Miro al hombre en el suelo. Una buena patada en la rabadilla se merecería, pero no es digno tratar así a un animal y por mucho que me lo pareciese a ello, tampoco a este hombre.
- ¿Por qué deseais atrapar al hombre de la montera blanca? ¡Hablad! Mi paciencia se agota y tengo menesteres más urgentes que hacer - inquirió con su voz imponente.
Apenas imperceptible, el hombre volvió a colocar las manos delante suya y golpeó ligeramente el suelo con el tacón de la bota, señal de hartura en el tema
Tirada: 1d20
Motivo: carisma 3
Dificultad: 6-
Resultado: 20 (Fracaso)
El -2 a carisma es en la tirada o en la dificultad?
Iñigo Montoya se acercó al sujeto y empleo sus mejores modales para interrogarle...
Digame, quien es el hombre al que has nombrado y porque os interesa... mi espada no ha bebido sangre hoy todavia, y quizas no la saciare contigo si tus respuestas me gustan como la musica melodiosa.
Tirada: 1d20(-1)
Motivo: Carisma
Dificultad: 8-
Resultado: 3(-1)=2 (Exito)
¡Acabémos con este saco de pulgas! -cualquier otro pirata en alta mar te habria tirado por la borda por confesar un alto precio
Miré a la osada dama que ostentaba un vestuario de lo más soez, pero que me hacía admirar ese tipo de sirena
- Todo a su tiempo, mi dama - le comentó con amabilidad y con la consabida condescendencia que tenía para con las mujeres, síntoma de que las veía como el ser inferior que eran - Es menester hurgar en sus sabiendas para hallar verdad con la que podamos combatir el agravio que contra nos han cometido.
Es oro... ¡oro!, escuchamos que... podían... convertir en oro el mismísimo polvo, la espuma de las aguas..., ¡el mismo aire! Straham nos contrató... llegó aquí... y nos prometió un trabajo... nada más...no me haga daño... ¡me iré! ¡me iré...! ¡Piedad!!
Muy bien pedazo de basura sigue confesando y te ira mucho mejor - dije cuando el prisionero empezó a cantar más que todos los marineros de la taberna juntos - si buscabais a ese hombre será mejor que nos digáis como se llama o al menos donde podemos encontrar a los cobardes de tus compañeros.
Al oír a la mujer que estaba con los españoles y que dios sabe de donde era y a que se dedicaba la mire y dije:
- Perdona preciosa pero el prisionero sigue estando a mi cargo y otro tanto os digo a los demás - dado que tenía bastante acento mi tono era difícil de discernir pero no quise parecer muy antipático - o vamos juntos a por ese tipo y el oro del que habla o este hombre se viene conmigo y no vuelve a daros información. – Continué muy serio. Acomodé la posición y puse en pie al prisionero mientras lo sujetaba fuertemente.
Avanza un paso el almirante y le mira con un gesto duro y curtido por años de pelear con rebeldes grumetes.
- ¿Qué piedad deseais que mostremos? ¿La misma cortesía que habríais mostrado por el poseedor de tan hermosa gorra? - miró al holandés con un gesto quedo y respetuoso.
Era un noble, un caballero, un almirante de la honorable flota de su Majestad Felipe IV. ¿Cómo no iba a permitir que el cazador se cobrase su pieza?
- Tranquilizaos Maese - refiriendose a Van Rutte - La afrenta ha sido para con todos. Para con todos será su pena, su respuesta y nuestra responsabilidad.
La mirada se posó en el infame hombre caído que no hacía más que lloriquear por una vida que no valía ni medio doblón.
- ¿Dónde puedo encontrar a Straham?
Continuaba apremiandole, pinzandole el doloroso punto muscular. Cuando escuchó que el tema trataba nada menos que de alquimia, el interés le desbordó, era una ocasión que no podía dejar correr.
No lo sé... el vino aquí... nos ofreció oro..., desembarcó aquí y nos prometió un trabajo: capturar a un tipo. ¡No sé más... dejadme ir!
El hombre miraba el cuerpo de su compañero. El cadáver comenzaba a enfriarse, al igual que la sangre derramada. Cuando bajó la vista al suelo se tapó la cabeza entre sus brazos y comenzó a gimotear.
