Partida Rol por web

A la menor señal de cercanía los centinelas poíian la lanza para asegurar la separación.

-No, incluso los sanos podéis traer la maldición con vosotros... Eso es algo que el oro no puede comprar. Y puede que seamos pocos guardias a la puerta, pero hay mas a la alerta de cualquier peligro y el gran cazador nos protege de los peligros de la noche... No tenemos miedo. -Aunque por su tono parecía que no estaba muy convencido de lo de no tener miedo.- Al otro lado del bosque hay otro poblado, si os apresuráis podéis llegar, quizás tengáis mayor suerte allí.

El caballero descendió de su carruaje, con su noble espada enfundada y sujetada a su cinturón. - Ahh... Ya era hora de un pequeño descanso en nuestra empresa. ¡Ohh! - Exclamó al ver a los dos guardias. Se colocó el sombrero en la posición correcta y avanzó hacia la comitiva. 

Buenas noches, caballeros. Mi nombre es Alberto Jiménez. - Saludó inclinándose un poco y acompañando con una mano con su sombrero, el cual volvió a su posición una vez hubo terminado. - Llevamos largo tiempo recorriendo estos parajes, y por la mala fortuna, nos estamos quedando sin provisiones. ¿Podrían ayudarnos y proporcionarnos alguna cantidad de alimentos para continuar con nuestra jornada? - Alberto miró a ambos. - Si como he podido escuchar, tenéis miedo de contraer algún tipo de enfermedad podrían traerlo ustedes por cortesía del pueblo. Y tendrán una propina por nuestra parte. 

En ese momento alzó la vista hacia la continuación del camino. - ¿Puedo hacerles una pregunta, si no les importa? ¿Cuanto lejos está el poblado que protegen? Me resulta inusual que dos guardas protejan la entrada desde tan lejos.

La caravana parecía demasiado solitaria con Alberto fuera y el cochero apralizado por culpa de unos molestos centinelas. Decidió seguir a su compañero de viaje, al que además se unieron Austerio y Stepan. No parecían demasiado hábiles con las palabras, y no pareciera que Alberto fuera a tener más éxito.

Aprovechando que uno de los centinelas estaría atendiendo los asuntos de Alberto, Melvin decidió volcarse con el segundo centinela.

- Leprosos... ¿es eso lo que piensas? Hay marcas que son legado de una mala gestión. Enfermedades del alma... se podría decir... Miró fijamente a su receptor Las almas bondadosas hallarán su recompensa al final del camino, los que las interrumpen vivirán un infierno temporal...

- ¿Adivinas nuestro papel? ¿Adivinas MI papel? terminó diciéndole al último centinela, como seña de sus buenas intenciones, y que les dejaran pasar sin armar demasiado alboroto.

Durante el discurso inicial, Melvin emplea Embrujar el alma (dementación lvl 2), sobre el centinela al que le está hablando.

Una vez que el otro centinela ve que a su compañero le sucede algo raro, Melvin emplea una tirada de manipulacion + subterfugio para intentar convencer al otro guardia que aunque los estan escoltando esos leprosos pueden ser curados si nadie nos molesta.

Blythe había permanecido bastante ajena a todo lo acaecido hasta el momento, o quizás más bien pensativa, debido a la pérdida de una de sus compañeros -cosa que no hizo más que ponerla más en alerta de lo que ya estaba- y a la extraña enfermedad que ahora acechaba a los humanos y ghouls que les rodeaban...

Por suerte, Fantasma no era más que un perro, y tal condición parecía haberle salvado de todo aquéllo que los demás 'sirvientes' padecían. 

Cuando finalmente parecía que los humanos podrían tener un reposo, las cosas comenzaron a complicarse por la intromisión de los guardias, quienes no parecían predispuestos a dejarles pasar... 

En silencio, Auffrye contempló la situación, quizás preparándose para lo peor, o quizás más bien no queriendo interrumpir por el momento... Dando una rápida ojeada a los alrededores, a su protegida, y al resto de los vampiros, la joven de cabellos platinos dio un paso al frente, decidida por fin a pronunciar palabra. Con su pronunciado acento inglés acompañado de un leve movimiento de cabeza, Bly se muestra interesada en lo que Jimenez había quizás iniciado: 

"Eso es algo que me interesaría saber también, aunque está claro que no traemos la maldición con nosotros... Acabáis de decir que hay otro pueblo al otro lado del bosque... ¿A cuánto de camino desde aquí? Y por favor, contestad rápido, ya que vuestra hospitalidad es inexistente, estaría bien que al menos contaseis con la decencia suficiente como para indicarnos la dirección y el tiempo que supondría llegar hasta allí..." Como siempre, utilizando ese tono tan frío e inflexible, característico de la chica. 

