, mientras que otros caían bajo las espadas de los orcos, para luego también desaparecer ya mutilados en el suelo. De los orcos fue algo similar, algunos daban vueltos sedientos de sangre, intentando atacar a los héroes, sobre todo a los enanos; mientras que otros desaparecían súbitamente, como si algo les hubiese golpeado.

La historia no obstante, no terminaba allí, pues si bien los héroes volvieron a recostarse intentando dormir, para muchos, los ecos del pasado se quedaron presentes. Aquello era el motivo por el cual pelear, y no, no era la venganza, si no la libertad. Ulfrin pensaba en sus parientes, quienes no tenían descanso e incluso probablemente vagaban atormentados a la espera de un descanso que quizá nunca llegaría. Durghall, silencioso como siempre, no se recostó sino que sentado sobre una gran roca, miraba el horizonte hacia el norte mientras varias lagrimas solitarias escurrían por su dura piel su abundante barba. Todos tenían un duro pasado, y recordar, era difícil.

La mañana llegó entonces, y el grupo habría de partir para continuar la marchar. Aún necesitarían una jornada y media para llegar a las cataratas y de momento aún se encontraban en terreno difícil. Dainn al igual que Dunkan, externo su preocupación por partir pronto y alejarse de allí. Los orcos, seguramente buscarían a los aldeanos que habrían de haber conseguir huir, o aunque no fuese así, explorarían los alrededores. La tarea de esquivar a las patrullas sería aún más difícil.

El grupo entonces, recogiendo entonces el campamento, y tras un breve desayuno, puso marcha hacia el sur, de nuevo hacia las Kaladrun.

- Salgamos de aquí de una vez - más allá de intentar mantenerse frío, lo cierto es que el extraño "ataque" de la noche anterior había dejado bastante nervioso a Wendell - No se si esos espíritus volverán a este lugar, pero mejor que no estemos aquí si lo hacen - se intentó explicar mientras buscaba su lugar en la comitiva.

- Avancemos de una vez, y esperemos los orcos que no murieron no vengan en esta dirección - propuso esperanzado mientras observaba como los más capaces de los montaraces abrían camino. Más allá de que Pel marchaba a la retaguardia, cubriendo los rastros de la caravana, el defensor se las ingenió para enderezar algunos de los tallos que su compañeros iban doblando mientras caminaban "No seré tan experto, pero esto lo hacíamos incluso en nuestro pueblo" no pudo menos que pensar al ver el resultado de sus propias acciones

Tras el desayuno que a Pel le costó que entrara en su cuerpo, debido a los muy presentes recuerdos aún de la escena vivida durante la noche, Wendell comenzó a quitar rastros de manera muy acertada, cosa por la que Pel le felicitó.

- Buen trabajo Wendell, es importante el enderezar la hierba para evitar que se deduzca que aquí hubo un campamento. Ahora a dar la vuelta a la tierra de la hoguera, además de enterrar los desperdicios algo más allá. -

Pel tocó uno de sus bolsillos, ahí llevaba algunas hierbas aromáticas y especias urticantes que dificultarían el seguir el rastro a cualquier animal natural o no que los orcos usaran para batir el área. Mientras viajaban procuraba reponer la provisión de esas sustancias, que siempre serían útiles para despistar al Enemigo.

Cuando hicieran un alto seguiría tratando de dar algún sentido a la hechura de los collares de las fatas, pero ahora tenían que estar atentos, ya que la última fase de su viaje se acercaba y era fácil confiarse y cometer un error.

Para la mañana siguiente, la ereña había recuperado su buen humor. Incluso cuando los recuerdos de lo ocurrido en la madrugada le había dejado un amargo sabor en la boca, el saber que estaba luchando para acabar con ello le animó bastante más. Mientras desayunaba, se acercó al enano Dainn. -Buen día, jefe. Oiga, ¿sabe si podría ponerme las guardias con Curhim en vez de Furhin?- Preguntó en la lengua del comercio con amplia sonrisa. -Hay menos posibilidades de que me quede dormida de esa manera, ¿sabe? Intentar hablar con Furhin es como hablar con una roca.-

Ya fuera que Dainn aceptara o no, la bárbara ayudó a recoger el campamento, mirando lo que Wendell hacía con curiosidad, antes de ponerse nuevamente en camino. Se puso junto a Curhim al igual que el día anterior. -¿Practicar un poco más el lengua de comercio?- Le dijo en enano.

A pesar de que los espíritus se fueron calmando, resultaba muy complicado no recordar los gritos y la desesperación. De alguna manera sobrenatural, todos aquellos sentimientos de miedo y frustración impregnaron la mente de cada uno de los allí presentes dejando huella. Como una reminiscencia de lo que aquellas almas habían sufrido en sus últimos momentos. Para algunos fue más sencillo de superar que para otros. 

Barich pudo dormir, pero tuvo sueños extraños que lo desvelaban ocasionalmente. Pudo descansar lo que quedó de noche aunque tenía una sensación extraña, como si lo que había presenciado lo fuese a acompañar toda la vida a modo de recordatorio del motivo de su lucha.

