Partida Rol por web

Apartaos. Voy a probar algo - dice el mago levantandose despues de un minuto largo observando pensativo el portal. Sin esperar, empieza a pronunciar un conjuro

A medida que Jaali entona su hechizo parece como si la energía mágica fuera succionada por las runas del suelo, figmentos de energía marrón salen del joven mago y se hunden en el suelo de la jaula. A medida que lo hacen el suelo empieza a moverse y descender a modo de ascensor.

Tras unas pocas pruebas más el mago logra controlar el extraño ascensor mágico, haciéndolo subir y bajar a voluntad.

El ascensor baja hasta la parte de arriba de un gran pilar que se alza dentro de una gran cueva natural que brilla con los colores deslumbrantes de lo que parece el rescate de un rey. Todo el suelo de la gran cueva esta lleno de monedas, joyas, tapices y riquezas de todo tipo.

Una escalera de caracol baja del pilar hasta una serie de pilares más pequeños que sobresalen del mar de dinero y llevan a un pequeño túnel que abandona la estancia.

Jaali para el ascensor e invita a Dorwas a montarse

Ahora vas y lo cascas.

Cuando bajan abajo, al mago se le dilatan las pupilas al ver todas las riquezas amontonadas

Con esto puedo montar un colegio en Katapesh

Dorwas no pudo evitar abrir los ojos enormemente cuando vio toda aquella riqueza.

No era un tipo interesado en el oro, seguro que el follaviales o el noble lameculos estaban más interesados, pero hasta el enano sabía reconocer cuando había una cantidad obscena de riqueza. Y si de algo sabía, era de cosas obscenas.

¿Esto es como el cuento ese que contaba Raffius sobre un tal Cuidadín y un candelabro de bronce y una cueva con cuarenta ratas ladronas? Ya sabes, eso de no toques nada más que lo que has venido a coger...

Eso lo contaba Raffius o es un manual de buenas practicas en los burdeles a los que vas? Da igual. Estoy de acuerdo que mejor evitar llevarse nada. Al menos hasta que tengamos el pergamino

Mientras el grupo empieza a bajar por las escaleras de caracol, Diegen pone su granito de arena a la conversación: 

- Cuando yo era pequeño, Jazen el juglar contaba la historia del Barón Tioj Ilito, en las lejanas tierras más allá del mar. Decía que era tan rico que sus riquezas llenaban salones enteros y el barón nadaba por ellas. Nunca pensé que un lugar así podría existir... Si pudiéramos llevar estas riquezas a Solku, ya no habría pobres. 

Jonova, con una voz extraña que no parece suya, responde:

- No te ofusques con este terror monetario que has encontrado. La posibilidad de dar más dinero a todo el mundo es insignificante comparado con el problema de una inflación desbocada.

- Inflación desbocada? Habláis de Dorwas?

- Hablan de tu bocaza, follaviales.

- No sé qué dices, Jonova. No te entiendo. Estás bien?

- Eh? Perdonad, no sé qué me ha pasado, ni por qué he dicho lo que he dicho. No me gusta este lugar. Acabemos con esto cuanto antes. 

— Si lleváramos esto a Kelmarane, al día siguiente habría un impuesto de más de lo que pudieran pagar, me conozco a Garavel. Los campesinos serían más pobres. Aparte de que sí, los precios crecerían y habría ejércitos que vendrían a saquearnos. Prefiero crear riqueza que no sea ficticia, el oro no se come, los tomates sí.

— Y no estoy segura de que sea oro todo esto que reluce...

A Amara le daba vueltas la cabeza con tanta discusión monetaria. Ella era mucho más simple, usaban el trueque para comerciar, tu me das, yo te doy, por mal que sonara funcionaba a la perfección en su sociedad.

- ¿Y ahora qué? - preguntó desde la ignorancia. Y se adelantó a bajar las escaleras con el arma en ristre, intentando no tocar el oro.

- Pasar de piedra en piedra no va a ser tan fácil...

—¿Nadie tiene una cuerda? Una reforzada, que Dorwas... tiene muchos músculos pesados. — dijo Jonova. Ella podía pasar sin problemas.

—Chist— dijo Jonova a Jarael, que estaba inquieto al estar en una caverna. —Cuando pasemos todos, pasas tú. Y si sale un bicho del oro, puedes comértelo.

Jonova estaba muy segura de que abajo había algo.

- Si no hay cuerdas, tal vez Amara y yo podríamos ir acompañando a los menos ágiles. Nunca viene mal una ayuda...

El paladín mira con sentimientos encontrados a Jaali, sin tener muy claro si prefiere ayudarle o prefiere que se tropiece con su túnica ropa de viaje y se caiga al oro a ver qué pasa, a ver si se le pasa el mal carácter... pero rápidamente aparta la mirada avergonzado. 

Perdóname Señora por desear el mal a otros, incluso a ese...

Jaali mira a sus compañeros, hastiado.

No os cansareis de perder el tiempo, no. A ver, que entiendo que no querrais volver a vuestras aburridas vidas escuchando pecados y haciendo parir a cabras pero algunos tenemos cosas importantes que hacer.

Dicho esto, y tras un breve encantamiento, salta agilmente de la plataforma a los pilares

Amara y Jaali pasan sin problemas al otro lado mientras Diegen y Jonova discuten en la plataforma.

Jonova saltó alegremente de pilar en pilar. Al aterrizar en el último pisó una enorme seta que ahí crecía.

Itzala salta agilmente entre los pilares mientras tararea una cancion