Partida Rol por web

Levantando las manos ante la mirada de Daga, Malek pone una falsa mirada de indignación en su cara y se acerca al resto del grupo.

-Ese tipo de comentarios duele, ¿sabes?- dice el granuja mientras le entrega a la mujer su cuchillo y su multillave- sobre todo cuando aun no he hecho nada para merecerlo. Ademas, el trabajo es trabajo, el disfrutarlo solo es un extra.

Dicho esto le entrega al sacerdote su pistola y se queda a su lado.

Marcus Sacó una varilla y la encendió con total tranquilidad.-Deberia de estar molesto?...Pero esto es bueno.-Disfrutó de la sensación del humo entrando en sus pulmones y eso lo relajó mucho.

     Asiente como agradecimiento a Malek por guardarle sus cosas. Tener otra vez un arma era como estar completa de nuevo. Devuelve su cuchillo enfundado a su lugar en el muslo y guarda la multillave. Ahora estaba lista para todo. Incluso a ir de compras a una subasta de trastos antiguos...

     - Y bien, ¿donde está nuestro nuevo "Amo"? Imagino que querrá vernos...

Con calma leo al igual que los demás compañeros del grupo la misiva que nos ha dejado nuestra antigua inquisidora y tras haberla memorizado concienzudamente la deposito en uno de los ceniceros de la sala y con mi encendedor prendo fuego a una de sus esquinas. Los demás muchachos se muestran un poco contrariados por tener que hacer de vijilantes de un evento, pero quien sabe lo que nos puede deparar ese lugar. Podria estar plagado de herejes, o quizas de tocados... Ante la pregunta de Daga comento en voz baja y en nuestra lengua secreta:

Supongo que Ya nos estará viendo... Señalando con un amplio gesto de la mano la sala en su totalidad, y suponiendo que un lugar como aquel, tendria camaras de vijilancia.

Eisen leyó un par de veces la carta antes de decir nada. Ya se mostraban inquietos al no tener la presencia del Inquisidor al que tanto nos habia costado alcanzar o el hecho de que la carta dijera demasiado poco, por ejemplo, no decia el lugar donde tendria lugar la subasta.
Cuando Esien volvio de sus pensamientos, Victor comentaba que el Inquisidor nos estaria observando tras alguna camara o tal vez escondido detras de una pared falsa.
- No creo que sea necesaria artimaña alguna para disimular lo que todos pensamos - le dijo a Victor, luego mientras rodeaba la sala con la mirada - Señor, si en verdad nos ve o nos oye, es el momento de aparecer, pues en la carta de nuestra Señora dice que contaremos con su colaboracion para conocer el lugar.
Eisen espero la respuesta.

Jhon llevaba callado todo el día, normalmente era muy hablador no se sentía cómodo con los cambios. Pero su deber con la sagrada Inquisición era mayor que su descontento con el cambio. Al leer la carta y contemplar la reacción de sus compañeros, sintió que tenía que aportar el grado de tranquilidad, aunque en el interior de su corazón sentía lo mismo que ellos.

Con su lengua secreta se dirigió a sus compañeros -Compañeros hoy es un día de cambio, es un día donde empezamos de nuevo, un día en el cual la burocracias no agobia y el hereje campa libre por estas tierras. Pero por eso estamos aquí nuestra querida Inquisidora nos ha pedido que ayudemos a el Inquisidor Silas Marr, nunca hemos fallado en nuestra misión y dejaremos bien alto el honor de Annika. Si nos reclaman en este planeta es porque nuestros servicios son necesarios, la razón no la sé.. -pone la mano sobre el hombro de su compañero Eisen dejando un pequeño momento de silencio muy breve -pero nunca dudaría del criterio de Annika, si estamos aquí es por somos la mejor opción para esta misión -mientras continua andando al rededor de sus compañeros, subiendo su ánimo o esa era su intención -así que los ánimos no decaigan porque vamos a librar este podrido mundo de una de sus pústulas y continuaremos. Porque el imperio nos necesitas y sin nosotros no se libraría del hereje que corrompe el Impero, del mutante que contamina el Impero, el emperador nos guía y es nuestra fuerza.
El médico al terminar este discurso término con la mirada bien alta.

Leo la carta tranquilamente mientras pienso. La verdad es que esto me huele muy mal, ¿qué estará pasando en realidad? aquí hay algo que no cuadra...¿no nos estarán mandando a un sitio para así evitar nuestra presencia en alguna otra misión más importante en la que no quieran que intervengamos? ¿porqué tanto secretismo? ¿porque no nos dicen las cosas a la cara?

