Partida Rol por web

Apartáis las hiedras y arrancáis algunos musgos para revelar una abertura de cinco pies de altura en la ladera. Las raíces cuelgan desde la parte superior de la abertura, y crecen hongos grises viscosos a los lados y en el suelo del agujero abierto. Entráis en un túnel que huele a fétidas aguas residuales. ¡Incluso las alcantarillas de Greyhawk olían mejor que este lugar!

El suelo y las paredes del túnel están llenos de tierra, pero el suelo está embarrado y es bastante resbaladizo. Musgos y hongos se aferran a las paredes y techo en algunos lugares. Algunas partes están notablemente limpias como resultado de que alguien o algo arranca los hongos de las paredes.

Al entrar en aquél lugar tuvo una sensación similar; aquél era un lugar terrible, la guarida de un mal antiguo y vil. Podía sentirlo en el aire, todos sus sentidos parecían gritarlo. Era, exactamente, como cuando habían el templo del Halcón bajo Greyhawk. No, no es la misma... Aquí es mucho peor.

Empero, no se sintió compungida ni acobardada. La presencia de Heironeus era fuerte en su interior, un baluarte en medio de la tempestad. Su conexión con el dios se fortalecía, notaba el poder acudir a ella, incluso allí. Solo tenía que llamarlo y hacer uso de él a su antojo. Siendo así, era imposible temer, pues nada tenían que hacer aquél culto y su falso ídolo cuando se alzaba ante ellos la espada de la justicia.

Era hora de avanzar, mientras aún les quedaran unas pocas fuerzas. Si no era muy grande, tal vez hasta podrían investigar todo el sitio antes de que el cansancio les venciera. Bien. Cuanto antes pongamos fin a ésto, mejor.

—Será mejor que vayas primero, Raff, por si hay alguna trampa. Yo iré a tu espalda. Si hay peligro, solo tienes que dejarme pasar —se ofreció, voluntariosa, deseosa de seguir.

La primera reacción de Hodrum fue llevarse la manga a la nariz por la hedor que desprendía aquel lugar. Estaba claro que aquel era el lugar donde el mal acechaba y le vino a la cabeza lo que la montaña les dijo. - ¿A que se referiría con que no siguiésemos a las serpientes? - No conseguía saber si se refería a los animales o algo simbólico que pudiese parecer una serpiente, quizás por su forma o algo que pudiese recordar a estas.

- Yo iré detrás de Élise, que todos sabemos que soy tan resistente como un vaso de cristal. Al primer golpe me rompen. -

Y que Ser Talasek cierre la marcha, dijo el pajarito druidico, Findar te protegera Hodrum. Un pequeño raton campestre llamo la atencion de Barakanar, que se lanzó a por el con presteza. Y comenzó a devorarlo

- No he comido mucho hoy, no se que mirais, dijo desde la roca en la que se habia posado mientras devoraba a la pobre criatura

—Quédate cerca, no encontraré nada si no puedo verme ni los pies— le pidió Élise

—Bueno, creo que no vamos a poder dormir esta noche. Manos a la obra— dijo frotándose las palmas, con una muesca de desagrado, y dándose el lujo de no reprimir una arcada ahora mismo que estaban en la entrada.

Con el estoque desenfundado para evitar sorpresas y para tantear el terreno de ser necesario, Raff comenzó su lenta marcha, que trágicamente lo forzaba a acercar de más el rostro (y la nariz) al suelo.

El túnel serpentea hacia el interior aproximadamente 60 ‘. Raff observa que cada diez pies más o menos, aparecen pequeños agujeros en la pared del túnel, que varían en altura entre seis y catorce pulgadas. Todos los agujeros están sucios y algunos están cubiertos de telarañas; parecen ser agujeros de ratas que se entierran más en la ladera. No son trampas en sí pero sin duda ha atraído la curiosidad del saqueador.

Según el reflejo de vuestras fuentes de iluminación, el túnel parece ensancharse a una gran caverna pocos pasos más adelante.

Raff atrajo su atención sobre unos agujeros que, en un primer momento, tomó por trampas. Fue un alivio descubrir que no lo eran, aunque no tanto el pensar en la cantidad de ratas que podía haber en aquél lugar; si todas salen de golpe... Apartó aquél pensamiento de su mente, centrándose en el camino que tenían por delante.

Allí, a unos metros más adelante, el camino parecía abrirse a una caverna más amplia, sin duda la primera que encontrarían en aquél entramado subterráneo.

