Partida Rol por web

Aníbal no tiene miedo, saca su escudo y vuelve a llamar - ¿Ginebra? ¿Cornelio? - Nadie responde ¿No hay presos ni reos aquí?  -Estarán ahí delante. Venga, no tenemos mucho tiempo.

Con el escudo por delante y apretando los labios Aníbal fué el primero por el pasillo, no tenía miedo y estaba casi seguro de poder enfrentar a cualquier enemigo, aquel era su castillo, y nadie le iba a plantar cara en los pasillos que se conocía como la palma de la mano. Conocía cada resquicio y cada rincón. Iba a ser difícil que alguien se escondiera por allí sin que Aníbal lo preveyera de antemano

Fenrir se había detenido a recoger un escudo del suelo mientras guardaba el hacha de mano en su cinto. Dejó el hacha de batalla junto a un cadáver que tenía una espada larga al cinto en su vaina. Le sacó directamente el cinturón completo y se lo puso. Vaya sorpresa fue cuando vio que además había un puñal en dicho cinto.

Creo que será mejor... no estoy para llevar armas tan pesadas como mi vieja hacha, ya no tengo veinte años... Me has servido bien.

-Vamos...- confirmó Fenrir luego de darle una caricia a Karkaroth por el buen combate que había desarrollado. El lobo estaba dando buena cuenta del cuerpo que había destrozado, pero ante la caricia de su amo detuvo su comilona y lo siguió con la cabeza junto a él...

El viejo sacó la espada larga y la sopesó en las manos. Era mejor...

Iban a morir. ¿Que se esperaban? ¿Que sus familiares estuvieran ahí encerrados nada más entrar? A la chica le daba igual morir, pero prefería haber matado a Azoth antes. Acarició a su mascota cuando avanzaron hacia ella para seguir adelante a modo de recompensa. Había encontrado en ese animal, algo en lo que confiar a ciegas.

Se preguntó como le iría al grandullón y esperaba verlo con vida de nuevo. Pero ahora, ahora debía concentrarse y siguió al líder Flechanegra con su arco cargado y listo.

El pasillo que desciende a las mazmorras subterráneas es bastante estrecho. Anibal encabeza la macha, esta vez seguido de Fenrir y su huargo. La cierra Danae con el gatosombra. Snorri se queda arriba para cubrirlos, en caso de que más salvajes vengan a investigar el motivo de los gritos…

Tras sortear los cuerpos el descenso es fácil. Solo que casi de inmediato divisan las luces de antorchas abajo. Además del sonido de hierros… Los animales gruñen quedamente. Hay más hombres abajo y estos, a diferencia de los anteriores, están esperando. Puede que incluso a los costados de la escalera misma.

En lo que Anibal recuerda, adentro hay una sala semicircular. Las celdas están alineadas hacia el Norte. De ese modo el carcelero, apostado a la derecha de la escalera, podría mirar todas las puertas de un vistazo. El lugar está bajo tierra, sin ventanas ni otras salidas además de esta por la cual bajan. Eso quiere decir que quien este abajo, no tiene donde retirarse. Y seguramente lo saben. 

-Mi señor, ofrézcales la vida si se rinden...- aconsejó Fenrir en voz baja -Tal vez no estén muy deseosos de pelear, y nosotros necesitamos ser veloces... tenemos hasta las celdas para encerrarlos.

Fenrir no deseaba pelear y derramar sangre innecesariamente. Sí, habían saqueado y seguramente ejercido violencia y vaya a saber cuántas cosas más, pero también habían tenido que seguir órdenes. No creía que si se negaban a luchar, podrían haber tenido un destino diferente. Y la misericordia era algo bueno en un gobernante...

Karkaroth se encontraba junto a él, con el pelo del lomo erizado y los dientes prestos para hincarse en la garganta del próximo enemigo que apareciera... pero aguardaba la señal de su amo.

Luchemos sólo si tenemos que hacerlo... no arriesguemos nuestras vidas en vano...

Ahí abajo no tienen salida, es una ratonera.

Hemos acabado con la vigilancia extra y ahí basta de sobras con un carcelero para todas las celdas, no pueden haber más de dos espadas. - Se escuchó el acero - Sin duda están aguardando mi salvaje amigo. Y prefiero entrar y ver como tiran las armas, antes que parlamentar y darles la idea de coger rehenes.

Aníbal bajó entonces a gran velocidad, era la guerra y esta era su batalla. Pasando la puerta le dió un fuerte golpe, abriéndola a izquierda para cubrirse ese flanco con la misma puerta, con el escudo por el frente y cortando desde la derecha a quien fuera a encontrar.

-De acuerdo...- musitó Fenrir agachando la cabeza en señal de respeto, para luego empuñar las armas y lanzarse junto a su nuevo líder. Karkaroth lo acompañaba como una gran sombra que acecha al que intentara herir a su amo y amigo...

Que los Dioses nos amparen y nos den fuerza... rezó para sus adentros, y añoró un buen trago de vino o cerveza para aplacar la ansiedad...

