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La Edad de los Héroes

- Cenizas en el viento -

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06/08/2014, 13:54
Narrador

Cobijada bajo la frondosa copa carmesí del grueso Arciano la muchacha suspiraba con pesar dejando escapar el aire entre sus perfectos labios rosados; sus ojos claros y azules como un cielo límpido de nubes tan brillantes e inquietos a menudo, ahora estaban velados por el manto de la nostalgia, miraba a su alrededor, ¡sí!, mas nada veía.

Ni siquiera las tupidas pestañas arqueadas, los cabellos dorados como un río de oro o su figura dotada de curvas peligrosas y deseables destacaban hoy en su persona.

Rebeca, sufría en silencio.

Hoy hacían diecisiete semanas desde que habían regresado junto a varios miembros de su familia de la tierra de los Gardener en un viaje diplomáticos orquestado por su padre.

Diecisiete semanas desde que sus labios habían ardido bajo la caricia de otros labios.

Diecisiete semanas, desde que había dejado de ser una niña ignorante de los placeres de la carne.

Diecisiete, desde que había descubierto a que sabia el pletórico instante en que se tocaba el cielo con las manos, lo que se sentía unir dos cuerpos y dos almas en una, diecisiete semanas habían pasado, desde que dejo atrás a su único amor hasta el momento en que sintió las “cosquillas” en el vientre por primera vez.

Hoy, todos sus temores se confirmaban.

Ahora, la cruel certeza la asaltaba por completo, su cuerpo se lo había anunciad durante todo este tiempo mas no había querido prestar atención a los avisos.

El viento cómplice quiso entonces soplar con más fuerza entre las hojas y meciendo las ramas así como el cabello y las ropas de Rebeca.

Fue por este hecho que las primeras perlas nacidas fruto del dolor que habían brotado de los ojos de la muchacha se las llevo el viento, así como se llevaba también la cruda realidad su infancia y su inocencia.

Rebeca lloraba mientras el viento la acariciaba.

Lloraba por todo lo perdido y encontrado.

Lloraba por ella y por lo que pasaría a partir de este momento.

Y por esa vida,

Que había comenzado a moverse en su vientre con insistencia casi como si supiese del penar de que su madre sentía…

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06/08/2014, 17:11
Narrador

 

…pero no era la única.

Últimamente Ethan solía bajar por las tardes al silencioso bosque desde que su mujer había enfermado.

Ver impotente como aquella a la que amaba se secaba poco a poco como las hojas en invierno, ver la esperanza sin limites –aunque muy probablemente vana -, en los ojos de sus hijos, la distante frialdad de su madre quien nunca hubo estado de acuerdo con aquella elegida como esposa de su hijo y las cada vez mas amplias responsabilidades para con las tierras de la familia se acumulaban capa tras capa, como pesadas lozas de piedra por sobre la espalda del hombre.

No era raro entonces que prefiriese estos momentos a solas consigo mismo que las populosas estancias caldeadas del Tres Picos.

 

Ethan también sufría por supuesto, ¡sufría!, a la manera en la que algunos hombres lo hacen. Tomando distancias de todo y de todos. Creando una coraza a su alrededor.

 

Cual seria entonces su sorpresa al notar la figura de Rebeca bajo el árbol corazón, su hermanita, de espaldas a el, parecía presa del frío que el súbito viento de la tarde traía consigo.

 

Indefensa y frágil.

 

Perdida.

 

Como el lo estaba…

Notas de juego

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07/08/2014, 21:11
Ethan Dracstone

Sus pasos eran lentos, y se fundían fácilmente con los movimientos de la hierba y de las hojas. Era necesario. Tenía la mirada en el sendero, pero la mente detrás de esos ojos azules iba mucho más allá. A lo que había tenido. A lo que estaba perdiendo. A lo que debería asumir.

Casi no vio a Rebeca hasta que estuvo muy cerca del viejo arciano, y la brisa que subía por la colina le llamo la atención hacia un destello dorado que no debía estar allí. Unos cabellos que se agitaban.

Hizo una honda inspiración. No solo por sí mismo, sino también para alertarle a ella de su presencia. No era el único que necesitaba un par de segundos para recomponerse, al parecer.

Aunque en los últimos tiempos muy poco había visto a Marian, ocupado como estaba con sus propias cuitas, podía reconocer cuando ella estaba mal.

