Partida Rol por web

Mientras Quill se dirige a inspeccionar los daños de la nave yo sopeso a los presentes por si hubiera algún chivato entre ellos.

Sospecho especialmente de aquellos que no se jugaron el tipo contra los piratas. Lástima que no pueda probar nada. Por ahora.

Decido que investigaré más a fondo a Daga, pero sobre todo a Lanus.

Con Marcus y Viktor recorriendo la zona exterior, debidamente protegidos en voluminosos mantos anti-ácido, y los dos "agentes" observando las reparaciones, la noche transcurrió en relativa calma, solo puntuada por los sonidos de las reparaciones de urgencia en el Cygnan Martyr.

Todo el resto de los pasajeros se retiró a sus camarotes, evidentemente conmocionados por la brutalidad del ataque. El mismo Capitán, conversando en el puente, comentó que si bien eran frecuentes, este había sido particularmente vicioso. El pesar se denota en su cara al observar el avance herido de su "chica".

Cuando las primeras luces del sol se adivinan en el horizonte, aquellos que están en la cubierta lo ven, frente a ellos: una pequeña isla, un islote de roca. Una enorme columna de humo asciende desde ella, cubriendo el cielo, asciendo honor a su nombre: La Isla Ardiente.

Ante el aviso de que el atraque es inminente, los pasajeros comienzan a aparecer en el salón mirador. Al aproximarse, distinguen que la Isla está coronada por el pico quebrado de un antiguo volcán. Rodeando al pico hay una enormes estructuras de piedra, con techos en forma de domo y sin aberturas visibles, totalmente cubiertas de ceniza y mugre grisácea.

El domo central, superando en tamaño a todos los demás, se encuentra justo sobre el pico del volcán. De él emergen 3 grandes monolitos negros, de cuyas puntas surge el espeso humo que llena el cielo. El capitán explica que, por lo que tiene entendido, la Casa del Polvo y la Ceniza usa el magma del volcán como fuente de energía y los monolitos canalizan el humo de sus máquinas hacia el cielo.

Ya con claridad en el cielo, comienzan las maniobras de amarre. Por sobre el nivel de las tóxicas aguas hay un grupo de edificios notablemente más nuevos que los grandes domos, y otras tres embarcaciones ya esperan allí. Una docena de figuras, envueltas en las voluminosas capas protectoras, se mueven entre las naves y los edificios, y se preparan para recibir a los recién llegados. Otras dos bahías de amarre están libres, a los lados, completando en 6 embarcaciones la capacidad del puerto.

El Capitán Shadrack, controlando la operación de aproximación y amarre, intercambia unas palabras con Marcus, Victor, Vymer y Quill.

- No sé quienes son en realidad, o qué planes los traen aquí. Tengo sin embargo el presentimiento que no han venido por su propia voluntad, sino traidos por algún designio ajeno. Han salvado mi vida, y mi barco, y soy un hombre que paga sus deudas... o al menos, lo intenta. Por ello les diré esto, y hagan con esta información lo que les parezca más sensato.

- Algunos dicen que este lugar es una tumba, pero es más que ello. Es un lugar donde enterrar al pasado y olvidar, una prisión para los muertos... es viejo, y oscuro, y todo el fuego de Solomon no alcanzaría para calentar el corazón de sus moradores. Otra cosa también deben saber: mi barco, y otros como ella, han sido contratado por estos hombres de túnicas negras para traer a la gente a la "subasta", pero no sé de ninguno que haya sido contratado para llevarla de vuelta.

- Mi chica necesita reparaciones. Eso me hará esperar aquí más tiempo que el que quisiera. Si deciden partir cuando todavía esté aquí... serán bienvenidos a bordo.

Sin más, les estrechó la mano a cada uno, y se retiró a sus aposentos.

