Partida Rol por web

Por su reacción le pillo tan de sorpresa como cuando yo encontré su cadáver.

-No no a saltado. El muy idiota eligió una de las peores formas de suicidarse. Se ahorco. Negué con la cabeza. Lo mejor eran las pastillas y la bebida no dolía y si lo hacías bien la muerte era bastante dulce. ¿Por que dices lo de la biblioteca? La policía a dicho que hay una oleada de suicidas.

Cuando dijo que olía a mierda asentí. Si he podido fichar. Me han dicho que si necesitan algo me lo harían saber. Por cierto la agente Rachel quiere hablar contigo. Mañana por la mañana pásate por la mañana

- ¿Se ahorcó? - Pregunté, escéptico, con una mueca sarcástica en el rostro. Me acerqué a Robin y hablé más bajo. - ¡Ya! Quizá soy excesivamente paranoico, pero no he llegado hasta aquí fiándome de las apariencias. Freeman no era la alegría de la huerta pero es de ese tipo de gente que tampoco se preocupa demasiado por estar aislado del mundo, así que no creo que le diera por suicidarse sólo por la maldita cúpula esta que nos está jodiendo la vida. Te diré lo que creo, sólo es una corazonada, pero al abogado o lo han "suicidado" o lo han presionado hasta el borde del suicidio, que para el caso, es lo mismo. 

Le quité importancia a lo de la biblioteca con un gesto de la mano. - No me hagas caso. A veces se me cruzan los cables. ¿Eso te ha dicho la policía? - Le dije, respecto a lo de la oleada de suicidios. - Claro. - Asentí. - Caso cerrado.

Señalé hacia mi apartamento, obviando lo de la agente de policía Rachel pero tomando buena nota de ello. - ¿Comemos algo?

Así que Rachel quería hablar conmigo. Seguramente, mal que me pesase, no sería para entregarme su cuerpo apasionadamente. - Puede que alguien le haya ido con el cuento de nuestras correrías por el hospital. Muy probablemente, a cerca de mi "acoso" al "buen doctor". - Pensé.

- Me gustaría que tuviera algo que decirme a cerca de Jimmy, - pero no puse demasiadas esperanzas en ello. - Quizá, tras la entrevista que he acordado esta tarde con la viuda de Cortez, sea yo quien tenga algo que decirle a ella. Aunque quien sabe si debo fiarme de Rachel.

 La curiosa pareja se fue poniendo al día mientras charlaban sobre diversos asuntos. Hechos, especulaciones y de todo un poco. Alguna cosa que otra más turbia y extraña. De lo que no cabía duda era de que el abogado había sido un personaje peculiar.

La nevera de jack no tenía electricidad y hubo que tirar alguna cosa. No tenía mucho, pero en el piso de un soltero no puede faltar la comida preparada o medio procesada. Así que cogiendo casi que lo último que este tenía por casa se pudo preparar algo decente para comer. Eso si, el detective tendría que proveerse de comida o se le iban a complicar las cosas.

- Esto se acaba. - Dije mirando la nevera casi desierta. Ladeé la cabeza. - Las cosas se van a complicar ahí fuera. - Pensaba en voz alta. Si la gente comenzaba a llegar al umbral de inexistencias que yo mismo había alcanzado, perdería los nervios y la policía no será suficiente para contener los disturbios.

Volví hacia la mesa, donde Robin apuraba su parte de lo que habíamos podido juntar para comer. Yo di un nuevo trago a la cerveza de la lata, evidentemente caliente.

- No hace mucho un viejo amigo saltó desde la azotea de la biblioteca. Era un buen muchacho. Un buen policía. De los pocos que quedaban como él en el cuerpo. A Jimmy lo conocía bien y estoy completamente seguro que lo empujaron. Por eso me muestro susceptible a desconfiar de suicidios oportunos. No tenía idea de que tu abogado fuera de esa calaña. - Se me endureció el rostro. - Lástima que haya muerto, me hubiera gustado tener unas palabras con él. - Instintivamente, me palpé la sobaquera, donde descansaba mi arma.