-Para enfriar el alma no sirve exponerse al viento…+comento lentamente, como todo saludo. Rodeo el árbol, hasta verla de frente+… pero si funcionara, sería un buen lugar para hacerlo.

La sombra de una sonrisa asomo a sus labios. Su humor estaba tan mermado como el animo, pero por ella lo intentó.

-Y no me digas que solo vienes a disfrutar el paisaje. 

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08/08/2014, 12:32
Marian

Las lágrimas habían corrido por sus suaves mejillas, dejando profundas huellas a su paso. Sus sospechas le habían sido reveladas. En su interior crecía el fruto de su amor, pero... Ella estaba a punto de casarse con alguien al que la ventura les había llevado a verse una única vez. No deseaba esa unión y menos desde que había yacido junto al hombre que de verdad amaba. Madre no me lo perdonará nunca... Las lágrimas volvían a hacer acto de presencia. Se descolgaban de sus pestañas y corrían por su rostro, como si estuvieran en medio de una competición.

Podía sentir la vida que estaba creciendo en su interior. Rebecca llevó una mano al enorme y blanco tronco del arciano y cerró los ojos, mientras elevaba una pequeña oración. En lo más profundo de su ser deseaba tener a esa criatura y sentía que ya la amaba. Con los ojos cerrados y manteniendo la respiración, podía sentir pequeños movimientos en su interior y eso la colmaba de felicidad. Pero era una felicidad amarga, una felicidad llena de lágrimas. 

Terminó la oración y abrió de nuevo los ojos, aquellos ojos azules como el cielo, que él había adorado desde el primer día que se vieron. Con la mirada perdida en el horizonte, no escuchó los pasos de su hermano. 

Al verle delante suyo se mordió el labio y respiró profundamente para detener el temblor que se había apoderado de su cuerpo. Sabía que él estaba sufriendo, su querida esposa, lady Vanessa, estaba teniendo un embarazo complicado. 

- Querido hermano... Desde que regresé, mi alma está fría... - Le dijo y se levantó del suelo. Rebecca todavía era muy jovencita, tenía diecisiete años, aunque según lady Orphel era edad suficiente para cumplir con sus obligaciones. 

Rebecca se acercó a su hermano y le abrazó, apoyando la mejilla en su pecho. - No te preocupes por mi. Tienes a Vanessa, que te necesita... - Se sentía tan sola, ojalá en esos momentos él estuviera a su lado... Le necesitaba como el aire que respiraba. Suspiró y, apartándose un paso, alzó la mirada, entrelazándola con la de Ethan. Quería contarle todo lo que le pasaba, refugiarse en sus brazos como cuando era una niña pequeña y despertaba en medio de una pesadilla. Siempre había corrido a su dormitorio y le había pedido entre lágrimas que luchara contra los monstruos. Al recordar su niñez, cuando su mayor preocupación era que su madre la pillara desatendiendo sus estudios y jugando con los niños del castillo, una trémula sonrisa se dibujó en su rostro mientras una nueva lágrima se deslizaba por su pálida piel...

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20/08/2014, 01:32
Ethan Dracstone

Alzo la diestra, apoyándola en su mejilla. Al hacerlo sus dedos apartaron un tanto el dorado del cabello. Era una mano firme, no tan áspera como las del rudo Bastián ni… quien sabe cómo fueran ahora las de Devon, tanto tiempo alejado. Sus ampollas se notaban junto al índice donde se apoyaba la pluma, y en las puntas gastadas por lidiar con los pergaminos y papeles. Desde siempre el estudio, la administración, habían sido las tareas de Ethan, ayudando a su padre en los menesteres del manejo de la casa, y eso le había marcado.

Pero también tenía otros deberes. Este con el que tropezaba era uno, que en cierta forma le complacía mas, y en otra menos. Por eso, con el pulgar borro la lagrima de Rebecca, en una caricia lenta. Luego sostuvo su mirada. No se aproximó, sino que afirmo sus pies frente a ella imperceptiblemente.