Tras asentir ante la información del capitán y darle un apretón de manos, con paso tranquilo me reuní con el equipo original de la misión. No me concernía a mí contar esto a quienes no eran compañeros, aparte de que ellos también habían sido informados en presencia del capitán. Las palabras del capitán fueron interesantes. Algo sí que habíamos sacado de aquel viaje, aunque no fuera algo que desconociéramos del todo, nos había facilitado una visión algo más amplia del lugar al que nos disponíamos a desembarcar. El capitán ha considerado oportuno señalar algunos puntos, empujado por alguna clase de sentimiento de "deuda" al parecer. Les digo una vez nos encontramos apartados del resto y estando bien seguro de que nadie nos escucharía. Por si acaso había equipos de escucha, activé durante lo que iba a tardar en hablar los "enmudecedores" que tenía en el bolsillo.

Lo primero que ha señalado era referente al lugar en sí. Considera que se trata de un lugar... maldito, a falta de palabras más precisas para describirlo. Cuento con los dedos levantando en cada ocasión uno más. Lo segundo es más importante. Ha señalado que su barco y otros como el suyo han sido contratados para traer a la gente, pero que no sabe de ningún transporte que haya sido contratado para llevar a la gente de vuelta. Levanto las cejas mientras comento en voz alta. Vamos, ha querido decir que nuestro viaje es solo de ida. Levantando un tercer dedo puntualizo. En tercer lugar, el capitán tendrá que realizar reparaciones, y mientras estén en curso y el siga amarrado, tenemos pasaje de vuelta. No ha especificado de cuánto tiempo se trata.

Iba a tomar mi bolsa de equipo cuando recordé una última cosa. !Ah! Por cierto. Sabe que no somos gente corriente, dentro del término "corriente" que engloba a los raros sujetos que suelen realizar este viaje. Sabe, o mejor dicho, cree saber, que algo nos traemos entre manos, al parecer, a diferencia de los demás. !Ja! Lo que estaba claro es que todos los presentes en el barco se traían algo entre manos, pero había quedado claro a qué se había referido capitán. Algo se había olido.

Marcus escuchó atentamente al capitán y le estrechó la mano con las dos suyas.-Muchas gracias por el consejo y la ayuda prometida...sabed que ha sido un placer defender su barco de los piratas, señor.-Dice el Soldado antes de realizar un saludo militar un tanto informal y alejarse de él tras su compañero Víctor.

Se mantuvo en silencio esperando a que Víctor, mas ducho que él en cuanto a dar información se trataba hablase cuanto tuviera que hablar sobre lo comentado por el capitán el mismo tan solo desabrochó el botón de su carabina láser por si sentía la necesidad de dispararla contra quien fuera, pues tras aquel funesto aviso Marcus no sería cogido desprevenido...ni desarmado claro está.

Asintió y miró a los demás antes de añadir.-Si señores, hemos acudido a la isla de los terrores al parecer...vamos a trabajar y sobre todo a meter un poco las narices en el porqué de estos malos humores, no creéis?.-Pregunto camorrista y entusiasta a partes iguales el soldado Marcus con una media sonrisa torcida que prometía chistes divertidos bajo una lluvia de plomo para aquellos que se opusieran a los mandatos del grupo.

     Daga escuchó atentamente la explicación de Víctor intentando asimilar cada detalle. - El capitán está en lo cierto. Por supuesto que no somos gente corriente. Somos de una Casa Rogue Trader, la nobleza del vacío. Eso nos hace de todo menos corrientes. Dejemos las conjeturas sobre las intenciones de quienes montaron esta subasta y concentrémonos en averiguarlas. Dicho ésto se encaminó hacia la pasarela para abandonar la nave y poner pie en aquella isla maldita.

Me reuno con mis compañeros para escuchar lo que tienen que decir los cuatro que han hablado con el capitán.

Parece que no estamos en el mejor lugar del Imperio, pero bueno, intentemos descubrir los problemas cuanto antes para ver si nos da tiempo de salir de aquí con esta misma nave. ¿Tendremos algún modo de contactar con el capitán cuando estemos fuera?

Intento pensar alguna forma de contactar, quizás con el microcomunicador...