Partida Rol por web

-Al menos tenemos ya la evidencia.

En realidad yo si que quiero que haya alcohol. Y saberdor de que el paisanaje montara un buen jaleo por esta cuestión me froto la frente con la mano en un gesto de resignación.

¿Sabes que nos esperan varias horas dedos apuntándose los unos a los otros? Necesitaré un trago despues de esto.

Sonrio abiertamente.

Aún asi tiene toda la razón protector, con esto tenemos evidencia, busquemos al propietario de la parcela a ver que nos puede decir.

Al volver por el camino os encontráis a un hombre con una carreta. Al veros enseguida hace una gesto cortés.

-Buenos días honorables, veo que habéis venido por el asunto de los olmos, mala cosa esa si se me permite decir. 

El hombre mientras os habla mete la carreta en una parcela de abetos. Parece de unos treinta pocos, fuerte y con la piel curada por el sol y el frío, muestras de un hombre de campo.

-Aunque hace bueno, no deberíais ir por ahí sin agua, el calor es traicionero en estas partes- dice mientras saca una calabaza seca y os la ofrece con un gesto universal.

-Y perder la inversión- dice perplejo. -No, haré caso a lo que dicen, ya me encuentro mejor.

Notas un gran recelo ante la perspectiva de abandonar esta costumbre. Por un momento hasta te parece que hubiese buscado volver a lesionarse para volver.

Al dejar a este hombre que tenía una evidente prisa por deshacerse de ti vuelves a la zona donde estaba la casa de curación fraudulenta.

Tras observar un poco notas que hay varios tipos de clientes, y eres capaz de distinguir los que van por primera vez a los que repiten. Pero te sorprende la cantidad. Es como si fuese divertido ir al médico, no tiene sentido.

Ninguno miente, es un malentendido. Aunque si notas codicia en las formas del dueño. Te parece que lo que ha ocurrido puede ser que el dueño uso las palabras adecuadas para hacer un trato muy desfavorable, y el viajero calló, nada ilegal por otro lado.

Miré en la dirección en la que el hombre me indicaba para ver al mensajero que nos habían ofrecido. Le observé en silencio mientras escuchaba a mi compañero.

Déjame que os eche una mano con esos registros. Cuanto antes los quitemos de en medio antes podremos contar con tu inestimable ayuda en este asunto - Dije ofreciéndome al papeleo y también creando una ocasión para hablar a mi compañero en privado sin levantar sospechas.

Respecto al mensajero... ¿Has visto a ese hombre? Es incluso mayor que yo. Normalmente los mensajeros son jóvenes que aún no alcanzan edad ni para esgrimir un arma. ¿No será que lo que nos ha ofrecido es un espía? - Al separarnos continué con la conversación acerca de los registros, como si nunca hubiera hablado de otra cosa.

***

Más tarde acudí a la casa de las flores sin ninguna intención de convertirme en cliente. Me instalé junto a las escaleras de acceso donde habían apuñalado a la víctima e intenté hacerme una composición del lugar mientras esperaba al propietario.

Cuando finalmente llegó, su mujer no se encontraba con él.

No gracias. No quiero tomar un té. Me preguntaba si, ahora que todo empieza a resolverse para bien de su negocio, estaría en situación de darme algunos detalles del suceso. Quizás pasada la conmoción ha recordado algo que inicialmente no le dio importancia, o quizás pueda darme una descripción del atacante, ya que usted le pudo ver.

Ayudas con los trámites, y conseguís aliviar un poco la carga, pero llegado el mediodía vuelves a atender el puzzle cuya inconclusión te atormenta.

***

-Por supuesto ilustre. Lo que yo vi fue a un hombre mayor, no viejo, mayor, con el rostro delgado y seco de quien siempre se ha cuidado y ha alcanzado los cuarenta en forma. Pero sus rasgos eran extraños, cuando habría la boca, parecía por un momento que la tuviese cerrada... ya se lo he dicho, sus gestos eran extraños, sus movimientos no eran naturales. -hace una pausa que te permite entender que hasta ahí era lo que sabía y ya había dicho, aunque ahora de forma más clara. -Ahora que lo pienso, tengo un conocido que sabe de estas cosas, si quiere le puedo pedir consejo. Yo pensé que era un demonio o algo así, por lo violento de la situación... pero ahora creo que quizás fuera un truco de esos arcanos, tengo entendido que entre los poderes que manejan se incluye el de las ilusiones. Vaya! ya estoy divagando, perdone mis tonterías ilustre señor.

-Ahora hablaré yo-sentencio mirando a los dos.

-Señor-digo mirando al dueño- ¿Qué acordó con el caballero aquí presente? ¿Cuánto ha pagado? ¿Qué a consumido?