-Lo sé. Debo ser como una roca para ella, y para mis pequeños. +admitió+ Pero eso no significa dejar de lado al resto de mi familia. Todo lo contrario… La piedra que sostiene el castillo afianza a todas por igual. En mi puedes apoyarte y compartir tu carga, Rebecca. También eres una Dracstone, además de ser mi hermanita. +finalizo, usando a propósito el diminutivo cariñoso. Ella seguía siendo una niña para él, en muchos aspectos, aunque pronto debiera convertirse en mujer de otro. En madre y abuela para otros, alguna vez.  Pero aunque tuviera 70 años, seguiría siendo su hermanita+ ¿Qué es lo que enfría tu alma?

Había mencionado el viaje. Trato de hacer memoria, pero con tantas cosas en mente… Además era cuando Vanessa comenzara a mostrar los síntomas del embarazo. Su atención había estado en otra parte.

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21/08/2014, 13:21
Marian

Una sonrisa cálida brotó de los labios de Rebecca cuando Ethan le recordó que era su hermanita. Habían compartido muchos momentos, aunque ella había nacido cuando él ya era un adolescente. Había sido la niña mimada de la familia, menos de su madre, que siempre se había mostrado igual de fría y distante con todos los hermanos. 

Rebecca posó su mano sobre la de Ethan, sin dejar que la retirara de su rostro, y continuó mirándole a los ojos. Tragó saliva y sus mejillas adquirieron el tono rosado de los pétalos de rosa.

No te enfades, por favor...

Sus pupilas se habían contraído y sus pestañas vibraron cuando su voz empezó a salir tímida entre sus labios.

- No puedo casarme con Lord Merry Swann... - Su corazón se disparó e instintivamente, su mano voló hacia su vientre. - Espero... - Tragó saliva, sentía un nudo en la garganta y sus oídos parecían haberse taponado. Ya no oía el trinar de los pájaros ni el aire susurrando entre las hojas del enorme arciano. Tan sólo podía escuchar el retumbar de los latidos de su corazón. - Espero al hijo de otro hombre... - Terminó diciéndole y en ese momento, cuando su secreto había sido profanado y ella había liberado su carga, sintió como la criatura que crecía en su interior se movió. Llevó la otra mano a su vientre, éste todavía no había empezado a abultarse como el de lady Vanessa, pero su cuerpo estaba empezando a experimentar cambios...

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22/08/2014, 04:58
Ethan Dracstone

Hacía tiempo, cuando eran jóvenes, había cometido el error de pedirle a Bastián que entrenaran juntos. El martillazo que le costó 3 costillas y una semana en cama, le convenció de que no había sido una buena idea. Todavía evocaba ese golpe cuando algo lo dejaba sin aliento.

Ahora era un buen momento.

Parpadeo una, dos, tres veces, ajustando su mirada, sin moverse un ápice. El blanco vacío que inundo su mente en un principio, se llenó colores. Unos pocos felices por la nueva, otros furiosos por la profanación, la mayoría desconcertados dada la imposibilidad que eso ocurriera sin consentimiento de ella. Ninguno llego a traslucirse en su faz.

La confusión duro solo unos momentos, y él tenía alguna experiencia ocultando sus verdaderos sentimientos. Igualmente, hablo despacio, temiendo que su lengua lo delatara. Un susurro ronco fue todo cuanto emitió. Una pregunta clave.

-¿De quién?

Ella había mencionado el viaje. Los Gardener. ¿Uno de ellos acaso? Necesitaba digerir esto pronto, acomodar el problema en su cabeza y diseñar una respuesta… Pero mientras aguardaba, sentía que su corazón se acongojaba de dolor al pensar en las implicaciones.

*Rebecca,  ¿qué hiciste?

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22/08/2014, 15:32
Marian

Las dos palabras pronunciadas por Ethan, aquellas dos palabras que tanto temía Rebecca, eran las más esperadas pero para las que menos estaba preparada. 

Apartó la mirada de sus ojos para que no viera el amor y la vergüenza que se entrelazaban en sus iris azules. Le había prometido a él que no hablaría con nadie de lo ocurrido. Había sellado su promesa con besos de amor. Pero ahora, el fruto de su vientre lo estaba complicando todo. No podía hablarle de él. Su familia se horrorizaría al saber que su lecho estaba siendo legalmente ocupado por otra mujer.

Tragó saliva, consciente de que si se inventaba algo Ethan lo notaría. Sentiría el vibrar de su voz y el temor en su mirada huidiza. Nunca había podido mentir a su hermano y aquella no iba a ser la primera vez.

