Partida Rol por web

La Celada

El infierno nevado (Parte I)

Cargando editor
18/05/2017, 18:59
Lady Jocelyn

Jocelyn estaba conmovida con lo que están sucediendo, no podía creer tanto sufrimiento en un cuerpo tan pequeño y se sintió cuando menos culpable por quejarse de su suerte que era menos que la muerte, aunque si lo pensaba bien, prefería estar muerta. Asintió a las palabras del capitán y cuando vio a Alderic acercarse, reaccionó tomandolo del brazo antes que pudiera acercarse más.
-Será mejor que dejemos a Fray Emmerich actuar.

Aunque no lo hacía consiente, se sujetaba de Alderic más que detenerlo. ¿Cuántas cosas más tendrían que pasar en aquel viaje? Esperaba de todo corazón que Emmerich pudiera al menos aminorar el dolor de aquella pequeña.

Cargando editor
20/05/2017, 14:18
Álderic Duval

Le entregué las mantas a Fray Emmerich, mientras que Lady Jocelyn aún me tenía cogido del brazo. La miré un instante, no habiéndolo hecho nunca directamente a los ojos, pues sentía cierto temor o tensión, o tal vez pena, ante tal situación. Entendí un poco sus sentimientos y no dije nada más, tan sólo le cedí las telas al fraile.

Iré pues a revisar las monturas, que estén bien cubiertas y luego iré a dormir, con su permiso -le dije a la joven noble, y también a los presentes-. Como bien había indicado antes el capitán, uno mismo debía dormir para guiar a la comitiva al día siguiente.

Cargando editor
23/05/2017, 23:55
Karina

Los soldados murmuraron. ¿Dejar que la niña les acompañara? Creían que el capitán se había vuelto algo loco. Llevarían la enfermedad doquiera fueran. No obstante, muchos esperan secretamente que la niña no pasara de aquella noche, y que simplemente hubiera que darle sepultura a la mañana siguiente. Por si acaso, no se acercaron demasiado.

Si hubo miradas curiosas tras puertas y ventanas, mientras el fraile la cogía en brazos con el cariño de un padre. La niña agarró con mano temblorosa un puñado de su hábito, mientras la acercaba al fuego. Buscó en su bolsa algo para hacerla dormir, mientras uno de los hombres acató la orden de traerle algo de comer. No se acercó, pero si les lanzó un fardo que contenía lo primero que había encontrado en una de las casas: un queso azul que apestaba, algo de pan y un odre con agua.

-Burgo... El burgo... -susurró la niña.

Le miró con cara de susto. Nadie quiere entregar su vida al altísimo, no sin antes haber comulgado o estar rodeado de su familia y seres queridos. Solo un guerrero o alguien muy desapegado a su propia existencia terrena afrontaba ese trance con entereza y estoicismo. Y aún así, la mayoría se limitaba a cagarse en el calzón y llorar llamando a su madre. Él lo había visto algunas veces.

Estaba débil. Quizá tenía que comer algo, pero quizá tampoco sirviera de gran cosa. Los soldados no habían querido aquel queso, que estaba bastante viejo y era ya más azul que blanco. El sacerdote se lo dió de comer a pequeños puñados, sonriéndole. Le decía que Dios la amaba, que pronto estaría en el Cielo y que no se preocupara. La existencia mortal solo era un valle de lágrimas en el que debemos penar para ir a la otra y mejor vida.

Algunas de las criadas de la señora rezaron en silencio, agarradas a sus paternóster. No se sabía muy bien si rezaban para evitar ser contagiadas o por el alma de la niña. El ser humano tenía sombras alargadas, y en los tiempos difíciles era cuando se conocía el talante de cada cual. Los soldados callaron, impresionados por la humildad y la capacidad de sacrificio del fraile del que muchas veces se habían reído por "gordo y beodo". Ahora se mantenían mudos, admirando desde lejos la escena, tragándose sus propias palabras. A pesar del miedo, habían sido educados como cristianos, y en aquella entrega no veían si no el ejemplo de Jesús, que con sus manos curaba a los leprosos o lavaba los pies de los pordioseros más inmundos de la antigua Judea. La mayoría, sin embargo, creían que aquel gesto sería inútil, y que con un poco de mala suerte el fraile sería el siguiente en mostrar signos de la enfermedad.

