Partida Rol por web

Llegas al Templo a primera hora de la mañana cuando doblan las campanas por los primeros oficios. Los sacerdotes están absortos en sus tareas y todo parece normal.

Ante tu llegada y tu impetuosa voz de alarma, varios acólitos quedan sorprendidos y algo sobrecogidos.

- ¿Cómo? - se atreve a preguntar uno- ¿A qué se refiere señor? ¿Podemos ayudarle en algo?

El clérigo estaba de acuerdo con esa descripción de los hechos.

- Nos han tendido una trampa. Querían formar un alboroto y que ustedes nos capturaran. Lo que quieren esos encapuchados es que nos marchemos de Greyhawk pero los dioses tienen designios diferentes. Mi dios me ha enviado un sueño acerca de esa gente amenazando la ciudad. Harían bien en escuchar y permitirnos investigar.

Enseñó su símbolo sagrado.

- Soy sacerdote de un dios benigno, como bien puedo demostrar. Pido confianza en mis actos y los de mis camaradas.

Miró fijamente al guardia esperando dejarle claro que sus propósitos eran nobles.

Emm. Si, disculpad mis modales. Venía a ver a Lord Tasalek, servidor de San Cubhert. Recibí una misiva en la que se me llamaba con urgencia. Mi nombre es Dalibor. Esperan por mi. Exclamó el monje haciendo una reverencia marcial.

Para tu sorpresa, Sir Talasek aparece a los pocos instantes por la calle en dirección al Templo.

- Saludos Dalibor. ¡Qué sorpresa! No esperaba encontrarte aquí, ¿Necesitas algo? ¿Dónde está el resto?

El caballero se encuentra en perfectas condiciones y no parece haber sido atacado.

Pero pero! Que es lo que ocurre aquí! Quedándose momentaneamente perplejo. Recibimos una misiva en la que nos comunicaban que estabas gravemente herido y nos hacia llamar.

Decía textualmente: Talasek ha sido atacado y está al borde de la muerte. Su futuro está ahora en manos de San Cuthbert. Ha preguntado por vosotros y dice que tiene información que es cuestión de vida o muerte. Venid inmediatamente. Puede que San Cuthbert lo tome en sus brazos pronto."

Veniamos de camino cuando fuimos asaltados en la noche por unos asesinos que nos atacarón despiadadamente. Los repelimos pero justo en ese momento llego la guardia de la ciudad y detuvo a mis camaradas. Yo hui con un poco de suerte y vine al templo para averiguar lo que había sucedido. Y te encuentro a salvo.

Nos tendieron una trampa! Exclamo rascandose la barbilla mientras que asimilaba los entresijos que ocultaba aquella ciudad.

¿¿Cómo?? - Talasek se alarma ante tu relato y trata de aclarar lo más rápidamente posible este entuerto.

¡Esa nota no es de mis hermanos de San Cuthbert! Evidentemente habéis sido engañados por alguien que no os quiere aquí.

Sobresaltado, el paladín toma una decisión.

Vamos a la Ciudadela, tus amigos pueden estar metidos en un buen lío, hemos de aclarar todo esto.

Asintiendo! Exclamo: Vayamos, espero que no me reconozcan como el que salió huyendo, pero la necesidad de aclarar lo sucedido lo requería.

No te preocupes Dalibor - dice el paladin -. No se atreverán a hacerte nada si yo te acompaño, y menos a plena luz del día. ¡Rápido, resolvamos este entuerto!

Acompañas al paladín hasta la Gran Ciudadela con paso ligero, tratando de acortar los tiempos todo lo posible.

Finalmente llegáis y los guardias reconocen a Sir Talasek, os piden que aguardéis unos instantes porque el capitán de la guardia está interrogando a vuestros compañeros. El oficial entra en la sala dónde se está llevando a cabo dicho interrogatorio.

El capitán de la guardia mantiene sus brazos en jarras mientras escucha interesado vuestra versión de los hechos. No hace muchas preguntas y es lejos de ser tan censurable como lo fue Nestor Morden.

- Bien. ¿Podéis dar una descripción de los asaltantes? ¿Cuántos eran? ¿Algún rasgo distintivo?

Mientras se suceden las preguntas, alguien llama a la puerta:

- Señor, disculpe. Sir Talasek está aquí y exige ver a los detenidos.

Al oír el nombre del paladín quedáis totalmente sorprendidos. ¿Cómo es posible? ¿No estaba al borde de la muerte?

- Hazlo pasar. Aclaremos este entuerto.

Dice finalmente el capitán.

Talasek accede a la estancia y parece estar en perfectas condiciones. Para vuestra sorpresa, vuestro compañero Dalibor lo acompaña.

- ¿Dalibor? ¿¡Sir Talasek!? ¿Qué está ocurriendo? -pregunto ante el inesperado giro (a mejor) de los acontecimientos. Mi mente empieza a procesar un posible escenario: para la emboscada, era necesario que saliéramos de la posada alertados por una nota de gravedad falsa...

Por los dioses esto era muy extraño. ¿Dalibor y Talasek habían venido a ayudarles o a condenarlos? ¿Eran ellos o cambiaformas?

