Partida Rol por web

Víctor se rasco distraídamente la barbilla mientras meditaba sus muchas dudas secretamente. No movió ni un dedo cuando aquel jovencito huyo hacia afuera de la casa y en pos de un incierto destino.

No le importaba en lo más mínimo, no ahora que había descubierto una pieza más del puzzle.

¿lo habrían visto aquellos que le rodeaban?, no lo sabía, claro que no, y aun así los observo detenidamente uno a uno buscando en aquella acción intentar discernir lo que sus “compañeros” pensaban en este momento.

También tuvo una mirada para Petula, a ella le clavo los ojos con dureza mientras la observaba temblar por el susto que se había llevado.

¡Sí, claro!

Mas, no era Petula quien ahora ocupaba su atención sino otro, y claramente era tiempo de ir sabiendo un poco más de que iba todo este condenado asunto.

Con su permiso, les dijo a los presentes sin emoción alguna en la voz para luego volverse sobre sus pasos y con dirección al servicio.

No podía no haber escuchado tremendo alboroto, pensó Víctor, entonces, ¿Por qué no estaba presente?

Justo cuando victor toca la puerta del baño sale el anciano con una postura algo extraña

¿qué fue ese alboroto?... oh señor. Dice el anciano saliendo del baño. ¿quien era ese hombre?, oh no... esto esta muy mal, muy mal... me duele la cabeza, y he tratado de dormir...

Dice abriendo su cuarto  y suspirando nervioso.

Espero que ese hombre no vuelva... nada de raro que haya sido él quien mató a la joven.

Se queda mirando a Victor quien le sigue con la mirada

¿esta todo bien joven?

Jonathan pensó en ir a tranquilizar a Pétula, pero pensó que golpeando en su puerta no conseguiría nada. Paseó por la habitación para tranquilizarse. A pesar de que es capaz de guardar la compostura, la situación le ha puesto un poco nervioso. 

-Bueno, tranquilicémonos-las palabras de Jonathan suena como si las dijese para sí mismo-La verdad sea dicha, yo no sé como reaccionaría en esta situación pero comprendo que cualquiera podría perder las formas. Imagínense que van a visitar a una dama por la que tienen una cierta devoción o incluso, una relación sentimental, por poner que sea el caso. Una dama con la que han concertado una cita y que cuando llegan, les dicen que ha muerto.Este hombre me da más lástima que otra cosa, no hay que ser un asesino para reaccionar de la forma en que lo ha hecho. De todos modos, creo que no estará de más avisar a la policía del caso, por si desean hacerle unas preguntas. 

En su paseo por la habitación, Jonathan tuvo tiempo de fijarse disimuladamente en el reflejo que había percibido en aquel cuadro y que tanto le había llamado la atención. Qué extraño, juraría que... 

Todo estaba sucediendo demasiado rápido. El joven parecía no entender lo que le estaban explicando, o no quería entenderlo... Dolores estaba muerta y no podría acudir a ninguna supuesta cita con él. Moví la cabeza negando, mientras me llevaba la mano a la boca para ahogar un pequeño grito de susto, al ver la reacción del joven que, como una anguila escurridiza, huía del lugar sin atender a razones.

No pude más que asentir a las palabras del señor Bishop, en verdad que aquel hombre daba un poco de pena viendo como negaba de la realidad de aquella forma tan... vehemente. Parecía que la irrupción del supuesto amante de Dolores nos había dejado a todos un tanto desconcertados, pero lo más extraño de todo después de aquel jaleo, fue que el señor Szymczack ni siquiera había hecho acto de presencia, dato del que no me había dado cuenta hasta que no le vi aparecer. Desde luego el hombre parecía encontrarse bastante mal.

—Qizás debería verle un doctor, y de paso podíamos hablarle a la policía sobre el joven que se acaba de ir.

Los ojos del hombre que acaba de irse parecian no comprender o aceptar lo que se le estaba diciendo, su actuar parecia confuso,  y a tu parecer cuando se le habló de la policia fue lo que más lo espantó. Adicionalmente  habian cosas que realmente te llamaban la atención, como el hecho que con la griteria el profesor que estaba en el privado no haya salido, ¿asustado?, no lo sabes, aunque su expresión no es de susto al salir del baño. La mirada que le notas a Victor al ir al privado parecia orientada a investigar aquello. Pétula por su parte antes de salir parecia bastante nerviosa, su actuar no era el de siempre. Parecia bastante impresionada.

