Partida Rol por web

La noche ha llegado y vuestro aletargado cuerpo se va llenando místicamente de no-vida gracias la la magia de la vitae que os hace revivir noche tras noche. Pero esta noche es diferente, es la primera noche de un viaje, que no solo es a través del mero espacio físico, también puede ser un viaje de vuestra historia como cainitas, el principio de vuestro legado.

A las afueras de la ciudad hay 3 caravanas tiradas por un par de corceles cada una y completamente cerradas, adaptadas especialmente para vosotros, contienen en sus compartimentos para equipajes, vuestras bultos y petates, y algunos que desconocéis en los que debe haber los recursos que Vencel os ha facilitado para la empresa.

Sobre cada una de ellas un cochero aguarda a ponerse en marcha y 6 hombres armados las custodian, todos esperando vuestra llegada y a que deis la orden para poneros en marcha.

Tu bestia no brava esta noche por sangre, si bien es cierto que no estas hambriento, estas lejos de sentirte lleno de vitae.

Si bien es cierto que aun no estas lleno, estas completamente saciado, tu bestia esta conforme y no sientes la necesidad de alimentarte.

Si bien es cierto que aun no estas llena, estas completamente saciada, tu bestia esta conforme y no sientes la necesidad de alimentarte.

Tu bestia no brava esta noche por sangre, si bien es cierto que no estas hambriento, estas lejos de sentirte lleno de vitae.

Tu bestia no brava esta noche por sangre, si bien es cierto que no estas hambriento, estas lejos de sentirte lleno de vitae.

Vuelves a darte cuenta que la sangre de las ultimas noches no fue suficiente para ti, tu bestia esta hambrienta de nuevo y pide algo que la sacie cuanto antes, no estas famélico como cuando llegaste a la ciudad pero comienzas a notar el hambre sin duda.

Austère no cabía en si de gozo, la noche se le presentaba tan llena de posibilidades...

El Nosferatu habia llegado pronto, un poco antes del resto, pero en breve bolbieron a estar todos juntos, los mismos que habían asistido a la reunión de los antiguos y respetables cainitas. Cada uno de sus chiquillos debían ser como una pieza de ajedrez en una partida secreta que sus maestros habían acordado disputar para romper con la monotonía de la larga no-vida. Cada chiquillo debía hacer sus movimientos por el bien de su maestro. Tantas similitudes encontró con el juego de mesa que sin darse cuenta el pensamiento del Nosferatu fue a parar por otra bifurcación y empezó a preguntarse que tipo de piezas serian cada uno en aquella partida y cuales sus pautas de movimiento.

-Austère ¿no crees que ya va siendo hora de que te presentes como es debido? -Dijo una voz, la de Lorens, quien otra ves había aferrado con sus huesudos dedos la capa del cainita y daba pequeños tirones para captar su atención.

-Caramba, Lorens ¡Es cierto! -Exclamo el engendro, dándose una sonoro golpe con la mano en la frente al caer en su falta. Su nombre había sido escuchado muchas veces en conversaciones con sus inseparables compañeros artificiales, pero no en una presentación formal.

-¡Muy buenas, compañeros! Fantástica noche... ¿no les parece?  -Exclama como saludo a los recién llegados.

-Permitid que me presente, aunque sea un poco tarde. Mi nombre es Austère... Con algunos puede que me presentara con anterioridad con una falso nombre. Mis disculpas, lo hice por mera precaución. No quería poner en peligro la reunión de nuestros mayores. -Aclara como pobre disculpa. Tras la presentación Austère se acerca con especial interés a una de las féminas, a Thraven. El Nosferatu camina a su alrededor, examinándola con la mirada sin disimular su interés por la Gangrel.

-¡Que compañeras mas encantadoras! ¡Y vos, mi señora, sois una belleza exótica! ¿Como os llamáis?

La aventura de verdad empezaba para Stepan, abrio los ojos lentamente y se incorporo, Ian y Alexandra estaban preparando sus cosas para partir.

El aprendiz de Stepan habia sacado de los equipajes la armadura de su señor, y esta, estaba dispuesta para que el paladin caido volviera a vestirla de nuevo, como cada vez que tenia que realizar un viaje. Grabados en tonos dorados, ya con el brillo perdido la adornaban, soles apagados y deslucidos en los hombros, y guantes, y una cruz llena de muescas en el pecho, totalmente rascada, probablemente de varias peleas pasadas, en su dia, era sin duda la armadura de un señor, ahora era el reflejo de una vida pasada. Stepan se la ponia lentamente con la sonrisa en la boca, mirando a sus criados- de nuevo al camino, de nuevo el demonio nos manda de mision ¿que exoticos trofeos conseguiremos en nuestras andadas?- parecia preguntarles a ellos, pero claramente era una pregunta para si mismo.

