Partida Rol por web

Mordin te observo cuidadosamente, como si no te conociese, o como si temiera que podías tratarte de otra persona. Tenia un extraño tic, golpeaba la yema de su dedo pulgar contra la de sus otros dedos de la mano izquierda, como si contase algo. Pero bien sabias que ese no era su transtorno, tu sire era muy paranoico. Tras unos segundos observándote, una sonrisa se dibujo en su rostro, ya había decidido que efectivamente, tu eras tu.

-Melvin, ha pasado largo tiempo si... -Dijo con los mismos susurros que solo los usuarios de Auspex podíais permitiros. Aunque lo habías visto comunicarse con compañeros de clan en susurros tan bajos que ni tu podías escuchar.- Al igual que tu has heredado mi deuda, Vencel heredo el favor de su sire, un vampiro mucho mas poderoso que el. Pero no lo veas como un castigo mi joven Melvin, yo mismo podría haber pagado mi deuda pero te he elegido a ti, por las oportunidades que este viaje pueden representar.

Cuando le preguntaste por los nombres, cerro los ojos pensativo.

-Havnor es el nombre que utiliza Octavio, es un hermano de clan muy antiguo y muy sabio. Zelios es un nosferatu que construye castillos y otras fortalezas, observa bien sus diseños, tu especialmente es posible que veas mas de lo que el mismo ve. Y Zolot... no, definitivamente no me suena ese nombre.

-Eres un buen chico Austère. -Gottfried, dio unos golpecitos en la cabeza de su chiquillo como quien premia a un cachorrito. Después observo el cuaderno que su pupilo le ofrecía, pasando las paginas de una a otras, deteniéndose en algunas mas rato.

-Veo que ha aumentado, desde la ultima vez, eso es bueno. Si levantas la fortaleza, podrías ganarte una buena fama al igual que Zelios. Recuerda lo que siempre te enseñe: Se discreto tu, no tus actos.

Blythe aguardó en silencio a que el Príncipe se retirase de la sala, a la par que meditaba acerca de la misión que se les había encomendado. 

Permaneciendo aún sentada, la joven acarició distraídamente detrás de la oreja a Fantasma, mientras los demás vampiros se reunían con sus sires. Auffrye dirigió una mirada a la humana que había traído con ella, para comprobar que aún yacía en sueños, para luego dar una pequeña palmadita en la cabeza a su fiel compañero, para indicarle que era libre de acercarse al lobo negro y de ojos verdes, si lo deseaba. 

En cuanto a ella, tan sólo miró a Ser Eldridge, inquisitiva, como si esperase alguna indicación por su parte para salir fuera o acercarse a él... 

Otro de los nobles vampiros de la sala miro a su chiquilla con una sonrisa grabada en el rostro, dio una palmadita a su propio lobo y este comenzó a olfatear al lobo blanco.

-Había oído que los viajes largos cambiaban a las personas, pero jamas se me ocurrió pensar que harían que te volverías tan tímida como para ni siquiera acercarte a saludarme, Bly.

- Agradezco la información, mi señor - dijo Melvin agradeciendo las palabras de su sire - Veo que se han reunido muchos más cainitas, parece que la misión bien lo merece... ¿qué sabes del resto de vampiros? Parece haber algunos bastante influyentes... Por desgracia para mí, viajar tanto hace que no consideres importante a la mayoría de cainitas, pues es poco el tiempo qué me establezco en un lugar concreto... ojalá pueda encontrar un lugar al que pueda llamar hogar...

Stepan se levanto de su asiento y camino hacia su mentor, cuando llego hasta este, solo se inclino levemente y pronuncio con un susurro- señor?- esperando a que este se moviese o dijera algo, no habia pasado demasiado tiempo desde la ultima vez que se vieron, asi que tampoco esperaba intercambiar demasiadas palabras con el.

De haber tenido sobre los huesos de la cara algo mas de músculos y piel, en el rostro de Austère se habría dibujado una expresión de absoluta felicidad por el buen trato de su Sire.