Cada vez que pensaba en la actitud del joven me hacía verlo como el verdadero culpable, o por lo menos eso era lo que quería creer para que, de esa forma, se acabara aquel desagradable asunto. Si el tal Roberto era el responsable de la muerte de Dolores, la policía dejaría de investigar y nosotros volveríamos a nuestra tranquila vida.

Al ver como Victor se interesaba por el señor Szymczack, al cual le seguía viendo bastante raro ya que, en aquellas terribles circunstancias, alguien más normal estaría más afectado. ¿O no? Pero nuestra anfitriona también me preocupaba, no parecía la mujer que conocía, se la veía tan alterada, tan nerviosa, que mucho me temí que le fuera a dar algún vahído o algo parecido. Me acerqué a ella para preocuparme por su estado de ánimo.

—Señora Woliski ¿se encuentra bien? Ya sé que este es un mal trago para todos, especialmente para usted. Su reputación vuelve a estar en juego ya que es la segunda muerte que se produce entre estas paredes, pero debería tranquilizarse un poco. ¿Quiere que le prepare un té o una tila para los nervios?

La observé durante unos segundos, preguntándome si no habría algo más aparte de la muerte de su inquilina que le preocupara.

—¿Hay algo más que le preocupe?
 

Víctor esta por responderle al anciano profesor más la cercanía de los inquilinos ahora presentes en la estancia le refrenan la lengua.

Por lo tanto opta por responder escuetamente – de momento -, y en voz alta, mas susurra unas últimas palabras la anciano, rogando a quien sea, que aquel hombre no este sordo para que todo el esfuerzo no sea en vano.

Solo verificaba si estaba usted bien señor, le dice en un tono de voz normal, y quisiera hablar con usted…a solas, concluye en un susurro.

Sigo adolorido por el golpe, pero me incorporo completamente, sobando mi ingle y muslo veo y escucho lo que pasa ensimismado en mis propias conjeturas hasta que me animo a hablar en voz alta: -Nunca se presento el maleducado y por lo tanto no supimos si era el tal Roberto o no, pero creo que todos concordamos en que sí lo es....., me parece que por su expresión en verdad no tenía idea de lo que pasó.... aunque preferiría dar aviso a las autoridades por tal amenaza de "volver"-.

Escucho la conversación del Sr Victor y el viejo Profesor a lo que me uno: -Espero no le moleste Sr. Victor que revise al Profesor Szymczack mientras hablan.... sólo para descartar algún mal mayor- expreso en tono de verdadera preocupación hacia el respetable veterano.

Eh..oh...¿hablar conmigo?,  no entiendo. El profesor parecia no entender lo que sucedía. Claro que sí..¿en que le puedo seguir?... eh Doctor, creo que no es necesario, yo solo necesito descanzar... dice  titubeando

Eh si desea hablar conmigo a solas, con gusto, sí.

Mientras esperaba una respuesta por parte de la señora Woliski, decidí que lo mejor sería ir hasta la cocina para preparar un té, quizás así la buena mujer se tranquilizara. Amablemente le pregunté si quería acompañarme, quedándose allí arriba lo único que conseguiría sería ponerse más nerviosa, de todas formas me dispuse a bajar las escaleras esperando que ella viniera detrás.

Una vez en la planta baja, justo en la entrada, me quedé una vez más absorta en el cuadro del que habíamos hablado la noche anterior. Hasta entonces nunca me había fijado bien en él pero, por muy extraño que pareciera, las últimas horas no podía dejar de mirarlo, quizás todo se debía a lo macabro que resultaba el parecido del vestido del cuadro con el de Dolores, era un detalle que cuanto más lo miraba menos casual me resultaba.

Es extraño, por un segundo sentiste ver una pequeña llama en el cuadro del edificio... pero, no ya no esta.

Cuando te acercas, el brillo que viste no esta, era como si hubiera algo de fuego... pero evidentemente es una ilusion.

El hombre parece estar bien de salud a pesar de su edad, aunque es evidente tiene algunos achaques, las ojeras demuestras que no ha dormido o por el contrario, ha dormido mucho. No parece tener señales evidentes de enfermedad.

El doctor revisa brevemente al profesor, pero realmente no hay nada nuevo que decir, así que este le hace una señal a Victor para hablar en privado, en su habitación. Se cierra la puerta.

La habitación del anciano es igual a la tuya, tiene un librero con algunos libros, un escritorio  con varios textos escolares, la cama esta sin hacer. El hombre te mira preguntandose que sería lo que quieres hablar con él.