- No puedo hablarte de él... - Le confesó en un susurro contenido. Sentía las lágrimas amenazando de nuevo por rebasar sus pestañas. Llevó una mano a sus ojos y se las secó con el dorso, como cuando era más pequeña. En ese momento se sentía así, aunque ya no era aquella niña traviesa y rebelde a la vez que asustadiza. Ahora se había convertido en una hermosa joven que no soportaba a su madre y todavía mantenía aquella rebeldía en su interior. 

- No importa quién sea - Se había mantenido un instante en silencio, mientras sus ojos volvían a la expresión de su hermano. - Es un amor imposible. Fue una locura, lo sé, pero yo no me esperaba esto... - Se mordió el labio, indecisa. Madre me matará. Esa mujer parecía no haber cometido nunca ningún fallo y era estricta porque esperaba que sus hijos siguieran sus pasos. Rebecca temía el momento en el que ella supiera lo ocurrido.

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24/08/2014, 01:25
Ethan Dracstone

-Nadie lo hacía.

Su respuesta sonó algo cansada, mientras entrecerraba los ojos y peinaba sus cabellos, que ya comenzaban a mostrar chispas plateadas, hacia atrás.  Así que un hombre que no podía hacerse ni cargo de aquella criatura… Excelente. Simplemente maravilloso. Pero eran los años adolescentes de Rebecca todavía, y los corazones alborotados no piensan. Lo hecho no podía deshacerse, solo podían lidiar con las consecuencias.

Volvió a fijar la mirada en ella. Necesitaba alguna información adicional, antes de obrar. Esta imprudencia debía corregirse tan pronto como pudiera. Pero antes…

-¿Quién más sabe de esto? ¿Quién te confirmo el embarazo? +pregunto seriamente.

Si era un secreto, como la actitud de ella indicaba, debía mantenerse a toda costa. De seguro ni Bastián ni sus padres lo sabían o todo el castillo estaría alborotado y prácticamente en pie de guerra, algo que incluso con sus preocupaciones notaria. Pero seguramente había más gente…

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24/08/2014, 14:36
Marian

A través de las lágrimas que inundaban sus pupilas, Rebecca intentaba estudiar las expresiones de su hermano. Sabía que había fallado a la familia y si aquello salía a la luz, deshonraría el apellido. Su madre nunca se lo perdonaría y... ¿Cómo se lo tomarían los Swann? Yo no quiero casarme con ese hombre... Se dijo una vez más, recordando de nuevo el rostro de aquel que era su prometido. Ahora que había conocido el amor, no soportaba la idea que fuera otro el que acariciara su cuerpo.

Una mueca se formó en sus labios. 

- No se lo he contado a nadie. Ni nadie me ha confirmado mi estado. Pero... Puedo sentirle dentro... - Además, era su segunda falta. Aunque eso no se lo dijo ya que le daba corte hablar de esos temas. 

- Algo crece aquí. Y... - Se mordió el labio y volvió a buscar la cristalina mirada de su hermano. - No puedo evitar sentirme feliz. Es fruto del amor y no de un matrimonio impuesto... - Una vez más el dolor y el rencor que sentía por la decisión de su madre, afloró a su voz juvenil.

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31/08/2014, 00:56
Ethan Dracstone

-…

Las palabras de Rebecca eran muy ciertas. No podía haber mayor felicidad que estar unido a alguien que realmente amas y eso Ethan lo tenía muy claro. El había tenido suerte al respecto. Pero nada aseguraba que ella corriera con el mismo destino. No recordaba muy bien a su cuñado, pero no importaba. Si se trataba de felicidad, era un disparo en la oscuridad lo de los casamientos arreglados.

Deberes de la nobleza.

No obstante, era esto lo que se imponía al final. No eran plebeyos o campesinos para andar entorpeciendo esto. Se humedeció los labios, a sabiendas que las próximas palabras no serían para nada del agrado de su hermanita. Apoyo las manos en sus hombros, sujetándola firmemente.

-Sé que lo que diré dolerá. Pero quiero que pienses, en la clase de futuro que te espera, y más aún, al de un niño bastardo como el que cargas, cuando todo esto salga a la luz. Y en lo que significa este error para todos nosotros, como familia. +pronuncio en tono muy bajo, perfectamente consciente de lo que implicaba. Era la única salida. Incluso para el bastardo que se gestaba, su opción más compasiva.+ Pero, si nadie lo sabe, esto puede acabar aquí y ahora.+ trago saliva lentamente+ Creo que deberiamos intentar usar el té de luna.