El clérigo se quedó sin palabras. No tenía ni idea de lo que iba a suceder a continuación. Decidió alzar un poco la barbilla y mirarles detenidamente esperando a ver qué sucedía.

- Saludos amigos- dice el paladín-. Según me ha informado vuestro compañero Dalibor, parece que habéis sido emboscados por unos encapuchados. Desde luego, ni yo ni mis hermanos del templo tenemos nada que ver con el mensaje que recibisteis.

Como podéis ver estoy en perfectas condiciones y he dispuesto todo para que os liberen lo antes posible- continúa mientras mira alrededor- Libres de cargos.

En ese momento entra Néstor con gesto serio y visiblemente enojado, todos los guardias se cuadran en gesto de respeto. La cara de Néstor es un poema, visiblemente contrariado por vuestra presencia.

- De modo que de nuevo aquí...- dice haciendo una incómoda y larga pausa-. No hace ni dos días que os dije que vuestra presencia en la Ciudad Libre no era bienvenida. Os invité a abandonarla y no sólo no me hicisteis caso, sino que habéis vuelto a meteros en un lío.

Se acerca a una mesa de madera que hay contra la pared dónde hay varios expedientes organizados y le propina un fuerte golpe con el puño cerrado.

- ¿Qué más hace falta? ¿Por qué no abandonáis esta ciudad?

Después mira a Sir Talasek de reojo.

- Ohh claro, es este caballerucho entrometido. Oídme Talasek, si sigues defendiendo a estos maleantes al final tendré que tomar cartas en el asunto.

Visiblemente enrabietado, Nestor os pone en libertad.

- Por el momento no puedo hacer nada. Pero estaré atento a vuestros movimientos hasta que consiga que os larguéis de aquí. Dadlo por hecho. ¡Guardias! Ponedlos en libertad- concluye.

El trato que nos dispensa Nestor llega incluso a ser sospechoso, teniendo en cuenta que no hemos sido nosotros quiénes han iniciado la lucha. La implicación de un alto mando como él podría explicar la situación de la ciudad, desamparada ante los actos criminales que ocurren en su interior. Claro que su conducta también podría deberse solo a los nervios por no poder detener dichos actos, y no estar fomentándolos.

En todo caso, al salir me apresuro a llamar telepáticamente de vuelta a mi psicocrital, escondido tras intentar buscar a Dalibor, y digo:

- Es una suerte que la nota fuera falsa, sir Talasek, nos temíamos lo peor. No sé si implicar más al posadero preguntándole como era el mensajero, mas aún teniendo en cuenta que el enemigo parece dominar muy bien el arte del disfraz...

Las complejas intrigas sonaban completamente incongruentes en la mente de Kraag, en su ciudad, si alguien tenía un problema con otro alguien, sólo hacía falta plantarse ante él con un hacha, maza o arma similar. Empezaba a pensar si en verdad eran los humanos tan civilizados como presumían.

Siguió el hilo de los acontecimientos como el que visiona un film, quedó boquiabierto con la aparición de Sir Talasek y Dalibor, y torció el gesto a una mueca de enfado cuando apareció Néstor Morden a acusarlos y amenazarlos. Si no fuera por que sus compañeros ya le habían aleccionado varias veces acerca de las costumbres humanas probablemente hubiera producido un altercado tanto grito y tanto golpe por parte de aquel individuo.

Total, eran libres, por ahora, habían logrado cortarle esa noche, esta vez era personal, una venganza de sangre se gestaba en la mente de Kraag.

Dalibor tras entrar tras Talasek, saludo brevemente a sus compañeros con un breve movimiento de su mano. Se lleno de alegría al ver que estaban sanos y salvos. Tras la irrupción malhumorada de nestor y su rápida puesta en libertad salieron de la Gran Ciudadela. Ya fuera, exclamó:

Alabado sea el destino que nos vuelve a unir de nuevo, amigos! Rascandose la barbilla, prosiguio: Para mí que Nestór esta metido en el ajo.

Todo esto es muy raro, Talasek! me siento como si fuera una marioneta a la que tiran de los hilos.

Una vez fuera de la Ciudadela, Talasek expone las pistas que por el momento están sobre la mesa.

- Amigos, ésto es lo que sabemos hasta ahora:

1. En las Barracas (Shacktown) ha habido una serie de desapariciones, más de una decena y la mayoría hombres.

2. Las leyes de Greyhawk son estrictas en la prohibición de cultos malvados dentro de sus muros.

3. Todos los cultistas descubiertos han sido juzgados sin piedad.

4. Los Habitantes de la Ciudad Vieja han visto incrementada la actividad de gente extraña.

5. Más allá de la Puerta del Druida, en el Círculo de Piedra se puede descansar sin ser detectado.

6. Los alumnos de la Universidad de las Artes Mágicas están descontrolados.

Creo que es el momento de tomar nuestras propias decisiones. ¿Qué me decís?

El hecho de que los cultistas descubiertos hubieran sido ejecutados sin piedad parece exonerar a Nestor, a no ser que se trate de otros cultos, personas de las que querían deshacerse o sean sacrificios aceptables para hacer parecer que la guardia trabaja adecuadamente. En todo caso empieza a ser una conjetura improbable...