Las palabras de su maestro siempre estaban cargadas de sabiduría y el "joven" norsferatu admiraba profundamente a su maestro por ellos, incluso después de haberle considerado capacitado para andar por los oscuros caminos del mundo por si mismo aún podía seguir aprendiendo de él.

-¿Como olvidar tal cosa? El conjunto se sus enseñanzas son mi razón de ser, Maître*. -responde el engendro, haciendo un respetuoso asentimiento de cabeza.

Con una débil sonrisa, la joven se levantó y se dirigió a su sire, con cierto brillo travieso en los ojos. 

Sentándose cerca de él, Blythe se inclina levemente y le besa con delicadeza y ternura -casi demostrando que, pese a todo, era una doncella- una mejilla, a la par que susurra: 

"Ni mucho menos, mi señor..." Alejándose para mirarle a la cara, Auffrye alza una ceja, para lego seguir hablando: "Así que... Le debéis un favor... Qué interesante.. Nunca pensé que Ser Eldridge Auffrye le debiera favores a nadie..." Con cierto tono burlón. "Y lo que es más... ¡Me mandáis a mí a pagar! Dejadme que lo adivine... Es por aquélla vez que os engañé con zumo de tomates y remolacha y os hice creer que era sangre... ¿Verdad?" Soltando una breve carcajada: "Aunque yo creo que el que me engañó fuiste vos, haciéndome creer que os habíais tragado la mentira, ahora que lo pienso... Fue la semana siguiente a mi conversión... Estaba enfadada con el mundo, y creí que sería una buena venganza..." Sonríe de medio lado, a la par que sus ojos se posan en los de él por algunos segundos, lo suficiente como para haberse sonrojado si aún fuese humana. Luego los desvía rápidamente, para prestar atención a los lobos, quienes parecían entretenidos en jugar el uno con el otro... 

"Queréis... ¿Queréis que demos un paseo o algo...?" Volviendo su atención a la sala, donde estaban los demás vampiros. No era que le apeteciese mucho compartir su sire con ellos...

Más bien deseaba verle a solas, y preguntarle un montón de cosas. No en vano, pronto deberían separarse... 

Y aquéllo más bien le apenaba.... 

El nosferatu prosigue con su conversación, esta vez en un tono mas confidencial al reparar en algunas miradas fugaces y desdeñosas que observaban a la pareja de cadáveres andantes.

-Sieur ¿Sabéis algo mas sobre los textos que el príncipe espera que encontremos?

Era un encuentro muy valioso para Thraven, su mentora lo era todo para ella y la emoción que tenía al verla de nuevo era palpable.
Tras evadirse ambas a un lugar apartado y mantener el fuerte abrazo recibido, toda la tensión acumulada desde su llegada se desvanecía.

-Me alegro mucho de volver a verla maestra, tengo tanto que contar, pero no se angustie sabía que este día llegaría y nada me place mas que servir en su nombre. Le contestaba con una sonrisa risueña y sin ningún rasgo de preocupación.

El cainita se puso en pie y abandono la habitación junto a su chiquilla y a los dos lobos que siguieron a ambos.

Su mirada a penas si se detuvo un instante en contemplarte, como si de un trozo de carne mas te tratases. Comenzo a hablar, esta vez su voz era apenas un susurro, tal que tuviste que aumentar tus sentidos para poder continuar la conversación. Ya habias visto a tu sire hacer eso antes, era una buena forma de hablar sin preocuparse de oidos indiscretos.

-Bien chiquillo... Veo que llamar la atención sabes. -Dijo con su habitual tono frío.- Ya es bastante desgracia estar endeudado con los malditos Ventrue, como para que tu aumentes esa deuda. Pero tranquilo no voy a castigarte... Por ahora, al menos has sabido salir del paso. Espero que comprendas la importancia de esta misión y actúes en consecuencia, no solo saldariamos la deuda con estos bastardos, ademas te podrías colocar en una posición de poder que el dia de mañana lamentarian. Asi que todo debe salir bien... No lo digo solo por ti, encárgate que esa panda de desgraciado con la que vas a viajar no echen todo por tierra. 

