Partida Rol por web

- ¡No, no, Thror! ¡No es lo que piensas!- Holdin se excusaba, abriendo las manos y poniéndolas delante de él, con actitud protectora.- ¡No quiero una fortuna! Bueno, sí, sí la quiero, ¡pero también quiero encontrar a tu gente, Throin! No me gusta que haya gente que sufra, claro que no... ¡Iría contigo a rescatarlos, incluso si no hubiera dinero de por medio! Pero ese agujero...

Lo señaló con el dedo, e hizo una mueca.

- No me fío nada. Y estaba pensando...- miro la puerta de las piedras preciosas.- Supón que somos dos enanos... Bueno, no creo que tú tengas que suponer nada, Brazo de Plata, pero los demás sí. Bien, hemos despertado en este paraje, y nos atacan unos seres imposibles... ¿Dónde nos escondemos?- Señalo las distintas puertas.- Todas parecen la misma... excepto esta. Y si han venido por ahí...- Señalo la puerta de donde creemos que han entrado- ... significa que no han podido huir por ninguna de las puertas de ese lado. Solo les quedan tres puertas, y solo una es diferente a las que escupen criaturas... Así que mi apuesta va en esta puerta de aquí.

Holdin apoyó las manos sobre la puerta y empujó.

-Bueno, como gustéis.- Se rindió ante el bardo. -Id por ahí. Yo iré por aqui igualme igualmente

Atraviesas la habitación dirigiéndote hacia el arco más decodaro. El chapoteo de tus pasos resuenan por la cámara abovedada y te recuerdan que estás solo.

Tras el arco hay una pequeña escalera descendente. La luz que filtran las piedras del techo son suficientes para dejarte ver las pesadas hojas de la puerta. Te atreverías a decir que está atrancada.

El camino avanza serpenteando unos metros, el hedor es prácticamente insufrible, es casi abrumador. Al final, una vieja puerta de madera cae sobre sus visagras. No debe costar de abrir, pero os bloquea el paso.

"Demonio, no puedo quitar esta puerta..."

Holdin estaba algo asustado. En la oscuridad, solo, y esa puerta cerrada... No podía hacer gran cosa. Estaba cansado y la herida del pecho le estaba palpitando. Tenía el impulso de acercarse donde estaban sus compañeros, derrotado. Aún así, se obligó a pensar. Había algo que era importante, y se le escapaba.

"Piensa, Holdin... ¡Ya sé! ¡La puerta está atrancada desde dentro! Eso significa que alguien al otro lado de esta puerta ha tenido que bloquearla. Podrían ser los enanos... O podría haber sido cualquier otro. Pero merece la pena intentar llamar, ¿no?"

Rezando para que quienquiera que bloqueara la puerta estuviese vivo y despierto, Holdin pegó la boca a la puerta todo lo posible.

- ¡Eh! ¡Ha de la sala! ¿Alguien dentro?

- Por los Valar, no sé cuánto tiempo más podré soportar este horrible hedor... - dice procurando no elevar mucho la voz por si hubiera enemigos cerca, y sin dejar de mirar atrás preocupada por Holdin. - Pensaba que no podía haber nada más testarudo que un enano, pero resulta que un hombre joven es capaz de superaros en testarudez, Thror. No debió irse por su cuenta...

Cuando se topan con la desvencijada puerta, se adelanta y se acerca sigilosamente e intenta agudizar el oído, así como encontrar algún resquicio entre la desgastada madera para poder observar lo que hay al otro lado.

Ya no podemos volver a por él, démonos prisa y puede que le alcancemos más adelante. Comentó Brann acercándose a la puerta para empujarla.

Preparáos. Sugirió justo antes de abrir la vieja puerta para desvelar lo que se encontraba más allá.

¡Venga, venga!.- Apremió a ambos. -Menos palabrería. ¡Abrid la puerta de una vez! Dijo mientras mantenía la piqueta alzada sobre el hombro, en actitud de preparación ante lo que pueda haber tras la puerta.

Al otro lado de la puerta te llega lejana lo que te parece una voz ronca.

- Balin, despierta. He oido alguien ahí fuera. Han dicho algol no se trata de esas criaturas.

La puerta cede con facilidad sin apenas ofrecer resistencia. Los goznes chirrían agudamente cuando conseguís acceder al recinto. Más allá se abre una gran caverna natural. Sobre el suelo irregular hay un enorme montón de monedas de oro pulidas así como otros objetos brillantes, cuchillos de mesa, copas, platos, lámparas y candelabros de plata. A la luz de la antorcha de Thror, revive con el color cálido del oro que reluce allí donde pongáis la vista.

Habría imaginado encontrar cualquier cosa tras aquella puerta, pero lo que habían encontrado le había dejado completamente estupefacto. -¿Pero qué...- Susurra sin saber bien cómo continuar la frase.

Sin salir de su asombro, avanza unos pocos pasos para examinar con detenimiento el contenido del enorme botín almacenado en la caverna.

- "Por los valar, qué es esto...?" Sus ojos brillaban con el reflejo del oro y las joyas esparcidas por toda la sala. Una vez más la mirada perdida y ausente, fue adentrándose en la sala con una expresión extraña que recordaba mucho a la que apareció en su rostro cuando Thror y ella encontraron aquel fantástico colgante en el refugio del troll.

Brann entró en la nueva sala y contempló lo que parecía ser un botín, extrañamente reluciente para encontrarse allí.

¿Guardarían esto los seres que encontramos? El oro no solía ser algo que se abandonase a su suerte, y seguramente tendría un dueño, pensaba para sí Brann acercándose un poco.

¡Sarunniel! ¿Qué haces? Preguntó el hombre volviéndose hacia la elfa, que parecía encontrarse ausente, mirando al infinito. Será mejor no tocarlo. Comentó mirando a Thror.

"¡Están aquí!"

Sofocando un alarido de júbilo, Holdin habló fuerte y rápido, para hacerse oír.

- ¿Balin, hijo de Fundin? ¡Al fin! ¡Soy Holdin, hijo de Haldar, del Valle, y he venido en vuestra búsqueda, pues Gloin nos ha enviado a mis compañeros y a mí! ¡Abrid, pronto!

Sarunniel cae rendida ante la visión de puñados de piedras preciosas que parece que irradian luz por si solas. Incluso se atrevería a sospechar que claramente son de elaboración élfica. Cae arrodillada ante tal montón de tesoros sin llegar a ver cómo centenares de ojos observan al grupo, cómo torpes sombras se acercan ranqueando hacia los héroes.

- ¿Lo has oído Oin? Ahí afuera hay un hombre del Valle que nos ha venido a buscar.

Unos pasos parece que se acercan a la puerta.

- Holdin hijo de Haldar, hombre del Valle. ¿Dices que nos has venido a buscar? ¿Cómo andan las cosas ahí afuera? Hace un par de días que nos encerramos aquí dentro y decidimos atrancar la puerta. Esos malditos seres han estado tratando de derribarla hora tras hora. ¿Hay peligro?

- Ninguno a la vista, mis compañeros y yo debemos haber eliminado a todos los que quedaban. En este momento me encuentro a solas, pero los demás no andan lejos. ¡En cuanto abráis esta puerta, podremos marcharnos!

Echo la vista atrás, al pasillo por el que he subido.

"Será mejor que vean primero a Thror, antes que a Sarunniel... Solo por si las moscas"

Tienes razón, Brann.- Será mejor investigar primero el resto del lugar.