Partida Rol por web

La Celada

El infierno nevado (Parte I)

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04/05/2017, 16:58
Lady Jocelyn

Jocelyn escuchó atentamente al campesino que enseguida aceptó el dinero y luego escuchó al capitán y le dio toda la razón. Ya se había apeado cuando la mujer les dio aquel cálido recibimiento. De alguna manera era reconfortante saber que alguien se preocupaba por ti y no dudaba en tender una mano cuando más se necesitaba.

-Estoy segura que estaremos bien.

Se acercó a su pequeño hermano y lo apretó suavemente contra sí, quería que supiera que al menos hasta donde pudieran, ella estaría con él. Dejó que las damas y los hombres se ocuparan de las cosas y ella siguió a la mujer, estaba demasiado cansada para esperar a ver cómo se manejaban afuera.

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04/05/2017, 22:58
Fray Emmerich

Emmerich asintió a las órdenes del capitán que eran bien cabales.

- Déjelo en mis manos.

Como veía que Álderic ya se hacía cargo de hablar con el campesino se dirigió hacia la señora:

- Buena mujer ¿podemos entonces pasar al interior? Aunque nuestro joven noble es un hombre duro - dijo ocultando su sonrisa en u intento por complacer al chiquillo en este momento tan triste - los demás no tenemos su temple y agradeceremos el poder meternos bajo cobijo. 

De hecho el fraile ya se dirigía hacia la casa más grande para inspeccionar su interior.

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05/05/2017, 22:56
Álderic Duval

Así se hará, capitán -añadí sobriamente, pues no hacía más palabras para comenzar a organizarse-. Fue en esos momentos en los que miré a mi alrededor, e intenté el mejor lugar para dejar colocados los carros, impidiendo estorbar a animales y al espacio en general. Observé para ver si había establo en buenas condiciones, pues las bestias eran tan importantes en una marcha como quienes iban encima, pues no era lícito que hombres y mujeres nobles avanzaran a pie como el resto.

Notas de juego

Reitero mi pregunta: ¿Puedo tirar por Advertir/Notar para intentar ver sus palabras me hacen sospechar algo? Veo un poco locura que se tire ahora al camino el campesino.

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06/05/2017, 15:50
Götz von Ritter

Von Ritter se dirigió entonces cansinamente hacia la casa donde iban a refugiarse los señores para segurarse de que no había nada raro (pues nunca se sabe dón de puede aparecer el peligro). Apoyó su mano izquierda en el pomo de la espada y la mano derecha en el mango de la daga. Era una costumbre que se le había quedado para evitar que otra persona pudiera robarle una de sus armas desprevenidamente. Era una de las cosas que le había inculcado su maestro de armas cuando era un simple paje en la corte del viejo barón donde sirvió. Rememoró esa época. Trabajaba mucho sirviendo al barón, pero era feliz. No pudo evitar pensar los derroteros que lleva la vida... ¿Qué habría sido del viejo barón y de sus hijos? No sabía anda de ellos desde hace años.

Se quitó los pensamientos de la cabeza, pues no era el momento y siguió andando hacia la casa.

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07/05/2017, 18:04
Director

El interior de las casas era humilde, como sus dueños. A pesar de ello, tenían bastante comida almacenada para pasar el duro invierno, y habría que vigilar que los soldados no se quedaban con lo que pudieran. Quizá por eso el dueño de la casa había decidido sacar a sus animales del establo, por que su cabaña era el bien más preciado y los animales que sobrevivieran al invierno serían los que engendraran a la siguiente generación, antes de llegar a los mercados de Valle o el Burgo.

La esposa calentó agua y la aderezó con unos trozos de cebolla y apio, para darle la consistencia de una sopa. Fue con eso con lo que muchos de ellos se calentaron. Una sopa boba, parecida a la que se daba en la puerta de las iglesias como limosna, fácil de preparar y poco nutritiva, aunque calentara el cuerpo, que en éste caso era lo importante.