Tu sire, cierra los ojos unos segundos meditativo.

-Cuando llegue por esta zona, esa torre ya estaba en ruinas, por lo que no. No se que tipo de textos pueden ser los que hallan allí, quizás registro de la época o libros, pero ándate con ojo puede haber algún ritual o algún otro texto ocultista interesante. Asegúrate de revisarlo todo bien antes de mandárselo a Vencel. Después de todo, el tampoco tiene forma de saber que es lo que había o no había allí.

Tu sire sonrió de buena gana al escucharte.

-Muy bien, ese es el espíritu. Sera un viaje largo, pero no pases la oportunidad de conocer mejor a tus compañeros los amigos de hoy pueden ser los aliados de mañana. También debo advertirte que tengas cuidado cuando viajéis por los bosques de Transilvania, hay rumores de que los hombres lobo andan mas activos en estas noches y si os detectan no dudaran en abalanzarse sobre vosotros.

El ultimo de los sires, se alzo, y fue el quien se acerco a su chiquillo y le palmeo la espalda con fuerza. No había duda de su procedencia pues vestían ambos atuendos del mismo estilo. Aunque costaba creer quien era el sire y quien el chiquillo. Puesto que el maestro era en apariencia mucho mas joven que el aprendiz.

-Alberto, a mis brazos. Me alegro de que hayas llegado sin ningún inconveniente.

Tu sire rio, en voz baja al escucharte, aunque gracias a los sentidos aumentados, podia escucharse como si de carcajadas se tratasen.

-Mi buen Melvin, debes trabajar tambien tus relaciones con otros cainitas... Por muy ironico que suene que yo lo diga pues procuro tolerarlos lo minimo. Este viaje sera largo y puedes encontrar aliados entre esta cuadrilla, tengo el presentimiento que un hilo os enlaza a todos, pero depende de vosotros que ese hilo se convierta en una cuerda que podais utilizar para escalar las adversidades o de la soga que os sentencie.

De fondo escuchabas otras conversaciones, por desgracia la mayoria de tus compañeros utilizaban su idioma natal para comunicarse con sus sires. Por suerte, el idioma natal de Stepan y su sire era el rumano, el cual dominabas a la perfeccion y pudiste escuchar lo que el diablo del baluarte decia a su chiquillo, tambien estaba hablando en susurros, pero comparado con vosotros, era como si hablaran en voz alta.

-Bien chiquillo... Veo que llamar la atención sabes. -Dijo con su habitual tono frío.- Ya es bastante desgracia estar endeudado con los malditos Ventrue, como para que tu aumentes esa deuda. Pero tranquilo no voy a castigarte... Por ahora, al menos has sabido salir del paso. Espero que comprendas la importancia de esta misión y actúes en consecuencia, no solo saldariamos la deuda con estos bastardos, ademas te podrías colocar en una posición de poder que el dia de mañana lamentarian. Asi que todo debe salir bien... No lo digo solo por ti, encárgate que esa panda de desgraciado con la que vas a viajar no echen todo por tierra. 

Tu sire se saca de la sala, guiándote por los oscuros pasadizos por los que llegasteis.

-Ser Eldridge Auffrye no debe favores, pero como bien sabrás los favores al igual que las deudas son hereditarios, los Arpad le deben un favor al sire de Vencel, y como somos sus vasallos nos pasan la deuda a nosotros, en este caso a mi sire, que me la pasa a mi y yo en un gesto de cortesía y humildad te la cedo a ti mi pequeña Bly y en ti acaba la cadena... A no ser que creas que Fantasma puede levantar la torre. -Bromeo tu mentor, con esa sonrisa que solo a ti te dedicaba dibujada en su rostro.