- Por cierto, ¿tienes algún arma? Creo que no estaría mal que llevaras una. ¿Sabes disparar? La gente se va a volver loca, como no retiren esa mierda sobre nuestras cabezas. Es mejor estar prevenido.

Asentí cuando dijo que se acababa.

- Tenemos que hacer inventario en mi casa. A la fuerza tiene que haber latas de comida o cosas parecidas. A mal de los casos siempre podemos salir a cazar al bosque .

Escuche su historia sobre su amigo saltando de una biblioteca.

¿Por eso estas aquí? Era una corazonada. Pero Jack  pegaba tanto como yo en este pueblo. Por eso pensé que debía de ser ese motivo. Sonreí cuando dijo de haber hablado con Barton. Gracias. Pero tranquilo se cuidarme.

-Supongo que mi padre debería de seguir teniendo su rifle de caza. Y si se disparar. Me enseño el cuando era pequeña. Y luego en África es casi obligatorio saber disparar. Aunque supongo que el rifle de mi padre no es muy discreto para poder llevarlo. Pero si creo que esto se va a complicar mucho. El problema es que estoy fichada y acusada de asesinato. No se si la policía lo veria bien. Aunque si no se enteran… comente divertida

Coméis conversando de forma amena. Sobre provisiones, lo que impulsa a cada uno y alguna cosilla más. Termináis de comer y son algo así como las tres de la tarde.

Jack tiene algunos asuntillos que hacer dentro de unos minutos, pero Robin no tiene previsión de nada. Es decisión vuestra que hacer y/o en que emplear el tiempo. También podéis decidir en que asuntos ir juntos o separaros. Cosas que a priori pueden parecer triviales, pero que quizá en algún momento tengan importancia. Para bien o para mal.

Asentí sobre lo de usar su casa de base de operaciones. Tener el bosque cerca, podría ser una fuente de alimento, si la cosa se alargaba, eso sin contar que a buen seguro su despensa estaba mejor aprovisionada que la mía, pues eso no era nada difícil. Allí podríamos cocinar, aunque sea en el hogar.

Luego, negué ante su pregunta.

- No. Ya había vuelto a esta ratonera meses antes de lo de Jimmy. - Hice un gesto de quitarle importancia. - En la vida de un detective privado lo más importante es conocer el ambiente y a la gente. El lugar obvio por donde comenzar era aquí.

Cuando acabamos de comer, hablamos sobre las armas.

- Ven, te enseñaré algo. - Fui hacia la habitación. De debajo de la cama saqué una baúl que rezumaba aspecto militar, con colores que alternaban el negro y el gris. Al abrir, mostré el contenido a Robin. - Es un souvenir que me agencié en mi época de poli. - Dentro había un chaleco antibalas, un par de pistolas de cañón corto, una recortada y munición variada y abundante. Cogí una de las pistolas, desmonté el cargador y comprobé la recámara, en un gesto mil veces repetido y lo volví a montar todo. Le puse el seguro y se la alargué a Robin, junto con una caja de munición. - Está cargada y se puede ocultar mejor que un rifle de caza. - Sonreí.

Mientras ella se hacía a la nueva arma, cerré el baúl y lo agarré por el asa superior. Si había que mudarse, lo mejor era llevarse cosas importantes. Así que decidí que, de momento, lo metería en mi maletero, junto a una bolsa de deporte con algunas mudas y ropa de recambio.

- He quedado en unos minutos. Si no tienes nada que hacer, puedes acompañarme.

Entonces estaba aquí por otro motivo. ¿Pero cual era? Aunque la verdad es que fuera por una cosa o por otra su estancia aquí me había venido muy bien.

Me levante de la mesa y le acompañe a su cuarto. Un lugar de la casa que no conocía .

-Creo que ya me los has enseñado . Comente divertida. haciendo una broma.

Entonces de debajo de la cama saco una caja de metal de estilo militar. La abrió y tenia varias armas. Cogió una de las pistolas la comprobó y me la dio cargada. Nada mas dármela comprobé que el seguro estuviera puesto. Algo que mi padre al menos había enseñado bien. A no coger ningún arma que no tuviera puesto el seguro.

