Partida Rol por web

El atacante queda atónito al percatarse de como el virote pasa de largo lejos de ambos. Te duele el brazo como si te hubieses golpeado con una roca áspera. Tira la ballesta consciente de que no hay tiempo para colocar otro virote y saca una hoja corta. Avanza para cubrir la distancia y lanza un tajo.

El hombre vence rápidamente su sorpresa inicial: probablemente se trata de un asesino entrenado. Bien: el mundo estará mejor sin él. Karu se recuerda que lo necesita vivo para interrogarle y se lanza al combate con un rugido mudo.

Con un rictus de incertidumbre en el rostros... Si lo que dice Galoko es cierto su senoria, creo que tendremos tiempo para conocernos mejor mas tarde. Si la vida de un conocido esta en peligro, cuente con mi ayuda... Si la desea claro esta, pues creo que reduce en mucho mi campo de comercio con su deduccion. Digo con una pequena reverencia hacia Deno Saru

Me vuelvo hacia Gaaru con una expresión entre divertida y desconcertada, soltando la empuñadura de mi sable antes de volver a aferrarla con más fuerza. Definitivamente toda la visita a la casa de las flores se ha salido de madre, peor si lo que dicen sobre la posible suerte de Dagio es cierta, de poco nos servirá tenderle una lista de marujeos a su sepultura...

- ¿Qué hacemos, protector Gaaru?

Notáis a la perfección que estáis en peligro, tanto si van fuertemente armados como si no, son tres y por el cambio en la rigidez del mentiroso están ahí para ayudarle. Evidentemente atacar a un protector y a un magistrado es un crimen cuyo único castigo es la muerte por lo que no pueden permitirse que ninguno abandone la habitación. Con lo que no han contado es que ambos, el "ilustre magistrado" y el "aguerrido protector" tuviesen la perspicacia de una lechuza al cazar un ratón bajo la nieve.

Como ambos actuáis como si ignoraseis lo que ocurre no cambian el avance.

(*)Se aproximan hasta estar en la puerta, momento en el que el sospechoso empieza a hablar -Como esperaba, mi señor es un hombre ocupado, seguramente se retrase un rato, ¿queréis que pida al servicio que traigan algo para amenizar la espera? -con la evidente intención de ocultar el apenas audible sonido de la puerta al deslizarse.

Luego en una apresurada carrera, que inicia con gran cuidado de no delatarse antes de tiempo, cubren la distancia y os apuñalan.

Al cargar recibes una terrible herida al ser ensartado, pero tu enemigo no sale ileso, pues descargas un golpe descendente instantes antes de ser perforado. ambos quedáis heridos, notas como la sangre mana de tu vientre. Antes de darte cuenta el delegado recoge la espada del rival, que ha soltado al recibir tu golpe, y lo incapacita acertándole un golpe de descarga en una pierna de forma que no se pueda poner en pie.

Luego se dirige a toda prisa a tu lado -Dejadme tratar la herida, cuando era joven estudié algo de la materia y creo que te puedo salvar. -antes de recibir respuesta te quita las manos de la herida, abre las ropas ensangrentadas y oprime la herida, poco a poco empiezas a ser consciente de los fritos de dolor del atacante. Te quita el cinturón y lo usa para comprimir contra la herida un paquete de tela que ha hecho con su propia ropa.

-Es grave, pero no huele a ácido, con un poco de suerte y atención adecuada estarás bien. Apóyate en mi, ¿puedes ponerte en pie?

Con total serenidad espero pacientemente a que el enemigo este lo bastante cerca, y justo cuando ya no pueden detener su carrera, desenvaino las dos espadas y realizo un doble tajo cruzado a la vez que me agacho para esquivar sus ataques.

Siento como mis hojas desgarran los muslos de los enemigos y, sabiendo que probablemente ya no sean una amenaza, avanzo hacia el tercer enemigo con las espadas goteando sangre en el suelo.

Siento que el protector también es consciente de la presencia de aquellos tres individuos por una leve tensión en sus músculos. Yo no puedo limitarme a esperar aquel ataque que están tramando, así que con la parsimonia de quien no parece darse cuenta de la situación, me levanto, cojo la botella de licor y camino alejándome de la puerta interponiendo la mesa entre los asaltantes y yo.

Todo el movimiento lo hago fingiendo no ser consciente del peligro e, intencionadamente de espaldas a los atacantes para que se confíen.

Ciertamente, la demora está resultando excesiva. Si me disculpáis, debo estirar las piernas para prevenir el reuma. También probaré algo de este licor. - Dice mientras representa su escena.

Al llegar al otro lado de la mesa junto a su interlocutor, continúa hablando como inconsciente de lo que sucederá. El protector sigue aguantando la posición para aprovechar la sorpresa, yo, mientras hablo intento coordinar los tiempos de mi acción con la suya - Parece un licor fuerte, ¿no es así? De los que dejan un buen dolor de cabeza.

He ganado la posición fingiendo ser inofensivo y estar desprevenido, pero las últimas palabras que pronuncio las hago coincidir con mi acción y la reacción del protector de modo que justo al terminar de pronunciarlas golpeo en un movimiento rápido e inesperado a nuestro interlocutor con la botella en la cabeza a la altura de la sien.

Karu hace un esfuerzo para no perder la consciencia ni gritar de dolor. No: es un Protector, y esto no va a detenerle.

