Partida Rol por web

La ocupación principal y la idónea ahora, me parecía. Por eso, cuando mi hijo se marchó, yo acabé de recoger todo, cogí mi escopeta y me fui al cobertizo a seguir con la tarea de las patatas. Cuando volviera Richard ya desconectaría un rato, mientras tocaba trabajar. Quería estar preparada antes de que terminara de cundir el pánico. Mi escopeta siempre, siempre, al lado. Como mi maldita sombra en estos momentos.

Tenías claro que no te ibas a separar de la escopeta. Y es que en tiempos revueltos mejor ser precavida y eso lo sabía bien una “sureña” como tú.

Planificaste mentalmente lo que ibas a hacer en las siguientes horas y eso suponía ocuparte de las patatas. Trabajo pesado para la espalda, pero a cosas de este tipo estabas acostumbrada.

Pasó una hora e trabajo cuando te pareció escuchar algo afuera ¿El aldabón de la puerta de la casa? ¿O habían sido imaginaciones?

Aunque estaba concentrada en el trabajo, me puse en tensión al escuchar lo de la puerta. ¿Richard tan pronto? ¿O es que había perdido la noción del tiempo? Como sea, me asomé a través del cobertizo. Mi escopeta como mi sombra, solo faltaba que fueran problemas. No por Dios.

Habías calculado perfectamente y si parecía un poco pronto para que fuese Richard. Junto con tu escopeta te asomaste a mirar.

Delante de tu casa, a unos treinta metros de donde estabas había una mujer que llevaba a un niño de unos ocho años de la mano. Llamaron de nuevo con el aldabón sin saber que no había nadie. Echaron unos pasos atrás y le dijo algo al niño que desde aquí no escuchaste.

Bajo el arma al ver que se trata de una mujer y un niño. Estoy tentada a dejarlos pensar que no estoy, pero me recuerdo que en un tiempo yo estuve casi en a misma posición. Sola, con un niño pequeño. Estábamos en una situación hostil donde las haya...Todo eso me hace aparcar un poco el ama y pronunciarme.

- ¿Si? ¿Os puedo ayudar en algo? - digo desde donde estoy, pero guardando la distancia de momento. Que se pronunciara la mujer.

La mujer dio media vuelta, un poco sorprendida ya que no esperaba oír una voz en dirección contraria.

Vio que llevabas un arma, y aunque no la esgrimías de forma amenazante, acercó al niño más a ella, junto a su pierna.

- Disculpe, no pretendíamos molestarla. Estábamos con lo de las visitas y con este calor, mi hijo… ¿Tendría la amabilidad de darnos un poco de agua? – Te preguntó desde la distancia.

Miro al niño y no puedo evitar sentir cierta pena. Tampoco soy un ogro. Es por eso que no pongo problema. Eso si, vuelvo a cerrar bajo candado el covertizo y me acerco.

-No es problema...- voy a ver si tengo por alli un par de botellas de agua para llenarles, o ya llenas. Es lo minimo que me gustaria que hubieran hecho por mi en el pasado.

 Te aseguraste de dejar el cobertizo cerrado y te acercaste a ello – Gracias - susurró la mujer cuando pasaste a su lado.

Como no sabían si ibas finalmente a darle de beber en un baso pasaron contigo hasta la cocina. Allí no tuviste problemas en encontrar una botella grande y comenzar a llenarla.

Ya terminabas de llenarla cuando escuchaste un vehículo que venía por el camino de tierra, y parecía hacerlo a gran velocidad. Algo que pasó desapercibido para la mujer y el niño pero no para ti que estabas acostumbrada a como se escuchaba cuando alguien venía.

- Nada que agradecer - le digo a la mujer. No me importa que pasen a la cocina, pero cuando escucho aquel vehículo que se acerca a tal velocidad, entonces me pongo en tensión - Un momento...

Salgo para fuera, rifle en mano. Ahora si ¿que formas era esas? Me extraña que sea Richard, a menos que sea una urgencia, y en ese caso...Madre mia, esperaba que no.

La mujer siguió relajada y sin saber de que te preocupabas, le dio la botella al niño que comenzó a beber como un poseso, no cabía duda de que el crío tenía mucha sed.