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31/08/2014, 18:01
Marian

Al escuchar a su hermano, Rebecca sintió como si le pegaran un puñetazo en la boca del estómago. Llevó ambas manos a su barriga, de forma protectora y empezó a negar con la cabeza. 

¿Cómo podía decir aquellas cosas? Él tenía tres hijos y al cuarto en camino y... Estaba diciéndole que matara al suyo. Las lágrimas empezaron a bombardear sus pupilas y sus labios temblaron cuando alzó ligeramente el rostro y se enfrentó a su querido hermano.

- No voy a tomar el té de luna - No voy a matar a mi hijo. - Asumiré las consecuencias y si hace falta... Me casaré con ese hombre... - Sus palabras le dejaron un regusto a hiel en sus labios. En el fondo Rebecca sabía que Ethan pensaba por el bien de la familia y por su propia reputación. Pero no podía permitirlo. Le acababa de confesar que era feliz, que aquello que sentía en su vientre era fruto del amor. Era su pequeño, no podía matarlo... Los dioses nunca lo perdonarían...

Mientras negaba con la cabeza y las lágrimas empezaban a deslizarse por sus suaves mejillas, una idea empezó a tomar forma en su cabeza. Una idea que en un principio el miedo hizo que fuera enterrara en algún rincón de su cerebro. No podía hacerle eso a su familia... Ethan tiene razón, la familia se verá manchada por mi culpa. Pero no es un error... Mi hijo no es un error... Fue en ese momento cuando empezó a plantearse la idea de huir y alejarse de los suyos... 

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15/10/2014, 18:27
Narrador

Asumir las consecuencias y casarse, dijo ella, movida por la combinación de la inocencia, la vergüenza y el firme deseo de conservar a su hijo.

Pero Ethan era mayor en edad y experiencia en ese campo que para un adolescente es más una fantasía: la vida. Era mayor su conocimiento del mundo que apenas se develaba para su hermana.

Sabía más que ello. La virtud de Rebecca había sido tomada, y aunque con algún ardid lograran engañar al novio…

¿Cómo ocultarle las nuevas formas que la maternidad daría en el cuerpo de la supuesta doncella? ¿Cómo ocultaría en el lecho las probables estrías de un embarazo?

¿Cómo atrasarían el compromiso y ocultarían a la novia sin despertar la sospecha?

Solo un hombre desesperado por un heredero o necesitado de un gran favor podría aceptar a una esposa mancillada.

Pero Lord Merry Swann no era un ejemplo de ninguna de las dos. ¿O sí?

¿Qué recurso podría usar?

¿Cuánto podría ocultárselo al observador ojo de su madre?

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15/10/2014, 18:27
Norman Burgundi

El aturdimiento puede provocar un aislamiento mental. Rebeca dejó prácticamente de escuchar  a su alrededor. El impacto que sacó el aire del pecho de Ethan hizo lo mismo con él.

Por ello no se dieron cuenta de la presencia de una tercera persona hasta que este destacó al rodear el arciano, cuando en pocos pasos más observan al castellano y mayordomo de la casa personificándose frente a los hermanos.

Pánico fue la primera reacción de Rebeca. ¿Y si hubiera escuchado?

Pero los ojos del castellano se posaron más fijamente en Ethan. Se le notaba trémulo, con su piel ligeramente pálida.

Este último era muy perspicaz. No fue necesaria una palabra para saber que lo que lo había atraído allí tenía que ver con Vanessa.

Algo había pasado, y no era bueno.

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16/10/2014, 18:45
Marian

Quizás fue en ese mismo momento, mientras se perdía en la profundidad de los ojos azules de su hermano, cuando la idea de huir de su hogar empezó a coger forma en la mente de Rebecca. Y la necesidad de alejarse de todos aquellos a los que amaba, fue haciéndose cada vez más una realidad. 

Sabía que su estado ensuciaría el nombre de su familia. Pero si se iba y nadie sabía que estaba en cinta, podrían inventarse cualquier excusa. 