Sin dejar hablar al afectado, le digo a él:

-Cuando acabe de hablar él, podrás hacerlo tú. Agradecería que no le interrumpieses, y eso va por los dos.

Tras escuchar al dueño, le pregunto al afectado:

-¿Recuerda qué fue lo que este señor le ofreció a cambio de su dinero? Ya se que me lo ha dicho, quiero saber si recuerda las palabras exactas. ¿Cuánto ha consumido en cerveza? ¿Qué ha comido?

Acepto el trago. No hemos traido agua, somos así impulsivos.

¿Y usted que puede decirme buen hombre?

Señalo a los arboles talados ilegalmente.

Me abstengo amablemente de beber agua, confiando en encontrar una fuente o arroyo en el poblado de leñadores o sus inmediaciones.

- Si, díganos, buen hombre ¿Conoce a los implicados? Pero por dios, dónde están mis modales ¿Con quién tenemos el gusto de hablar?

Pregunto mientras me estiro disimuladamente. En verdad la jornada de ayer me ha pasado factura y el sol de media mañana no ayuda.

-Yo soy Desmo honorables, me dedico a podar los árboles para que crezcan rectos. Ya saben para que el peso de las ramas no doblen el tronco y los nutrientes no se malgasten en hacer crecer ramas inútiles. -luego parece recordar la otra pregunta. -Sé que se están haciendo acusaciones muy feas, a mi entender una riña del pasado. Ya saben como son esas cosas. El sobrino de uno le dijo algo a la hija de otro hace tres generaciones... esas cosas, aunque este caserío pertenece a la ciudad, es como si fuera un pueblo independiente, sus gentes viven de la madera. Hay quienes dicen que el pueblo es incluso más antiguo que la propia ciudad, que se levantó después justamente con la madera de estos valles.

Mientras habla coge un machete y reparte con maestría cuatro golpes al abeto más cercano.

Enseguida os dais cuenta que no sabe mucho, simplemente que hay un conflicto, la población es de unas doscientas casas, muchos talleres de carpintería, algún ebanista, un par de tiendas de abastos y tres salones (sitios para comer y beber). Así que volvéis a la ruta y finalmente llegáis al susodicho pueblo.

Configurado alrededor de cuatro calles que confluyen en una pequeña colina en la que se erige un templo a la armonía, el pueblo es pequeño pero amplio, quedando patente lo habitual de transportar grandes piezas.

Enseguida se os acerca una mujer mayor con un niño pequeño y una niña no en una edad complicada. 

-Buenas tardes honorables protectores, bienvenidos. ¿Puedo preguntar que trae a dos a este pequeño pueblo? espero que nada grave.

-Mamá mira, llevan espada. ¿Sois cazadores de monstruos? a Mosnani le gusta un cazador de esos.

-Cállate Koroa. No interrumpas a estos señores, son los protectores del reino, el propio rey les ha otorgado el derecho de llevar siempre sus armas para defendernos a todos de los males, ¿verdad mamá? -dice la jovencita.

-Así es, bueno, honorables, perdonad tanta cháchara. Mi hija os admira, como todos, pero ella quiere llegar a ser uno de ustedes, ¿le ven madera?

-El hombre dijo '¿cuánto por un baño y algo que echarme a la boca para llenar el estómago?' a lo que yo le dije que por quince ciclos podía prepararle la tina con agua tibia y darle un poco de pan y cerveza a lo que dijo '¿veinte entonces por cenar también?' y eso fue. Le he dado el pan y la cerveza y el pan con mantequilla. Pero se niega a levantarse de la mesa y la tina se enfría, y no pienso volver a gastar madera en calentarla.

***

-El muy cap... capacitado no miente, eso dijo y eso dije, pero está claro que un poco de pan y una cerveza no calman a un hombre de días de viaje, ya me pareció un poco barato, pero no pensé en que alguien fuese tan malicioso para aprovecharse de un viajero agotado.

- Buen día, buena señora. Jóvenes.- Les saludo con una leve reverencia, mientras observo interesado a la joven. - El camino de la justicia está abierto a todos, a de bastar con ser una persona de bien con un temperamento a  juego. Pero es cierto que para alcanzar la senda del sable ha de alcanzarse un equilibrio previo entre mente, espíritu y cuerpo. Por sus buenas palabras veo que ya estáis en la senda correcta, joven dama, pero para dar el siguiente paso, el del compromiso con sus gentes, ha de realizar un pequeño esfuerzo suplementario, una dedicación plena hasta las pruebas en que ha de poner a la par su buen corazón y su mente con su cuerpo. Sin ese empuje extra, uno puede quedar varado junto al camino, ayudando piadosamente al prójimo pero sin el compromiso que se exige a la fuerza. Sin el sable.- Contesto a la señora (y más especialmente a la joven) amablemente. - ¿Tendríais a bien indicarme donde podría refrescar la garganta?- Miro al joven mientras espero la respuesta de las damas. - ¿un cazador de monstruos? Caramba, qué curiosidad ¿Hay alguno cerca de estas tierras?

