Partida Rol por web

Me quedo contemplando al lobo

- Me vas a ayudar con esto o no? al otro lado hay un monton de cosas que te vas a poder comer, destripar y matar, en el orden que quieras.

Mientras miro el guantelete y me lo intento poner.

Despues de ponermelo intento golpear la puerta con el a ver si se rompe o algo.

De una rapida patada remato al esqueleto que tengo delante y me giro para derribar al que amenaza al gnomo que parece haberse quedado congelado. Mis rápidos golpes dan con sus huesos en el suelo y sin darle tiempo a darse cuenta lo ocurrido, piso su cabeza transformandola en polvo

—No me gusta —dijo en voz baja, prácticamente susurrando para si mismo nada más vislumbró todo el lugar.

La sala tenía demasiadas puertas, posibles puntos de entrada para enemigos. De hecho, tras varias de ellas se escondía un peligro desconocido pero seguro. El problema es que podía ser que también lo hubiera en el resto, amenazas silenciosas aguardando al primero que cruzara. Suspiró.

—Por allí hay pelea —comentó, señalando las puertas del este; eran dos, pero seguramente darían paso al mismo cuarto—. Y alguien —o algo— está intentando abrir aquella —añadió, señalando la puerta más esquinada al norte de dónde estaban.

Miró a sus compañeros y ladeó la cabeza. Querían ir primeros, así que les dejaba tomar una decisión; al menos, tomaría en consideración lo que dijeran.

—¿Por dónde queréis ir?

Al entrar en la nueva sala, me detuve en cuanto vi su tamaño. Realmente era bastante grande y con demasiadas posibilidades. ¿Por dónde habría que ir? todas las puestas eran iguales y estaban cerradas.

Y esa mesita ¿para qué estaría allí? 

En ese momento escuché a Vincent, aunque en ese momento todavía no sabía su nombre, si por allí hay pelea, yo iría por el norte o por el oeste señalo la puerta que está al lado de la mesita por esa 

A propósito, mi nombre es Lobatov. Si vamos a continuar juntos, es más sencillo llamarnos por nuestro nombre que por ¡eh tú!, sí, tú hago gestos con la cabeza, elevándola un poco y se haciendo señales con la mano señalando a un punto imaginario.

¿y qué hará esa mesa ahí?

Miré al chico, sopesando sus palabras, y después al otro, que aún no se había presentado. De hecho, seguía mirando interesado alrededor. ¿Se habría dado cuenta de algo que ellos no? Negó, cabeceando levemente. Todos tenían secretos allí.

—Lovbatov. —Mmm. Las palabras del más joven de los tres denotaban curiosidad, era de los que metían las narices en todas partes, buscando sin saber el que. Su precipitación le había hecho hacer saltar una trampa, y tal vez le llevara de cabeza a otra. O lo que era peor, a desviarse del camino—. Yo abriré aquella —dije señalando la del más al norte—. Depende de lo que veamos cada uno, iremos por un lado u otro. ¿Te parece bien? —Sonrió; la respuesta en si era irrelevante. Ni siquiera esperó respuesta—. Bien. A propósito me llamo Vincent.

Nada más decirlo, se acercó hasta la puerta y la inspeccionó de un rápido vistazo, en busca de algún peligro. En caso de no encontrarlo, simplemente abriría.

Me encojo de hombres ante la respuesta de Vincent, a pesar de pensar que el tiempo era importante, quizás la seguridad también. ¿Quien sabe?

Imitando a Vincent, me acerqué hasta la puerta, pero antes deteniéndome en la mesa para observarla detenidamente antes de intentar escuchar más allá de la puerta. Miro intentando encontrar el mismo mecanismo que alojaba la anterior puerta y que había salta esa hoja 

El lobo huargo parecía que no te hacía caso, intentas ponerte el guantelete pero ves que no encaja, al parecer está diseñado para otro tipo de brazo, como una prótesis de brazo

Gritas que te abran, pero no obtienes respuesta, nada sucede, no sabes si la persona que estaba al otro lado ya no está o ha decidido dejarte morir. Vas a por el mandil, estás a punto de ponertelo cuando el esqueleto del troll consigue cruzar tu santuario y atacarte con su garra, de un solo golpe casi te destroza

El esqueleto que había derribado Lidar se pone en pie, intenta golpear a su objetivo pero no está estabilizado del todo y termina fallando el ataque. Fonkin consigue empujar a uno de los esqueletos, pero apenas le hace nada, los dos esqueletos que lo atacan lo golpean a la vez, ambos consiguen golpearlo, por suerte con una sola de sus garras, aunque el joven comenzaba a notar los golpes en su piel.

