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La Celada

Ambientación

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26/04/2017, 02:21
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Ambientación general

El reino

 

El reino de Blavia está situado en algún lugar entre las actuales Austria y Hungría. Por aquel entonces, ésta zona formaba parte de amalgama de territorios pequeños conocidos como "El Sacro Imperio", cuyo gobernante teórico era el emperador en Viena. No obstante, Blavia es un reino fronterizo que no está bajo el mandato del emperador, y tiene su propia dinastía real.

Durante generaciones, los Wolf han gobernado Blavia en una sucesión de monarcas que alternaban visionarios, guerreros y algunos anodinos mequetrefes y comodones que pensaban más en su propio placer que en la felicidad de sus súbditos. La monarquía fue, en tiempos arcaicos, de naturaleza electiva, pero desde hace más de 200 años la continuidad dinástica apenas se rompió.

Blavia está formada por una serie de llanuras aptas para el pastoreo y la agricultura, donde se sitúan las grandes ciudades, y rodeada por un semicírculo de cadenas montañosas donde pequeños nobles defienden con sus mesnadas los castillos fronterizos. En éstos valles de montaña, los señores feudales se sienten fuertes e independientes, pues aunque la monarquía está fuertemente implantada, no es menos cierto que el rey es incapaz de gobernar sin el apoyo de sus barones y sus ejércitos. Algunos dirían que es tan solo un "primus inter pares".

El reino de Blavia es cristiano. A pesar de que lindaba con zonas y reinos paganos, éstos se fueron convirtiendo, en menor o mayor medida, a la "única y verdadera religión" por influjo de dos imperios: Bizancio y el SIRG. Incluso el principado de Kiev, en el lejano norte, ha sido evangelizado por esa secta cuyos partidarios son perseguidos en Blavia, el llamado "cristianismo ortodoxo". La religión oficial del reino es, pues, el catolicismo romano. La iglesia posee bastante poder, fruto de la tenencia de tierras y el cobro de diezmos, pero no llega a la altura de algunos territorios vecinos del Sacro Imperio, que son obispados gobernados por el clero.

Las ordenes mendicantes tienen una gran presencia en el reino, debido a la presencia de siervos de gleba, una infraclase del campesinado que no puede abandonar sus tierras excepto con permiso de su señor feudal. Sus condiciones de vida son precarias, y no son infrecuentes las misiones y obras pías de éstas órdenes para tratar de salvar los cuerpos y las almas de los más desfavorecidos. Además, en el lejano este todavía quedan paganos, y Blavia supone un punto de partida para muchos de éstos misioneros.

En cuanto a órdenes militares, desaparecidos los templarios y con una presencia casi anecdótica de hospitalarios, vigila las marcas del este un maestre de la orden teutónica que, de momento, no se ha inmiscuido en el asunto de la Guerra Civil.

Aunque existe una gran cabaña bovina y la producción de lana y cereales es importante, Blavia obtiene la mayor parte de sus riquezas de la explotación de minerales apreciados en el resto del continente, como el hierro o el cobre. Además, son afamados sus talleres de armero, especialmente los de la ciudad capital de Lütz, cuyas armaduras y espadas no tienen nada que envidiar a las de Milán, Solingen o Toledo.

 

Problemas para el reino

Tras un largo siglo de esplendor (el XIII) en el que reino se expandió hacia el este a costa de sus vecinos, llegaron los años de la superpoblación y los problemas. Una gran hambruna azotó el reino, así como gran parte de Europa, en torno a 1340. En torno a esa fecha, se produjo un conato de rebeldía por la casa de Wolf al negarse Segismundo III a aceptar la ilegalidad de su nulidad matrimonial con la reina Astrid al no haberle dado ella hijo varón. Finalmente, el rey encerró a su esposa en una oscura torre y ella expiró a causa de la inanición. El nuevo papa pasó por alto éste comportamiento, temiendo un cisma de Blavia hacia el cristianismo ortodoxo.

Las segundas nupcias del rey le trajeron dos hijos varones, Segismundo y Carlos, y parecía que la casa de Wolf iba a perdurar. Sin embargo, la gran epidemia de peste se desató en el continente poco después, y Blavia sufrió sus efectos devastadores. Gran parte de su población, en torno al 45%, pereció. Eso obligó a los señores feudales a terminar con algunos de sus impuestos abusivos y ofrecer a los campesinos supervivientes mejores condiciones y arrendamientos de tierras. De ésta manera, el porcentaje de siervos en el reino ha disminuido drásticamente en las últimas dos décadas.