Cuando todo estubo recogido salio a las afueras, observando los carruajes nisiquiera espero a que el resto llegaran, se acerco a uno de ellos, sin darle demasiada importancia a cual, y se subio con sus criados.

Ian parecio incomodarse al ver a el sequito dispuesto alli, y Alexandra tenia un rostro palido aun, asustada o intranquila, pero pegada a su nuevo señor.

Lentamente, Melvin fue abandonando la sala subterránea en la que se les había encomendado la que sería posiblemente una de las misiones más importantes de su no-vida, no por la dificultad de la misma, sino por lo que representaba para cada uno de los integrantes del grupo. Una vez en el exterior, Melvin se sintió un poco más liberado, pues estaba algo tenso en la sala donde habían estado anteriormente.

Abandonaron la cuidad para reunirse en las afueras, donde les esperaban algunos carruajes y varios ghouls para protegerlos, tanto a ellos como a las mercancias que contenian. Austerio parecía ser el más animado, y ahora que su máscara había sido eliminada, intentaba mostrar unos modales más acordes a la situación, aunque curiosamente se presentaba formalmente solo a las damas que nos acompañaban... quien sabe, quizás no pudo presentarse anteriormente... aún cuando nada más salir gritó su nombre en ese espectáculo mímico que solo él calificaría de artístico.

Stephan era el único que parecía preparado para partir. Su porte elegante una vez equipado de gala para la ocasión desprendían grandes espectativas de completar la misión, de modo que tanto él como su séquito de seguidores montaron en uno de los carruajes.

Melvin seguía observando todo el panorama, el resto de compañeros seguían indecisos por como debían planificarlo todo, pero por suerte allí estaba Melvin. Aún sabiendo que una buena estrategia les ayudaría a afrontar mejor su viaje, la mente de Melvin no podía relajarse, y si hacía un segundo le preocupaba la planificación del viaje, ahora quería saber el estado de sus medios de transporte. Abandonó momentáneamente el grupo para dirigirse hacía los carros.

Su mirada se perdió entonces en ellos. Con una de sus manos empezó a seguir el contorno de uno de ellos. La madera con la que estaban hechos parecía resistente, el contorno era suave, siguiendo una pauta horizontal del trazado de corte, con motivos verdes en los bordes para adornar la cubierta. Las ruedas eran grandes, y por lo que pudo comprobar, totalmente simétricas (en este punto Melvin giraba su cabeza intentando voltear mentalmente las ruedas, comprobando que era inútil, y realizando esto en las cuatro ruedas de los tres carros). Una vez comprobado esto, hechó una mirada al interior de los tres carros, sin entrar dentro de ellos. Cuando llegó al carro de Stephan, miró un poco de reojo para abandonar rápidamente su posición...
Y rasss... rapidamente Melvin se encontraba de nuevo con el grupo. Quizás le echaron de menos, quizás empezaban a sospechar que algo raro pasaba con este individuo, lo cierto es que Melvin habló:
- Bueno... creo que sería conveniente que nos dividieramos para que cada carro tuviera al menos a uno de nosotros. No sabemos que puede pasar en un viaje tan largo... por cierto... ¿partiremos cuando estemos listos o esperaremos al alba? Creo que sería importante que todos estuvieramos de acuerdo en esto... las palabras de Melvin empezaron con un ritmo acelerado para poco a poco calmarse y hablar de una manera más ordinaria.

Es una tirada de percepción, pero es muy rápida. No hace falta que me comentes detalles importantes, solo un vistazo rápido. Si quieres ponerme alguna impresión más puedes aprovechar el mismo post^^

En breves instantes iba a dar comienzo su travesía que por adversidad o fortunio tendrían que compartir carruajes con sus compañeros.
Observando al grupo y caravanas con congoja e indecisión evidente, su mirada no tenia donde posarse, mirando bruscamente a todo lo que mostraba un leve movimiento que pudiera llamar la atención de Thraven.

Poco tardó Austère en lograr el protagonismo deseado, pero quizá no tan procaz como esperaban, parecía haberse sincerado con el grupo y Thraven no podía hacer más que mostrase cordial ante su comportamiento. Los demás compañeros que empezaban a moverse le hacía plantearse que quizá no todos querían relacionarse más de lo necesario y aunque probablemente esa habría sido la postura de Thraven la reunión parecía haberle hecho recapacitar.

