Partida Rol por web

-Es una oferta muy generosa, tengo que meditarlo con mi familia honorable, mi actual situación es pese a todo, muy estable. -dice Kodai a Ganikusi, luego cuando se acerca Denu hace una leve reverencia -Vaya, hoy tengo el placer de encontrarme con varios guerreros, me parece que he oído de su honorable persona, y de como pusisteis orden en mi pueblo, gracias, fue una medida poco esperada, pero creo que será eficiente, al menos durante un tiempo.

Después el hombre se yergue y añade mientras empieza su marcha hacía la ciudad -No les entretengo más honorables, seguro que el palacio requiere de su atención

No sabía que aquella pequeña amonestación en el pueblo traería cola. Puede que yo hubiese preferido actuar de otra manera, pero dadas las pruebas a nuestra disposición, hicimos lo único que estaba en nuestra mano. El comentario sobre su eficiencia perenne casi me hizo desear saber más sobre el.día a día de aquellas gentes para tratar de emplear mejores medidas. Miré interrogativo a Ganikusi, por si me podía decir más sobre aquel personaje mientras volvía en mi. - ¿Sabéis dónde se encuentra el honorable Dagio? He de entregarle ciertos documentos que me había solicitado.

Los encantos de la artista son evidentes y poco puedo hacer para que el pobre Deno no sucumba a ellos, mas que acompañarlo y disfrutar yo tambien de la charla. Sin embargo el sobre es prioridad, gente ha muerto por lo que contiene ese sobre.

Debe de llegar al magistrado.

Con una sonrisa en los labios Hokelsa responde- Un placer Abelma. Por suerte, en una gran ciudad como esta, todo es posible mientras se tenga lo necesario para poder adquirirlo y si se habla de discreción, esta hablando con la persona indicada. Dígame simplemente en que había pensado y yo me ocupo de hacer lo necesario. Estoy seguro de que encontrare todo aquello que necesita desde artistas de gran clase, hasta flores sutiles de otras regiones- Dice Hokelsa sin dejar ver ninguna emoción en la cara mas allá de lo que podría ser una conversación seria en todos los aspectos, como pide esta situación.

Ante la negativa del protector, te diriges a palacio donde seguramente lo encuentres.

Al llegar lo localizas enseguida. El magistrado se aproxima a ti en cuanto te ve

-¿Qué ha ocurrido? os esperaba de vuelta antes. ¿Y el honorable Nagata? Por favor dime que no ha habído más sangre.

-Medítalo el tiempo que necesitéis, mi oferta es firme y en un principio estaré en la ciudad mientras dure este evento político. Espero que nos volvamos a ver pronto, sea cual sea tu respuesta mi ofrecimiento.

Veo marchar a Kodai y, a continuación me giro hacia Denu:

-Kodai es un hombre que se ha ganado mi respeto, tanto hoy como otro día en otras circunstancias. Es un hombre de honor-digo respondiendo a su mirada.- En cuanto a Dagio, no le he visto. Me vine aquí a almorzar sin prestar demasiada atención a nada más.

-No busco nada especial, solo juventud y belleza, no tiene que ser una belleza capaz de arrebatar la respiración, pero que sea agradable de ver, seguro que usted me entiende. Pero claro, ¿Cómo voy a devolver tanta atención?

- Hemos conseguido pruebas importantes gracias a Galoko, pero no hemos sido capaces de ponerla bajo custodia, así que Nagata se ha quedado con ella para protegerla.- Le comento mientras meto la mano bajo mi atuendo, extrayendo la entrega de la bella mujer. - Espero que con esto en la mano podamos ponernos en la buena dirección.

-Bien, espero que no haya más sangre protector. Pero de haberla, asegúrese que no sea la suya. -dice recogiendo el sobre. -Vaya es pesado. Aunque parezca un poco extraño, creo que irme ahora a ponerlo a recaudo sería alarmante, así que me quedaré hasta después de la obra de teatro. Por favor, cuide mi espalda, no tiene que permanecer a mi lado como una sombra, de hecho le pido que no lo haga, pues eso también sería alarmante. -luego empieza a hablar cada vez en un tono más audible, modulando con maestría para que no se aprecie el cambio. -Me interesa mucho el sitio ese, nunca he ido, la verdad apenas conozco la cuidad, pues desde que he llegado he estado muy ocupado, si no le importa honorable, un día me gustaría que me llevara hasta allí a comer.

Tras decir otras frases intrascendentes añade -Bueno, voy a vigilar que nadie haga nada inadecuado en la guerra de insinuaciones, ofendas y conspiraciones que se va a dar ahora, quizás hasta participe. 

Dicho esto Dagio Nara se va hacía el gran jardín circular interno en cuyo centro hay un estanque con peces de río. Lugar en el que se han empezado a reunir varias personalidades.

Sin mayores aspavientos y tras dejar que varias personalidades vayan reuniéndose entorno al estanque, me uno a los espectadores sin aproximarme al primer término y en el lado opuesto al que toma el Magistrado, distrayéndome oteando a los participantes y testigos de la nueva charla con disimulo, como cualquier persona que se acaba de ver rodeada por rostros amigables que no había visto nunca.

