Partida Rol por web

Mañana del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales.

 Hecha la comprobación de la armadura no se lo pensó mucho y aceptó el trato añadiendo una pequeña petición.

-Cierto que no creo en esas supersticiones, más si me hacéis el favor de cambiar el grabado de Yelmo por mi patrona Astilabor os estaría muy agradecida, pues significa mucho para esta dracónida.-

Mostró entonces al herrero una de las ilustraciones de su diario ofreciendosela añadiendo una pequeña explicación junto a las treinta monedas de oro y cinco más por la petición. 

-Astilabor es la patrona de muchos dragones que viven de manera honrada, buscando aumentar su tesoro de manera justa y honorable, respetando los tesoros de los demás. Si le parece bien, esperaré hasta que termine con los detalles para reunirme con el resto de mis compañeros.-

Mañana del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales

Dasha compró algo de fruta, una manzana para cada uno, tras sopesar la calidad de la mercancía que ofrecían en uno de los puestos.  Mientras regresaba, se tomó su tiempo para ver el ambiente y el gentío de Bulborp y meditó sobre ello. 
Pensó en las pocas ganas que tenía de volver a los caminos, pero tambien le motivaba pensar que iba mas acompañada aunque nunca había estado técnicamente sola. 

Ya cerca del punto de encuentro, los vio conversar entre ellos entusiasmados y a Neph junto a ellos observándolos y conversando solo, intentado integrarse entre los vivos aunque nadie pudiera escucharlo.

-Hola a todos...-dijo una vez cerca de ellos- He comprado manzanas para todos.- dijo mostrando el saco en el que las guardaba. -¿Estamos listos?.

Mediodía del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales

Kirea mostró al artesano el emblema que quería y el en una muestra de destreza y artesanía, trabajo sobre retales de cuero, cortando y remplazando los de aquella fina armadura, dando un nuevo acabado a aquella pieza protectora por cinco monedas de oro extra.

Con el pasar del tiempo, poco a poco, cada uno de los integrantes del grupo aparecieron en aquel lugar que habían planeado para reencontrarse, todos en principio listos para partir y preparados con sus recién compradas mercancías para la aventura que en breve iban a vivir.

Mediodía del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales

Callia ya llevaba un rato esperando a que llegara el resto de sus nuevos compañeros, la mayoría eran chicas, la verdad se le hacía raro un grupo integrado prácticamente por chicas, excepto por el guerrero Glockta, aunque por lo que veía parecía que a ninguna le hacía falta un hombre al lado para defenderse y la verdad, esa idea le gustaba, ella siempre había sido una chica independiente y se alegraba ver que había más como ella. La única que le daba menos confianza era Dasha, pero no porque creyese que no podría confiar en ella, sino porque la veía callada y no le parecía muy "echada para adelante" aunque bien sabía que no debía dejarse llevar por las apariencias. Por otro lado de Sapphira le llamaba la atención su actitud, la ve demasiado tranquila para estar a punto de empezar una misión como esta. A Kerena la veía como la Lider del grupo, Kirea también le llamaba bastante la atención era la primera vez que veía una chica-dragon por llamarla de alguna manera, ya que Callia no sabía que tipo de criatura era, pero le gustaba, la veía muy animada y Glockta pues, era el unico hombre del grupo, aunque se le notaba comodo entre tanta mujer. Callia tenía ganas de empezar con la misión y estaba impaciente por que Kerena diera la primera orden o al menos expusiera qué pasos se iban a dar para llevarla a cabo.

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales

Tras el reencuentro de los aventureros, Kerena los dirigió hacia los caminos del sur, donde se encontrarían un pequeño establecimiento de tramperos, cazadores y viajeros junto a una casa de campo, en medio de un descampado verde y amplio entre los bosques que había sido atacado por una banda de orcos. El local estaba desvalijado, con las ventanas y las puertas rotas, con algunos trabajadores llevando acabo obras de limpieza y reconstrucción de la tienda.

Una patrulla de guardias se encuentra frente a la entrada, hablando con el tendero que vociferaba ante ellos mientras su mujer al lado lloraba angustiosamente.

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint

Bulborp, Tierras centrales occidentales.

Por fin habíamos salido de Bulborp hacia nuestro objetivo, cogimos el camino del sur y a eso del atardecer llegamos a lo que parecía ser un puesto que había sido atacado por los orcos, a los cuales nosotros nos habíamos decidido a dar caza.

Al ver la situación que se da en la puerta del establecimiento decido acercarme a ver qué pasa.

-Buenas tardes señores- dirigiéndome a los dos soldados y el matrimonio –venimos de Bulborp, ¿Qué ha pasado aquí? ¿podemos ayudar en algo?-

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales

Desde el principio sabía que no se encontraría con nada bueno, aún así las espectativas de que lo que encontrasen no fuera demasiado desagradable eran bastante altas.

