Partida Rol por web

Soltaste aquello y te metiste en la habitación.

Había sido un día largo y con muchos acontecimientos, había mucho en lo que pensar y quizá por ello tu mente tardó un poco en relajarse. Tu madre, Rose, Brandon, entre otros. Por no olvidarnos del acontecimiento del día. La aparición de aquella barrera y en como comenzaba a afectar a la gente del pueblo.

Más valía descansar y reponer fuerzas, mañana podía ser un día duro.

…

No había luz eléctrica por lo que dejaste la persiana levantada para asegurarte de que te despertabas con la luz del día para ir a trabajar. No hizo falta, tu cuerpo se despertó de forma automática a la hora habitual a la que estaba acostumbrado. Tocaba asearse e ir a trabajar.

A solas en mi cuarto suspiré cansado mientras me tumbé cansado en la cama con la mirada hacia perdida techo, así estuve sin hacer nada el tiempo lo que para mí fueron horas, aunque en realidad no pasó más de unos largos y tediosos minutos. En mi mente fueron recuerdos habían sido reprimidos con el tiempo, recuerdos amargos, ya que no eran más que eso, recuerdos absurdos, no lo que pasaba a día de hoy.

Una y otra estuve pensando en las últimas palabras de mi padre, sin entender muy bien que pretendió con eso.

“¿Forma otra feliz? Venga ya.” Idea absurda, yo era bastante mayorcito, y Brandon igual, supongo que la insistencia de mi padre a que fuera a la dichosa cena era más que nada conocerlos, que yo me hiciera una primera impresión o algo así.

No podía imaginarme a Brandon como hermano, colega tal vez, era no sé, simpático supongo, en cambio con Edith, ya me era imposible imaginármela como madre. Pero no era menos cierto que mi padre tenía derecho a rehacer su vida, hacía tiempo que no lo veía con una botella, aparentemente parecía cambiado. Aunque siempre tendría mis dudas al respecto.

No sé en que momento caí rendido, y la luz del sol me despertó a falta de que funcionase el molesto despertador. Malhumorado tapé mi cara con las mantas haciéndome de rogar, no le vi mucho sentido trabajar aquella mañana, seguramente entre la falta de electricidad, que solamente faltaba que la gente inventara la rueda o algo así, y que no habría mucha gente por culpa de las carreteras cortadas, era una pérdida de tiempo.

Pero claro, sin curro no hay dinero, y sin dinero….bueno, que me mejor ir aunque sea para aparentar que me necesitan, como pude me aseé y sin ganas desayuné lo que pude saqueando la nevera. Preparé café, que necesitaba a toda costa para arrancar la maquinaria y comí un poco de fruta que antes de que fuera atacada por el la podredumbre.

Si tenía suerte, podría irme antes de ver a mi padre, y si no, tenía la excusa de que tenía que  trabajar. Nunca fallaba.

La mañana trae ideas frescas y las cosas se ven con otra perspectiva. Aunque no era algo que se pudiese decir antes de salir de la cama, pues no solía apetecer otra cosa más que permanecer en ella.

Pero ganar un salario no era moco de pavo, y causar buena impresión en él, tampoco. Así que hiciste de tripas corazón y te levantaste.

Por lo visto tu padre tenía hoy el mismo horario que ayer y entraría más tarde, por lo que aún no se había levantado. Eso te daba margen para moverte con libertad y sin dar explicaciones. De forma rutinaria.

Tras el desayuno saliste para ir al bar de Joe. Ya por el camino te diste cuenta que el pueblo seguía sin luz, pero al llegar notaste algo distinto. Había gente ya esperando, miraste la hora para asegurarte que no habías hecho tarde y no. No era el caso. Ayer no había mucha gente y hoy ya había gente esperando... La gente parecía estar medio loca.

- Buenos días campeón, hoy parece que nos va a tocar currar de lo lindo... - Te saludó Joe, uno de tus jefes y el propietario del local.

Sin muchas ganas de por medio, fui al local donde tendría que empezar una tediosa jornada de trabajo, no estaba muy por la labor, pero tenía que hacerlo si quería más dinero en los bolsillos. Aunque mi mala cara revalaba cansancio y no buen humor. Durante el trayecto me estuve fijando si había algún cambio en el pueblo, pero no, la electricidad parece no haber regresado, una molestia vivir así, era como sentirse en la edad de piedra.