Sin duda le impregnaría de toda la metralla del caribe, joven dama -dije dirigiéndome a Sorana. Seguro que tiene familia, o trabaja en algún almacén de lino o cáñamo por su propia subsistencia apenas... está hecho trizas... viendo el cadáver de su compañero no creo que nos mienta, ni diga nada más... hasta el mismísimo Rey de la Corona, Almirante, haría vergüenzas su desacato y posteriormente le daría muerte como a un sucio bucanero.... Usted parece un gran marino... a veces asaltar el barco no es la mejor opción, ¿no cree? Déjele marchar.
Lamento el exabrupto- digo con toda la elegancia y amabilidad posible. Que por culpa de este tipo se armase tanto problema en la taberna, me molestaba demasiado, además de la falta de respuesta de mi tripulación, quienes parecían estar ensimismados en el mismo ron -Eso de lo que está hablando, algo habré apreciado en algunos libros, pero es sabido que en estos tiempos nadie tiene la capacidad para trabajar de ese modo- y, mirando de cerca al prisionero, no evito agregar -Pero es una clara suposición que te han pagado mucho por atrapar a aquel hombre, o me equivoco?
¿Dejarlo marchar? no. La información de este hombre, por poca que sea nos ha de sernos muy útil. Yo pienso que no debe apartarse de nuestro lado, de momento.
Hagamosle hablar a la fuerza! si es que no quiere colaborar- Dijo mientras persistía con su método de tortura.
-Sueltele ahora mismo - grite al hombre que agarraba a mi prisionero mientras le cogia la mano y la retiraba del hombro del pirata - en cuanto al mismo estare encantado de entrgarselo a las autoridades de Cartagena, que en este caso son españolas - dije mirando a todos los presentes - y usted parece una autoridad española - continue mirando de manera inequivoca al marino español- a cambio quiero una parte de los posibles beneficios del sombrero o su propietario. Buscaremos a ese tal Straham y dejaremos que este se pudra en la carcel. Y lo mismo deberiamos hacer con este - dije señalando con la barbilla al asesino y torturador.
De repente, entre la conversación de los presentes por arrancar una última palabra al hombre desprovisto de todo honor, comenzaron a escucharse unos ruidos. No era el interior de la taberna, que seguía de igual forma con su festividad, sino... más allá del muro, de la tapia que antes Íñigo el espadachín había alcanzado.
Oísteis un Clack! -algo así como el crepitar de un arma (no es un disparo). Luego un "Oh!" de sopresa, que, al parecer, había sido pronunciado por alguien (es un susurro bastante pronunciado).
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Esta es la taberna. con sus dos puertas: una de salida (a la izquierda) y otra que da al patio.
Laparte negra del exterior es la calle. Es de noche y hay oscuridad. Estáis en el patio exterior de la derecha. La barra roja es la tapia y los círculos amarillos son la procedencia del ruido.
El extraño ruido interrumpe la situación que se estaba llevando a cabo, y ya me parecía que no estábamos solos -Caballeros- empiezo luego del suspiro -Tal vez no seamos los únicos que están escuchando esta información. Alguien hábil debería ir a revisar, sólo por las dudas- no me parecía algo grave, pero sí desentonaba con lo que allí se estaba hablando, demasiado oportuno para mi gusto.
Ah, a ver, una pequeña aclaración: podéis salir de la puerta taberna cuando queráis. No haría falta saltar la tapia para salirse fuera (xD)
No hay problema, Master. Igualmente una dama no debería ir a revisar los alrededores, pues quién sabe los peligros que pueden acosarla xD
Iñigo al oir esos sonidos, tan proximos a la tapia y sabiendo que la velocidad era clave para que el enemigo no huyese, se dispuso saltar la tapia por segunda vez esta noche...
Al conseguirlo y caer al otro lado sacó su espada pero antes en su caracteristico tono guasón dijo... desde hoy me llamaré Iñigo el araña... Jejeje.
Tirada: 1d20
Motivo: Saltar tapia
Dificultad: 10-
Resultado: 6 (Exito)
Se vio obligado a dejar el prisionero en manos de su capturador, y no quiso reprochar nada en vano. Al oir algo sospechoso, no dejó de prestar atención a los interrogadores y al prisionero - sssshhhh, silencio - susurró. Se apoyó en el muro de la tapia, asomándose discretamente.