La nobleza, el capitán y el fraile iban a ocupar la casa pequeña, mientras que la soldadesca y el resto se iba a apiñar en las cuadras y en la casa del primo, algo más grande. No obstante, había un problema y ese era que, por muy apretujados que estuvieran, sobrababan dos mulas o seis personas, por que no podían dormir todos al mismo tiempo. Como los soldados debían mantener la guardia en rotaciones, el problema se podía soslayar. Eso si, los que montaran guardia tendrían que hacerlo afuera, pasando bastante frío durante algunas horas. Por la noche, la temperatura iba a descender de un modo dramático.

A pesar de las suspicacias de Álderic, éste acompañó al campesino y su ganado durante una hora y media de marcha, hasta las inmediaciones de un caserío bastante más grande. Allí vivía el hijo primero y heredero principal de la ganadería de la familia, con su esposa, una sobrina y tres hijos. El dueño de aquella casa se consternó al enterarse de que iban a dormir todos apiñados en la casa de su hermano Andrej, e insistió mucho en que caminaran un rato más, pues él tenía espacio para alojarles a la mayoría.

Alderic regresó con premura para llevar la información al capitán, pero la gente ya se había instalado y la esposa estaba preparando, con ayuda de las mujeres, la cena para todos. La noche estaba cayendo en ese preciso instante y nadie quería moverse de aquel lugar, ya que algunos habían conseguido entrar en calor. La escena era, en el caso de los criados, bastante miserable: hacinados en una cuadra, separados de los animales apenas por unas estacas y unas cuerdas. Sin embargo, el calor de los animales, incluso el de su mierda, elevaba la temperatura de la cuadra incluso más que en las casas... No todo en la vida de un campesino son desventajas.

El capitán no quiso mover a la gente de noche, sin acompañamiento de monturas, por que podían perderse en la oscuridad con facilidad. De hecho, una fuerte ventisca comenzó a soplar, arrastrando copos de nieve. Cerraron las puertas y las contraventanas, encendiendo velas y lámparas que llevaban consigo. Se sentaron, en silencio, con sus escudillas de madera, cerámica o peltre, los nobles en la mesa, los plebeyos allí donde podían, comiendo por turnos aquella especie de estofado con pollo y garbanzos que las mujeres habían cocinado. Los nobles estaban en silencio, pero los campesinos charlaban animadamente, mientras algunos trataban de coger el primer sueño. El ánimo de algunos era plomizo, y la climatología no ayudaba a mejorarlo.

Ighor montaba guardia afuera, al abrigo del alero de la cuadra. Algún calor emanaba de allí, e iba cubierto por una pesada manta. Le acompañaban otros dos hombres, mientras otro par se hallaba en la letrina que había frente a la casa, donde habían juntado paja y trataban de calentarse con un pequeño fuego que amenazaba constantemente con apagarse. El sexto, que era Álderic, estaba quieto como una estatua junto a la puerta de la segunda casa, vigilando el exterior a través de una pequeña ventana.

Notas de juego

Los que estéis fuera, una tirada de Supervivencia dificultad 14+
Los que vigiléis, Advertir/Notar (a lo que salga)

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07/05/2017, 18:58
Ighor Karpov

-Jodido frío -dijo para si mismo Ighor mientras se sumergía entre los pliegues de la manta que rodeaba su cuerpo. Tiritaba debido a las bajas temperaturas, y además, pasar aquella penosa situación sin una copa de un buen licor no ayudaba en lo absoluto.

Con los ojos entrecerrados miró al hogar donde seguramente la nobleza, el capitán y el fraile estarían al menos resguardados de aquel frío glacial. Aunque añoraba el calor del interior, sabía que su lugar estaba allí, con los hombres de armas. Frunciendo el ceño para intentar vislumbrar algo en la oscuridad en las cercanías de la casa, el mesnadero se llevó las entumecidas manos a la boca, para intentar calentarlas con su aliento. Contrariado al expulsar el vaho, parecía que este en lugar de calentar hubiera enfriado aún las manos. Se arrebujó aún más en la manta temblando cada vez más por el frío. 