Para mi sorpresa había mucha gente antes de la apertura, una cosa rarísima, no me suena que hubiese visto una cosa así antes, obervé el reloj cuando aparqué la moto, asegurándome de que no se me había pasado la hora. Sin embargo, había llegado como siempre, unos minutos antes de mi entrada, para cambiarme y eso. - Joder, que raro esto.- Dije para mí mismo al ver o que me esperaría.

Entré y ya vi a Joe, y al contrario que yo tenía mejor cara, y humor. Supongo que era algo normal, más clientes más pasta. Por desgracia también más trabajo. - Hola y sí, me lo imagino. - Saludé escuetamente con una cara un ligeramente apática. La misma que tenía desde que me levanté, o mejor dicho, desde anoche. -Voy a cambiarme y a empezar y eso. - Me despedí momentaneamente para ir al baño a cambiarme, ponerme el uniforme y eso, y un delantal para las molestas manchas.

Te cambiaste y preparaste mentalmente para una jornada dura de trabajo. Patrick también llegó por lo que en la cocina ya estaba el equipo completo dispuesto a darlo todo. Sólo faltaba Rose, pero ella llegaba un poco más tarde devido a que su horario era así, ya que de normal no hacía falta su presenta hasta un poco más tarde, cuando se solía llenar. Pero hoy era un día atípico.

En media hora, cuando la cocina ya marchaba a pleno rendimiento, escuchaste follón. Miraste por la ventanilla que comunica con el bar y viste un montón de gente apiñada en torno a la barra del bar.

Joe dio una palmada fuerte contra la barra del bar- ¡No, no voy a vender la carne sin hacer, en el bar de Joe si quieres una hamburguesa te la tienes que comer aquí! ¡No somos una carnicería por Dios!

Tras semejantes exclamaciones por parte del mismo Joe, algunos salieron del bar, pero pese a todo seguía bastante lleno.

Desmotivado empecé una jornada que prometía ser bastante intensa a pesar de mi estado emocional tran extraño como complicado. A los pocos minutos corté, limpié, fregué, freí vamos lo de siempre, lo de cada día, salvo por el grito de Patrick que rompió mi concentración.

Miré para ver que diablos pasaba a través de la ventanilla, y la sorpresa no fue pequeña. Alguna gente, desperada querían carne, y obviamente el restaurante de Joe no era una carnicería. No dije nada, y regresé a lo mío antes de que alguno de los hermanos me gritara a mí también. Que ya era lo que me faltaba.

No supe como reaccionar, en si alarmarme o dejarlo pasar, después de todo Patrick se encargó, y si no también estaba Joe pero aún así...no pude evitar preguntarme si la histeria colectiva crecería. Mi padre se ocupaba de mantener cierto orden en el pueblo, aunque en casa era otra historia.

Preferí mantenerme al margen, ya cuando terminase mi joranda, me preocuparía qué hacer en el segundo día atrapados como pájaros en una jaula de cristal. Eso sí, no pude refrentar algún que otro suspiro visiblemente malhumorado y cansado. Y como no, perdido para variar.

La situación no estaba como para ir metiendo baza a la ligera y optaste por permanecer discretamente en un segundo plano. Así que tampoco pagaste los platos rotos de nadie más.

A los pocos minutos llegó Rose y se colocó el delantal para intentar atender a toda la marabunta de gente, aunque por suerte ya no fue tanta después de que tus jefes pusieron orden.

- Buenos días chicos... - Saludo y te dedicó una sonrisa. Aunque poco después torció el hocico – Que de gente hoy ¿No? Madre mía...

Por suerte, la situación se controló de un modo o de otro, suspiré aliviado y continué con mis tareas como si no hubiese pasado nada. Extrañadamente la mañana se presentó más movida que la anterior, de un extremo pasamos al otro. Supuse que al no haber electricidad las neveras no harían su función, echando a perder los alimentos. Así que no quedaba otra que comer fuera en bares y restaurantes. 

Al menos el local de Joe sí tenía generador de emergencia, pero a saber cuánto aguantaría. Pensé en preguntarle a mi padre si tenía alguna nueva sobre la cúpula y nada más caer en esa idea la deseché como un pintor su diseño. Me centré en lo mío con expresión sería cuando la pelirroja apareció por saludando con su contagioso optimismo.