-Gracias. De verdad. Y si es mucho mas manejable que un rifle de caza. Escuche que había quedado. Sonreí. Tenia un vuelvo para África. Pero venga va te acompaño.

Y me guarde el arma pillándola entre mi pantalón y mi cadera.

Jack le enseña a Robin su “Baúl de emergencias” en el que tiene todo un pequeño arsenal y le entrega una de las pistolas pequeñas. También comentan de pasar en algún momento por casa de la chica y quizá mudarse allí.

Robin también acepta acompañar al detective. Así que recogen las cosas y se disponen a salir. Queda saber que harán con los vehículos y como se van a desplazar. Así como si Jack quiere afrontar el encuentro de algún modo especial o lo más casual posible.

Le expliqué por encima "el plan" a Robin.

- Debo reunirme en el parque Lincoln con la viuda de un tipo que asesinaron. - Le espeté como si fuera lo más normal del mundo. - Ella estará susceptible, tiene miedo, así que preferiría que no se diese cuenta que voy acompañado por nadie, pero sería muy útil que pudieras permanecer en la distancia y observar sin ser vista. Así, si ves algo raro, como alguien más que estuviera excesivamente pendiente de mí y de la señora en cuestión, puedas decírmelo después.

- ¿Qué te parece si vamos cada cual en su coche? Tú aparcas por allí y observas, yo también aparcaré, pero bajaré a reunirme con ella. - Me encogí de hombros. - Si no pasa nada raro, cuando yo me vaya de allí, puedes seguirme y así comentamos la jugada en cualquier otro lugar.

Abrí un poco los ojos cuando dijo lo de reunirse con una viuda. La verdad es que me sorprendió un poco. Recordaba este pueblo mucho mas tranquilo.

-Entiendo. Bueno jugar a los espías me resulta mas entretenido que estar aquí sin hacer nada. comente divertida. Pero esta bien observare sin que me vean y te cubriré.

Escuche su plan. La verdad es que sonaba bastante bien.

- Perfecto. Te veo después. ¿Salimos ya?

Sonreí. - ¿Espías? - Dejé ir una leve carcajada, divertido. - Sí, supongo que sí. - Me acerqué a Robin, la tomé por la cintura y le planté un beso en los labios, saboreando con calma el placer del momento, estrechándola contra mí, como intentando dejar impreso en nuestros cuerpos el calor del otro. Nos separamos poco a poco, la miré a los ojos, le acaricié el rostro y resolvimos ponernos en marcha.

- ¡OK, vámonos!

Agarré el "baúl de los juguetes" y la bolsa con la ropa. Cerré las llaves de paso del gas, el agua y la luz, por lo que pudiera pasar. Me aseguré que todas las puertas y ventanas estuvieran cerradas y nos dispusimos a salir del piso dejando atrás la puerta de seguridad con todas las llaves echadas. 

Soltar un salivazo no era lo más fino del mundo, o lo que un tipo corpulento podía esperar de una muchachita linda. Pero quizá por eso lo pilló por sorpresa.

Tan sólo escuchaste un – ¡Mierda, se me ha escapado! - Pero ya no te percataste de más pues corriste en dirección a Jack. No sabías si te perseguían o no y por ello corriste con todas tus fuerzas.

Hasta que escuchaste chirriar ruedas a tu espalda, debía de ser el vehículo de aquel tipo que ponía los pies en polvorosa. Ya casi llegaste al banco en el que estaba Jack y aquella mujer. Ambos te miraron sorprendidos.

La mujer negó con la cabeza – No, no sé que transportaba, pero no creo que fuese nada ilegal. No creo que mi marido aceptara llevar algo que no lo fuese... No lo entiendo... - Algo se escapaba, el misterio no estaba desentrañado del todo. Aunque tenías nuevas pistas.

En ese momento oíste unas ruedas chirriar. Una furgoneta blanca salió disparada de la plaza desapareciendo entre los edificios. Mucho más cercana Robin se acercaba corriendo en tu dirección, con los ojos abiertos como platos, claramente asustada. Estaba ya a unos diez metros. La señora Cortez se sobresaltó.