Partida Rol por web

El monstruo seguia distraido con la ilusion de jaali

unos momentos mas y quizas tengamos una oportunidad

[PNJotizado] Turnling cae ante la acometida del engendro de las profundidades

El kraken se limita a coger con dos tentáculos a Turnling y Amara y acercarlos a la boca, dispuesto a empezar a comer.

No mira al resto del grupo, pero sus otros seis tentáculos se mantiene en el aire, alerta a lo que pueda suceder.

Jaali mira como el bicho se lleva al noble y a la amazona y deja al resto tranquilos.

Bueno, mas se perdio en Cuh'ba, que dicen en el puerto de Katapesh. Si hubiesemos podido acercarle tambien al bardo... - piensa mientras se lleva la mano a la cintura y se dispone a darse la vuelta. De repente se para.

Donde cojones est... - mira a Turnling y cierra los puños, con odio. El maldito noble se la habia quitado de nuevo - Sin la pocion, no curamos a Jonova y sin Jonova no se cura al resto. Sin el resto no salgo de aqui con vida. Sera posible que tengo que salvar al maldito Griefsten? Que leches le he hecho yo a los Dioses?

No podemos dejarles ahi. Al menos a Turnling - dice sin creerse sus propias palabras - Me ha quit... Es nuestro compañero y todo eso.

 Itzala ve como el monstruo parece que va a merendarse a sus compañeros

No en mi guardia! - exclama - Yo os salvare! 

El elfo deja a Jonova en el suelo, se suelta la melena y se pone a cantar fuera de si.

Cuando Itzala acaba su hechizo el kraken empieza a temblar, pero poco a poco recupera e control. Antes de volver a dedicarse a su comida lanza una mirada amarilla de odio al bardo.
 

Jaali aprovecha el segundo de confusion que le ha dado el bardo e invoca otro effreti detras de la bestia de Rovagug.

El genio ataca con saña, pero no consigue atravesar la dura y correosa piel del monstruo. Sin embargo, la temperatura hace que el fuego incipiente que rodeaba al bicho se extienda por el cuerpo y los apendices del kraken, que grita de dolor.

Itzala ve como el monstruo parece que va a merendarse a sus compañeros

No en mi guardia! - exclama - Yo os salvare! 

El elfo deja a Jonova en el suelo, se suelta la melena y se pone a cantar fuera de si una canción muy popular en Katapesh entre los sectores cercanos a los Maestros del Pacto, escrita por el bardo Guald Dish-ney:

Yo te quiero enseñar un fantástico mundo;
ven, mi pulpo, y deja a tu corazón soñar.
Yo te puedo mostrar cosas maravillosas;
ven, mi pulpo, y dejate llevar al mundo liberal.

Mundo liberal!
Un mundo en el que tú y yo podamos decidir
como vivir
sin nadie que lo impida.
Mundo liberal
que nunca pude imaginar,
pero ya comprendí
a Nozick, sí,
y el mundo es un lugar para soñar.

Fabulosa visión, con muy bajos impuestos,
voy volando con Hayek hacia un nuevo amanecer.

Mundo liberal,     [sin que expropien lo tuyo]
alli mil cosas voy a ver.     [pero no un banco central]
Soy un ser racional que libre va
y nunca ya podrá volver atrás.

Mundo liberal:        [propiedad, lo primero]
un horizonte a descubrir;    [lo demás viene dado]
un mundo para ti, para los dos,
contratos privados, nada más.

Mundo liberal, un mundo ideal
que compartir sin repartir,
sólo vender, sólo comprar,
junto al PLIB.

El kraken, que como todos los leviatanes y demás criaturas gigantescas, inabarcables, y burocráticas es de tendencias estatalistas y keynesianas, echa a temblar al oir la canción, pero poco a poco recupera el control. Antes de volver a dedicarse a su comida lanza una mirada amarilla de odio al bardo.

Dorwas resoplaba, mirando incrédulo la escena que se desarrollaba ante él.

Grandes enemigos habían caído bajo el filo de cimitarras empuñadas por sus regordetas manos, dejando claro que era un enemigo más mortal que lo que su rechoncho cuerpo y su afición por los espirituosos podía aparentar.

Un ogro, una serpiente gigante, dos reyes, por mucho que Jaali quisiera seguir llevandose el mérito, como siempre... ¡hasta un demonio!

Y ahora... ahora parecía que iban a caer contra una enorme criatura.

Pese al dolor de sus heridas, avanzó en dirección a los dos compañeros que aún tenían apresados, apretando la cimitarra con fuerza.