Levanté la mirada hacia la recienllegada. - Hola Rose, sí, tenemos gente, y eso que algunos se fueron. - La saludé con mi mejor cara y en parte me alegré que ella tuviese mejor humor después de la desastrosa cita. - No sería raro que viniese más. Mejor así que ayer, ¿no?

Yo al menos lo preferí así, más dinero para los bosillo, aunque hubiese sido mejor que mi humor me acompañase por el camino mientras cortaba cebollas, freía patatas, y salteaba la carne.

"Malditos días raros..." Pensé para mí sin abandonar mis obligaciones para el bienfuncionamiento de la cocina, y por mi propio bien. Ni aun con con tanto ejetreo conseguí olvidarme de todo lo que pasé ayer, la aparición de la cúpula, el gobierno, los periodistas, Rose, Brandon, y mi Padre y Edith, eso sin olvidar a mi madre.

Una salida de rutina que no me hizo bien, no. Sin embargo, haría como siempre, comérmelo como si fuese una hamburguesa con patatas. La procesión la llevaría dentro....hasta que estallase como una bomba. Vamos, eso sí que no sería raro.

Te diste cuenta que más que por el tema de la duración del generador, lo preocupante era que las materias primas comenzaban a escasear y es que claro, el camión de reparto hacía ya un par de días que no podía llegar.

- Bueno – Dijo Rose levantándose de hombros referente a si con más gente era mejor o peor - Yo creo que prefiero una cosa media, si tanto ni tan calvo – Se rió

Luego ambos quedasteis sumidos en la intensidad del trabajo, y tú en el de tus pensamientos mientras trabajabas sin parar.

Fue al cabo de unas horas cuando el trabajo comenzó a escasear de nuevo, en ese momento entraron Joe y Patrik en la cocina, también llamaron a Rose con lo que hubo una pequeña reunión.

- Chicos, tengo que contaros una cosa – Comenzó Joe en plan serio – Se nos está acabando la carne, el pan y acabamos de servir el último huevo. Mañana el bar de Joe no va a abrir, me veo obligado a ello. Tomadlo como unas vacaciones, en cuanto se restablezca el orden os llamaré, podéis contar con ello – Suspiró, evidentemente el hombre no estaba en su mejor momento de ánimo – Lo siento, no puedo hacer más.

Si la cosa seguía así....el problema se agravaría. Sin luz, sin comida, sin combustible...incluso el agua podría faltar. Habría que tirar de las conservas, y si es que hay algo peor que estar atrapado en un pueblo, era estarlo en un pueblo sin ciertas comodidades.

Tenía esperanza que se iba a solucionar pronto, pero claro, ¿cómo se puede buscar solución cuando no se sabe muy bien como ha aparecido el problema? 

Noté como las reservas se reducían drásticamente, hasta poco a poco agotarse ciertos alimentos, y tener que decir "No queda" o "No hay" repetidamente. Al menos la mañana se pasó bastante rápido, casi sin darme ni cuenta. En un momento de tranquilidad la reunión reveló lo que ya me temía.

Fruncí el ceño preocupado, ya tenía muchos quebraderos de cabeza y se sumó otro más, y no poco. - Tranquilo Joe, era de esperar. No te preocupes. - Le dije de forma comprensiva. - Creo que es mejor tomarlo con tranquilidad. - Imaginé que me dieta sería a base de conservas. Eso sin contar de la cantidad de tiempo libre que tendría dejando de lado en qué invertirlo. 

Lo que más intranquilo me dejó, fue lo que podría pasar si se alargase demasiado la situación. Quizás debería investigar un poco por ahí para ver hasta cuando podía durar aquello. Total, no tenía más que hacer.

A Joe lo tranquilizó un poco el hecho de que el equipo lo aceptara relativamente bien, pero no por ello dejaba de ser una situación desagradable y Joe era un tío trabajador.

Tras la improvisada reunión volvisteis al trabajo y ahora ocurrió el efecto contrario, el local se fue quedando vacío. Hasta el punto de que te quedate con la espumadera en la mano y sin nada que hacer.