Tenía que mantenerse firme, al menos, delante de los soldados. 

- Tiradas (2)

Notas de juego

¡¡Mardisión!!

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07/05/2017, 22:25
Álderic Duval

Desde luego aquellos campesinos eran tan hospitalarios como el más digno anfitrión en la baronía. Había caminado con aquel campesino hasta casa de sus familiares, con el ganado de por medio, y habíamos vuelto con la premisa de hacer regresar a toda la comitiva; es decir, hacerles andar ya en la noche. Un alivio fue al ver que todos estaban allí instalados, haciéndole cambiar de opinión al campesino acerca de movilizarnos de nuevo.

Notaba desde ese momento que todos estaban casados, apiñados en torno a un hogar y cuadras que no eran comunes para ello, pero servían para evitar el gélido alientor invernal. Las nieves no daban tregua, y cualquier refugio era bueno.

Yo quedé vislumbrando desde la ventana, sopesando sobre todo qué hacer mañana o cómo abordar la marcha de una gran comitiva: uno sólo podía avanzar bien, pero no una caravaban de gentes nobles con criados. Eso a la larga era un suicidio en pleno lienzo blanco de nieve.

- Tiradas (1)
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07/05/2017, 22:27
Götz von Ritter

Le costaba dormir. A pesar de estar en una habitación cerrada, era una casa de campesino y se colaba algo de aire por las junturas de las ventanas. Además, a pesar de todo, tenía los dedos de los pies y las manos helados. Y no ayudaban los ronquidos que escuchaba periódicamente (¿del fraile posiblemente? Daba igual...). La cama, obviamente, se la habían quedado los señores y el fraile y Götz dormían en el suelo arrebujados en mantas y con algo de paja que los acampesinos hbían tenido a bien traerles. El fuego del hogar hace ya rato que se había apagado y la temperatura, aunque era suficiente, iba bajando poco a poco. No podía hacer otra cosa que revolverse en sus mantas, dormir una media hora, volver a despertarse otra media hora y así. Sospechaba que dormir entre los animales sería mucho más agradable, a pesar del olor, que dormir ahí. Pero era el capitán, había rangos y formas que había que respetar, aunque en este caso no fueran precisamente útiles.

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08/05/2017, 12:25
Fray Emmerich

Las guardias eran cosa de los soldados así que el buen fraile susurró sus oraciones nocturnas y se dispuso a disfrutar de aquella noche que pasarían a cubierto. Aunque habían escogido el camino con más lugares donde resguardarse Emmerich siempre temía que en algún momento las cosas se tociesen.

- Señor danos fuerzas para pasar estas visicitudes. Este humilde siervo nada te pide para sí, sino para el joven señor y su hermana, que no son culpables de la crueldad de su hermanastro. Permítenos llegar a nuestro destino y dejemos para otra ocasión el reunirnos en tu seno, que el chico todavía tiene muchas primaveras por delante de las que maravillarse.

Los rezos de Emmerich nunca eran ortodoxos. Él veía a Dios como un padre amable, que vigilaba a sus siervos, y esperaba que como tal se complaciese de que le hablasen de forma sincera. Después de todo ¿acaso no podía ver dentro de sus corazones? ¿Para qué engolar los ruegos en mecánicas confusas?

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08/05/2017, 22:50
Lady Jocelyn

Jocelyn agradecía haber encontrado a aquellos campesinos porque aunque hiciera frío, lo cierto es que era mejor que afuera. Se ocupó de su hermano pequeño y luego esperó un poco antes de ir a dormir.

No era que no estuviera cansada, lo que sucedía era que quería estar segura de que todo estaba más o menos como debía, aunque no tenía el control de las cosas. Una vez con la panza llena todo tenía mejor aspecto o al menos así lo creía la noble muchacha.