Finalmente llegó la mañana y el grupo se preparaba nuevamente para partir. El joven montaraz terminaba de recoger sus cosas y revisar que sus armas estuviesen bien sujetas y, al mismo tiempo, accesibles. Todavía les quedaba un largo viaje y muchos peligros que superar. -La disposición durante la marcha será la misma, ¿no?- Le pidió confirmación a Dainn. No había motivo para cambiar la formación pero después de los últimos acontecimientos quizás se hayan replanteado algunas priordades.

Tal y como Adam había sospechado, no fue fácil concilair el sueño nuevamente. Sobretodo por las explicaciones que dieron los más versados en asusntos misticos. La idea de que ningún alma de muerto pudiera descansar, no sólo la de los que se convertían en caidos, le afectó más de lo que esperaba por lo que significaba para él. Aunque suponía que no era el único con similares problemas. Afortunadamente llegó la mañana. Y el tener algo que hacer, aunque fuera recoger el campamento, ayudaba a tener la mente ocupada.

Se situó en su puesto al final de la comitiva y ayudó en lo que pudo a los montaraces. No era mucho lo que podía hacer, pero estaba atento a lo que hacían Pel y Wendell y trató de imitarlos.

El viejo enano fue el último en revisar el regalo de las fatas y lo hizo recién al otro dia, durante el desayuno. Su ceja se alzó mientras las miraba al fuego. Luego rasco su frente con la mano libre.

Lo ocurrido durante la noche aun pesa en el ambiente, y no podemos hacer mucho respecto a eso aparte de soportarlo y continuar. Todos vivimos bajo la sombra, y morimos bajo la sombra. Pero eso cambiará, Aryth necesita que cambie

-mi conocer de amuletos es muy limitado- respondo con resignación a Dainn, mi inspección de ayer me dejo claro esto y no creo que volver a mirarlos mejore lo poco que saque

Mientras nos vamos preparando para la marcha, sobre los preparativos que hace Dainn poco tengo que decir, me acerco a los montaraces

-si vosotros encontrar bayas y podéis recoger yo podré hacer algo con ellas para mas adelante-

Con el grupo en marcha el grupo de enanos montaraces que guiaba la marcha y el líder del grupo, Gror, tuvieron una larga conversación, en la que parecía que Gror no entendía mucho. Al final, dos cuestiones quedaron claras y fueron comunicadas al resto del grupo más tarde. Primeramente, no sería posible llegar hasta las cataratas apurando la marcha, ya habían perdido mucho tiempo, pero si podrían recuperar un par de horas si lo hacían. Y segundo, era importante alejarse de la zona de los orcos por lo que habrían decidido apurar la marcha un tanto durante el inicio del viaje* a fin de coger distancia entre ellos y los orcos.

Y aquello fue más que útil, pues durante los primeros momentos de su trayecto, tras acelerar la marcha, Barich se topó justamente con los orcos. Borrando los pasos de la comitiva junto a Pel, el arquero montaraz observó a un par de orcos a la distancia. Se trataba a su entender de un par de exploradores, los cuales, cada cierto periodo de tiempo hacían sonar unos peculiares cuernos, probablemente como una forma comunicación con otras patrullas de orcos. Esto, aunque era preocupante pues los orcos estaban cerca, también les ayudó a ubicar al enemigo, y a medida que el peculiar rugir de aquellos cuernos se alejaba, el grupo podía sentirse más seguro.

En el trayecto, ya más adelante, Keg charló brevemente con el silencioso y corpulento Durghall, el bárbaro del norte. Éste accedió a cambiar su guardia con Keg, con lo cual Keg haría guardia ahora con Cuhrin, mientras que el norteño lo haría con el otro gemelo, Fuhrin. Michani, la canalizadora que pertenecía a un clan enano del sur de las Kaladrun, tuvo también la sugerencia a los montaraces de hacerse con bayas, las cuales habrían de ser de gran ayuda para el grupo. Esto, motivo a Dunkan a analizar el tema de los alimentos. De momento no tenían problemas con ellos, y con lo que todos llevaban, no los habría incluso si el viaje de regreso era más largo. Pero el problema estaba en el agua, ya les quedaba poca y no tendrían para el regreso, tendrían que abastecerse en las cataratas y esperar no alargar su viaje de retorno.

Ya entrada la tarde, cuando el grupo acampó de nuevo, dos cosas fueron comunicadas por los montaraces. Dunkan les dijo, antes de iniciar sus historias que ya empezaban a tornarse tradicionales, que el día de mañana la jornada sería de solo dos horas. Tiempo suficiente para llegar a las cataratas, pues en aquella jornada habían subido de nuevo a las montañas de las Kaladrun, y el camino de bajada hacia las cataratas sería más sencillo. Dainn por su parte les habló del collar que les regalaran aquellas fatas, señalándoles que ambos eran mágicos, o al menos no eran naturales. El de en medio, de color azul era el más poderoso según creía Dainn, mientras que los otros dos con forma de hoja verde, parecían ser amuletos de poco poder. Estaba también la otra ofrenda, la encontrada por Adam durante la noche, un saco de tela vieja en el que se encontraban muchas conchas, cristales y piedrecitas. Probablemente otra ofrenda de las fatas. Así, el grupo concluyó su tercera jornada de viaje, las cataratas ya estaban cerca.