-Dirigiéndote a mi con alguna esperanza ¿No tuviste mayor fortuna con otras damas?- Le contesta a Austère por acto reflejo y sin razonar. -Mis disculpas, tengo por costumbre reaccionar de este modo, mi nombre es Thraven, encantada.- Añade más calmada tras comedir forzosamente sus palabras.

Tras escuchar las palabras de Melvin, Thraven mira las caravanas de nuevo y se dirige con determinación y sin voltear la mirada a una desocupada -Yo de momento reposaré en esta, si deseáis partir adelante.- Añade mientras entra y examina su interior con poco interés.

Austère retrocedió medio paso, quizás temiendo que la mujer le diera un bocado en lugar de una dura respuesta. Puestos a elegir prefería que lo trataran mal (como venia siendo costumbre) a un ataque físico. Era imposible que le hirieran en su... ¿orgullo? Mientras que las cicatrices dejaban en su cuerpo horribles marcas, y el Nosferatu debía cuidar su imagen...

-Huhuhu... No os preocupéis ¡Me encantan las mujeres con temperamento! -Responde afable el engendro. Cuando Austère quiso proponer el compartir caravana a Thraven, esta ya se había metido en una, siendo menos exigente en su estudio del trasporte que Melvin, trabajo que Austère estaba deseoso de hacer también y que había tenido que contenerse para impresionar a la dama.

En engendro se quedó parado, alternando la mirada entre Blythe y a la caravana en la que se alojaba Thraven. Era como un niño a quien le daban a elegir entre las dos cosas que mas quería, y no comprendía porque no podía quedarse simple y llanamente con las dos.

-¡Oh! ¿Como decidirme por una? ¡Seré un egoísta, pero es que ambas me fascinan! -Recapacitó para si.

-¡Señorita Blythe! ¡Hola! -grita el tambaleante cuerpo deformado. Gesticulando un saludo con uno de los brazos por encima de la cabeza, tan visible que era imposible ignorar no haberlo visto. Las marionetas del engendro imitaron a su dueño, para horror de los criados.

-¿Nos honrará con su compañia a la señorita Thraven y a un servidor? -Dice, poniendo la mano sobre el pecho para referirse a él mismo e indicando después el carro. -Me gustaría mucho escuchar anécdotas suyas, como el modo en que conoció a su compañero can ¡Voy a hablar con el cochero entonces! -Exclama feliz, convencido de que la respuesta no podía ser otra que concederle al Nosferatu ese pequeño placer.

Austère desaparece delante de Blythe para, sigilosamente y no por ello menos rápido, aparecer detrás del cochero, quien ya estaba con riendas prestas.

-¡COCHERO! -Exclama excitado el Nosferatu, casi matando del susto al desafortunado gohul que iba tener que llevarle. El criado, debido al shock sufrido, no salía de su asombro asta que Austère le tendió la mano para estrechar la mano efusivamente.

-Soy Austère Cautère ¡encantado! -Se presentó este, a quien no le importaban demasiado las jerarquías ni las divisiones de clanes. El engendro saludaba y molestaba a todos por igual. -Tenga cuidado durante la travesía, tanto como si transportara "mercancía delicada..." -Añade, dando especial énfasis a esa palabra para referirse a las féminas. De haber tenido párpados habria a compañado la frase con un guiño.

Tras torturar con su compañía al cochero, el engendro salta del carro y empieza a saludar al resto de criados, ofreciendo su huesuda y decrépita mano de muerto, acompañando el gesto en alguna ocasión con un quedo "sin apretar, por favor".

El Nosferatu, terminó pues de presentarse con cortes educación y tras tomar nota mental de todos y cada uno de los nombres de los criados. Aunque podía parecer absurdo, Austère sabia que los mortales se mostraban mas solícitos y amigables si te dirigía a ellos por su nombre, y no descartaba hacer de los mas prometedores sus criados. A diferencia de sus compañeros tanto le daba si era un sirviente vivo o muerto. Aún era pronto para un mayordomo putrefacto, pero si para antes de progresar en su "arte" moría, podía aprovechar los restros para confeccionar otra marioneta...

Puesto que sus compañeros no parecían muy dispuestos a hacer mucho mas y el engendro empezaba a inquietarse, se dispuso a poner en práctica uno de los consejos de su maestro sobre Mortis, la disciplina "propia" e "intransferible" de los Capadocios pero que sin embargo tanto su maestro como él conocían.

Sus compañeros no parecían prestarle la menor atención, pero así y todo el Nosferatu recurrió a su disfraz de sombras, lo que pretendía hacer no debía ser mostrado. El era un artista, un prestidigitador... ¡No podía mostrar los secretos de sus actuaciones al público!