Notas de juego

Tira Sanación/Hierbas

Cargando editor
24/05/2017, 00:38
Fray Emmerich

El frío intenso hacía complicado manejar las hierbas y machacar el brebaje. En dos ocasiones el ungüento estuvo a punto de quedarse congelado e inservible. Aparte de contra la enfermedad el buen fraile luchaba también contra los elementos.

- Señor, Señor... ¿por qué me ponéis a prueba? ¿qué culpa tiene la pequeña de mi necedad?

Pero realmente no era ningún necio. Sus conocimientos en el arte de la sanación eran lo suficientemente altos como para lograr realizar la mezcla incluso en las peores condiciones. Pero mientras aplicaba la cataplasma Emmerich sabía que parte de su efecto dependía de los designios de su jefe, así que en ningún momento dejó de rezar en voz baja.

- Si os la vais a llevar ¿qué os importa que vaya dormidita y en paz? Ya bastante ha sufrido la pobre por nuestros pecados.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Menos mal que tengo una barbaridad en la suma de Atributo + Habilidad, porque vaya mierda de tirada O_o

Cargando editor
24/05/2017, 22:39
Götz von Ritter

Götz estaba contemplando cerca la escena del sacerdote con el resto de soldados. Se extrañó al escuchar esas palabras de la niña... Le hicieron pensar en lo peor.

- Oye, pequeña- intentó decir con dulzura -Qué pasa en el burgo? Qué burgo es ése?

Se temía cuál iba a ser la respuesta, pero había que preguntar... Para conocer el siguiente paso del viaje.

Cargando editor
28/05/2017, 20:32
Lady Jocelyn

Jocelyn permaneció permaneció en silencio, simplemente mirando lo que sucedía, especialmente al escuchar las palabras d o pequeña. Por su mente pasó que pudiera ser que la niña estuviera desvariando pero al mismo tiempo se dijo que era muy insistente con ello.

Dejó que el capitán de encargara del interrogatorio a la pequeña y ella cerró los ojos elevando una oración en silencio por la pequeña infortunada porque estaba casi segura que moriría pero es que poco mas podían hacer por ella.

Cargando editor
29/05/2017, 01:05
Director

La niña no pudo contestar a la pregunta del capitán. El té que el fraile la había dado la hizo dormir rápidamente, ya que su cuerpo necesitaba descanso. La noche pasó con el sonido del viento ululando afuera. Soldados y porteadores, algo inquietos por la aparición de aquella persona, portadora de la temible plaga, trataron de descansar. Poco más podían hacer, hasta que el cielo y los elementos regresaran a sus cabales al día siguiente.

Las guardias fueron pasando y, finalmente, llegó el alba. Algunos despertaron naturalmente, acostumbrados a regir sus vidas por las horas de luz. A otros fue preciso irlos despertando luego, acomodados como estaban bajo la paja o las sábanas.

Las mujeres se pusieron en movimiento casi las primeras, calentando agua en las ollas para dar a los que iban a marchar algo caliente que les acompañara hasta el almuerzo*. Ojos curiosos se derramaron sobre el chiquero, donde había dormido la niña apestada. Ésta se despertó con mejor semblante, aunque todavía algo débil, y le dieron un poco de caldo y siguió comiendo de su queso. La gente no salía de su asombro. Muchos habían tenido familiares o conocidos que habían muerto durante la peste, y sabían que la chica estaba anoche en la "última fase", justo antes cuando uno se prepara para entregar el ánima. Ver que ahora podía ponerse en pie, y que incluso algunas de sus bubas se estaban secando, parecía un milagro.

Casi cuando se disponían a partir, el dueño de la casa regresó para ver si necesitaban algo más. Preguntaron sobre el camino y él indicó lo que ya sabían. Las tierras del barón Olaf y su castillo, a dos días de marcha hacia el paso de montaña. Las lenguas decían, sin embargo, que el paso estaba poco practicable. Mucha nieve para cruzarlo con seguridad, y algunas placas de hielo traicioneras. El cielo plomizo anunciaba la posibilidad de una nueva nevada, y eso preocupaba al capitán. Quizá no pudieran pasar, no hasta que el tiempo fuera más clemente. Los hombres podían usar raquetas en los pies, pero los animales se hundirían en la nieve. Y necesitaban a los animales y sus suministros para sobrevivir.

