Partida Rol por web

Turno 4.3 (Ceyron)

El tiempo pasa mientras, supones, la sobremesa de la comida se alarga. Trix y tú tenéis mucho tiempo para charlar y poner de acuerdo opiniones. Ella te habla de todo tipo de trivialidades, pero se calla cuando un centurión del ejército del Este cruza el portón y se dirige con su batallón en formación hacia el interior de la ciudad.

Cuando ya estáis empezando a aburriros, a media tarde, veis salir al jardín de la hacienda al tipo con aspecto de paladín, al que tiene aspecto de mago, al joven que les acompaña, a los dueños de la hacienda y a Jasmine, que se despide de los demás fluyendo con una elaborada reverencia en la que la palma de su mano va desde el corazón hasta la boca, y termina en su frente. Después se retira caminando sinuosamente a través de la vía y haciendo que todos los hombres se giren al verla pasar.

En este momento hay poca gente en la calle, y puedes escuchar la vozarrón del señor de la casa explicando las virtudes de su jardín a los visitantes;

(Sigue...)

El hombretón se pasea entre las flores, mostrándolas con las palmas de las manos. "Un jardín visirtaní debe dirigirse a los cinco sentidos", le dice a sus invitados. "Vista", afirma mirando a su alrededor, "Olfato", enuncia llevándose una de las flores a la nariz, "Tacto", sigue rozando con las manos varias espigas verdes en una jardinera, "Oído", a continuación, parándose junto a la cantarina fuente, "Y gusto", termina cogiendo varias mandarinas dulces de un árbol y entregándoselas a los presentes. 

(Sigue...)

Después la madre, en voz más baja, parece preguntar algo a Adric, Zaius y Máximo. Tendrás que esperar para ver si se quedan en la hacienda, a dormir probablemente, o si prefieren recorrer la ciudad como los recién llegados que son.

(Sigue...)

La joven a tu lado se estira ostentosamente y bosteza con sueño. "Si se van puedes ir detrás de ellos, chef", le dice. "Yo tengo que quedarme a vigilar, luego informo y luego me voy a sobar, que ando muuu cansada", afirma somnolienta.

"Por la noche la vigilancia se la encargan a otro. Creo", termina.

(Sigue...)

Adric y Zaius deben decidir si se quedan a dormir en la mansión de los Fell, o si aprovechan lo que resta de tarde para hacer algo más. También tendrán que decidir si van a dormir con los Fell o si pagan una posada.

Malrick debe decidir si deja marchar al facineroso de su compañero, y si lo hace qué es lo que va a hacer después de la comida.

Ceyron, por ahora, no tiene un curso de acción fijo. Es libre de actuar como le plazca, que para eso esta escena se llama "Sand Box".

El dulce de pistacho pasó con dificultades por la garganta de Adric cuando Jasmine mencionó el incidente de Caudal, y el paladín no pudo reprimir un leve carraspeo acompañado de un largo trago de agua. No dejaba de sentir desazón por las decenas de vidas segadas en un instante por su culpa. No, realmente no por su culpa, sino por su torpeza. Y aunque no compartía la forma de trabajar o relacionarse de Malrick, no podía evitar pensar en su encendida perorata reprochándole sobre su curso de acción. ¿Habrían sido las cosas distintas si habría dirigido su grupo de otra forma?

Después de despedirse de la bailarina, para descanso de Adric, salieron al jardín. Ishtar querida, dame fuerzas. Respetaba los esfuerzos de su madre porque asumiera el rol que ellos habían elegido para él, pero esperaba que algún día comprendiera que había sido elegido para algo mucho Mayor. Con el estómago lleno y la brisa de la tarde acariciando su rostro, se unió a sus padres después de dedicar una sonrisa comprensiva a los chiquillos que observaban su acero aguardando en la entrada. ¿Quizás si supieran la cantidad de vidas que había segado quizás lo mirarían con otros ojos? 