—En cuanto te asegures de que no hay ninguna trampa en la entrada, déjame delante —susurró al pícaro, aprestando la espada—. Si alguien nos descubre, retrocede también.

—Hemos olvidado comprar un palo de diez pies ¿verdad?— preguntó con una mueca, chasqueando la lengua— Y ni siquiera puedo pedirle el estoque a Nithael para que me diga que no va a darmela para que la meta en un agujero lleno de mugre de ratas.

Raff pasó la mano cerca de los agujeros, como para sentir si venía una brisa que revelara un espacio más grande al otro lado.

—Ya mismo miro.

Bakanar dejo que los profesionales inspeccionasen los agujeros, pero aun asi les echo un vistazo intentado discernir que criatura podria haberlos hecho

Hodrum estaba en medio de todos ellos, sin poder hacer mucho pero intentando permanecer alerta por si ve o escucha algo, incluso mira por las pareces a cierta distancia por si encontrase algo inusual.

- Raff, quizás podría haber algún mecanismo en esos agujeros que abra un pasadizo secreto o algo parecido - Intentando que no se escuchase mucho su voz.

—Lo sé, pero la regla número uno del manual del buen explorador es "no metas la mano a ciegas en agujeros oscuros y húmedos solo para ver qué encuentras"— Raff esbozó una media sonrisa. Hasta él se sorprendía de poder lanzar un chiste en medio de aquella tensa situación.

Estos agujeros han sido excavados por alguna especie de rátido.

Sin duda descrubrís que los túneles son muy profundos pero nunca tienen más de 14 pulgadas de diámetro, lo que imposibilita a cualquiera de vosotros tan siquiera acceder a cualquiera de ellos.

También percibís que no van en línea recta sino que serpentean irregularmente a través de la roca.

Por su parte, Raff asegura que no se trata de ninguna trampa y tampoco escucha nada más allá de la abertura que tenéis frente a vosotros.

Viendo que no habían encontrado nada, se puso al frente finalmente y avanzó a la nueva sala.

—Nada por aquí, nada por allá. Esos son simplemente túneles de rata. Tampoco escucho nada delante, pero vamos con cuidado

Y con eso dicho, se puso detrás de Élise.

- Partamos, dijo Barakanar mientras asumia su lugar en la formacion

El túnel finalmente se abre a una cámara rocosa. Las paredes y el techo tienen aspecto mohoso y resbaladizo, y el suelo no es más que un mar de lodo con unos pocos claros. No hay huellas detectables en él.

La cueva tiene aproximadamente 60 'de ancho, 30' de alto y 50 'de largo, formando un óvalo redondeado. Se pueden ver aberturas en la pared opuesta de la cueva: una que conduce a la derecha y otra a la izquierda. Ocho pequeños "agujeros de rata" más son visibles alrededor del perímetro de la cámara.

Conforme avanzáis hacia el lodo, emergen desde el otro lado del mismo dos horribles criaturas que parecen dispuestas a cortaros el paso.

Entró en primer lugar a aquella caverna, con una sensación familiar. Espada en mano y el escudo presto, algo la decía que se estaban adentrando en la boca del lobo, que el peligro aguardaba más adelante. Ya fuera intuición o los recuerdos de cuando habían entrado de igual modo en la base de la secta en las alcantarillas de Greyhawk, el caso es que cuando aquellas criaturas aparecieron salidas del fango, cual guardianes de pesadilla, ella estaba preparada.

Al no encontrar ninguna trampa el grupo siguió a delante atentos a cualquier movimiento que se produjese a su alrededor. Élise abría la marcha y el resto del grupo en orden y sin levantar mucho ruido la siguieron hasta llegar a una zona más amplia, de unos 30' de alto y seguramente el doble de ancho con el suelo lleno de lodo.

Avanzaban con cautela cuando del otro lado uno bichos realmente feo les cortan el paso. - El comité de bienvenida acaba de llegar, así que démosles un cordial saludo. - Mientras buscaba donde situarse para disparar la ballesta que llevaba lista para disparar o empezar a recitar conjuros.

Barakanar iba haciendo disquisiciones entre la flora y la fauna de la caverna, al no haber estado tantas veces en lugares a tanta profundidad. El rugido de las criaturas que surgieron del lodo casi sorprenden al druida, pero al llevar tanto tiempo en tension pudo reaccionar con rapidez

Desgraciadamente, Barakanar no puede identificar estas "aberraciones" como propias del mundo natural. Desde luego su visión es casi repugnante.