Pero tu fuiste a investigar que estaba ocurriendo, desde luego que no eran normales esas prisas. Llegaste justo hasta la puerta de la entrada cuando algo roto sonó a tus espaldas, en principio pensaste que algo se les había caído a la mujer o al niño, pero no. Su trataba de una de las ventanas del salón. Acto seguido un fogonazo calentó tu espalda y oliste a combustible. Debía de tratarse de algún artefacto incendiario, tal vez un cóctel molotov.

La mujer pegó un grito desde la cocina, a tu espalda y al otro lado del fuego. Y delante de ti, al abrir la puerta y a unos veinte metros, viste a un todo terrero salir derrapando ruedas.

No asocio muy bien, cuando escucho los cristales rotos, de que se trata. Solo me doy cuenta cuando el fogonazo hace acto de presencia y vivo un infierno dentro de casa. Hay shock, por supuesto que hay shock...Pero a modo de acto reflejo, encañono al todo terreno y emito un varios disparos. Disparos a matar, porque estoy cabreada. Porque habían entrado a mi tierra a joderme. Los quería muertos. Quien me jode lo paga, aunque fuera lo último que hiciera en esta jodida vida. Vida de mierda, llena de mas cuestas que senderos de rosas.

El grito de la mujer casi me llega con un eco, y no es hasta después los segundos de frenesí y disparos que reparo en que puede estar atrapados dentro. No se que efecto causó en mi casa, pero estaba ardiendo y con gente dentro. La cocina tiene puerta trasera (como en toda casa americana) que da a la parte de atrás de la finca. Tienen que poder salir por ahí...Voy en su auxilio igualmente.

El tiempo parece adquirir otra dimensión, todo parece ir a cámara lenta y los colores te parecen más vivir. A la vez también todo adquiere una sensación de irrealidad.

Estabas decidida a disparar y así lo haces. Apuntas a aquel vehículo que ya se aleja a toda velocidad y disparas. El primer disparo revienta el cristal trasero, pero el vehículo sigue si marcha, el secundo alcanza una de las ruedas traseras. El neumático estalla haciendo que el todo terreno vire, perdiendo parte de su tracción. El conductor frena en seco, esto hace que se levante de un lado y acabe volcando sobre uno de los laterales, así se desplaza al menos unos diez metros antes de detenerse.

Pero algo sucede antes de que puedas disparar por tercera vez, escuchaste un disparo, y no provenía de la parte delantera, seguido de otro grito de la mujer - ¡¿Pero esto que es?! - Dijo con más terror que otra cosa. El calor del fuego comienza a calentar tu espalda.

¿Disparo? ¿Había más atacantes? Madre de dios....Cojo mi walkie y aprieto el botón.

- ¿Richard? ¿Richard? Me están atacando la granja...Necesito ayuda - digo por el aparato. Luego me dirijo en auxilio de la mujer. Había un niño y ella dentro. Eso para mi era lo prioritario...Eran vidas humanas. Voy si puedo claro. Sino la vía de acceso hasta ellos esta bloqueada por el fuego, lo que hago es buscar una maldita fuente de agua para apagar el fuego. O algo...Estoy desesperada y jodidamente sola en estos momentos.

- ¿Que pasa? ¿Podéis salir? - a la mujer, mientras voy procediendo.

 El walkie crepitó en respuesta ¿Fallaría ahora cuando más necesario era? Finalmente si se oyó la voz de Richard - ¿Edith? ¿Atacando? - Pero el tono de tu voz fue suficientemente convincente como para entretenerse a esperar respuestas – De acuerdo, mantente a salvo, voy para allá – Cortó la comunicación.

Sorteaste el fuego, pero dentro de un minuto ya no podrías si el incendio seguía su curso natural.

Encontraste a la mujer en la cocina - ¡Nos han disparado! ¡Al intentar salir! - Dijo con los ojos desencajados.

Su hijo se había puesto a llorar pero su madre ya comencé a ejercer como tal, primero tratando de protegerlo – ¡Tom, quédate debajo del fregadero, quedate ahí y por favor, no te muevas...!

Se echó el pelo para atrás y fijó de nuevo su mirada en ti y en el fuego - ¿Tienes cubos para llenar de agua? Un par de mantas gruesas también nos vendrán bien y será más rápido que esperar a que se llenen.