El semielfo guarda una cimitarra y se agacha siguiendo los automatismos aprendidos en Solku: compañero caído, compañero sacado de la línea de combate. Agarra con una mano a Jonova y la arrastra hacia atrás, con la cimitarra siempre en guardia frente al kraken. El cuerpo seminerte de la druida deja un pequeño rastro de sangre en el suelo. Itzala, sin dejar de cantar que hay que salir corriendo, coge el cuerpo inerte de Jonova y se lo lleva a la retaguardia.

Mientras el elfo se la lleva, Diegen ve cómo la druida sangra mucho por la entrepierna. Sus pantalones, hechos a partir de los tejidos de las mismas plantas que ella ayudó a brotar en Katapesh, están agujereados y empapados de un líquido oscuro, de la misma sangre que empapa el sexo de la joven. Una joven que nunca ha hecho nada por sí misma, que siempre se ha debido a los otros, ultrajada por un ser demoníaco. El ultraje es de tal magnitud que Diegen ni siquiera alcanza a comprenderlo por unos instantes, paralizado en el sitio. Todo a su alrededor está pintado en blanco y negro, salvo la sangre roja de Jonova entre sus piernas.

Dorwas tropieza con él torpemente y lo saca de su pesadilla, de la pesadilla de su mente a la pesadilla de la realidad. Diegen grita. Grita de rabia, de dolor, de impotencia, de sed de venganza.

- MALDITA CRIATURA, BESTIA DEL AVERNO, SEMILLA IMPÍA DE CTHULHU Y ROVAGUG! Que Sarenrae me perdone, pero voy a acabar contigo aunque sea lo último que haga!

Desenfundando su segunda cimitarra, el semielfo-que-no-siempre-ha-sido-un-paladín se lanza al ataque sin encomendarse a Sarenrae ni a Caronte. Los tentáculos del kraken intentan agarrarle pero cuando era cadete en Solku Diegen vio suficiente hentai para saber cómo acaba esto y sabe esquivarlos. Un tajo certero de su mano derecha corta el tentáculo que agarraba del cuello a Turnling, que cae al suelo boqueando y semi-inconsciente. A su lado, Dorwas se une al combate, pero los tentáculos del monstruo son muchos y se mueven demasiado rápido. Diegen se agacha esquivando un ataque del kraken y hace un corte con su cimitarra izquierda en otro de los tentáculos, donde se queda clavada. Diegen da una patada al tentáculo llena de rabia para desbloquearla, dejando un flanco descubierto...

El mago ve como el semielfo grita y se lanza contra el kraken, cortando el tentaculo que sujetaba a Turnling. Dorwas se tambalea detras suyo intentando enfocar al bicho

Moveos, marionetas. Moveos. - piensa Jaali con una media sonrisa - Realmente deberia memorizar un conjuro para esto. Manipularlos asi es un poco cansino. - el mago se pone serio otra vez, esperando que el fuego aturda lo suficiente al kraken como para que el monstruo no sepa capaz de atacar - Esperemos que no mueran estos botarates. Todavia, al menos.

La canción ha tocado el corazón keynesiano del kraken, el pobre solo quiere un reparto más justo de la comida en el mundo y esos malvados liberales lo atacan sin piedad evitándole redistribuir la carne de Amara y Turnling. Tal atrevimiento solo lo logra enfurecer, olvida el daño del fuego y con un giro rápido despacha al genio de un mordisco, dejando caer sus tesoros lanza una lluvia de tentáculos sobre el enano que se mueve en su zona de alcance. Para su sorpresa el enano sigue en pie, cubierto de sangre y alcohol, algo grogui, pero en pié.
 

Jaali se apoya en su baston mientras observa la escena que se desarrolla como el habia previsto. El fuego mantiene al monstruo confundido y eso permite a Dorwas esquivar sus tentaculos, al contrario que la primera vez.

Otra vez que les salvo la vida. Y van... - piensa el mago suspirando. 

Surah, deja de esconderte como una niña asustadiza. Se que sigues por ahi - le grita al effreet que se ha esfumado tras un ataque de un tentaculo.

El effreet aparece al otro lado del kraken y antes de que este pueda hacer nada le corta dos tentaculos que caen al suelo con un ruido sordo

Pues parece que no prende mas, no. Una pena

—¡Eh, pulpo!— gritó Itzala furioso al ver lo que había hecho el monstruo tentacular a la mujer. —¿¡No te da vergüenza lo que has hecho a la druida!?

—A ver si te enteras... ¡De que el monopolio abortista lo tengo aquí yo!.