Rose se asomó por la ventanita y apoyó ambos brazos en ella con cara de fastidio – Parece ser que en unos minutos van a hacer una reunión en el ayuntamiento, para hablar de la situación y tal... - Bufó y torció una amarga sonrisa en su rostro - ¿Qué tal “Adriencito”?

Una vez terminada la reunión retomé mis tareas, aunque sin darme cuenta fueron cada vez a menos hasta llegar el punto de prácticamente no hacer nada, salvo perder el tiempo. Me quedé ensimismado mirando la espumadera pensando en mis cosas, además de todo lo que tenía ya, quedarme sin trabajo temporalmente no me ayudaría en nada a distraer mi cabeza.

La voz agradable y alegre de la camarera hizo que regresara a la cruda realidad. - ¿Eh? ¿Una reunión? Quizás pase por ahí a ver si me entero de algo. - Le dije mientras la miré directamente a los ojos y mi interior envidiando el optimismo de Rose.

“Ojalá tuviese algo de eso” Pensé. Y quizás por esa razón me gustaba esa chica. Bueno, Brandon también, más aventurero y alegre. No sé en qué momento me convertí en alguien tan hosco, pasando olímpicamente del mundo salvo para lo justo. Por suerte pasé de algunos líos, las cambiaban, sin embargo no siempre a lo mejor.

Te contestaría lo de siempre, pero como ves, no es así. - Contesté en un leve intento de broma. - ¿Qué tienes pensado hacer en estas pequeñas vacaciones? - Ahora me tocó a mí preguntar. - Yo quizás me busque algún hobbie o algo. - Pese a que lo dijese medio en broma, No fue tan mala idea. Dejaría de taladrarme. Preocuparse por cosas que no tenían solución sentido no tenía, así que mejor dejarse llevar un poco por las circunstancias.

- Si – Trató de reprimir en bostezo, que debía de ser más por cansancio y hambre que de otra cosa – una especie de... yo que sé – Se rió – Una reunión en la que supongo que hablarán que la... tarrina gigante – Desde luego que Rose no tenía desperdicio.

- Jooo – Te dijo cuando dijiste “lo de siempre, pero no es así”. Y luego suspiró – Esperar a que venga un príncipe azul y me saque de aquí en una alfombra mágica – Se rió con respecto a lo de las vacaciones. En ese momento te diste cuenta porqué Rose lo hacía bien como camarera, solía transmitir buenas sensaciones a los demás – ¿Oye y si... Nos convertimos en investigadores de la cúpula? ¿Realmente alguien está haciendo algo? ¿Y si a solución está aquí dentro y no allá fuera?

Esbocé una sonrisa ante los comentarios surrealistas de la pelirroja, al menos conseguió mejorar mi ánimo, que ya era un avance. - Mmm, lo había pensado, no paro de darle vueltas al tema, y de todas formas, yo al menos no tengo nada que hacer. - Dije lo que pensé, aunque obviamente omití la parte menos agradable de lo que pasó por mi mente. - Además, no podemos seguir así.

Hice una pausa para bostezar, el aburrimiento es lo que tenía. - Lo dicho, me pasaré por ahí, quizás alguien sepa algo, o tiene una ligera idea. - Dejé la espumadera en su sitio viendo que su utilidad fue nula en aquel momento. - Es un buen punto de inicio.

Dudé un poco en si continuar más, me gustaría mantener al margen a Rose, la camarera más alegre y divertida del pueblo, dell local de Joe fijo, después de todo era la única chica. - ¿Cuándo es esa reunión? ¿En las mesas han comentado algo sobre el asunto? - Le pregunté a ella, si los clientes hablaron seguro que ella lo escuchó. Y en un pueblo pequeño, los rumores corrían como un incendio con el viento favorable. Más si "el incendio" fue lo que mis ojos vieron.

Rose se rascó la nariz con los nudillos mientras te escuchaba. Y luego re respondió a tu primera pregunta concreta.

- Es a las doce, en el ayuntamiento y por lo que veo de la “escampada” de clientes, promete estar a tope de gente – Suspiró – Alguna conversación suelta oí, la gente parece tener ganas de respuestas, me pregunto si habrá respuestas para esas preguntas – Dijo pensativa.

A las doce supuestamente aún tenías que estar trabajando, aunque tal vez podías pedirle a Joe que os dejaran marchar en vista de que la clientela ya había desaparecido.