Pero parecía que no eran suficientes desgracias... Una tremenda explosión retumbó. Fue tan fuerte que el suelo tembló bajo tus pies y reventaron los cristales de las ventanas que quedaban intactas. Los oídos te dolieron como si te hubiese pinchado un aguijón ¿Pero que demonios habían lanzado?

Pero no se trataba de quien estuviese fuera. Por una de las ventanas y a un par kilómetros en dirección sureste viste como se comenzaba a levantar una enorme columna de fuego y humo. De tal magnitud que te recordó a los hongos de las bombas nucleares, pero no fue algo tan potente o eso parecía.

Te das cuenta de algo que te gotea en el hombro, uno de los cristales te ha hecho un pequeño corte en la oreja, por suerte no es grave, si te llega a ir al ojo...

Había que reaccionar rápido. Basta de shock y basta de todo. Saqué rápido varios cubos del fregadero y le indique que los llenara (aunque si puedo salir por una manguera o algo al porche, mejor). A la malas, algún mantel de la cocina podría servir, no se si podré subir a por mantas. En ello me hallaba cuando escucho aquella explosión. Me llevo una mano a los oídos, y lo del hombro me es casi imperceptible. Lo es hasta que lo veo, pero el dolor todavía no había hecho acto de presencia. ¿Pero qué cojones....?

Con el problema que tengo el casa, lo de la explosión a fondo me suena bastante lejano y secundario en este momento. O me quedaba sin casa, o moríamos allí dentro achicharrados como no hiciera algo rápido. Así que apagar el fuego, ya me sacaría el cristal. Sigo a lo de agua y a las mantas. Actúo pero no pienso, la adrenalina....

 Trataste de reaccionar con rapidez, comprendiste que tu vida dependía de ello, ya habría tiempo para compadecerse más adelante. Y en este momento la principal preocupación era el fuego.

Nada más sacaste los cubos la mujer los comenzó a llenar de agua, el trabajo en equipo podía marcar la diferencia. El niño aún sollozaba pero al menos se mantenía quieto, quizá aterrorizado.

En segundo te giraste para analizar la situación en el salón. La cortina que cubría la ventana por la que había entrado el artefacto, estaba en llamas. La mensa estaba en llamas, la alfombra estaba media en llamas, en pocos segundos estaría toda en llamas y no se podría cruzar entre la cocina y la puerta principal, dividiría así la casa en dos partes y eso no era bueno. El humo comenzaba a acumularse en el techo, aún no era preocupante, por el momento.

Cruzaste de nuevo para ver lo de la manguera, pero aun no habías salido cuando un disparo atravesó el cristal haciéndolo añicos. Ahora la situación estaba más clara, estaban cubriendo al menos ambas puertas. Sin posibilidad de acceder a las mangueras quedaba las mantas del piso de arriba o manteles aquí abajo, la decisión era tuya, así como cualquier otra cosa que se te ocurriese. Pero en un incendio cada segundo cuenta.  

Me agaché frente al disparo, maldita sea...Podía intentar dar con el tirador, y disparar yo. Pero sí, cada segundo cuenta. Es por eso que opto por sacar los manteles de la cocina e intentar apagar fuego, mientras la mujer llena cubos. Subir arriba implica buscar las mantas y volver a bajar. Y eso es tiempo en el que me puedo encontrar ya el incendio demasiado extendido.

Querían matarme...Es lo que querían. O bien impedir que tomara parte en algo que quisieran hacer, como robarme la comida, los animales...No se me ocurría otra razón. No había nada a nadie tan gordo como para que me quieran matar.

La mujer consigue llenar el primero de los cubos. Mientras lo retira de debajo del grifo, coloca otro vacío en su lugar que ya comienza a llenarse.

Se acerca corriendo al salón mientras tu sacas lo que encuentras a mano de mantelería. La mujer echa el cubo por encima de la mesa, con cuidado, para tener más precisión, apuntando a la base de las llamas. Las llamas de la mesa se apagan, aunque esta sigue humeante.

- ¡Quite o vuelque la mesa a un lado! ¡Si enrollamos la alfombra...! - Te diste cuenta de que era una gran idea, quitando la mesa se podría enrollar la alfombra, y así se apagaría gran parte del fuego por sofocación, al quedarse sin oxígeno.