La estancia se te hace hasta entretenida, ves como aquellos que acostumbran a asistir a estos eventos disfrutan de ponerse ligeramente en evidencia para luego replicar con saña ante los que les atacan. Algunos intercambios se te escapan, aunque los más elementales que hacen referencia a cosas como la insatisfacción del matrimonio o el amor por el dinero las entiendes bien.

Llegado el momento el servicio indica que ya está listo el pequeño bocado que hará las veces de cena. Estaba previsto tomarlo allí mismo, dado que se trata de varios platos de un único bocado que los sirvientes iban a llevar a los asistentes. Pero debido al fallo en la comida y la presidencia de un miembro importante del clan, os desplazáis a una sala repleta de mesas bajas. 

En el camino os encontráis entre vosotros

El protector Denu se despide y marcha con premura, resulta evidente que solo se detuvo a observar por si la situación no fuera amistosa. 

Tras pasar el resto del tiempo antes de la cena meditando tranquilamente en los jardines te diriges al patio interior donde se están despellejando los delegados.

Llegas justo a tiempo de ver que se desplazan a la sala donde mataste a dos hombres hace poco, aunque ahora está bellamente iluminada y servida.

En el camino te cruzas de nuevo con los colegas que se vieron involucrados en todo esto.

Tras acompañar a Galoko a que entregase un mensaje y recibiera una bolsa pequeña cuyo contenido desconoces, le indicaste que debías volver a palacio para cumplir las obligaciones de seguridad, por lo que la escoltas de vuelta a donde se aloja.

Llegas para escuchar las últimas intervenciones del juego de palabras, no entiendes del todo la situación al haberte perdido los inicios de las insinuaciones, pero aún así ves como aprovechan la situación para llamarse bandidos, codiciosos y cosas peores en un entorno civilizado y permitido.

Llegado el momento el servicio indica que ya está listo el pequeño bocado que hará las veces de cena. Estaba previsto tomarlo allí mismo, dado que se trata de varios platos de un único bocado que los sirvientes iban a llevar a los asistentes. Pero debido al fallo en la comida y la presidencia de un miembro importante del clan, os desplazáis a una sala repleta de mesas bajas. 

En el camino os encontráis entre vosotros

-Vaya, parece que nuestros caminos vuelven a cruzarse, ¿Alguna novedad interesante? Por mi parte todo tranquilo.

- Yo... Le he traído una información importante al magistrado Dagio para el caso que nos compete... No sé si ya habéis tenido oportunidad de ojearla.- Respondo a Ganikusi antes de dirigirme a Dagio. Mirando interrogativo a Gaaru. -¿Y Galoko? ¿No la habréis dejado sola, Gaaru?- Pregunto con cierto nerviosismo a mi compañero.

Con una afirmacion de cabeza, Hokelsa asiente y responde -Perfectamente Delegado; dejeme ocuparme de todo y esta noche tendra la visita que desea... y por el servicio, estoy seguro de que encontraremos la forma de arreglar todo esto en un futuro proximo y que sea positiva para ambas partes- termina de decir Hokelsa con una sutil sonrisa. 

Dicho esto, despues de la cena, Hokelsa se retira con una reverencia segun manda la tradicion y se va a ocupar de suss asuntos... o mejor dicho, de los asuntos de otros.

Pasas lo que queda de la sobremesa atento a tu alrededor, pero todos están muy serenos pues se preparan para la batalla de palabras que se avecina. 

Llegado el momento todos van a un jardín interno, un precioso y sencillo recinto que al permanecer en umbría tiene helechos colgantes y parras con flores de selas rojas como la sangre. En tan bello y simple paisaje se forma un circulo y los participantes toman asiento en el suelo de finas gramíneas.

Entonces uno se levanta -Creo que voy a empezar yo, debido a que hasta el ocaso de hoy no llega quien preside estás situaciones. "Dicen que hay que ser muy hábil para ver un alfiler en la cima de una montaña lejana, eso es evidente, pero exagerado, hay que ser muy hábil para ver un alfiler en la mano de otro, desde luego eso es más difícil que ver a Doelma en la cima de una montaña lejana"

Doelma, que es una mole de carne que no sabes como se ha levantado del suelo añade -"Resulta sencillo insultar a quien te aprecia, pues no temes que por ello se te caiga la cabeza"

Ante esa, se extiende una pequeña carcajada general, algunas fingidas por quedar bien. Pero el hombre prosigue -"Entre tanto verde las selas resaltan en equilibrio, más hay quien el rojo lo viste con brío"

Muy a tu pesar te das cuenta que varios te miran a ti. Era evidente, a estás alturas y sin secretos que airar, lo fácil es meterse con la imagen de la gente.

-No es un lugar para tratar ese tema protector -dice el magistrado con una mirada levemente inquisitiva.

Con un gesto calmado, casi complacido de la persona que espera con impaciencia disimulada, del actor antes de entrar en escena, Hokelsa recita con voz armónica y segura

- Mejor vestir de rojo y mostrar en la vida una pasión, que tanta austeridad y ni tan siquiera mostrar por si mismo un ápice de devoción. 

Termina de recitar Hokelsa, haciendo esfuerzos para ver la reacción del resto de los invitados.