Cuando llegan y sólo ven destrozos suspira aliviada, y piensa bien en qué decirles a los soldados; sin embargo observa a Glockta que se le adelanta y hace primero la pregunta, lo que le hace fruncir el ceño ya que piensa que es ella la que debe tomar el mando para el recopilatorio de información.

- Venimos como grupo de apoyo en batalla contra los trasgos, orcos y ogros que atacan la ciudad y posiblemente los alrededores. Soy la paladina Kerena Goldheart y lídero este grupo, nos gustaría saber toda la información posible acerca de este ataque para poder combatirlos lo antes posible - Se le eleva el ego mientras habla, la mirada es altiva y seria, ya que la rabia de saber que alguien sufre por culpa de unos monstruos se apodera de ella.

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales

Al acercarse, pueden observar que la mujer del tendero es un manojo de nervios, su rostro esta cubierto por lagrimas y su piel en un tono rojizo que se equiparaba al de sus ojos. La esposa, aferrada a su marido, el cual estaba cubierto de heridas y moratones observo de pronto a Glockta con rabia e indignación. - ¡¿Ayudar?! ¡Bien que podrían haberme ayudado mientras esos malditos orcos destruían mi local! - Dijo con ira mientras caminaba hacia el guerrero, levantando su mano con el dedo indice señalando al cielo, arrastrando a su cónyuge que no intercambiaba miradas con nadie, con la mirada perdida al suelo y llevando un cansado llanto. - ¡Encima me apalearon entre cinco! ¡Cinco! - Dijo el mercader con su mano abierta y sus cinco falanges extendidas.

- Cálmese Walter, con esa actitud lo que hará es ganarse otra paliza... - Habló al tendero uno de los guardias que se encontraban allí. Tras hablar Kerena y con el aviso del soldado, el hombre bajo la guardia, calmándose un poco y abrazando a su mujer. Entre los sollozos de la mujer, Walter el comerciante observo a Glockta y a su grupo. - Lo que les paguen por las cabezas de esos mal nacidos, yo se los duplicare. - Dijo en tono severo. - ¡Las colgare en la pared de la tienda para que vuelvan a atacarnos así! - Concluyó vociferando, llevando a su mujer abrazada de regreso a su casa.

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales

Observa todo el tiempo a los heridos hablar y gritar, luego observando atentamente a los guardas.

Cuando menciona que duplicaría el precio de las cabezas, suspiró profundamente. Ella no buscaba dinero, aunque bien era cierto que no les iría nada mal recibir una buena recompensa si consiguen atraparlos a todos.

Se acerca a la pareja y coloca las manos en jarras, en cierto gesto heroico.

- No se preocupen señores, nosotros le ayudaremos y haremos que olvidar rápidamente este incidente... o eso espero.

Carraspea y observa a los guardas, dirigiendo ahora su palabra a ellos 

- Nos podéis informar de los últimos movimientos de estos monstruos? para poder ir en su busca. Además de si se llevaron algo de valor, o qué tipo de mercancía buscan, si dejan muertos a su paso...

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales

Observa todo el estropicio con detenimiento, en silencio y sin hacer demasiados movimientos. Huele el aire abriendo las aletillas de la nariz bajo la capucha de su capa, tratando de evitar el sonido los sollozos de los heridos.

Al oír esa frase de que duplicaría la recompensa, ahora si que observa al mercader herido, abriendo mucho los ojos. Luego ladea la cabeza mirando al cielo, haciendo cálculos mentales.

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales

Con voz animada y cargada de júbilo.- Si la recompensa es doble, doble será la paliza que les daremos a esos monstruos!- Quizá con algo de ignorancia y bastante optimista, dejándose llevar por la situación, permanecía junto a Kerena, asintiendo a todo cuanto decía a la vez que balanceaba la cola de un lado a otro, aunque quizá no estuviese prestando más atención por lo que ocurría sino por lo que tendrían que hacer para ayudar a esa gente tan mal afortunada.

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales

Había seguido la marcha de todos pensativo y observador. Eran un grupo muy heterogéneo, todos eran singulares y diferentes motivos les impulsaban a aquella misión. Aunque la recompensa era el mayor motivo para algunos, entre ellos Dasha, a mi me importaba más poder "vivir" una aventura.  

Rodeado de personas me sentía una vez más vivo, aunque nadie excepto mi compañera pudiera escucharme o verme.

Tardamos poco en llegar a un pequeño establecimiento donde parecía que alguien había resultado herido. Observé la situación y los alrededores, y decidí dar una vuelta por los alrededores y ver si había algo que pudiera resultar útil 

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Bulborp, Tierras centrales occidentales

Tras llegar al lugar de los hechos y ver toda la escena, una rabia inusual en ella, recorre su cuerpo, no soporta ver este tipo de injusticias, y decide para si misma, atrapar a esos delincuentes y darles una paliza, sin importar que sean orcos, trolls o cualquier otra criatura. Mientras Kerena pide informacion a los guardias sobre lo sucedido, Callia se pone inspeccio ar la zona, en busca de alguna pista, rastrear es lo suyo.