Había que seguir la marcha. Nada ganaban regresando al Valle, más que arriesgarse a la ira del señor. Al menos, tendrían que llegar a las tierras del barón.

El día era más frío que el anterior, y no gozarían de la luz del sol en su plenitud. El cielo encapotado hacía que la temperatura se asemejara a la del anochecer del día anterior. Sería una durísima prueba para los animales y las personas. Y ésta vez, Álderic no conocía un buen lugar para pernoctar sin desviarse demasiado. Solo algunas cabañas dispersas en el bosque, entre ellas, la que él habitaba. Eran los límites de las tierras de Valle. En verano, un vivac al aire libre era la mejor opción para los viajeros. En invierno, acampar al aire libre podría matarles.

Notas de juego

* Normalmente, no existía nuestro "desayuno". Se comía algo muy ligero recién despiertos para despabilarse, y luego se hacía "colación" unas horas después (picar). Se paraba a mediodía (sobre las 12) para comer, tanto en el campo como en la ciudad, pero cuando los hombres trabajaban en el campo ésta comida era bastante improvisada. El único plato "decente" en muchas familias se solía servir para la cena, cuando estaban todos reunidos al final de la jornada. En el caso de España éste plato solía ser la "olla", un cocido con legumbres y verduras que aún hoy se hace (se le conoce como "olla podrida").


Tirada de Cabalgar nuevamente para los que vayan a la grupa, nivel 20

Para los que vayan a pie, Resistencia a nivel 11+
Igualmente los de a caballo, Resistencia a nivel 8+

Cargando editor
29/05/2017, 01:36
Karina

La joven iba a tenerlo difícil. No andaba sobrada de fuerzas, pero tendría que seguir el paso de la comitiva. Había cogido como vara una rama larga de un castaño y renqueaba al final de la columna, abrigada con unas mantas. Para ella, más que para los demás, la parca acechaba a cada cruce del camino. Ya era un milagro que estuviera viva, y cualquier físico le recomendaría reposo. Pero nadie iba a cargarla en uno de los animales, ni iban a dejarla quedarse en la casa de los ganaderos. Su única esperanza era encontrar un hospital, una leprosería o cualquier casa de peregrinos al final del camino, donde se apiadaran de su pobre alma.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Es dura, la puñetera

Cargando editor
30/05/2017, 17:39
Fray Emmerich

Emmerich se bajó de su burra y subió en ella a la niña.

- Vamos pequeña. Que el milagro que contigo ha obrado el Señor no lo vayamos a desperdiciar matándote por extenuación.

El sacerdote se había sorprendido tanto como los demás al ver que la joven seguía viva al día siguiente pero simplemente había agradecido a su Dios que intercediera por los inocentes. A sus ojos era una buena señal para la comitiva. Quizás los actos de piedad les garantizase llegar a salvo a su destino. Claro que también confiaba en la experiencia de Alderic y del comandante. Dios ayuda pero el trabajo hay que hacerlo en la tierra.

Notas de juego

¿Andando la niña? ¡Nones!

Aparte dado lo bueno que es el sacerdote cabalgando casi va más seguro a pie, aunque se agote ;D

Cargando editor
30/05/2017, 23:13
Álderic Duval

Recé para que aquel día diera tregua, pero la nieve se acumulaba a un lado y otro del camino. Eso es lo que miré por la ventana, justo cuando entré para comprobar quienes estaban despiertos y quienes no. Seguramente uno tendría que decidir si ir por tal o cual atajo, dejando las vidas de aquellos buenos hombres y mujeres al azar del tiempo y a la decisión de mi persona. Ese era el destino que me ocupaba. Desde luego, no tenía tanto mérito que la inesperada y aparente recuperación de aquella cría. ¡Dios santo! ¡Si aquello parecía milagro obrado! Fray Emmerich hubo de rezar mucho para que se le comenzaran a secar las heridas ponzoñosas, según creí oir.

Preparé los arreos de los caballos, y comprobé los que ya estaban preparados. Todo parecía listo, las gargantas algo aliviadas por el tentempié y las ropas puestas. Raquetas algunos, abrigos todos y poca esperanza... casi ninguno. Bueno, confiaba en que todos tuvieran esperanza al fin y al cabo.