Ajena a tus pensamientos sobre mantenerla al margen añade – Bueno, si decides mirar algo, si quieres me lo dices, tampoco tengo gran cosa que hacer.

Escuché a Rose, y como supuse, tendría que hablar con Joe si quería llegar a tiempo, automáticamente miré el reloj para ver de cuanto tiempo disponía. No creí que tuviese algún problema, después de todo no había casi nadie, y prácticamente estaba sin hacer nada.

Gracias Rose, hablaré con el jefe para salir antes, espero que me de permiso para ir. Yo también quiero enterarme de algo. - Comenté con tono de interés sobre el tema. Después mis labios formaron una pequeña mueca, revelando un poco de diversión sobre otro tema. - ¿Me estás pidiendo una cita? - Bromeé un poco.

Últimamente había estado sometido a estrés emocional, y obviamente necesitaba me imperaba relajarme de alguna forma. Digamos que ya no podía ser el chico taciturno, y hosco de siempre. Además, con la pelirroja, me era más sencillo tener mejor humor. Su optimismo era contagioso.

¿Quieres que le pregunte a Joe si los dos nos podemos ir antes de tiempo? Si te apetece...claro. - Lo dejé caer, especialmente por lo de ayer, hoy sería diferente. Es más, prefería tener la cerca para asegurarme de su bienestar, y también...disfrutaba su compañía.

Creí que el momento de dejar pasar las cosas había terminado. Ya me tocaba ser más activo, se trataba de mi vida después de todo. Algunas cosas no podía controlar, otras en cambio sí.

Rose te miró frunciendo el ceño por tu primera pregunta - ¡Tonto! - Se acercó más por la ventanita y como no llegaba para darte una colleja, te dio una palmadita en el hombro. Todo con evidente buen humor y bueno, la notaste también un poco vergonzosa con el comentario.

- Vale, coméntaselo a Joe si quieres, yo voy a acabar de recoger las mesas que quedan – Dicho esto se dio media vuelta y se puso a ello, al menos quería dejar las mesas limpias antes de que os fuerais. Y no es que pareciese que le viniera mal desaparecer de tu vista en ese momento de “apuro”

La vi alejarse de mí después de aquel momento tan vergonzoso para ella como divertido para mí mordiéndome un dedo evitando que se diera cuenta de mi risa. Me supo un poco mal haberle hecho pasar ese momento, sin embargo, una parte de mí se alegro. Por lo menos supe que yo sí le gustaba, lo cuál era un avance.

No fui sutil, pero es que yo no sabía como serlo. Preferí no andarme con rodeos. Después me fui a acercar a Joe en la suma tranquilidad del bar para comentarle lo de irnos antes. - Joe, el loca está prácticamente vacío, ¿te importa si Rose y yo nos vamos antes de hora? Nos gustaría ir a la reunión de las 12 en el ayuntamiento a ver si nos enteramos de algo. Si lo necesitas te dejo la cocina limpia antes de irme. - Quizás si me ofreciese recoger lo tendría más fácil, si no, me tocaría estar esperando sin hacer nada y luego preguntar que se dijo, o a qué conclusión. Lo segundo era lo peor que podía pasar. Y a fin de cuentas, había sido despedido temporalmente.

Sin mucho más que hacer, lo de investigar todo aquel asunto extraño de la tarrina gigante según Rose, sonó hasta interesante. Tenía mis dudas de si sería o no seguro meter las narices, pero no me importaba demasiado. Era mejor eso que no hacer nada y esperar que se solucione solo o incluso que nunca lo haga por su cuenta. Con este tipo de situación, podía pasar cualquier cosa.

La cosa no cambió en los siguientes minutos, el local acabó vacío del todo. Joe asintió con la cabeza, abrió la caja registradora y te pagó – Cómo no se para cuanto tiempo va esto prefiero pagarte y así estamos en paz – Te entregó el dinero de tu sueldo y un poco de más.

- ¿Quieres llevarte algo de comida? Hoy apagaré las neveras y lo que se pueda estropear lo voy a regalar. Había pensado en daros una parte a cada uno – Te ofreció esa posibilidad. Aunque en casa no tenías luz, al menos hoy mañana podrías darte un buen banquete.