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Cercanías de Bulborp, Tierras centrales occidentales

El soldado al que se dirige Kerena reacciona ante su armadura y sus insignias, brindando un saludo militar, seguido por sus compañeros de patrulla. - Buenas tardes mi señora. Al parecer son una banda de orcos, podrían ser más de quince, trabajan como bandoleros y ya han atacado a varias caravanas mercantes, este es el primer ataque a un establecimiento, por lo que podemos deducir que ya se han armado lo suficiente para llevarse lo importante de las mercancías del local. - Contesto el miliciano.

- Envían un destacamento por ejercito situado en Bulborp a patrullar las zonas afectadas y ayudar a los residentes, pero como vera, somos cuatro soldados contra muchos orcos y lo mínimo que podemos hacer es proteger el área mientras regresa el mensajero de nuestro grupo. - Concluyo el guardia. - Si desean saber en detalle lo que robaron, le sugiero que hable con el mercader, o con uno de los trabajadores si no se encuentra con ganas de hablar... - Aconseja el soldado a Kerena, gesticulando con su rostro, una mueca de disgusto ante la constante reacción del tendero sobre el robo de su local.

Mientras hablaban con los soldados, Neph y Callia observaban la zona, era un pequeño claro donde el mercader había construido un puesto de utensilios para cazadores, viajeros y tramperos, brindando comercio a las caravanas de paso, a los viajeros y a los cazadores de la zona. En este momento, el local estaba siendo reparado por los pobres trabajadores que habían sido apaleados por los orcos, con heridas leves y moratones visibles. El edificio se encontraba con las ventanas rotas, algunos muebles rotos, puertas forzadas y muchas pisadas llenas de barro entrando y saliendo del suelo del edificio.

Los caminos que cruzaban el establecimiento se veían frecuentados, con pisadas de caballos, huellas de carros y pisadas de diferentes tamaños.

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Cercanías de Bulborp, Tierras centrales occidentales

Me alejé del grupo y me acerqué a la entrada del local con la intención de identificar los pasos de los orcos y seguir el rastro por los caminos embarrados.

Quizás también pudiera encontrar alguna pista o algo que se hubieran dejado atrás.

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Cercanías de Bulborp, Tierras centrales occidentales

Neph observa en las cercanías los destrozos que han hecho los orcos en el local, ventanas rotas, puertas rotas, estanterías caídas y mercancía dañada por el asalto. El modus operandi es barbárico, entraron por la fuerza, atacaron a los que estaban allí, saquearon lo que pudieron y se marcharon dejando aquel desastroso escenario.

Callia con instinto cazador, aparte de fijarse en el estado del local, observo el patrón de las huellas determinando que los orcos huyeron en diferentes direcciones de aquel claro para luego internarse en el bosque y reunirse en un punto del noroeste para seguir en esa dirección hacia su guarida secreta.

Poco a poco pasa el tiempo y el ocaso se hace presente, bañando de color naranja y rosa el cielo de aquel bosque que cada momento se torna mas oscuro, las aves levantan el vuelo con sus singulares cantos al atardecer, mientras tanto, los soldados planifican una guardia junto a los trabajadores locales, que armados con hoces, horcas y palas se preparan para cualquier ataque.

- Haremos guardia hasta que anochezca, de ahí en adelante haremos turnos en el tejado de la tienda, donde vigilaremos si alguien se acerca. - Dijo el soldado de mayor rango. - Dos personas vigilaran mientras los demás duermen, si alguien ve algo extraño, harán sonar la trompeta de alarma para alertar a los demás, tengan sus armas a mano y manténganse alerta. - Termino así su explicación al grupo de trabajadores.

Tarde del equinoccio de otoño, 21 de Eleint
Cercanías de Bulborp, Tierras centrales occidentales

Tras rastrear la zona, y determinar hacia donde fueron los orcos, fue a notificarle a Kerena de su hallazgo. Esperó a que esta acabara de hablar con los soldados que estaban allí para decirle.

-Esto... (no sabía bien como dirigirse directamente a ella, ya que nunca antes había tenido un superior o un líder) Perdona... (le dio un toque en el hombro a Kerena para tener su atención) he estado dando una vuelta por la zona y he visto huellas y demás entre los destrozos, podría decir con seguridad que los vándalos que han hecho todo esto fueron hacia el noroeste, por el bosque... ¿qué vamos a hacer? empieza a anochecer y creo que seguir por la noche es bastante peligroso- Una vez dijo esto esperaba respuesta de la Paladina, al fin y al cabo ella decidiría qué iban a hacer.