Caminasteis largo rato por los oscuros túneles, hasta unas escalinatas que por fin daban a la superficie, tenían el mismo aspecto arruinado que por las que descendisteis pero no eran las mismas.

-Estos túneles conectan casi todo el distrito del castillo, el príncipe Vencel a tenido la amabilidad de decirme un atajo hasta esta zona. Es una posada, no iba a permitir que mi chiquilla pasase el día en un mugriento almacén rodeada de esos vastagos.

Austère se rasca la calva cabeza, meditando lo que decía su maestro. El ocultismo era una de esas cosas que le apasionaban puesto que formaba parte de ella. El nosferatu sabia que habían cosas que escapan de su comprensión y muchas otras que enloquecerían a una mente mortal.

-¡Vaya si lo haré! Me pica la curiosidad... -Dijo, pasando de la cabeza a detrás de la oreja y encontrando algo, un parásito alojado detrás. El nosferatu hizo un gesto que parecía sorpresa, sin recordar cuando había invitado a aquel nuevo huésped a compartir su cuerpo.

Asintio levemente ante las palabras de su mentor, estaba acostumbrado al juego, es mas le llenaba de orgullo poder hacer aquello delante de el resto sin siquiera que se enterasen- si maestro, parece que aun tienen esperanzas de ser humanos..jugan a serlo y eso puede ser un problema para mi, pero lo que es seguro, es que es un problema para ellos.. si me permitis la osadia, que hay de Zelios y Radu, sus nombres me suenan, pero no caigo ahora mismo...

Observando a Eldridge con la media sonrisa aún pegada a sus labios, la joven camina por los oscuros túneles, con esos atípicos andares varoniles -aunque no exagerados- para una 'dama' de noble cuna como ella, con los brazos colocados tras su nuca, la espalda erguida, y el mentón alzado en un gesto casi desafiante. 

Fantasma y Sombra abrían la marcha, interesados en olisquear todo cuanto aparecía ante ellos, o darse mutuos mordiscos amigables, más que en lo que hacían o hablaban sus respectivos dueños. 

"Vaya sire más amable tengo..." Señala burlona en cuanto el vampiro explica sus actos: "¡Pasarme una deuda que se remonta a los Arpad! ¡Pero qué chiquilla más afortunada soy! ¿Debería de arrodillarme ante vos, ahora mismo, y deciros cuanto os amo?" Con una graciosa reverencia acompañada de un tono jocoso. 

Dejando un momento de silencio, la joven se muerde el labio inferior, y entonces continúa hablando: 

"Aunque seguro que ya lo sabéis..." Expresa con 'misterio' y con sus ojos brillando, juguetones. "Aún así... Sí debo agradeceros que me llevéis a pasar el día lejos de todo el bullicio..." Acercándose a él despacio y colgándose -cual niña pequeña- de su brazo, para luego añadir: "¡Y de esos malvados vástagos, por supuesto! Yo hasta casi preferiría pasar el día con vos, antes que con ellos, mirad hasta qué punto los desprecio!" Obviamente bromeando: "Ah.. Y para que no os quepa duda... Fantasma es capaz de levantar una torre, y hasta dos, si se lo pido con tiempo!" Fingiendo seriedad en el asunto. Hasta el momento, era sólo con él con quien se comportaba de esa manera, puesto que la sangre les unía más que a otros, y eso era algo que para Bly era más que difícil de olvidar. 

"A todo esto..." Señalaría un rato después, pensativa: "¿Cómo creéis que debería de enfocar la misión...? Y, lo que más me preocupa... ¿Conocéis vos al tal Stepan? Ese que el Príncipe no hizo más que halagar... ¿Es realmente tan digno de halago...? Su comportamiento me pareció un tanto.. Inusual... Pero por supuesto... ¿Quién soy yo para juzgar, siendo la doncella en la armadura?" Con una sonrisa amarga, posiblemente recordando algunos de los rumores que había acerca de ella...