Austère lo dispuso todo para el ritual, era algo rapido y sencillo, solo requería de la propia Vitae y de un órgano o miembro muerto. Sus marionetas estaban compuestas de piel, el órgano mas grande de todos. Si conseguía crear un homúnculo solo Cain sabría de lo que seria capaz en un par de siglos.

La primera en la que enfocaría su experimento fue Lorens. El Nosferatu depositó la muñeca en el suelo y soltó los hilos que la ataban, pues se sentía bastante optimista y capaz de lograrlo. El titiritero se causó un ligero corte en la muñeca y dejó que la sangre goteara por la boca de la marioneta, como si se tratara del Abrazo. La piel se hidrató y adquirió un aspecto mas vivo, el primer signo de que el ritual estaba funcionando. Pocos segundos después Lorens parpadeó un par de veces y movió los ojos, a un lado y otro, reconociendo su entorno. También se ejercitó por primera vez, abriendo y cerrando los dedos y por sí misma.

Austère no cabía en si de gozo y orgullo ¡su obra era perfecta! Supo que el despertar de Lorens había concluido cuando esta se levantó ante él y sintió el vínculo telepático. La mente de la marioneta era sencilla pero obediente. Aunque no fuera muy brillante Austère podía dar instrucciones telepáticas que compensaran esta carencia.

-"Maestro..." -le llamó la mente de Lorens, o tal vez fue algo involuntario, el primer pensamiento para reconocer y asimilar a su creador.

-"¡Hola Lorens!" -respondió el Nosferatu, sin recordar que aquella cosa era una marioneta a fin de cuentas, carente de toda personalidad.

Para poner a prueba su nuevo juguete se dispuso a darle pequeñas ordenes, actividades motrices sencillas. Primero le ordenó sacudir el polvo de su vestido y colocarse mejor el gorro, comprobando así que los brazos se movían con naturalidad y que los dedos eran capaces de agarrar cosas. También le pidió, mas por placer que como prueba, que hiciera una pose de ballet y que diera una vuelta.

-"Mi querida Lorens, tengo una misión para ti. Te dejaré entre el equipaje de ese carro" -dijo sin realmente decirlo, señalando con el dedo al carro ocupado por uno de sus compañeros, el pomposo Stepan.

-"Quiero que espíes a los de su interior. Escucha lo que dicen y dímelo, pero sin delatar tu escondrijo. Ante todo se discreta, querida... Asiente si lo has comprendido" -Añadió, esperando que le confirmara que lo había asimilado y que no era una orden excesiva, parecía ser que aún podría ordenar algo mas aprovechando su comunicación directa y segura y de que probáblemente Lorens no moriría quemada por el Sol.

-"Muy bien, buena chica..." -dijo en silencio, haciendo él otro asentimiento de aprobación con la cabeza. -"También quiero que vigiles mientras es de día y me adviertas de todo movimiento sospechoso que..." -El Nosferatu ceso en su encomienda, debía explicarle bien que era para él "sospechoso" o de lo contrario seria despertado cada poco tiempo.

-"Por sospechoso quiero decir, por ejemplo, hacer un alto en el camino antes de entrar en alguna aldea, si el camino es bloqueado de alguna forma o si nos asalta alguien".

Tras su orden el Nosferatu, con sigilo natural, colocó a Lorens entre los bultos, confiando en que su marioneta se escondiera como su mayor prioridad debajo del equipaje y pegando el oído a la madera del carro.

Blythe se había mantenido callada, seria y atenta durante el rato en el que todos habían llegado a los carros. 

Asumiendo que pronto tendría que subirse a uno de esos, y pasar encerrada a saber cuántas horas, la joven se había dedicado simplemente a mantenerse al margen de todo, y a aprovechar a 'tomar' el aire fresco que les rodeaba, junto a su fiel can. 
Cerrando los ojos e intentando visualizar mentalmente cómo se les daría el viaje, y cómo se las arreglarían una vez llegados al punto especificado, Auffrye apenas si escuchó las conversaciones que entre los demás se daban. Fantasma fue el primero en notar cómo el nosferatu se acercaba a ella para ofrecerle un 'lugar', o quizás más bien 'inducirla' a ocuparlo sin dejar mucho lugar a e elegir.. 

Pero... A decir verdad... 

Si no eran ellos dos.. ¿Sería acaso el Hombre Orgulloso con el que compartiera el camino? 
La decisión estaba bastante clara, realmente... 