Mientras aguarda la respuesta, Fantasma se posiciona a su lado, en busca de caricias tras las orejas, cosa que recibe casi al instante, para deleite del mismo, pero por supuesto, nunca sin bajar la guardia. 

Te sienta mal el saber que has fallado en parte a tu juramento, pero por otro lado es algo que difícilmente podías controlar. No puedes hacer mas que continuar con gran pesar en tu alma, pero sabiendo que aun puedes cumplir parte del mismo y llevarla con su familia.

El guardia alzó una ceja con duda ante las palabras del lasombra. Pero parecia dispuesto a contestar a las dudas que compartia con Blythe.

-Nosotros protegemos la entrada a nuestro poblado, que está tras estas puertas. No se como se harán las cosas de donde viene... El otro pueblo, está continuando por el camino a poco mas de mitad de hora. Incluso creo que hay una posada de camino, puede que os dejen descansar en los establos.

En ese momento, Melvin habla con ambos guardias para tratar de convencerles de que os abran las puertas. En ese momento el que llevaba la voz cantante comienza a mirarse las manos con asombro, susurra algo y deja caer la lanza.

-Es la maldición... es la maldición... ¡Es la maldición! -Se da la vuelta y comienza a golpear la puerta con desesperación.- ¡ES LA MALDICIÓN! ¡ES LA MALDICIÓN!

El otro guardia asustado saca una de las antorchas de la pared y se la acerca, ni a la luz de la antorcha parece que el primero tenga nada extraño.

-Ya sabéis que no sois bien recibidos ¡Largo! ¡Buscad otro pueblo malditos! 

Agita la lanza y la antorcha amenazadoramente frente a vosotros, dejando claro sus intenciones si no os ibais. Lo que estaba claro es que los gritos atraerían a los otros guardias mas pronto que tarde.

Examinas los arboles y arbustos cercanos, pero no hay nada que delate movimiento o la presencia de nadie mas.

El engendro sintió que estaba a punto de desplomarse, no del miedo, sino de la risa. Alguien del grupo había pretendido hacer un juego mental con el guardia y la había cagado... ¿O puede que fuera intencionado? Sea como fuere se haría unas risas.

Ladeo la cabeza para compartir un comentario jocoso con uno de los guardias "adoptados" por él y murmuraron entre risas.

-Con lo fácil que habría sido desnudarnos y untarnos de aceite para colarnos por alguna grieta... Vale, puede que no sirviera para entrar pero ya puestos... ¡menuda orgía! En mi caso sería untarme, nunca llevo ropa.

El joven señor dio la vuelta para volver al carro- vamonos, quizas en la posada tengamos mas suerte... no conviene molestar donde no somos bienvenidos- se volvio a colocar la capa pasando el broche con la cabeza de un carnero con cuernos y camino junto a su criada de vuelta al carro. Las palabras de los guardias le habian dado que pensar- un cazador?... el gran cazador..- susurro y miro de reojo a Alexandra- preguntaremos en la posada, quizas sea el responsable de la desaparicion de Thraven-

Al abrir la puerta del carro se quedo mirando su interio con indiferencia- Ian, sal, no quiero que estes junto a Alexandra en ese lamentable estado...- y cuando el Ghoul se asomo un puño de hierro lo cogio de la pechera y lo saco de un tiron, para subir el junto a la muchacha.

-Ya, claro, la culpa será del "Gran Cazador" y ya puestos, de sus primos los hombres-lobo. Os sorprendería saber de lo que es capaz el bueno, guapo y correcto Stepan. -Le murmuró a Blythe cuando regreso al carro que compartían.

Alberto se echó para atrás al acercarle la antorcha el guardia. - ¡Eh! ¡Cuidado! - El noble echó un paso atrás y comprobó que no se le quemaba el sombrero. - Bien, no recomendaré a ningún amigo esta aldea... Buenas noches. - Sin saludar físicamente se volvió hacia su carro. Sin antes mirarlo detenidamente, como comprobando que esté en perfectas condiciones.

Blythe frunció el ceño al ver que uno de los guardias contraía 'súbitamente' la 'extraña enfermedad'. Por supuesto que miró hacia los demás vampiros, pero no detuvo su mirada más de un segundo en ninguno de ellos. 

Llamando a Fantasma para que la acompañase de vuelta al carruaje, la joven también notó cómo una de las ghouls aún estaba en perfecto estado...

En silencio, Auffrye anduvo hacia el vehículo apenas reparando en lo que farfullaban algunos alrededor: 

"Lo mejor será que nos demos prisa... Media hora es media hora, al fin y al cabo.." En su típico y ya característico gélido tono.