En las pupilas de Ethan, en la forma en la que apretaba la mandíbula y en como aguantaba unas décimas de segundo el aire, antes de dejarlo ir, se vio reflejada y no le gustó lo que vio. Inconscientemente llevó una mano a su vientre, protegiéndolo de cualquiera que quisiera hacerle daño a la criatura que se estaba formando en su interior. 

El aire jugaba con sus mechones de oro. Le daba desde atrás y hacía que su cabello cubriera parcialmente su rostro. Con una mano se lo apartó y en ese momento vio aparecer a Norman. Sus pupilas se encogieron y su corazón dio un vuelco, convencida de que había escuchado sus últimas palabras. Pero no podía estar más equivocada, cuando el hombre miró a su hermano, Rebecca sintió el temor nacer en sus entrañas. ¡Vanessa! ¿Qué habría ocurrido? Miró a Ethan y alargó una mano, acariciando sus dedos con suavidad, intentando de alguna manera que él supiera que estaba allí para lo que necesitara.

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17/10/2014, 06:09
Ethan Dracstone

La respuesta esperable de una mujer sensible como ella. No podía ser menos. Pero por desgracia, no era algo donde ella tuviera el verdadero derecho a opinar. No cuando las consecuencias podían repercutir en todos ellos.

Mentalmente Ethan intentaba encontrar otras variables pero no había nada, nada compasivo. No podía esperar que los Swan aceptar a una mujer con un bastardo de ninguna forma. Ni siquiera en el mejor humor o por amor, y eso estaba muy lejos de suceder visto los sentimientos de Rebecca.

Alzo la vista a las rojas hojas del arciano. Esto era un perfecto ejemplo de las crueles decisiones que como señor algún día debería tomar. El bien de la casa sobre el de los que amaba. Fue entonces que la aparición de Norman interrumpió su línea de pensamientos. Venía muy pálido… demasiado pálido para un hombre de su temple. Al menos que algo muy malo…

En un primer momento, se mantuvo sereno, pero realmente estaba helado por dentro. Ni siquiera sintió el roce de su hermanita, mientras todo otro pensamiento o preocupación retrocedía a un rincón de su mente. Otra circunstancia, aquella que le trajera en primer lugar a este sitio, pulso fuerte por imponerse al oscuro miedo que lo invadía y se hizo presente, al menos en su lengua.

-… ¿Que ha sucedido?+ pregunto, y si bien fue claro y fuerte dentro del vacío que invadía internamente su ser, para afuera el tono en que cuestionaba al castellano era apenas un susurro, difícil de escuchar entre la brisa que se colaba por la arboleda si no fuera por todos los demas silencios...

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18/10/2014, 07:32
Norman Burgundi

Pese a gozar de un apellido, seguía siendo un castellano, lo cual era menos que un lord menor. Debía un respeto a Ethan y su familia.

Pero esta vez no hubo ni protocolos ni cortesías: estaba turbado.

- Lady… - las palabras salieron tortuosas, lo cual aumentó todavía más la preocupación del joven lord.

El castellano tuvo que hacer un esfuerzo de voluntad para componerse y seguir hablando. Más sereno, pero con la misma gravedad en el semblante. Confirmando a Ethan lo peor aun antes de que escuchara lo que Norman tenía que decir.

Cuando por fin habló, lo que escuchó Ethan detuvo su corazón por un instante. La presión que le impidió respirar no podía compararse a ningún golpe de Bastián.

- Lady Vanessa ha empeorado…

 En una sentencia, sus ojos se centraron en los celestes de Ethan.

…My lord, está teniendo una hemorragia.

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19/10/2014, 02:52
Ethan Dracstone

El aliento abandono lentamente los labios de Ethan. Se quedó unos instantes allí de pie, extático, con la mirada mucho más allá de Norman, del bosque, la colina y los muros. Por esos momentos la oscuridad lo nublo todo, mientras un grito le desgarraba por dentro, pugnando salir de su boca.

No lo hizo. La fuerza de su voluntad era demasiado grande. En cambio, lentamente, comenzó a mover un pie y luego otro, abandonando el claro del arciano para desandar el camino hacia el castillo. Sin despedirse, sin ordenes, sin nada. Ni siquiera veía el camino. Era solo la costumbre la que guiaba sus pasos hacia arriba, como un ebrio que vuelve a casa sin saber cómo ni porque. De la misma forma, ahora él se tambaleaba o tropezaba de vez en cuando, pero avanzaba.