Así pues, avanzando seguida de su fiel lobo, la vampiresa ofreció una gélida pero cordial a Austère, mientras le indicaba: 

"Por supuesto... Aunque no creo que le diviertan mucho mis historias, 'Sir' Cautère..." En su siempre extraño pero encantador acento inglés. 

Una vez cerca del carruaje, la muchacha de ojos gélidos observó a su alrededor, deteniendo su mirada primero en Fantasma, y luego en la chica a la que había rescatado, a quien añadió: 

"Espero que la suerte nos acompañe en esta travesía.. Y por supuesto... No temáis, os llevaré pronto con vuestra familia.."

Tras esas palabras, Bly esperó lo máximo que pudo antes de subir al carro... 

Puesto que no es que fuera algo que le agradase en demasía... Pero, por supuesto...

Ella siempre cumplía con su deber. 

Alberto se presentó con su noble porte a las afueras de la ciudad, donde los demás vástagos se colocaban en las caravanas. Vió como la noble inglesa se subía ayudada por el nosferatu, sin duda era un nosferatu, quién si no tendría semejante aspecto a difunto. No sabía que a la nobleza inglesa se juntase con tal chusma de la calle...

Dejando sus reflexiones a un lado, observó las tres caravanas apostadas en el camino, con el revoloteo de sirvientes del príncipe preparando la partida. - Muy bien, cuanto antes partamos, antes llegaremos a nuestro destino. Adelante pues. - Acto seguido caminó con buen porte hasta la única caravana que quedaba libre, subió a ella, agarrándose con las manos en los agarraderos que hay y con un pequeño salto ya estaba dentro. 

Una vez allí, retiró el sombrero de su cabeza y se colocó la espada de forma que no molestara, pero sin retirarla de su uniforme.

Austère había desaparecido, mostrado una segunda vez para atormentar a los criados y vuelto a esfumar. Tras unos minutos de aparente calma el engendro hacia una última entrada, aplaudiendo con entusiasmo y sobresaltando al gohul, quien al no notar la presencia del vampiro se había girado sobresaltado con arma presta, listo para afrontar una emboscada tan temprana sin haber partido siquiera.

-¡Estupendo! ¡Estupendo! ¡¡Raudos pues!! ¡Hay unos planos Nosferatu esperando a ser manoseados! -Exclama con júbilo Austère, ansioso por partir al fin.

-Clodoveo y Manfredo... -Dice el Nosferatu, refiriéndose a los dos criados mas próximos a su carro antes de subirse tras Blythe. Con un solo saludo había memorizado los nombres de la escolta al completo. -Mantengan ojos y oídos bien abiertos a lo que pueda haber ahí fuera...

-Que yo me encargo de lo que pase aquí dentro... -Se guardó para si, refiriéndose al interior del carro con las dos mujeres.

Austère hace un intento de peinarse con las manos, flotando su calva cabeza. En su lugar el nosferatu adopta un semblante cautivador.

Cuando todos los vampiros ocuparon los carros y los criados cargaron el equipaje en los carros, la comitiva se puso en marcha, escoltada por los ghouls guerreros que marchaban al lado de los carros con ordenes de proteger a sus ocupantes y las pertenencias.

Pero que ahora pasaban a ser vuestra responsabilidad. El camino seria largo y sin demasiados altos, valía la pena estar alerta.

Muchos de sus colegas cainitas no parecían haber comprendido que Melvin seguía allí, esperando respuesta a una pregunta que pareciera ser que jamás fue formulada. Poco a poco, fueron abandonando su posición y entrando a una de las caravanas, con un Austerio liderando dicha intromisión. Una caravana equipada con un grupo de bárbaros con un lobo albino como mascota pudiera inspirar al más hábil de los escritores de la época. Bah... que tontería... una cosa así nunca funcionaría...

Su sorpresa apareció cuando Alberto parecía de acuerdo en partir cuanto antes, lo cual le pareció perfecto. Habría avisado al ghoul que tiraría de los caballos, pero Austerio también parecía haberlo previsto... un tipo curioso este Austerio... pareciera que iba acelerado... Visto lo visto, Melvin hizo un pequeño gesto advirtiendo a uno de los guardas ghoul a que se acercara. Una vez a una distancia alejada tuvieron una pequeña charla, para después volver a sus puestos.

Cuando estaba dispuesto para partir, Melvin repiqueteó con la puntera de su calzado el suelo, primero con el derecho y luego con el izquierdo. Esta vez solo llegó a mirarse una de sus manos, lo cual le resultó suficiente... y dicho esto, de un bote subió al carruaje ocupado por Alberto.

- Espero que no le moleste mi presencia... le dijo mientras hacía una leve reverencia y avisaba de qué podían partir en cualquier momento.