Finalizamos un día de dura marcha en una pendiente montañosa, aquí me siento mas segura que en el llano y miro el horizonte hacia el sur pensativa mientras el sol se pone

-¿Puedo ver bolsa cosas?- pregunto a Adam cuando habla de su descubrimiento, buscando en mi memoria por lo poco que se de las fatas. Sin demasiado éxito, es como si fuera incapaz de recordar mis lecciones en nada, tal vez por la larga marcha.

Tras el breve examen me siento esperando la historia de Dunkan, aunque dice algunas cosas que ya conozco la verdad es que sabe contarlas muy bien

- Solo un par de horas. Eso es bueno - comentó el defensor al enterarse de las noticias - Ya habríamos cumplido la mitad del trabajo. Y seguramente podremos reponer el agua sin problemas, después de todo son cataratas, no? - sonrió mientras lo decía - Por ahora hemos tenido suerte - agregó algo más serio - Seguramente  y dado que llegaremos en pleno día deberíamos asegurarnos que no hay sorpresas en el lugar. Propongo, si es que Gror está de acuerdo, que antes de acercarnos nos aseguremos que solo esté el gnomo que nos debe dar ese paquete. No me gustaría caer en una emboscada si es que los servidores de la sombra llegaron antes que nosotros. No sería la primera vez que intentan algo así - Mientras hablaba meneaba la cabeza, recordando la forma en que habían emboscado al grupo al que pertenecí su mentor en las artes del combate sin armas.

Los comentarios respecto a los collares y el pedido de Michani, lo tentaron a echar una ojeada a la extraña bolsa que había encontrado Adam por sobre el hombro de la enana...

Había sido una jornada dura, donde habíamos apretado el paso y, aunque muchos eran paticortos como yo, sus piernas eran como mi pecho de anchas, lo que provocó múltiples comentarios por mi parte.

Al detenernos por fin, me dejé caer ya era hora. Pensaba que ibais a querer llegar hoy mismo a las cataratas digo dejándome caer tumbado con los brazos estirados aguaaaaaaaaaa, aguaaaaaaa digo lastimosamente incorporándome para coger el odre que había en mi mula

No dejáis de pensar y pensar. Descansad que si no vuestro cerebro se va a rostizar y luego ya nos os servirá de nada digo sonriendo a Wendell 

Cenemos algo, y descansemos. comento, sabiendo que no me iban a hacer caso, pero que realmente me daba igual. Tenía claro que no es que consideraran mis opiniones en ningún sentido, por lo que me parecía mucho mejor dedicarme a ir al rebufo. En medio de todos, protegido por todos, y disfrutando del viaje, que hacía mucho que no había viajada tan relajado.

Entonces, ¿qué tipo de magia pensáis que guardará ese amuleto? espero que no sea demasiado poderosa o esos putos astirax lo olerán y acudirán como moscas a la mierda digo cuando estaba reunido con Pel, Michani, y Wendell, que aunque no sabía mucho de esas cosas, siempre tenía inquietudes para aprender.

El viejo explorador también dio un vistazo a las conchas, más que nada por si acaso eran del mismo tipo de amuletos que la otra ofrenda y él las había visto antes. Luego regreso junto al fuego y se calentó las manos pensativo. Algo en todo eso no le gustaba.

-Sí, desde luego que debemos revisar el área primero. +replico a Wendell+ Pero para eso bastan unos pocos y es mejor si son montaraces acostumbrados a esa tarea… Asi que una vez que estemos cerca, nos adelantamos el chico Barich, Dunkan y yo. Yo iré a buscar a ese gnomo y ellos exploraran las inmediaciones buscando problemas. Si los encuentran, se vuelven de inmediato con el grupo para dar la alarma. Si todo está bien, yo volveré para informar y que tenga lugar la reunión. +explico, primero en la lengua de comercio, y luego a Gror en enano, buscando su aprobación.

Solo dos horas los separaban de las cascadas. Apenas dos horas. Era cierto que al ocaso se encontraba esa hora turbia y desconcertante, pero ya en noche podrían haber recuperado tiempo esforzándose tan solo un poco. Había muchos allí que veían en la oscuridad y un par de antorchas para el resto debían de bastar… o no . 

Dainn era suspicaz por naturaleza y decidió que eso no le agradaba. No había discutido con Dunkan para no iniciar un argumento por lo que tal vez solo eran minucias o una precaución por el terreno, pero se planteó vigilar mejor a su colega montaraz en el futuro inmediato. Y esta noche hizo su refugio oculto lo más cerca prudente de donde este se durmiese, para estar atento por si hacia algún movimiento sospechoso.