De momento iremos rectos, capitán, nada de desvíos. Es mejor atravesar el camino nevado y visible que lo invisible -le dije a Von Ritter, como la absoluta certeza y seguridad me invadieran

- Tiradas (1)
Cargando editor
31/05/2017, 17:37
Lady Jocelyn

Jocelyn había despertado adolorida de más de una parte de su cuerpo pero pronto se desperezo y se alistó para salir con el resto del grupo. La verdad era su las noticias no eran muy buenas, el camino estaría igual o peor de difícil y para colmo, aquel dia no parecía que fueran a re un sólo rayo de sol. Sin embargo, había una buena noticia y era que la niña había mejorado considerablemente.

-Vaya, no crei que fuera a pasar la noche siquiera...

Aunque la noble estaba dispuesta a seguir las indicaciones de Alderic, no entendía por qué tenían tenían apurarse tanto, finalmente el destino al su se dirigían estaría ahí un dia o dos después. Ya se tomaría el tiempo para preguntar acerca de esa duda al capitán o a cualquiera de ellos. Observó al Fray montar a la niña con el y sintió un poco de pena por ambos, aunque podría ser que realmente la fe de este la hubiera curado, Jocelyn no se inclinaba demasiado por esa opción, había algo en esa recuperación que la ponía nerviosa.

Indicó a su dama que estuviera atenta de la pequeña, aún podía compartir algún abrigo con ella o alguna fruta aunque no tuvieran demasiadas con ellos. Miró a su pequeño hermano y le preguntó cariñosamente si estaba bien, eso era lo que más le preocupaba.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Dos cosas: linda niña y no se si mis tiradas son correctas.

Cargando editor
02/06/2017, 23:09
Götz von Ritter

Götz estaba temblando en su caballo, pero no solo por el frío. La niña habló del burgo... Si era verdad lo que suponía... No podrían ir al burgo, pues estaría apestado. Deberían buscar la piedad de algún señor, como el castillete del barón al que se dirigían. Y si el señor no mostraba piedad... No sabía qué hacer. El invierno los mataría ¿Adónde ir? Este barón era su mejor opción. Reunió valor y se acercó al fraile y a la niña con el caballo.

-¿Ha dicho algo sobre dónde viene, Fray Emmerich? ¿Cuál era el burgo del que hablaba?

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

No sé si está bien la tirada, la verdad XD

Cargando editor
03/06/2017, 23:32
Fray Emmerich

- No mi señor, no he considerado oportuno interrogarla hasta que se viese recuperada. Si vos deseáis hacerlo ahora creo que ya tiene mucho mejor cara. Es un milagro con el que nos ha bendecido el señor.

 

Cargando editor
05/06/2017, 21:22
Karina

La niña, que iba sobre el asno, escuchó sus palabras y le miró con curiosidad. La noche anterior le había sorprendido, ya que creía recordar que ordenó que se apiadaran de ella. Acostumbrada como estaba a que la gente no quisiera acercarse a ella tras haber contraído la enfermedad, la decisión de aquellos hombres la tenía conmocionada. No tenía palabras para agradecer su suerte, pero si para contestar a las preguntas.

-El Burgo sobre el río, Leibniz*. Hace una semana que la situación era difícil. Metieron en la judería a los que se habían contagiado, pero nosotros nos escapamos tan pronto como mamá comenzó a toser. Ella murió en el paso, y yo y mi hermana tratamos de llegar al pueblo -tosió un par de veces- Pero nos echaron de allí. Su alma se la llevó Dios la misma noche que me encontrásteis. Tenía una pedrada en la cabeza... y estaba muy débil. Apenas pude enterrarla bajo una capa de nieve.

No parecía muy satisfecha consigo misma por aquel comportamiento. Sin embargo, para el capitán las cosas pintaban difíciles. Si en el burgo había llegado la peste, no estarían para fiestas ni para contratar mercenarios. ¿Convenía avisar a su antiguo y todavía teórico amo? Quizá cambiara su parecer, o quizá se desentendiera.

Lo priotario era seguir avanzando, cubrir otra jornada y encontrar un sitio donde dormir. Quizá la niña tenía razón o quizá era una habladuría. Sabía hacia donde iban, y que seguía enferma. Una posibilidad era que quisiera ganar tiempo, o forzar su regreso para no tener que sufrir los rigores del viaje.

Notas de juego

*Es a donde os dirigís.