Le costó trabajo conciliar el sueño sueño tras un rato lo consiguió, descansar re algo que si bien todos necesitaban, ella ya lo extrañaba así que era imperioso que lo hiciera, tan cansada que posiblemente cuando despertara creería que no había dormido nada.

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11/05/2017, 01:55
Director

Alderic fue el primero en ver a la figura. Una figura solitaria, pequeña, que había salido del bosque y se fundía con la oscuridad. Parecía humana, aunque no era muy alta. Caminaba enchepada, como aterida de frío. Era difícil ver de que se trataba, o de quién se trataba, pero no parecía ir armada ni nada similar. De hecho, parecía una persona pasando terribles dificultades para tratar de llegar hasta ellos.

Ighor se dió cuenta poco después, cuando la figura se acercó a la luz del fuego de aquellos que montaban guardia en la zona de la letrina. Alderic salió de la casa, pensativo. Parecía un niño, que había sido atrapado por la tormenta. Un niño solitario y al borde de la muerte. Los soldados que estaban más cerca comenzaron a dar voces, llamando a la figura que se aproximaba, pero también para alertar a los demás. Uno de ellos fue a acercarse, por que era evidente que esa persona lo estaba pasando mal.

El explorador cayó entonces en la cuenta, recordando lo que había dicho la señora de la casa. De repente, comenzó a agitar las manos tratando de llamar la atención de los dos soldados, con mucha insistencia. Pero el viento ululaba fuerte y de forma muy siniestra, y apenas podía escucharse nada. El soldado que se había adelantado cogió en brazos a la pequeña figura, acercándola al fuego para que pudiera verla su compañero. Fue entonces cuando Ighor y Alderic llegaron al lugar, pero el segundo no se acercó demasiado.

-Es una niña -dijo el soldado.

Apenas se le veían nada más que los ojos, la nariz y la boca, zafrada como estaba entre tantos paños, capucha y manta. La niña estaba exhausta, febril, no podía moverse demasiado, casi ni hablar.

-Llegaron dos niños con la peste al pueblo al otro lado del bosque, y los echaron -dijo Duval.

La niña tosió fuerte, y el soldado abrió los ojos de par en par. Apartó la capucha de un manotazo y entonces se vieron dos gruesas bubas negras a la altura del cuello. Su piel estaba sudada, algo amarillenta. No parecía que la niña fuera a sobrevivir. Pero ahora la pregunta que todos tenían en la cabeza era si ellos lo iban a hacer ahora. El soldado que la sostenía entró en pánico, soltándola de repente, sin saber que hacer o a donde ir. A veces bastaba un leve contacto con un apestado para contagiarse. Otras, se requería una interacción más prolongada. Nadie sabía muy bien como se propagaba la enfermedad, pero los galenos decían que lo hacía por el aire, a través de las miasmas. Y con aquella ventisca, no podían evitar pensar que estaban todos sentenciados.

- Tiradas (1)
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11/05/2017, 17:18
Ighor Karpov

Todo pasó muy rápido. No tardó mucho en divisar que algo se acercaba hasta su posición. Nada aquella noche parecía tener un buen augurio, por lo que sintió una punzada en el estómago cuando vio a uno de los soldados acercarse hasta la figura y cogerla entre sus brazos para llevarla al fuego. Ighor hubiera intentado gritar, pero el frío y el viento lo habían dejado petrificado momentáneamente. 

Pero lo peor estaba por llegar. 

El mesnadero se santificó rápidamente mientras observaba a la joven. Con gesto serio, pero sufriendo una fuerte sensación de desasosiego, contempló en la misma la peor de las enfermedades. 

-No podemos dejarla aquí -dijo mientras daba un par de pasos hacia atrás observando que se había acercado demasiado a la escena. Era como si hubiera firmado su propia sentencia de muerte. -Tenemos que alejarla de aquí, la enfermedad es contagiosa y lo último que necesitamos es que el motivo por el que hacemos este viaje, enferme -afirmó mientras miraba a los demás. 

En última instancia miró a Álderic:

-Por ella poco podemos hacer... Es momento de mirar por nosotros y por ... ellos -dijo mirando en dirección a la casa.