El largo reinado de Segismundo III trajo ciertas lacras. Muerta la reina Maude, el viejo y loco rey trató de formalizar su relación con su amante y barraganda, Ludmila, con la que había tenido un hijo, Friedrich, que había destacado como mercenario en las guerras de Italia. A su muerte, acaecida hace unos meses, dejó escrito en su testamento que reconocía a Friedrich como su legítimo heredero. Algunos nobles del reino se aliaron con él, formando un partido o bando que fue derrotado en la sangrienta batalla de Los Campos de Lütz. El príncipe Friedrich fue capturado y ajusticiado por sus hermanos, que le desmembraron usando cuatro briosos caballos.

Estalló acto seguido la guerra civil entre Segismundo y Carlos por el control del reino, y los barones, condes y marqueses se situaron en uno u otro bando. Los partidarios de Carlos, que posée un oso en su divisa, son conocidos como Bearneses, mientras que los seguidores de Segismundo son los Lobos. La guerra se prolongó dos meses, con algunas escaramuzas y golpes de mano, en los que la población civil sufrió la peor parte. Sin embargo, la llegada del invierno paralizó las operaciones militares.

 

Valle

Valle había permanecido ajeno a la guerra civil. Situado en la Marca Norte, el valle está situado en una zona donde los señores feudales son declaradamente aliados de la casa de Wolf. Y aunque no sufrieron ataques enemigos, si debieron contribuir con sus mesnadas al ejército de Segismundo. Fue aquí donde el viejo señor Andel DeGoff pereció en una operación militar de poca envergadura, a causa del certero disparo de un ballestero.

Conducido de regreso a su hogar, fue enterrado con todos los honores en la capilla de la iglesia de San Francisco de Valle. Dos días más tarde, los vasallos y deudos juraron lealtad a su hijo Josef, vástago de su primera esposa y primogénito de la casa. Sus hermanos debieron besar su anillo, pero mientras el cadáver de su padre se enfriaba y las primeras nieves del cruel invierno caían, él tenía en mente echarlos de Valle.

Criado desde su niñez por Ania, su madrastra, desarrolló un odio cerval por sus hermanastros y por aquella mujer. Un odio intenso e irracional. Creía que su padre iba a cambiar el testamento, y le iba a desplazar en la sucesión del condado de Valle. Por eso, a la muerte de su padre, el conde Josef DeGoff tuvo la excusa perfecta para deshacerse de sus familiares: ahora no le servían para nada. Andel, su hermano pequeño, entraría en la escuela catedralicia de el Burgo, para seguir los pasos de su tío, canónigo en la catedral. Su hermana Jocelyn se casaría con uno de los pretendientes que rechazó, el más rico, viejo y depravado del que su hermano tenía memoria.

A pesar de que lo más crudo del invierno no es momento para acometer semejantes viajes, el conde Josef se excusó diciendo que mientras hubieran nieves, no habrían de temer ataques de los bearneses. Además, el Burgo era una ciudad que solo distaba unos días de viaje, la más cerca al Valle. Pero la distancia aumentaba con los campos nevados, y la comitiva debía atravesar un duro paso de montaña.

Situó a su frente a un capitán fiel, pero del que quería deshacerse, con una carta de recomendación para la compañía de los Mercenarios Blancos, que reclutaba en el Burgo. Ni siquiera los porteadores y criados que acompañan a los soldados, ni el fraile que los acompaña, regresarán al Valle. Son los desterrados, arrojados a la cruel naturaleza en lo más duro del invierno. Cualquier noble con buen corazón abominaría los actos del conde, pero en éstos tiempos duros de tribulaciones, hambre y guerra, con la peste rondando por los campos, los corazones se endurecen y nadie ayuda a nadie a cambio de nada.

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26/04/2017, 03:08
Director

Ambientación on-demand

 

Debido a que la partida tiene cierto corte "realista", y que sería imposible que yo hiciera un resumen pormenorizado de todos los aspectos de la sociedad del siglo XIV y su cultura material, la sección de ambientación se ampliará de la siguiente manera:

  1. A través de preguntas y respuestas del off-topic para resolver vuestras dudas concretas.
  2. A medida que, como máster, necesite llamar la atención sobre uno u otro aspecto de la sociedad medieval.

 

A pesar de ello, normalmente la ambientación se desarrollará en los posts que, como máster, pondré en las escenas de juego. No necesito que seáis expertos en la materia, si no que estéis dispuestos a preguntar, dejaros sorprender o aprender un poco más al término de ésta partida.

¡Gracias!