Partida Rol por web

Oh... En cuanto asimiló la idea de Hodrum, dejó de mirar los estrechos túneles y se puso en guardia. El mago tenía razón, y ni siquiera se le había ocurrido tal posibilidad. Si estaban en la guarida de alguna bestia, podían estar aún menos a salvo de lo que pensaba. Al ver que el hombre estaba estudiando los montones de escombros, esperó a ver si llegaba a alguna conclusión y decía algo más.

El druida inspecciono la sala y asintió.

Busco signos de que hubiese algun resto reciente, no del pasado.

- No conozco mucho los habitantes de las mazmorras, pero lo que dice Hodrum tiene toda la logica. Buscaria otra sala donde descansar

—Bueno, yo creo que de la bestia ya nos hemos encargado—dijo Raff, con un gesto de cabeza en dirección a la habitación donde descansaban los cadaveres de aquellos monstruos— pero es cierto que esos tuneles no me inspiran confianza, y ni loco me meto por ahí a gatas. Casi seguro que conectan con el otro lado de los agujeros, y si algo sé en esta vida, es que no luchas contra kobolds en su propio terreno.

Raff simplemente estaba haciendo suposiciones sin fundamento real, eran ciertamente plausibles, pero eran solo eso. Suposiciones.

—No es un mal lugar del todo para dormir, si tapamos esas entraderas primero, pero quisiera ver que hay en el otro tunel antes de decidirnos.

Talasek observó los restos junto a Hodrum, ya que éste parecía no encontrar una explicación para los mismos.

Fíjate bien, Hodrum - afirma el paladín -. Los restos parecen provenir de distintos grupos y no todos tienen la misma antigüedad. Probablemente alguien o algo los ha almacenado aquí o quizá... - dice haciendo una parada reflexiva - ésta cámara es una trampa mortal y esos son los restos de pobres incautos.

Talasek alzó la vista entonces a Raff y le preguntó directamente.

¿Has revisado la estancia? ¿Algo reseñable?

Las ideas cada vez la gustaban menos, pero la alternativa de seguir adelante sin descansar y sin saber que otras sorpresas podrían encontrar, además del continuo hostigamiento de quien fuera que disparara los dardos, parecía un suicidio.

—Lo mejor es tomarnos un momento. Busquemos trampas, puertas secretas, lo que sea en lo que no nos hayamos fijado. Si no encontramos nada, bloqueemos como mejor podamos esos túneles; son demasiado estrechos para que nos movamos con comodidad por ellos, pero no para criaturas más pequeñas. Después descansamos aquí, y luego seguimos. ¿De acuerdo?

Raff asintió con la cabeza al tiempo que se ponía a trabajar, revisando los escombros con la vista, buscando irregularidades en las paredes y levantando las piedras suavemente, por si guardaran algún mecanismo debajo. Incluso trató de hacerlo levantando el menor polvo posible, temiendo que pudiera llevar váyase a saber qué clase de porquerías tóxicas.

Barakanar ayudo a Raff a buscar mientras tambien removia objetos, pero su ayuda no fue de mucha utilidad

Como había señalado el paladín, el minucioso examen de Raff arrojó a la luz que los restos de armas y armaduras pertenecían a grupos distintos. Lo extraño es que no había ningún resto orgánico de sus antiguos portadores y tampoco encontró el saqueador ninguna otra seña de que la caverna no fuera segura.

Además, aunque el aire estaba algo viciado y no era del todo agradable, el hedor de la caverna de los agujeros no penetraba en esta otra.

—Bueno, parece que alguien se está comiendo hasta los huesos, pero no encuentro peligros de ningún tipo. Creo que montando una guardia estaremos seguros. Vamos a tapar aquel agujero y a descansar un rato.

Tras escuchar a Raff, Hodrum se acercó y empezó a ayudar a tapar los agujeros de los túneles que daban a donde ellos se encontraban. No le gustaba aquella situación, pero dudaba que el otro túnel que habían pasado de largo fuese más acogedor o diese más tranquilidad.

- Mañana pensaremos por donde ir y buscar rastros que nos indiquen un camino que poder seguir. - Empezó a pensar que estaba cansado y tenía ganas de dormir pero no le apetecía despertarse a mitad de noche. - Me ofrezco para hacer la primera guardia. -

Las palabras de Raff finalmente la tranquilizaron un poco, lo suficiente para, al menos, relajar la presión con la que estaba cogiendo su espada. Estaban en un sitio peligroso, pero al menos parecía que allí iban a poder tener un remanso de paz; esperaba que no fuera una falsa ilusión, pues después de todo el día, aunque durante esa jornada no hubieran luchado mucho, necesitaban descansar y reponerse.

—Intentemos apilar restos en las entradas. Escudos, armaduras, rocas, cualquier cosa medianamente pesada o que haga ruido servirá. Si no podemos bloquearles del todo, al menos obligar a cualquier posible atacante a hacer ruido. También sería bueno dormir fuera del ángulo de la boca de los túneles, para evitar disparos desde su interior. Luego haré la primera guardia con Hodrum, si os parece bien.

Con la esperanza de que sirvan más como aviso que como impedimento, empezáis a apilar armaduras y otros restos en los dos pequeños túneles antes de disponeros a descansar.

Había sido un día duro y algo os decía que la noche en este lugar no sería muy confortable. De este modo, organizasteis las guardias como siempre para permitir el descanso por turnos.

Durante tu guardia, todo parecía tranquilo. Pero de momento, oyes algo al otro lado de los túneles trepar o tratar de mover los restos de armaduras. Podrías asegurar que es más de una criatura pero tendrías que iluminar mejor la zona para saberlo.

Alertas a Findar que se pone en pie con las orejas de punta y oteando ambos túneles desde la distancia.

Barakanar se apresura a despertaros rápidamente alarmado por unos ruidos procedentes de ambos túneles. 

Mientras os vais incorporando, de entre los restos emerge una rata gigante y casi una docena de diminutos seres rátidos de alrededor de un pie de altura (mucho más pequeños que la propia rata). 

Parece ser que pretendían emboscaros, pero vuestra habilidad taponando los túneles y los afinados sentidos de Barakanar han arruinado sus planes. A pesar de todo, parecen dispuestos a amargaros la noche.