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11/05/2017, 21:38
Álderic Duval

No sabemos si vivirá. Si tenéis conciencia, habrá que hacer algo por la cría... -miré a la casa, pero los copos de la ventisca caían en mi cara vilmente-. Desde luego no podemos hacerla entrar, sólo... llevarla a algún sitio. ¿Tal vez los campesinos...? Quizás sepan dónde poder tratarla.

No sabía muy bien cómo reaccionar, y tampoco tenía yo la potestad para ello: sólo era el rastreador. Quizá el capitán de la guardia, von Ritter, tuviera a bien el hacer una u otra cosa.

Será mejor que avisemos a vuestro capitán -le añadí a Ighor-. Él decidirá qué hacer.

Sin más miramientos, corrí a la vivienda, esperando encontrarle. Ciertamente, a él era al único que yo respondía en cuanto a órdenes, pues ni tan siquiera había apenas hablado directamente con los señores nobles de la comitiva.

Notas de juego

Pues lo dicho, voy a avisar a Götz y le cuento la situación.

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13/05/2017, 00:29
Götz von Ritter

Cuando llegó Álderic, Götz se levantó rápidamente, pues estaba desvelado. Le contó el asunto de la niña.

- Humm... ¿No os habéis molestado en preguntar de dónde ha salido? Vamos a buscarle algo de resguardo a la pobre y unas mantas viejas, seguro que tenemos algo... Y podemos darle un fuego. En la ciudad a la que vamos debe haber un hospital o un lazareto. No sería cristiano no acompañarla hasta allí... Pero con precauciones.

Von Ritter se puso el sayo, se colocó en cinturón con la espada y la daga y se puso el gorro y la capa de invierno.

- Acompáñame a donde está la niña. Voy a hablar con ella. Nunca se sabe que puede haber pasado. Cuando haya hablado con ella, lo consultaré con lady Jocelyn y fray Emmerich a ver qué opinan... Aunque yo por mi parte prefiero salvar mi alma.

Salió de la casa arrebujándose bien en su capa.

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14/05/2017, 22:51
Álderic Duval

Notas de juego

Götz, ¿a mí también me ordenas ir contigo?

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15/05/2017, 06:37
Lady Jocelyn

No sabía cuánto había dormido, tal vez estaba tan cansada que sintió que había pasado mucho tiempo pero no podía estar segura, sin embargo aún estaba obscuro, así que se removió en la cama e intentó dormir un poco más. Pasaron algunos minutos pero no podía conciliar el sueño, sentía que había demasiado movimiento, le parecía escuchar voces y en general se sentía inquieta, tal vez debía levantarse, caminar un poco, estirar las piernas; estar demasiado tiempo a lomo de caballo siempre era algo que la cansaba y sus músculos tardaban en adecuarse nuevamente, además, el hecho de pensar que debía volver a ese camino y a esa montura, la ponía mucho más ansiosa.

Se acercó a ver a su pequeño hermano pero este sí que dormía plácidamente, eso era lo que tenía ser casi un niño, uno tenía la conciencia siempre en paz y no le importaba más que estar calentito y soñar fuera uno a saber qué cosas. Se alejó pero antes se echó una capa encima y fue hasta donde estaba el fuego de la casa, no era muy lejos contando que aquella era una casa de campesinos pero le serviría para tranquilizarse un poco y tal vez con el calor, volver a dormir pronto pero fue allí donde las voces y murmullos se hicieron más evidentes. No tenía idea de qué podría estar pasando e intentó mirar por la ventana.

-Parece que no soy la única que no puede dormir...

Jocelyn era una joven curiosa pero además, intuía que no había peligro o los soldados habrían dado la alarma, el capitán no les dejaría dormir si era que algo málo estaba sucediendo. Se cubrió bien y abrió la puerta, desde allí podía ver a los hombres en torno a un bulto pero no lograba vislumbrar bien qué sucedía, antes de eso, también puedo ver al capitán que caminaba en pos de sus hombres, esos que ella misma veía.