Y ahí va el discurso sobre los cinco sentidos. No falla —Sabes que siempre es un placer pasar tiempo con vosotros, pero creo que ya he sido suficientemente egoísta. No dudo que Zaius querrá visitar alguno de los establecimientos de Robleda antes de partir, y nos hemos separado de dos compañeros en El Roble, así que imagino que estarán en alguna de las tabernas. Seguramente partiremos mañana por la mañana, por lo que al menos esta noche dormiré aquí. A no ser que tengáis más visitas planeadas…

Me quedé observando la escena de las flores esperando a ver el curso que tomaba el grupo. Si se marchaban de la casa, les seguiría, ya que mi interés se centraba en ellos y en lo que pudieran aportarme en el asunto de abandonar la ciudad. Tendría que acercarme a ellos para conversar sin levantar sospechas ni suspicacias. Si se dirigían hacia la taberna donde seguramente les esperara el miembro del grupo que se separó de ellos, sería un buen lugar para iniciar una conversación que no pareciera sospechosa ni intimidatoria.

Eso haré, Trix. Les seguiré. Pero me has despertado la curiosidad con esta casa. Después iré a encontrarte para que me expliques si has descubierto algo más cuando yo no esté.

Seguía la escena con atención

Por cierto, ¿quién te sustituye por la noche?

El maldito hijo de perra de verdad iba a hacer todo lo que me había dicho, pero solo no podría con todo y menos contra un grupo de asaltantes al parecer experimentados. Y además tenía que evitarle pasar un desagradable momento a la mesera, agaché la cabeza ante las palabras de la llamada Delia y comí todo con prisas. Pagué y le pregunté a la mesera por un paradero. - Casa Fell. ¿Por donde?. - Le dije en un tono bajo buscando que no saltara por todos los nervios que había estado pasando.

Con la respuesta dirigí mis pasos raudamente hacia ese lugar que había rechazado en un principio y por algo suceden las cosas. Con ese pensamiento por delante caminé hasta llegar a la puerta de los charlatanes y golpearla con fuerza para que abrieron con premura.

Turno 5

Zaius, Adric y Máximo se despiden de los padres de este último, y se dirigen al centro de la ciudad acompañados por Aynab, que corretea entre las calles olisqueándolo todo. Al mismo tiempo Malrick pregunta en la posada por la hacienda Fell, y el posadero, Marcus Delagua, le dirige acertadamente. Ceyron, tras preguntar a Trix por su sustituto en la vigilancia, (no tiene ni idea de a quién ha contratado), sigue al grupo principal.

La tarde cae sobre Robleda, y los tejados de pizarra brillan con un resplandor rojizo cuando el sol comienza a ponerse hacia el este reflejando sus rayos sobre ellos. La gente empieza a escasear por las calles, y se dirige a sus viviendas para descansar después de una dura jornada de trabajo. Por esa razón cuando Malrick se cruza con los demás frente a una vieja panadería todos se percatan de la presencia de los demás.

En el adoquinado enharinado por la descarga de sacos de harina para el día siguiente, el perro se acerca a Malrick con un par de ladridos y le lame la mano antes de dar vueltas a su alrededor.

Ceyron, que tampoco puede esconderse demasiado en las calles desiertas, observa el encuentro a poca distancia.

La charla con Jasmine fue muy interesante. Esa mujer tenía magia en su interior, lo veía en sus ojos violeta. Además, trabajaba con la información y eso hacía que fuera una posible aliada muy poderosa. Sería interesante volver a tener una charla con ella, me había quedado con ganas de hacerle alguna pregunta más. Sobre todo acerca de su investigación sobre la reliquia de mi familia.

Terminamos de comer y salimos al patio, donde nos despedimos de ella. Los padres de Adric nos enseñaron el fastuoso y típico jardín visirtaní, era una delicia ver algo así. Diferentes plantas y árboles daban una gran variedad de colores y aromas que inundaban nuestros sentidos. Tanto Yusuf como Celmira estaban muy contentos de volver a tener a su hijo de vuelta, aunque no al revés. A Adric se le veía algo azorado. Nos despedimos cortésmente de ellos también y nos encaminamos a la posada donde encontraríamos a Malrick.

-"Muy simpáticos tus padres, Adric. Unos buenos anfitriones, muy atentos. Sino te importa, me gustaría aceptar su invitación y dormir esta noche en vuestra hacienda. Me he quedado encandilado con todo lo relacionado con vuestras costumbres: la comida visirtaní, el jardín, la arquitectura... ¡seguro que tenéis una excelsa biblioteca! Y tal vez, vuelva a encontrarme con esa bella diplomática de Visirtán. Me gustaría tener una charla informal y saber más de ella. ¿No te pareció interesante?"

En un punto intermedio, nos encontramos con Malrick. Aynab correteó a su encuentro para saludarle.