—Hnnn... Se supone que yo debo protegerle yo a usted, delegado —Acepta su ayuda para ponerse en pie y tantea sus fuerzas—. Alcánceme mi sable. Si vuelven a atacarnos me ocuparé de darle el tiempo que necesite para escapar: Que usted alcance esa sala es más importante que mi vida.

Dicho esto, se apoya en Askuro y ambos reemprenden su avance dejando tras de sí un leve reguero de sangre.

-Por favor no sea modesto, no soy idiota, sin su arrojo yo estaría ensartado. Me habéis salvado, pemitidme que os devuelva el favor. -dice jadeante por el esfuerzo de sujetar tu peso desde la ropa para que no tire de la herida. 

Al alcanzar la sala veis tres hombres muertos, al sospechoso sangrando por la cabeza mientras Ganikusi le apunta con una espada y el magistrado se venda una mano ensangrentada.

El movimiento del magistrado precipita los acontecimientos, pero con el mismo resultado. Ganikusi se lanza con sorprendente agilidad hacia atrás y rebana dos muslos como si fuesen un queso fresco, recibiendo en el proceso dos tajos superficiales que marcan su torso como finas líneas de un rojo fuego. Inmediatamente mientras ve al magistrado rebentar el frasco en la sien del sospechoso clavándose ambos trozos de cerámica que les hacen sangrar es una pequeña explosión de ardor, lanza un tercer golpe que alcanza al tercer atacante hiriéndole apenas. 

El atacante se gira para enfrentar la amenaza de un hombre que ha derrotado a dos, pero antes de entender la situación la otra hoja atraviesa su vientre y cae hacía atrás debido al impulso con la espada aún entrañada.

Luego Ganikusi se levanta por fin y apunta al sospechoso con la espada que aún tiene en la mano. En ese momento llegan a la sala Onekal sujeto por un hombre, Onekal está terriblemente herido, pero camina. 

-No creo que mienta -digo refiriéndome a Galoko -Pero tampoco considero que sea correcto abandonar el sitio. Uno de los dos, tu o yo, debería ir a apoyar, aquí basta con uno. -le digo a Deno.

Tras unos segundos de meditación, e inspirado por el deseo de impresionar a Galoko con mi entrega y valor añado -Yo iré, conozco el camino, volveré tan rápido como me lo permitan los cielos.

Dicho esto corro a toda prisa hacía el palacio.

—Veo que no hemos sido los únicos en ser emboscados—dice Karu jadeante—. Este es el delegado Askuro, magistrado Nara, y tiene algo que decirle.

La velocidad de Gaaru hizo que me quedase con la palabra en la boca.

Ciertamente quedaban muchas preguntas en el aire, pero si el coro de marujeos de las artistas ya había sido un río difícil de vadear, el contar ahora con aquel peculiar comerciante y 'su' maestra de artistas abarrotaba un escenario que ya se me hacía pequeño.

- Bueno, pues parece que me toca continuar consultándoles en solitario. No voy a decirles en cuantos errores de procedimiento me han hecho caer entre unos y otros en el día de hoy. Casi me avergüenzo de haber actuado como un novato con unas acciones más próximas a las de un gallo que no asume el que le hayan seccionado la cabeza, corriendo decapitado en todas direcciones, en vez de como un protector digno de portar su sable...- Mi tono de reproche no estaba enfocado únicamente a mi persona, pero cuanto más pensaba en el caos surgido tras nuestra entrada en la casa, más me costaba creer que fuese a sacar algo en claro de esta comparsa. - Ustedes- Volviéndome hacia los dueños .- Siguen sin decirme quién o qué atacó al difunto y en qué circunstancias.- Volví a girarme hacia Hokelsa. -No acabo de saber qué intuición le ha hecho venir con su protegida...- Y, volviendo mi atención hacia la sensual Galoko. - Y usted habla de un juego ya presenciado y de saber que todo esto, o algo similar, iba a tener lugar, pero sin comentar sus auténticas sospechas o precisar la naturaleza de la amenaza a la que nos enfrentamos. ¿Podrían, por favor, responder ordenadamente estas preguntas?

Con un fuerte tirón y un sonido de succión, mi hoja sale del vientre del último patán que tan torpemente había intentado acabar conmigo. Los muy ilusos pensaban que con solo tres hombres iban a poder acabar conmigo, ha, ingenuos.

Mientras apunto con la espada al bastardo que ha intentado matarnos, intento que las heridas superficiales no me manchen mucho de sangre la ropa, pues esto mancharía ligeramente mi imagen, restándole heroísmo a mi victoriosa persona.

Una vez que he hecho lo posible por no mancharme, me recoloco el único mechón de pelo que se me ha descolocado en el breve combate y miro al cabrón ese con cara de satisfacción.

Iba a empezar a regodearme de verdad cuando Karu entra herido acompañado de Askuro. Tras escuchar sus palabras y con una mirada de preocupación hacia su herida, aguardo a que el magistrado y el delegado hablen.

Senor Saru... uno menos de quien preocuparse. Digo mientras salgo corriendo detras de Gaaru, miro a Galoko y le guino un ojo y haciendole un gesto con la mano de "mas tarde".

Me va a costar cogerle creo... quer poco me gusta sudar! Digo hablando conmigo mismo