-¡Capitán! ¿Sucede algo?

Se puso la capucha y caminó hacia él esperando que ese hombre le dijera qué estaba sucediendo. Hacía un frío espantoso y su cara estaba roja, menos mal que tenía toda esa ropa encima y la capa la cubría del cortante viento.

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15/05/2017, 17:23
Ighor Karpov

-Mi conciencia me obliga a mirar por nuestra verdadera misión -le dijo al guía con gesto serio mientras se dirigía, tras él, en busca del capitán. 

No es que Ighor fuese egoísta, tan solo, que la idea de deber que tenía era tan alta y utópica, que lo convertía en un ser aparentemente insensible. Pero exactamente no era así, sentía lástima por la chiquilla y por supuesto, no quería su muerte, pero en el estado en el que se encontraba, lo mejor era dejarla ir, o al menos, eso pensaba el mesnadero, el cual acataría órdenes. 

-Ha salido del bosque, mi capitán -dijo con gesto impasible -al menos, eso han visto mis ojos.

Notas de juego

Ighor sigue a Álderic también. Perdón por el doble posteo, quería aclarar la situación del personaje :).

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15/05/2017, 21:46
Götz von Ritter

- Sí, tienes razón Ighor... Debemos aislarla... Pero ¿abandonarla completamente? Sí, tendremos que hacerlo. Pero Por lo menos darle algo para el calor, por piedad...

En su juventud seguramente habría dudado menos. Quizás incluso la hubiera expulsado a garrotazos... Pero cuando uno se hace viejo, aumenta su piedad a medida que ve cómo uno mismo se pudre y achaca... Y cuando uno ve que la parca cada vez se acerca más, cabe pensar en la salvación del alma.

- Por el momento... Vamos a darle unas mantas y a ponerla cerca de un fuego. Y a preguntarle alguna cosa.

Entonces escuchó la voz de lady Jocelyn.

-Mi señora, no es necesario que vengáis. Es simplemente una chiquilla que ha aparecido y... Aparentemente está apestada. Mejor permanezca alejada, por su salud. Aunque si insiste en venir, procure no tocar a la niña.

Los grandes acontecimientos de su vida parecían seguidos por la peste: llegó al castillo de sus señores en tiempo de peste, y salió en tiempo de peste. ¿Tendrá la misma suerte ahora que en su día?

Notas de juego

Álderic, ven si quieres.

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16/05/2017, 10:18
Álderic Duval

Intenté buscar unas mantas en el caserón. Rebusqué en la entrada, sin llegar a entrar dentro, o en alguna de las alforjas de los criados de entre las bestias. Antiguamente, el encontrar a alguien con la peste era motivo de muerte o destierro, pero en los tiempos que corrían estos mismos dos destinos eran dados a gentes que no padecían de ello, como nosotros. Quizá por eso nos apiadamos de esa niña.

Volví con el capitán, que hablaba con los nobles, y me coloqué tras él dispuesto a acudir con las mantas bajo la nieve que seguía cayendo.

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17/05/2017, 23:10
Fray Emmerich

El fraile se acercó a los otros para coger las mantas.

- Yo me ocuparé de darles las mantas. Si alguno debe arriesgarse mejor que sea yo, después de todo este es mi deber. Los soldados deben proteger a nuestros señores.

El Señor tenía su Plan trazado y quizás con aquello salvase a la niña de un mal mayor en el futuro, pues la muerte es sólo una salida de este valle de lágrimas. Pero su parte humana y débil no podía resistir ver el sufrimiento terrenal de los inocentes, por lo que a Emmerich le costaba mantener la compostura y no llorar por aquella pobre chiquilla.

- Tengo unas hierbas que pueden adormecerla. Creo que es lo más piadoso que nos podemos permitir dado su estado. Que no sufra.

Notas de juego

(Doy por supuesto que entre las hierbas que llevo puedo tener algo que la haga dormir)