Lidar comienza a dar golpes, acabando con el esqueleto al que anteriormente había derribado y derribando uno nuevo, pegándole patadas hasta convertir los huesos en polvo. La gran amenaza ya estaba casi extinguida y con la ayuda del simio que acabó con el último esqueleto, ahora estabais ambos solos, sin contar con el simio y el constructor.

Vincent va hacia la puerta del norte, observa la puerta de madera y no ve nada que llame su atención, así que intenta abrirla, gira el pomo de la puerta, pero está cerrada, en ese mismo instante del techo cae una lanza, con la mala suerte de rozar a Lobatov que se encontraba en el otro extremo de la habitación.

Lobatov que estaba herido de las trampas que él activaba e, incluso, de las que otros activaban se acerca a la mesa, pero no hay nada, solo una mesa polvorienta.

Escuchas tras la puerta, puedes distinguir dos clases de pisadas diferentes, pero ninguna voz que las acompañe

Hizo ademán de apartarse al detectar —tarde— la lanza, pero no fue necesario. La jabalina salió disparada en un ángulo extraño, cruzando hasta el otro extremo de la habitación. Hasta Lobatov.

Fue un simple roce, nada que tener —excepto si estaba envenenada—, aunque suficiente para plantearse ciertas preguntas, todas sin respuesta todavía pero con indicios que no auguraban nada bueno.

¿Tenían trampas todas las puertas? Si no todas, la mayoría, estaba seguro; hasta ahora, al menos, habían sido dos de dos. Además eran mecanismos diferentes con resultados impredecibles. ¿Las de esa habitación apuntaban hacia la mesilla todas, tenían un rumbo marcado de unas puertas a otras, o era puro azar que justo esa hubiera dado allí? En cuanto el chico abriera tendría más datos.

Por si acaso, se apartó de ahí y regresó junto a Villtur, dónde parecía estar más a salvo.

—Intenta empujar la puerta con el bastón —recomendó al joven.

Sin darme cuenta, pues iba avanzando hacia el otro lado de la habitación, una lanza que salió de no se dónde me rozó justo el brazo, haciendo que me detuviera, echándome la mano al brazo y mirando hacia atrás, justo para ver que Vincent había intentado abrir una de las puertas.

Con una mirada hacia el lugar del que había salido la lanza, me pregunto si a pesar de todo, alguien dictara quién vivía o quién moría, pues demasiadas casualidades se estaban desarrollando y todas ellas, misteriosamente, se centraban en mí.

Así, cuando Vincent dijo lo del bastón, me encogí de hombros, pues daba igual lo que hiciera, si querían la trampa podría salir de cualquier sitio, me giré hacia ellos y señalé la puerta con el dedo índice un par de veces. Una vez que me aseguré que estaban mirando, elevé la mano para señalarme el oído, luego levantar el puño con dos dedos levantados, manteniéndolos también durante un par de segundos; Sin dejar de mirarlos, di la vuelta a los dedos, haciendo que éstos miraran hacia abajo y los moví hacia delante y hacia atrás.

Me limité a enarcar una ceja. No tenía ni idea de lo que intentaba decir con tanto gesto.

La sangre brotando de sus heridas y sin apenas respiración el Karuth echó una mano llameante hacia la aberración no muerta sin llegar a alcanzarla.

- Wee Jas, tengo tan poco que ofrecer... ¡No me lleves!

El miedo le sobrecogió, no quería morir a manos de una criatura contranatura, de manera que huyó hacia la baldosa con runa cargando el mandíl y hacha sin tiempo ni capacidad de raciocinio para saber si le interesaban o si mejor haría deshaciéndose de ellos. Puede que no importase después de todo, pues nada garantizaba que aquella baldosa fuese a salvarle.