Pienso todo esto mientras leo la carta y escucho lo que dicen mis compañeros, no pretendo alarmarles, así que tranquilamente añado en nuestra lengua secreta: Bueno, esperemos unos minutos, supongo que enseguida aparecerá el inquisidor y podremos averiguar cual es la verdadera misión que se nos encomienda.

Miro hacia los lados, observo las puertas, esperando que aparezca el hombre al que esperamos por alguna de ellas.

Finalmente, un gran par de bibliotecas se mueven a un lado revelando dos enormes puertas, que al abrirse muestran a una figura encorvada llevada en una ornada silla de mano por dos servidores pálidos y musculosos. Los servidores solo miran al frente, mientras que al lado de la silla camina una mujer de pequeña estatura pero elaborado peinado, oscuras ropas y figura realzada por un apretado corset. Malek reprime una sonrisa, reconociéndola, aunque la mujer no cambia la expresión al observar al resto del grupo.

La silla es llevada frente a ustedes y bajada con cuidado hasta el suelo. Los servidores se quitan los arneses y se colocan, en silencio, sin expresión, contra las paredes.

La figura allí sentada es la de un hombre anciano, carcomido por el tiempo. Su cara es dura, y un largo y ralo cabello comienza en su coronilla y descansa, prolijo, sobre su nuca. Se cubre con gran cantidad de ropas, algunas que seguramente fueron fastuosas en momentos pasados, aunque todas en general parecen haber permanecido en su persona demasiado tiempo.

Repentinamente un acceso de tos lo dobla, irrefrenable. La mujer se inclina sobre él y limpia la comisura de su boca con un pañuelo... la tela se aparta de su cara con una inconfundible mancha carmesí. En silencio, el hombre los examina con un par de ojos intensos que contrastan con su figura, brillantes con una luz enfebrecida. Al cabo de un momento, abre los labios para hablar en una voz cortante.

- Soy Silas Marr, dice, apuntando a las cartas que los acólitos sostienen en las manos. Y parecería que... ustedes, son míos.

Rodilla en tierra ante la figura, hago el símbolo del águila sobre mi pecho y enuncio con voz clara. Para serviros mi señor, y para servir al Emperador, que a todos nos observa, loado sea. Esperando que no haya dejado pasar el significado del comentario tras su apreciación de posesión, continuo así hasta que nos de permiso para levantar. Las primeras tomas de contacto con grandes inquisidores siempre son delicadas, y mi experiencia decía que más valía pecar de prudencia que de inconsciencia. Soy Víctor Hark, psíquico de combate asignado a vuestra persona por la Maese Inquisidora, mi señor.

Marcus abandona la pose despreocupada que llevaba y se pone firme sostiene el cigarro con los labios y hace una breve inclinación.-A su servicio en Nombre de Annika,señor.-Con un gesto rápido de los dedos Marcus da un golpe en la cabeza del cigarro separando este del resto del mismo,para acto seguido pisar la colilla.-Soy Guardaespaldas,y veterano de catachán señor.-Tras aquellas palabras Marcus relajó la postura.-Con permiso,señor.-Acto seguido,colocó lo que quedaba de la varilla apagada tras la oreja.

Cumpliendo con el protocolo, Eisen hinca la rodilla y con una reverencia le saluda emulando el signo del aguila pegado a su corazon.
- Siempre estare al servicio de la Inquisicion - señalo con voz contenida el clerigo, cuya arrogancia del inquisidor no le resulto nada empatica.

     Esto es ridículo. Preguntarle a Daga si servía al Emperador y a la Inquisición, era como preguntar si los pájaros vuelan o los peces nadan.

     - Esperamos órdenes. Todo este asunto empezaba a cansarla. Quería comenzar rápidamente para poder volver a la normalidad cuanto antes. Le había costado hacerse a la forma de trabajar de Annika, para ahora tener que aprender los usos de un viejo enfermo y con aires de grandeza.

No me gusta esos aires, no me gusta el cambio, de momento parece que hemos ido a peor. -Siguiendo el protocolo establecido, saluda al Inquisidor.

-Me presento, Jhon medico imperial eso parece, suyos hasta que otra labor nos reclame. A la espera de sus instrucciones para realizar la tarea que nos encomiende.

Malek continua de pie y sin hacer ningún movimiento notable, exceptuando la inclinación de cabeza en reconocimiento de las palabras del Inquisidor. Mientras los demás hablan, el aprovecha el momento para observar con mas detalle la habitación, esperando a que Marr explique en mas detalle su misión en este planeta.

Ante tanta solemnidad, el Inquisidor Marr tuerce los labios en una mueca. Es dificil distinguir si la misma es una sonrisa, o una cara de asco. Tal vez sea un poco de ambas. Oh, los perritos de Annika están bien entrenados. Me lo esperaba. Díganme, aprieta mucho la correa? Los alimenta como corresponde? 