Cada fibra de su ser pugnaba por correr a la desesperada, al mismo tiempo que el corazón le dolía hasta un punto que podría detenerse, y caer muerto allí mismo.  Por eso mismo caminaba despacio, forzando a todo su cuerpo a contener sus fuerzas. Vanessa. Su señora, en muchas más formas de las que el simple título evocara. Su Vanessa lo esperaba. Y no debía presentarse como un sudoroso obrero frente a ella.

Con cada paso, no obstante, la presión que se acumulaba dentro crecía. Le temblaban los blancos puños, su respiración se hacía pesada y se mordió los labios, tan fuerte que la sangre corrió por ellos, cálida, metálica, derramándose dentro de su boca. Era un sabor familiar y ciertamente no desagradable. La sangre era vida, bajo cualquier forma que quisiera verse. La misma que ella ahora perdía.

Y mientras recordaba esto, con la implícita relación hacia aquello que encontraría al volver a sus aposentos, los ojos de Ethan se llenaron de lágrimas. 

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27/10/2014, 19:29
Marian

Rebecca palideció al escuchar las nuevas que traía Norman. No... No puede ser... Sabía lo unido que estaba Ethan a Lady Vanessa. Muchas veces, cuando sentía que su vida no valía nada, que era tan sólo una moneda de cambio con la que su madre se entretenía, ofreciéndola a cambio de un nombre, una alianza, o lo que a ella más se le antojara. Cuando sentía que nunca podría amar a otra persona, se detenía y miraba a su hermano. Él había conocido el amor en manos de la hermosa Vanessa. Hizo lo que madre le pedía y le había ido bien, ¿por qué no podía ir bien con ella? Se preguntaba una y otra vez. Pero en el fondo de su corazón conocía la respuesta. Ella amaba a otro hombre.

Observó como Ethan se alejaba del arciano y se mordió el labio. Debería acompañarle. Se dijo antes de arrancar a correr en pos de su hermano. 

Caminó junto a él, sintiendo la tristeza que emanaba de su ser. No iba a dejarle en ese momento tan duro. Siempre habían permanecido unidos y se habían protegido el uno del otro. Ahora la necesitaba más que nunca. Pero todavía, la idea de huir por el bien de su familia, rondaba su cabeza y cada vez se iba haciendo más fuerte.

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28/10/2014, 23:26
Narrador

Una parte de ella estaba preocupada por el castellano. Cuando habló, en esa fracción de segundo sus ojos habían pasado de la mano de Rebecca al rostro del Lord.

¿Y si no había escuchado, pero ese gesto de Rebecca tocando su vientre le hizo sospechar?

¿O lo que acababa de pasar era tan grave que por primera vez le costaba hablar frente a ambos?

Pero ambos pensaban en sus hijos. Y Vanessa.

Obra de la angustia, el corazón del lord latía más fuerte a cada paso.

Norman les seguía de cerca. Mientras avanzaban, una doncella, apresurada y deseosa de alejarse de allí, en su huida apenas les vio. Una reverencia rápida, sin despegar la vista del suelo, y volvió a apurar el paso.

Pero Ethan, tú sí que la viste. Y ello hizo que todo se detuviera: llevaba en sus brazos un cúmulo de sábanas bañadas en sangre.

Un grito congeló tu respiración. Pero no era tuyo. Tu dolor se había encerrado en tu pecho. El llanto que se abrió paso en un grito pertenecía a otra persona.

¡Quien gritaba era tu mujer!

Ambos atravesaron rápidamente el espacio que les dividía de lo que sucedía en los aposentos.

Apenas entrar, rostros trémulos se giraron hacia el lord y bajaban la mirada con la misma rapidez. Ninguno habló, apenas dirigieron la obligada reverencia a Ethan y a Lady Rebecca. El único sonido audible eran los sollozos que provenían del cuarto de la esposa de Ethan.

Ninguna palabra que hubiera dicho Norman tampoco hubiera podido revelar de forma más cruda la gravedad del estado de Vanessa.

Una de las damas sostenía otra sábana. Más limpia, pero… aun había sangre…

Lo que vio hizo pensar a Rebecca en su propio vientre.

Aquel envoltorio…

Una voz, por fin, reveló lo ocurrido.

- Lo siento mucho, mi señor.

“Lo siento mucho”. En otras palabras, perdió al bebé.