-Señor, lamento decirle que el dueño de este establecimiento no ha incurrido en ningún delito al tratarle de esta manera, por lo tanto no hay nada que usted pueda reclamarle. Entiendo sus necesidades, pues yo tambien soy un viajero, así que yo le procuraré comida y un baño.

Dicho esto, me giro al dueño del local y le digo:

-Disculpe, señor. ¿Conoce algún local regentado por gente honrada por aquí cerca? Pues no comería aquí ni aunque me lo regalasen. Su mera presencia me ofende. No se moleste en responder, no deseo escuchar mas palabras de su boca.

Volviendo a mirar al hombre al que acaban de timar, le digo:

-Acompáñeme, seguro que encontramos un local decente por aquí cerca.

Viendo esta cantidad de afluencia, Hokelsa se decide a seguir fingiendo de su cadera dolorida e ir al medico, teniendo muy en cuenta todo lo que le rodea, pero de forma discreta.

Al entrar al sitio te pregunta un hombre apenas unos años mayor que tu -¿Qué le aqueja? buen hombre, pase, buenos días, si me dice su nombre le abriré registro para que el sanador le atienda. -hace una pausa donde te observa con cuidado, es la mirada de quien valora la calidad de las ropas y otros indicativos de dinero. -Necesitaré saber su nombre, edad, cual es su dolencia y si es recurrente, también si es usted viajero o vive en la ciudad. Si ha traído los documentos de ciudadanía mejor, pero no son necesarios ahora mismo. 

Mientras comenta eso oyes unos pocos ruidos, y se desplaza el panel del fondo en donde una mujer sale dando las gracias, es una mujer joven, totalmente adulta pero joven, cerca de los treinta. 

-Ten cuidado la "dairosme cororo" es muy delicada, procura descansar bien, aunque sientas eufória procura dormir. -le despide un señor de algo menos de cuarenta. Al verte añade -¿Otro afectado por la plaga? espero que no, con la llegada de tanta gente a la ciudad esas enfermedades se disparan. Buenas tardes señor.

-Es usted muy amable honorable, y por ello voy a renunciar a causarle problemas, pero no me malinterprete, no necesito caridad, y estaba dispuesto a seguir aquí hasta que este hombre actuase como tal y no como una maldita rata apegada a la usura. -dicho esto se levanta y cuando pasa por tu lado añade -Me llaman Kodai espero que volvamos a vernos.

-Kodai, a mi hermana le gusta. Salió hace tres meses hacia el oeste, pero debe estar a punto de volver -dice el niño a pesar de las quejas educadas de su hermana -Debe estar al volver, siempre vuelve para la temporada de tala.

-No molestes más a los honorables protectores, son gente ocupada. -reprime la madre al niño. -Pueden beber de la fuente que emana del templo, el agua es muy limpia ahí, pero si prefieren ir a un salón, tienen uno ahí mismo -señala a un edificio bajo, rodeado de lo que parecen dos talleres, uno de entablado y otro de torneado.

Antes de que os vayáis la muchacha dice -¿Sería posible cruzar espadas? quiero saber si he aprendido algo en estos meses.

- Sería un privilegio cruzar espadas contigo, Mosnani. Siempre es un placer adiestrarse con sangre nueva para poder engrasar los músculos y los reflejos, peor me temo que ahora mismo mi prioridad es humedecer el gaznate, o caeré en redondo tras tu primer avance. No es mi intención entretenerles más de lo necesario y no sé cuanto tiempo nos exigirá nuestro trabajo en el pueblo. Si  el protector Gaaru  está dispuesto a practicar contigo, supongo que podremos hacer un breve descanso antes de continuar con nuestras pesquisas.- Comento a la joven con absoluta sinceridad.

Sonrio.

-Honorable vaya y tome agua. Yo humildemente intentare ocupar su puesto.

Busco algo que me sirva como sable de práctica con la mirada.

-Hagamos una breve práctica. Evaluemos ese espíritu

No puedo resistir la tentacíón de disfrutar un poco del día. Sin tener que andar sacando informacion a cuentagotas de las personas de este lugar.

Mientras Gaaru busca unas varas para practicar con su joven pupila, me encamino con paso vivo al abrevadero señalado por la madre de las criaturas. Con un poco de suerte puedo volver a tiempo de ver la soltura con la que se mueve la muchacha, es cierto que no parece estar en una forma física ideal, peor tal vez posea reflejos u otras dotes que le puedan ayudar en su propósito y siempre es un placer observar y comentar las dotes de los jóvenes aprendices, no sería ni la primera, ni la segunda, ni la décima vez que aprendo algo de estos.