Su voz desciende y se convierte en una risilla aguda, evidentemente sin esperar respuesta. La misma apreciación se ve reforzada por la dura mirada de la mujer a su lado, cuando uno de los acólitos comienza a levantar la cabeza en evidente gesto de desafío. Todos recuerdan entonces que el hombre frente a ellos es un Alto Inquisidor, alguien muy por arriba de sus pobres y mundanas capacidades... y mucho más cercano al Dios Emperador que ellos mismos.

- Ah, el protocolo. Una falacia, como esta Cancillería. Capas y capas de falsas intenciones, burocracia, apariencias. Son necesarias para el pueblo llano, pero solo opacan la verdad para personas como yo.

Hace un gesto leve con dos dedos de la mano derecha y un globo luminoso se enciende sobre su silla, permitiéndole observar una tablilla de datos que tiene a su lado. Carraspea, y continúa.

- He solicitado su asistencia debido a que un asunto inesperado se ha presentado; la subasta de la cual Annika ha hablado en la comanda. Mis propios acólitos, en los cuales hubiera confiado esta tarea, se encuentran todos comprometidos en tareas de las cuales no puedo sustraerlos a la ligera, y su llegada al área ha sido un bendición, como mínimo. 

La mujer a su lado entrecierra los ojos ante la mención de otros agentes. El resto de su expresión, y postura, no varía en lo más mínimo, sin embargo, firme al lado de Silas Marr.

- La subasta se llevará a cabo en un lugar llamado la Casa del Polvo y la Ceniza, un gran crematorio y complejo de tumbas localizado en una isla a unos 900 kilómetros de distancia del límite sur de la colmena, sobre el Mar Belmire. La isla se encuentra exenta de muchas leyes por antiguas costumbres, y de ojos curiosos por la soledad de su paraderos; por lo que es un lugar perfecto para el encuentro de renegados y otros hombres de dudosa calaña.

- Requiero que hagan esta tarea para mí: serán mis agentes en esta subasta, recolectando información sobre aquellos que se presenten, averiguando sus deseos y verdaderas naturalezas. Vean qué ratas son tentadas por la dulce podredumbre de los restos de Haarlock. A no ser que descubran un hereje cuya destrucción justifique sobradamente el quebrar vuestra charada, o una amenaza demasiado peligrosa de ignorar, no deben hacer nada más que ser mis ojos y oidos.

- No les mentiré, los estoy enviando a una jungla llena de animales peligrosos, y hay aquellos entre los que se presenten que los lastimarían solo por ser un rival en una puja. Más aún, esa gente probablemente los mataría si descubriera sus verdaderas devociones y lealtades. Por lo tanto confío en sus talentos y juicios. No han fallado a su Maestra en el pasado, y confío en que me ofrecerán la misma cuota de satisfacción... Hagan esto para mí y me encontrarán también como un Maestro agradecido, aunque temporal, y ciertas deudas yo nunca las olvido...

La voz del viejo se fue desvaneciendo, su eco murieron lentamente.

La mirada de Marcus taladró al Señor y a su acompañante.-Señor,Cumpliremos la misión lo mejor posible para agradar a nuestra señora Annika.-Marcus suspiró y se acarició la sien con una mano.-Señor,¿Tenemos permiso de portar armar o de usar la fuerza en caso de Extrema necesidad?-Tras lo cual se relajó un poco,Algo en su fuero interno le pedía que retorciera el cuello de aquel saco de huesos polvorientos,pero recordó que incluso bajo los brazos del Dios Emperador hay escoria.

Asintiendo a las palabras del Inquisidor, Malek no puede evitar una sonrisa ante sus palabras sobre el protocolo. Con confianza en sus habilidades y en la de sus compañeros, habla al Inquisidor.

-Señor Inquisidor, puedo asegurarle en nombre de todos nosotros que cumpliremos la tarea lo mejor posible.- afirma el granuja ante su jefe temporal- ¿Tendremos alguna historia oficial ya preparada, o la tarea de montar una tapadera también sera cosa nuestra?

     La cara de la asesina muestra una sonrisa sarcástica. Si lo que pretendía el inquisidor Marr era provocarles para probar su temple, con ella había fracasado totalmente. No eran mas que fanfarronadas de un hombre anciano y enfermo que parecía no saber que desde el acólito mas humilde hasta un Alto Inquisidor todos eran servidores del Emperador. Creerse por encima del resto había propiciado la caída en desgracia de mas de un inquisidor. Además ella no era tan estúpida para tener una salida de tono en un momento así. Se guardaría sus pensamientos para si misma. Haremos nuestro trabajo con eficiencia... como siempre.