Cargando editor
05/06/2017, 22:24
Fray Emmerich

- Hija mía: hiciste lo que podías, y más de lo que muchos habrían hecho.- consoló el fraile a la niña.

Su misión era cuidar de los viajeros y del dinero. Las decisiones referentes a la ruta quedaban en manos del capitán, así que no tenía sentido preocuparse por eso. Igual que los otros confiaban sus almas a su cuidado él confiaría en von Ritter para la dirección de aquella expedición.

Cargando editor
06/06/2017, 23:49
Götz von Ritter

-Gracias, niña. Dijo Götz un poco bruscamente, pero ahora en su cabeza sólo asomaban problemas. Se dirigió con el caballo hacia Álderic y le dijo: -Batidor, debemos encontrar un buen refugio para pasar el invierno. El burgo está apestado. Vos conocéis el terreno. ¿alguna idea?

Cargando editor
07/06/2017, 22:23
Álderic Duval

La ruta hasta el castillo de la famlia DeGoff discurre, si mal no recuerdo, por varias aldeas, alguna que otra aldea y lugares de paso -respondí pensando en mis antiguos recuerdos de los terrenos-. Sus dominios están a cierta altura, en las estribaciones de las montañas más cercanas. Nunca he viajado tan lejos del reino, pero apuesto a que están cuajados de nieve, y los acantilados incluso con hielo... Sea como sea, habemos de pasar por allí para llegar a Burgo... Tal vez debamos ir por el camino establecido y preguntar el estado de las nieves a quienes nos encontremos... No puedo decirle más, capitán...

Era cierto, el estado de más allá de las marcas de Valle no llegaba reconocerlo, puesto que no solía ir de caza tan lejos. Tal vez sólo quedara improvisar la marcha un trecho, hasta encontrar respuesta.

Cargando editor
12/06/2017, 23:21
Götz von Ritter

-De acuerdo pues, seguiremos avanzando. Con suerte, encontraremos efugio. Si la cosa se pone fea... Volveremos.

Götz volvió a la cansina marcha en su caballo

Cargando editor
13/06/2017, 18:00
Lady Jocelyn

Jocelyn intentaba escuchar lo que decían los hombres pero no estaba tan cerca como para ello, así que se limitó a seguirlos, ñe parecía aún increíble que su hermano se hubiera deshecho de ellos dos como si fueran una cosa pero claro, el poder tenía esas cosas. Tampoco estaba tan cansada como los demás pero aún así se sentía harta de ese viaje. Aunque suponía que no tan harta como estaría del destino final.

Cargando editor
14/06/2017, 21:30
Director

La suerte estaba echada. Prosiguieron la marcha sin más dilación, tratando de cubrir la mayor cantidad de terreno posible durante aquella jornada. Solo encontrarían cabañas dispersas y bosques impenetrables. En una fatigosa marcha que puso a prueba su resistencia, remontaron hacia lo más escarpado, en busca del paso de montaña. El castillo del barón ya era visible en la lejanía, con un pequeño pueblo a sus pies. Sin embargo, la noche caía y les resultaría imposible llegar hasta allí sin completar al menos otra media jornada de marcha, quizá una entera, debido al terreno.

El viento ululaba siniestramente y las nubes negras anunciaban tormenta. Pronto, gruesos copos de nieve comenzaron a caer del cielo, acumulándose con la que ya había sobre el terreno. El frío cortaba como una navaja, y varios de los porteadores lucían los primeros signos de la hipotermia: estaban enrojecidos, vomitaban lo que habían comido y sus dedos se estaban poniendo morados. No había abrigo capaz de proteger contra aquel frío infernal. De hecho, cuanto más se abrigaban más podían sudar. Y ese sudor a veces se congelaba bajo la ropa, haciendo contraproducente el abrigo.

Alderic sabía que su única opción eran las cuevas. En aquel lado de la montaña, según decían, había bastantes cuevas. Algunas, de hecho, las usaban los osos para hibernar en aquella época del año. Solo había que encontrar alguna, y a poder ser hacerlo rápido.

Notas de juego

La verdad es que es muy loco ésto de describir un frío atroz en medio de una ola de calor del copón.

Supervivencia para Alderic, dificultad 21+

El resto Resistencia a 14+. La pifia supondrá perder el conocimiento.