-"Hola Malrick, espero que hayas saciado tu hambre y tu sed."

Mi saludo no fue ni efusivo y alegre, solo coloquial. Me quedé un rato esperando, haber qué iba a hacer el grupo, aunque me gustaría ir a alguna tienda de algún mago y mirar sus productos. Quizá encontrara algo que me sirviera para aumentar mis poderes. No había sido de mucha ayuda con la magia, pero lo había equilibrado con mi buen tino con la ballesta.

Con el estómago lleno, de buen humor y algo más relajado — amaba a sus padres profundamente, pero se regían por unas normas que ya no se le aplicaban a él — retomó el camino junto a Zaius, Máximo y un juguetón Aynab en dirección a la plaza más popular de Robleda para ver si se encontraban con Malrick y Chernoye.

—Reconozco que es una mujer fuerte. Nunca he estado en Visirtán, pero por las historias que me contaba mi padre cuando era más joven, el Califato prefiere utilizar a mujeres diestras no sólo en el arte de la palabra, sino de la danza e incluso de la espada, para servir de emisarios de Su Alteza. Mi intención de ver su espectáculo es sincera, pero creo que hasta ahí van a poder llegar las ensoñaciones de mi madre —mencionó a su compañero mago con una sonrisa

—¿Cómo te encuentras, muchacho? —le preguntó a Máximo de camino. No sabía cómo le habría afectado la reunión familiar y los desafortunados, aunque impredecibles, comentarios de Jasmine sobre Caudal.

Adric, acompañado de Zaius, Máximo y un juguetón Aynab, venía charlando con el huérfano mientras movía sus manos, como si intentara representar torpemente un abstracto concepto. Cuando se encontraron con Malrick, detuvo la explicación para asentir al guerrero y mirar algo detrás suya.

—Esperaba encontrarte con Chernoye, ¿no está contigo?

No terminé de ir en búsqueda de ambos que ellos ya estaban yendo en sentido contrario. Quizás en otro momento hubiera pasado de largo pero no lo hice por un buen par de razones y no me refería a los atributos de la mesera. Asentí a las palabras de Zaius y cuando Adric me interpeló le respondí con un seco gesto negativo. - Tienen que ayudar a una mesera que podría ser violada y a unos mercaderes de ser asaltados. - Les hablé en un tono bajo pero firme. - ¿Lo van a hacer? -.

Ishtar querida. Tampoco es que esperase que el malcarado guerrero le diera un abrazo nada más verle, ¿pero ni siquiera habían cruzado una palabra que ya le estaba poniendo a prueba? —¿Eh? ¿Y has venido a buscarnos? ¿Por qué no acudes a la guardia de la ciudad?

No es que no quisiera ayudar a una convecina, por supuesto, pero ellos allí no eran la autoridad ni simples mercenarios. Adric tenía claro el final que encontraban los pendencieros en Robleda, y no era durmiendo en una plácida cama.

Escuchaba la conversación desde la distancia. No estaba demasiado oculto y temía que en cualquier momento me detectaran y pensaran que les estaba acechando. Me acomodé contra una pared, esperando no ser detectado, pero de manera que pudiera escuchar la conversación.

Tenían alguna misión que cumplir y eso era lo que estaba esperando. Un grupo de aventureros a los que poder unirme y salir de aquella ciudad durante una temporada. Esperaría a seguirles a ver donde iban y aparecería en algún momento para ayudarles. Mejor eso que no aparecer de golpe frente a ellos.

Escucharía como evolucionaba la conversación

Lo quedé mirando con una cara sin expresiones porque ante tal respuesta lo mejor fue explicarle. - Ahora son sólo palabras que dijo un tipo y quería que lo ayudara pero podría ser más que palabras. Lo de los mercaderes es muy lejos de acá, fuera de la ciudad. - 

Fuera de la ciudad. Perfecto. Eso es lo que necesito ahora mismo

No pude retenerme al escuchar que probablemente salieran de la ciudad, así que salí de mi escondite.

Saludos. He escuchado que estáis planeando salir de la ciudad y me preguntaba si podría acompañaros. Tengo habilidades que podrían seros útiles y yo necesito salir de esta ciudad. Por cierto, me llamo Ceyron.

Me salieron las palabras atropelladamente de la boca. Estaba tan ansioso por poder perder de vista aquellas calles durante una temporada que hablaba bastante deprisa. Esperaba no repeler a mi billete al exterior.