Dánae miró con una ceja levantada a Fenrir al referirse a Aníbal como "mi señor" casi se muere de la risa ahí mismo. Antes muerta que denominar a alguien así. Pero debía concentrarse. Respira hondo y hace una señal a su mascota, para estar en posición ofensiva. Ella no iba tan a lo loco de atacar sin ver primero, así que deja que los machotes hagan el trabajo bruto de lanzarse a por lo que hubiese ahí abajo, pero ella baja en último lugar, por si habían más de los que Aníbal había supuesto y si estaban alejados para poder detenerles con una flecha en caso de hacer movimientos sospechosos.

Anibal interrumpe a la carrera en la sala, seguido por Fenrir y Karkaroth, y con mas cautela, detrás Danae con el gatosombra… Tal como era de suponerse, los estaban esperando.

El hachazo del primer salvaje choca contra el escudo del Flechanegra, pero su compañero tiene algo más de suerte y corta la armadura del mismo sobre el muslo, aunque muy levemente…

Mas allá hay dos más, parapetados en torno a una de las puertas, con las hachas prestas y escudos robados en los brazos. Pero de momento no intervienen… Un grave error quizas, el no apoyarse los 4 a la vez.

El olor a orines y descomposición va perdiendo intensidad en los ya acostumbrados olfatos de los Flechanegra. La calma reina ahora el castillo y Rorgo pretende que continúe así por mucho tiempo.
No quiere perder tiempo por lo que apresura el paso, Tyr y Alesha van a su par y el resto les sigue rápidamente. Se gira para indicar a Asdar que se encargue de la retaguardia pero ya lo está haciendo. Conforme con la formación siguen avanzando mirando a todos lados para evitar ataques sorpresa.

Aníbal se cubre con el escudo y da un tajo a un lado y a otro reprimiendo un grito de enfurecido brío al ver la sangre salpicar a su alrededor. Quería mirar a su alrededor, quería mirar si sus hermanos estaban ahí pero podía suponer un error fatal subestimar a estas gentes, era mejor darles muerte primero esperando que estuvieran bien.

Ahí atrás, parapetados, no habían auténticos salvajes, no tenían el espíritu de guerra de sus compañeros y serían fáciles de amedrentar.

-Mata- dijo con la espada extendida hacia el hombre que había dañado a Aníbal y el lobo, sin mediar duda alguna, se lanzó contra el desdichado salvaje.

Mientras el lobo desgarraba con saña la carne del despavorido salvaje, Fenrir lanzó su estocada al otro que se encontraba junto a él.

Con una estocada certera, penetró cortando piel, carne y órganos... la pelea estaba finiquitada, sólo quedaban los demás.

-¡Suelten sus armas o haré que mi lobo los descuartice!- gritó Fenrir con sangre ajena en el rostro.

...ya ha corrido suficiente sangre...

Dánae no lo duda y mientras los hombres se encargan de los cercanos, ella lanza una flecha a uno de los más alejados. De momento su gatosombra se mantiene a su lado, enseñando los dientes a quien se acerque. Con dejar a uno vivo valía, ¿no?

Anibal solo alcanza a herir a los hombres que guardaban la puerta, pero esto es rápidamente remediado por Karkaroth, quien se abalanza sobre el que lo hiriera y riega su sangre en las piedras. El segundo recibió la estocada de Fenrir, y aunque débil, junto al golpe previo fue suficiente para derribarlo…

Danae, con su habitual eficacia en el arco, se hizo cargo de un tercero, lo cual dejo solo a uno de los hombres en pie.

Pero este hizo caso omiso de las palabras de Fenrir. Su mirada era fría y determinada. Incluso ante la obvia desventaja… no hay miedo. Ninguna emocion. Sin una palabra, ni tan siquiera un gruñido, se abalanzo sobre Anibal y aunque este interpuso el escudo, el impacto resbalo lo suficiente como para abrir un corte en su brazo.

Es sigiloso. O tiene motivos para serlo. Pero no muy atento.

De un modo u otro, resulta una sorpresa cuando al doblar un recodo se encuentran de frente con un solitario salvaje, quien avanza sujetando el hacha a dos manos, por el mismo camino.

La sorpresa es mayúscula cuando, sin emitir el menor ruido, salta sobre Tyr y le clava el hacha en el pecho, antes que este tenga tiempo a reaccionar. El menor de los Flechanegra exhala un gemido. Vaya dia…

Ya lo tenían encima cuando se percataron realmente de su presencia. Rorgo ha visto toda la escena a cámara lenta ante sus ojos después de que no tomara ni unos segundos para el salvaje atacar a su sobrino. Lo mira apesadumbrado, lo han herido demsiado en ese día.

Antes de que el salvaje dé la alarma, Rorgo lo captura y lo silencia pretendiendo darle un ligero golpe en la garganta. Pero para Rorgo, la delicadeza no es algo que entre en su abanico de habilidades, así que el que pretendía ser un ligero golpe, acaba destrozando y haciendo sangrar a borbotones el cuello del salvaje. Sin pretenderlo casi le había arrancado la cabeza. No es lo que quería hacer, pero se siente aliviado y a gusto habiendo matado al que había hecho eso a Tyr.

¿Cómo vas Tyr? - le dice bajando la voz lo máximo posible mientras registra el cuerpo del salvaje atacado.